“He aquí, Dios es salvación mía, no temeré… Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”. (Isaías 12:2-3).-
Demencia
Un domingo a la tarde, en una pequeña ciudad de provincia, millares de jóvenes aguardaban a un famoso cantante, su ídolo. Este se atrasó para hacerse desear más aun. Llegó con mas de una hora de retardo. Se precipitó hacia el micrófono y empezó a cantar su sarta de canciones, desencadenando el entusiasmo de la multitud antes que ésta tuviera tiempo de manifestar su descontento. Pataleando contra el suelo, arrebatado él mismo por su éxito, colmó durante horas el anhelo de sus oyentes, ávidos de canciones, hasta el momento en que, no dando más, el rostro deshecho por el cansancio, se retiró a su hotel…, ¡en ambulancia!
Otro caso reciente en otra ciudad del interior de provincia se había instalado un predio, pero vinieron mas jóvenes de las entradas vendidas y no alcanzaba el lugar, todos apretados con 4 a 5 personas por metro cuadrado en medio de un predio rural, el cantante con solo canciones que expresan el problema pero no dan solución, (Porque ¿que solución puede haber en el escepticismo?), no pudo cantar mas que un par de sus canciones y el delirio hizo que se interrumpiera el evento, y entre las estampidas hubo que lamentar muertos, otros desaparecidos se lo buscó mas de una semana, con inconvenientes para venir a sus casas, con la preocupación de padres y familiares, con un descontrol de toda situación... ¿Culpas?? Nadie acepta responsabilidades, ni las autoridades locales ni provinciales, pero el cantor con sus músicos y equipo se llevan una suculenta suma de dinero y los pobres jóvenes engañados, algunos con profunda pobreza se vuelven como pueden arriesgándose a todo, desde robos, violaciones, golpes y muerte, pero así y todo, siendo engañados, les "hacen el aguante..." como dicen ellos...
Un cronista que relata uno de estos hechos da a su artículo el siguiente título: “¡Demencia!”. No podría decirlo mejor. Juventud frívola, sedienta de placeres, que gritas en tu delirio, ¿es de esto que te alimentas? ¿Qué fuerza te procura semejante ídolo? La cisterna a la que vienes a beber es de las “cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13).
Sin embargo, cerca de ti la verdadera fuente corre, inagotable: es el amor de Dios, manifestado en el don de su Hijo. En esas mismas ciudades y en el mismo momento, hombres, mujeres y niños estaban reunidos para escuchar la Palabra de Dios. Tal vez no eran más que algunas decenas, pero tenían a Dios consigo. Cantaban cánticos a la gloria del Señor, oraban y adoraban. No gritaban delirantes sino fervorosamente glorificaban al Señor de la Vida…-
Sólo éstos son verdaderamente felices. Caminan hacia el cielo. Tienen sus pruebas, pero las atraviesan con el que dio su vida por ellos. Ahí está la fuente de su dicha: Cristo murió por ellos y endulza toda angustia y dolor por las que tienen que atravesar.
Demencia
Un domingo a la tarde, en una pequeña ciudad de provincia, millares de jóvenes aguardaban a un famoso cantante, su ídolo. Este se atrasó para hacerse desear más aun. Llegó con mas de una hora de retardo. Se precipitó hacia el micrófono y empezó a cantar su sarta de canciones, desencadenando el entusiasmo de la multitud antes que ésta tuviera tiempo de manifestar su descontento. Pataleando contra el suelo, arrebatado él mismo por su éxito, colmó durante horas el anhelo de sus oyentes, ávidos de canciones, hasta el momento en que, no dando más, el rostro deshecho por el cansancio, se retiró a su hotel…, ¡en ambulancia!
Otro caso reciente en otra ciudad del interior de provincia se había instalado un predio, pero vinieron mas jóvenes de las entradas vendidas y no alcanzaba el lugar, todos apretados con 4 a 5 personas por metro cuadrado en medio de un predio rural, el cantante con solo canciones que expresan el problema pero no dan solución, (Porque ¿que solución puede haber en el escepticismo?), no pudo cantar mas que un par de sus canciones y el delirio hizo que se interrumpiera el evento, y entre las estampidas hubo que lamentar muertos, otros desaparecidos se lo buscó mas de una semana, con inconvenientes para venir a sus casas, con la preocupación de padres y familiares, con un descontrol de toda situación... ¿Culpas?? Nadie acepta responsabilidades, ni las autoridades locales ni provinciales, pero el cantor con sus músicos y equipo se llevan una suculenta suma de dinero y los pobres jóvenes engañados, algunos con profunda pobreza se vuelven como pueden arriesgándose a todo, desde robos, violaciones, golpes y muerte, pero así y todo, siendo engañados, les "hacen el aguante..." como dicen ellos...
Un cronista que relata uno de estos hechos da a su artículo el siguiente título: “¡Demencia!”. No podría decirlo mejor. Juventud frívola, sedienta de placeres, que gritas en tu delirio, ¿es de esto que te alimentas? ¿Qué fuerza te procura semejante ídolo? La cisterna a la que vienes a beber es de las “cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13).
Sin embargo, cerca de ti la verdadera fuente corre, inagotable: es el amor de Dios, manifestado en el don de su Hijo. En esas mismas ciudades y en el mismo momento, hombres, mujeres y niños estaban reunidos para escuchar la Palabra de Dios. Tal vez no eran más que algunas decenas, pero tenían a Dios consigo. Cantaban cánticos a la gloria del Señor, oraban y adoraban. No gritaban delirantes sino fervorosamente glorificaban al Señor de la Vida…-
Sólo éstos son verdaderamente felices. Caminan hacia el cielo. Tienen sus pruebas, pero las atraviesan con el que dio su vida por ellos. Ahí está la fuente de su dicha: Cristo murió por ellos y endulza toda angustia y dolor por las que tienen que atravesar.
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Capítulo 2
La venida del Espíritu
Santo
Hec.2:1 Cuando llegó el día de
Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
Hec.2:2 Y de repente vino del
cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la
casa donde estaban sentados;
Hec.2:3 y se les aparecieron
lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
Hec.2:4 Y fueron todos llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu
les daba que hablasen.
Hec.2:5 Moraban entonces en
Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
Hec.2:6 Y hecho este estruendo,
se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su
propia lengua.
Hec.2:7 Y estaban atónitos y
maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
Hec.2:8 ¿Cómo, pues, les oímos
nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?
Hec.2:9 Partos, medos,
elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el
Ponto y en Asia,
Hec.2:10 en Frigia y Panfilia,
en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí
residentes, tanto judíos como prosélitos,
Hec.2:11 cretenses y árabes,
les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
Hec.2:12 Y estaban todos
atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?
Hec.2:13 Mas otros, burlándose,
decían: Están llenos de mosto.
Capítulo 13
Deut.13:1 Cuando se levantare
en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o
prodigios,
Deut.13:2 y si se cumpliere la
señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos,
que no conociste, y sirvámosles;
Deut.13:3 no darás oído a las
palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro
Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo
vuestro corazón, y con toda vuestra alma.
Deut.13:4 En pos de Jehová
vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis
su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.
Deut.13:5 Tal profeta o soñador
de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro
Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y
trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que
anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.
Deut.13:6 Si te incitare tu
hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo,
diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres
conocisteis,
Deut.13:7 de los dioses de los
pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un
extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella;
Deut.13:8 no consentirás con
él, ni le prestarás oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás misericordia,
ni lo encubrirás,
Deut.13:9 sino que lo matarás;
tu mano se alzará primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el
pueblo.
Deut.13:10 Le apedrearás hasta
que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de
tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
Deut.13:11 para que todo Israel
oiga, y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta.
Deut.13:12 Si oyeres que se
dice de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en
ellas,
Deut.13:13 que han salido de en
medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad,
diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis;
Deut.13:14 tú inquirirás, y
buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que
tal abominación se hizo en medio de ti,
Deut.13:15 irremisiblemente
herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyéndola con
todo lo que en ella hubiere, y también matarás sus ganados a filo de
espada.
Deut.13:16 Y juntarás todo su
botín en medio de la plaza, y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín,
todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará a ser un montón de
ruinas para siempre; nunca más será edificada.
Deut.13:17 Y no se pegará a tu
mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga
de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a
tus padres,
Deut.13:18 cuando obedecieres a
la voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy,
para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios.
Capítulo 14
Deut.14:1 Hijos sois de Jehová
vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto.
Deut.14:2 Porque eres pueblo
santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo
único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.
Animales limpios e
inmundos - (Lv. 11.1-47)
Deut.14:3 Nada abominable
comerás.
Deut.14:4 Estos son los
animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra,
Deut.14:5 el ciervo, la gacela,
el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.
Deut.14:6 Y todo animal de
pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese
podréis comer.
Deut.14:7 Pero estos no
comeréis, entre los que rumian o entre los que tienen pezuña hendida: camello,
liebre y conejo; porque rumian, mas no tienen pezuña hendida, serán
inmundos;
Deut.14:8 ni cerdo, porque
tiene pezuña hendida, mas no rumia; os será inmundo. De la carne de éstos no
comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos.
Deut.14:9 De todo lo que está
en el agua, de estos podréis comer: todo lo que tiene aleta y escama.
Deut.14:10 Mas todo lo que no tiene
aleta y escama, no comeréis; inmundo será.
Deut.14:11 Toda ave limpia
podréis comer.
Deut.14:12 Y estas son de las
que no podréis comer: el águila, el quebrantahuesos, el azor,
Deut.14:13 el gallinazo, el
milano según su especie,
Deut.14:14 todo cuervo según su
especie,
Deut.14:15 el avestruz, la
lechuza, la gaviota y el gavilán según sus especies,
Deut.14:16 el buho, el ibis, el
calamón,
Deut.14:17 el pelícano, el
buitre, el somormujo,
Deut.14:18 la cigüeña, la garza
según su especie, la abubilla y el murciélago.
Deut.14:19 Todo insecto alado
será inmundo; no se comerá.
Deut.14:20 Toda ave limpia
podréis comer.
Deut.14:21 Ninguna cosa
mortecina comeréis; al extranjero que está en tus poblaciones la darás, y él
podrá comerla; o véndela a un extranjero, porque tú eres pueblo santo a Jehová
tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.
La ley del diezmo
Deut.14:22 Indefectiblemente
diezmarás todo el producto del grano que
rindiere tu campo cada año.
Deut.14:23 Y comerás delante de
Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el
diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y
de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.
Deut.14:24 Y si el camino fuere
tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu
Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te
bendijere,
Deut.14:25 entonces lo venderás
y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios
escogiere;
Deut.14:26 y darás el dinero
por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por
cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te
alegrarás tú y tu familia.
Deut.14:27 Y no desampararás al
levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad
contigo.
Deut.14:28 Al fin de cada tres
años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en
tus ciudades.
Deut.14:29 Y vendrá el levita,
que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda
que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu
Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.
Capítulo 10
Job lamenta su condición
Job 10:1 Está mi alma hastiada
de mi vida;
Daré libre curso a mi queja,
Hablaré con amargura de mi alma.
Job 10:2 Diré a Dios: No me
condenes;
Hazme entender por qué contiendes conmigo.
Job 10:3 ¿Te parece bien que
oprimas,
Que deseches la obra de tus manos,
Y que favorezcas los designios de los impíos?
Job 10:4 ¿Tienes tú acaso ojos
de carne?
¿Ves tú como ve el hombre?
Job 10:5 ¿Son tus días como los
días del hombre,
O tus años como los tiempos humanos,
Job 10:6 Para que inquieras mi
iniquidad,
Y busques mi pecado,
Job 10:7 Aunque tú sabes que no
soy impío,
Y que no hay quien de tu mano me libre?
Job 10:8 Tus manos me hicieron
y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?
Job 10:9 Acuérdate que como a
barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?
Job 10:10 ¿No me vaciaste como
leche,
Y como queso me cuajaste?
Job 10:11 Me vestiste de piel y
carne,
Y me tejiste con huesos y nervios.
Job 10:12 Vida y misericordia
me concediste,
Y tu cuidado guardó mi espíritu.
Job 10:13 Estas cosas tienes
guardadas en tu corazón;
Yo sé que están cerca de ti.
Job 10:14 Si pequé, tú me has
observado,
Y no me tendrás por limpio de mi iniquidad.
Job 10:15 Si fuere malo, ¡ay de
mí!
Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza,
Estando hastiado de deshonra, y
de verme afligido.
Job 10:16 Si mi cabeza se
alzare, cual león tú me cazas;
Y vuelves a hacer en mí maravillas.
Job 10:17 Renuevas contra mí
tus pruebas,
Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.
Job 10:18 ¿Por qué me sacaste
de la matriz?
Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.
Job 10:19 Fuera como si nunca
hubiera existido,
Llevado del vientre a la sepultura.
Job 10:20 ¿No son pocos mis
días?
Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco,
Job 10:21 Antes que vaya para
no volver,
A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
Job 10:22 Tierra de oscuridad,
lóbrega,
Como sombra de muerte y sin orden,
Y cuya
luz es como densas tinieblas.
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