“(Jesucristo) en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. (Efesios 17).-
La Biblia deshojada
Se cuenta una historia que en una pequeña ciudad alemana, se vendieron toda clase de objetos en subasta y, entre otros, una vieja Biblia de gran tamaño. Nadie quería comprarla. Finalmente llegó casi gratuitamente a las manos de un almacenero. Este no le encontró uso mejor que el de emplear sus grandes hojas como papel de embalaje.
Cierto día, un niño acudió a comprar algo a ese almacén. Su compra fue empaquetada en una hoja de la vieja Biblia. Cuando el niño llegó a su casa, la envoltura del paquete llamó la atención de su padre, quien se puso a leer el texto impreso que contenía el siguiente versículo: “Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (de pecado)”.
Este hombre no tenía la conciencia tranquila y era presa de remordimientos a causa del mal que había cometido en su vida. Y justamente en esa hoja se hablaba de perdón. Como era lo que su alma anhelaba, mandó a su hijo otra vez al almacén para comprar algo más. Entre tanto, varias otras hojas habían sido arrancadas y ahora le tocaba el turno a una de la primera epístola del apóstol Juan. El padre volvió a apoderarse del papel de embalaje, lo desarrugó y en seguida emprendió la lectura. Cuando hubo leído la primera parte de la hoja, se sintió librado de un gran peso, pues allí estaba escrito: “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Y un poco más adelante leyó: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Era precisamente lo que necesitaba para tranquilizar su conciencia, lo que necesita todo pecador y. . . ¡todos lo somos!.-
Si hermano/a amigo/a, es el poder del Evangelio, que mientras muchos lo desprecian otros encuentran lo que realmente necesitan mas allá de toda necesidad temporal, anhelo que ese poder alcance a alguno en este día... Gloria a Dios...!!!
La Biblia deshojada
Se cuenta una historia que en una pequeña ciudad alemana, se vendieron toda clase de objetos en subasta y, entre otros, una vieja Biblia de gran tamaño. Nadie quería comprarla. Finalmente llegó casi gratuitamente a las manos de un almacenero. Este no le encontró uso mejor que el de emplear sus grandes hojas como papel de embalaje.
Cierto día, un niño acudió a comprar algo a ese almacén. Su compra fue empaquetada en una hoja de la vieja Biblia. Cuando el niño llegó a su casa, la envoltura del paquete llamó la atención de su padre, quien se puso a leer el texto impreso que contenía el siguiente versículo: “Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (de pecado)”.
Este hombre no tenía la conciencia tranquila y era presa de remordimientos a causa del mal que había cometido en su vida. Y justamente en esa hoja se hablaba de perdón. Como era lo que su alma anhelaba, mandó a su hijo otra vez al almacén para comprar algo más. Entre tanto, varias otras hojas habían sido arrancadas y ahora le tocaba el turno a una de la primera epístola del apóstol Juan. El padre volvió a apoderarse del papel de embalaje, lo desarrugó y en seguida emprendió la lectura. Cuando hubo leído la primera parte de la hoja, se sintió librado de un gran peso, pues allí estaba escrito: “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Y un poco más adelante leyó: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Era precisamente lo que necesitaba para tranquilizar su conciencia, lo que necesita todo pecador y. . . ¡todos lo somos!.-
Si hermano/a amigo/a, es el poder del Evangelio, que mientras muchos lo desprecian otros encuentran lo que realmente necesitan mas allá de toda necesidad temporal, anhelo que ese poder alcance a alguno en este día... Gloria a Dios...!!!
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Nuevamente Jesús anuncia su
muerte (Mt. 20. 17-19; Lc. 18.
31-34)
Mar.10:32 Iban por el camino
subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían
con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las
cosas que le habían de acontecer:
Mar.10:33 He aquí subimos a
Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a
los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles;
Mar.10:34 y le escarnecerán, le
azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.
Petición de Santiago y de
Juan (Mt. 20. 20-28)
Mar.10:35 Entonces Jacobo y
Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos
hagas lo que pidiéremos.
Mar.10:36 El les dijo: ¿Qué
queréis que os haga?
Mar.10:37 Ellos le dijeron:
Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu
izquierda.
Mar.10:38 Entonces Jesús les
dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser
bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Mar.10:39 Ellos dijeron:
Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el
bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
Mar.10:40 pero el sentaros a mi
derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está
preparado.
Mar.10:41 Cuando lo oyeron los
diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan.
Mar.10:42 Mas Jesús,
llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las
naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas
potestad.
Mar.10:43 Pero no será así
entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será
vuestro servidor,
Mar.10:44 y el que de vosotros
quiera ser el primero, será siervo de todos.
Mar.10:45 Porque el Hijo del
Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos.
El ciego Bartimeo recibe la
vista (Mt. 20. 29-34; Lc. 18.
35-43)
Mar.10:46 Entonces vinieron a
Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo
el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
Mar.10:47 Y oyendo que era
Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten
misericordia de mí!
Mar.10:48 Y muchos le
reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten
misericordia de mí!
Mar.10:49 Entonces Jesús,
deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza;
levántate, te llama.
Mar.10:50 El entonces,
arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.
Mar.10:51 Respondiendo Jesús,
le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la
vista.
Mar.10:52 Y Jesús le dijo:
Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en
el camino.
Capítulo 24
David censa al pueblo (1 Cr. 21.1-27)
2°Sam.24:1 Volvió a encenderse
la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve,
haz un censo de Israel y de Judá.
2°Sam.24:2 Y dijo el rey a
Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de
Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa
el número de la gente.
2°Sam.24:3 Joab respondió al
rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi
señor el rey; mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey?
2°Sam.24:4 Pero la palabra del
rey prevaleció sobre Joab y sobre los capitanes del ejército. Salió, pues,
Joab, con los capitanes del ejército, de delante del rey, para hacer el censo
del pueblo de Israel.
2°Sam.24:5 Y pasando el Jordán
acamparon en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad y
junto a Jazer.
2°Sam.24:6 Después fueron a
Galaad y a la tierra baja de Hodsi; y de allí a Danjaán y a los alrededores de
Sidón.
2°Sam.24:7 Fueron luego a la
fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, y
salieron al Neguev de Judá en Beerseba.
2°Sam.24:8 Después que hubieron
recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte
días.
2°Sam.24:9 Y Joab dio el censo
del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que
sacaban espada, y los de Judá quinientos mil hombres.
2°Sam.24:10 Después que David
hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he
pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que
quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
2°Sam.24:11 Y por la mañana,
cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente
de David, diciendo:
2°Sam.24:12 Ve y di a David:
Así ha dicho Jehová: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que
yo la haga.
2°Sam.24:13 Vino, pues, Gad a
David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de
hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que
ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y
mira qué responderé al que me ha enviado.
2°Sam.24:14 Entonces David dijo
a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus
misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.
2°Sam.24:15 Y Jehová envió la
peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del
pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
2°Sam.24:16 Y cuando el ángel
extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel
mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el
ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.
2°Sam.24:17 Y David dijo a
Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la
maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y
contra la casa de mi padre.
2°Sam.24:18 Y Gad vino a David
aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna
jebuseo.
2°Sam.24:19 Subió David,
conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová;
2°Sam.24:20 y Arauna miró, y
vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se
inclinó delante del rey, rostro a tierra.
2°Sam.24:21 Y Arauna dijo: ¿Por
qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la
era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del
pueblo.
2°Sam.24:22 Y Arauna dijo a
David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes
para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña.
2°Sam.24:23 Todo esto, oh rey,
Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea
propicio.
2°Sam.24:24 Y el rey dijo a
Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes
por cincuenta siclos de plata.
2°Sam.24:25 Y edificó allí
David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová
oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.
Capítulo 4
Controversia de Jehová con
Israel
Os.4:1 Oíd palabra de Jehová,
hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque
no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra.
Os.4:2 Perjurar, mentir, matar,
hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden.
Os.4:3 Por lo cual se enlutará
la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las
aves del cielo; y aun los peces del mar morirán.
Os.4:4 Ciertamente hombre no
contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al
sacerdote.
Os.4:5 Caerás por tanto en el
día, y caerá también contigo el profeta de noche; y a tu madre destruiré.
Os.4:6 Mi pueblo fue destruido,
porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te
echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me
olvidaré de tus hijos.
Os.4:7 Conforme a su grandeza,
así pecaron contra mí; también yo cambiaré su honra en afrenta.
Os.4:8 Del pecado de mi pueblo
comen, y en su maldad levantan su alma.
Os.4:9 Y será el pueblo como el
sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras.
Os.4:10 Comerán, pero no se
saciarán; fornicarán, mas no se multiplicarán, porque dejaron de servir a
Jehová.
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