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“No se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22:42).-

Tres años!

 “Sólo tenía tres años un querido niño cuando partió en una clínica para niños. Algunos días antes, llenaba la casa con su risa cristalina. Cuando se comprende que es el Señor, quien lo ha confiado a sus padres, y de quien dependen todas las cosas, ore por el niño que el Señor lo devolviese, ore por que quedase con nosotros, la idea de una separación tan dolorosa para el corazón de esa madre, fue en mi imaginación un sacrificio al que sería duro someterse. Fue una lucha para mi llegar a decir con toda sumisión: ¡Hágase tu voluntad, Señor!. Pocos días antes de su muerte, el niño estuvo en la iglesia. Dios fortaleció mi fe en aquellos dolorosos momentos y pude decir de todo corazón: “El Señor dio, y el Señor quitó; sea el nombre del Señor bendito” (Job 1:21). Ante aquella tumba muchos fueron consolados por la meditación de unos versículos y comprendemos que el pequeño esta cerca de nuestro amado Salvador como un lirio recogido por EL”.-
 Para nosotros los creyentes es doloroso ver a un niño crecer, y que luego nos sea arrebatado, ¡Cuanto mas lo será para esa madre y su esposo y abuela y otros parientes cercanos!!!. No tenemos palabras, quizá todo lo que se diga sea infructuoso para consolar, solamente el Espíritu Santo, el Consolador puede consolar... Pero queda la esperanza de que una madre creyente será consolada precisamente porque ya se ha convertido al Señor y halla en El, en Jesús y en su ejemplo la fuerza para decir: “Hágase tu voluntad”. Pero ¿Qué ayuda podrá proporcionar el frío ateísmo en semejante circunstancia? A un creyente que se le hablaba de su fe en Jesús y de la paz que esta le procuraba, un incrédulo le dijo con sinceridad: “Amigo mío, me guardaré de quitarte la fe, pues ¿con qué podrías reemplazarla?” Efectivamente, la fe no se puede reemplazar con nada que sea sano para el cuerpo y el alma.
 Dios bendiga con un limpio entendimiento a cuantos se encuentren sufriendo con el dolor amargo del duelo, y los llene de su santo consuelo... Amen.-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


Capítulo 21

La ofrenda de la viuda   (Mr. 12.41-44)

Luc.21:1 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.  
Luc.21:2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas.
Luc.21:3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos.  
Luc.21:4 Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.  

Jesús predice la destrucción del templo   (Mt. 24.1-2; Mr. 13.1-2)

Luc.21:5 Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo:  
Luc.21:6 En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida.  

Señales antes del fin   (Mt. 24.3-28; Mr. 13.3-23)  

Luc.21:7 Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?  
Luc.21:8 El entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Mas no vayáis en pos de ellos.  
Luc.21:9 Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente.
Luc.21:10 Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino;  
Luc.21:11 y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.  
Luc.21:12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.  
Luc.21:13 Y esto os será ocasión para dar testimonio.  
Luc.21:14 Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa;  
Luc.21:15 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.
Luc.21:16 Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros;  
Luc.21:17 y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre.  
Luc.21:18 Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.  
Luc.21:19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.  
Luc.21:20 Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.  
Luc.21:21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.  
Luc.21:22 Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.  
Luc.21:23 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.  
Luc.21:24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.

La venida del Hijo del Hombre   (Mt. 24.29-35, 42-44; Mr. 13.24-37)

Luc.21:25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;  
Luc.21:26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.  
Luc.21:27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.  
Luc.21:28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.  
Luc.21:29 También les dijo una parábola: Mirad la higuera y todos los árboles.  
Luc.21:30 Cuando ya brotan, viéndolo, sabéis por vosotros mismos que el verano está ya cerca.
Luc.21:31 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.  
Luc.21:32 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.  
Luc.21:33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.  
Luc.21:34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.  
Luc.21:35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.  
Luc.21:36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.
Luc.21:37 Y enseñaba de día en el templo; y de noche, saliendo, se estaba en el monte que se llama de los Olivos.  
Luc.21:38 Y todo el pueblo venía a él por la mañana, para oírle en el templo.


Capítulo 38

Judá y Tamar  

Gen.38:1 Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira.  
Gen.38:2 Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella.  
Gen.38:3 Y ella concibió, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er.  
Gen.38:4 Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.  
Gen.38:5 Y volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz.  
Gen.38:6 Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.  
Gen.38:7 Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.  
Gen.38:8 Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano.  
Gen.38:9 Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.  
Gen.38:10 Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.  
Gen.38:11 Y Judá dijo a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque dijo: No sea que muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar, y estuvo en casa de su padre.  
Gen.38:12 Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Después Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.  
Gen.38:13 Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.  
Gen.38:14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer.  
Gen.38:15 Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro.  
Gen.38:16 Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí?  
Gen.38:17 El respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes.
Gen.38:18 Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él.  
Gen.38:19 Luego se levantó y se fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.  
Gen.38:20 Y Judá envió el cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para que éste recibiese la prenda de la mujer; pero no la halló.  
Gen.38:21 Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna.  
Gen.38:22 Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera.  
Gen.38:23 Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.  
Gen.38:24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.  
Gen.38:25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.  
Gen.38:26 Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.  
Gen.38:27 Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno.  
Gen.38:28 Sucedió cuando daba a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.
Gen.38:29 Pero volviendo él a meter la mano, he aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡Qué brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.  
Gen.38:30 Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.  


Capítulo 29

Poder y gloria de Jehová
Salmo de David.

Sal.29:1 Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.
Sal.29:2 Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
Sal.29:3 Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.
Sal.29:4 Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.
Sal.29:5 Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
Sal.29:6 Los hizo saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
Sal.29:7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
Sal.29:8 Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cades.
Sal.29:9 Voz de Jehová que desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.
Sal.29:10 Jehová preside en el diluvio,
Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Sal.29:11 Jehová dará poder a su pueblo;

Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

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