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“Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios”.
“Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados”. (Isaías: 59:2 y 43:25).-

Un terrible recuento

 Honrado y respetado, un agricultor estaba llegando a los 80 años de edad. Se le habló de la gracia de Dios hacia los pecadores perdidos. Pero él no consentía en formar parte de esa categoría. Había trabajado siempre con conciencia y honestidad; había educado a sus hijos lo mejor posible; no había perjudicado a nadie; por tanto no veía lo que Dios podía reprocharle. Seguía viviendo así indiferente respecto del porvenir de su alma.
 Una noche, una persona que se interesaba por él fue a hacerle una visita. En el curso de la conversación le dijo: —Veamos, amigo, usted es un hombre honestísimo Sin embargo, usted convendrá en que algunas veces su conciencia le reprochó algunas cositas que hay que llamar pecados: una pequeña mentira, un arrebato de ira, una palabra ligera, un mal deseo.
 —Oh, ¡pecadillos! Eso no cuenta. —Pero, la fuerza de pecadillos…, Contemos.
 ¿No ha cometido usted uno por día?
 —Seguramente, y más también. —Entonces, si hago bien la cuenta, deben ser, desde que usted tuvo la edad de comprender, no menos de veintiséis mil pecados puestos en su cuenta.
 —¿Es posible?.
 El viejo permaneció pensativo. Fue el principio de un trabajo de conciencia. Comprendió que su vida, respetable a los ojos de los hombres, estaba manchada a los ojos de Dios, porque su misma naturaleza era pecadora. Reconoció que era un indigno culpable frente a la santidad de Dios; pero, al aceptar simplemente la gracia de Dios, halló en Jesús al Salvador muerto por sus transgresiones y resucitado para su justificación. (Seleccionado).-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


El ministerio de la reconciliación  


2° Cor.5:11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias.  
2° Cor.5:12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón.  
2° Cor.5:13 Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.  
2° Cor.5:14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;  
2° Cor.5:15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.  
2° Cor.5:16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.  
2° Cor.5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.  
2° Cor.5:18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;  
2° Cor.5:19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  
2° Cor.5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.  
2° Cor.5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.  


Capítulo 6


2° Cor.6:1 Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.  
2° Cor.6:2 Porque dice:  
En tiempo aceptable te he oído,  
Y en día de salvación te he socorrido.  
He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
2° Cor.6:3 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado;  
2° Cor.6:4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias;  
2° Cor.6:5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos;  
2° Cor.6:6 en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero,  
2° Cor.6:7 en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra;  
2° Cor.6:8 por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces;  
2° Cor.6:9 como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos;  
2° Cor.6:10 como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.  
2° Cor.6:11 Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado.  
2° Cor.6:12 No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón.  
2° Cor.6:13 Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.  


Capítulo 18


Reinado de Ezequías     (2 Cr. 29.1-2)


2°Rey.18:1 En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá.  
2°Rey.18:2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías.  
2°Rey.18:3 Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre.  
2°Rey.18:4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán.  
2°Rey.18:5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.
2°Rey.18:6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.  
2°Rey.18:7 Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.  
2°Rey.18:8 Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada.  


Caída de Samaria  


2°Rey.18:9 En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió,  
2°Rey.18:10 y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria.  
2°Rey.18:11 Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos;  
2°Rey.18:12 por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.  


Senaquerib invade a Judá    (2 Cr. 32.1-19; Is. 36.1-22)  


2°Rey.18:13 A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.  
2°Rey.18:14 Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me impongas. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro.  
2°Rey.18:15 Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real.  
2°Rey.18:16 Entonces Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová y de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de Asiria.  
2°Rey.18:17 Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército, desde Laquis contra Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador.  
2°Rey.18:18 Llamaron luego al rey, y salió a ellos Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller.  
2°Rey.18:19 Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?  
2°Rey.18:20 Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?  
2°Rey.18:21 He aquí que confías en este báculo de caña cascada, en Egipto, en el cual si alguno se apoyare, se le entrará por la mano y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían.  
2°Rey.18:22 Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?  
2°Rey.18:23 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para ellos.  
2°Rey.18:24 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?  
2°Rey.18:25 ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.  
2°Rey.18:26 Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro.  
2°Rey.18:27 Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con vosotros?  
2°Rey.18:28 Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.  
2°Rey.18:29 Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano.  
2°Rey.18:30 Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.  
2°Rey.18:31 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera, y beba cada uno las aguas de su pozo,  
2°Rey.18:32 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos librará.  
2°Rey.18:33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?  
2°Rey.18:34 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi mano?  
2°Rey.18:35 ¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?  
2°Rey.18:36 Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis.  
2°Rey.18:37 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.


Capítulo 7


Corrupción moral de Israel  


Miq.7:1 ¡Ay de mí! porque estoy como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, y no queda racimo para comer; mi alma deseó los primeros frutos.  
Miq.7:2 Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano.  
Miq.7:3 Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman.  
Miq.7:4 El mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu castigo viene, el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión.  
Miq.7:5 No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.  
Miq.7:6 Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa.
Miq.7:7 Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.  


Jehová trae luz y libertad  


Miq.7:8 Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.  
Miq.7:9 La ira de Jehová soportaré, porque pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y haga mi justicia; él me sacará a luz; veré su justicia.  
Miq.7:10 Y mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como lodo de las calles.  
Miq.7:11 Viene el día en que se edificarán tus muros; aquel día se extenderán los límites.  
Miq.7:12 En ese día vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y desde las ciudades fortificadas hasta el Río, y de mar a mar, y de monte a monte.  
Miq.7:13 Y será asolada la tierra a causa de sus moradores, por el fruto de sus obras.  


Compasión de Jehová por Israel  


Miq.7:14 Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en la montaña, en campo fértil; busque pasto en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.  
Miq.7:15 Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto.  
Miq.7:16 Las naciones verán, y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos.  
Miq.7:17 Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán a causa de ti.  
Miq.7:18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.  
Miq.7:19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.  
Miq.7:20 Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.  

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