“Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos”.
(Colosenses 4:1).-
Respecto de la esclavitud
A veces se le reprochó al cristianismo no haber abolido la antigua esclavitud. Pero, además de que el cristianismo no tenía que dar órdenes al mundo pagano —el que, por otra parte, no las hubiera aceptado— conviene examinar de cerca las exhortaciones hechas por los apóstoles a los amos cristianos y volver a leer la tan conmovedora carta dirigida por Pablo a uno de ellos.
Un esclavo, Onésimo, por una razón que no conocemos, había huido de la casa de su amo, Filemón, un piadoso creyente. Aquél esperaba, tal vez, que nadie le encontraría en la capital del imperio romano.
Pero, sin que sepamos cómo, el esclavo que huía de su amo cristiano halló en Roma a otro cristiano, el gran apóstol de las naciones. Oyó el Evangelio predicado por Pablo y se convirtió. Fue entonces que el apóstol lo mandó de vuelta a su amo con una carta que nos muestra cómo un cristiano debía considerar a su esclavo.
Aunque hubiera tenido ese derecho, Pablo se cuida de dar órdenes a Filemón: “Más bien te ruego, por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora además, prisionero de Jesucristo, te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones”. Le pide que lo reciba, no más como a un esclavo, sino como a “un hermano amado”; más aun: “recíbele como a mí mismo”. Y en la epístola a los Colosenses, Pablo habla de “Onésimo, amado y fiel hermano que es uno de vosotros (Col.4:9). Tanto amor cristiano, expresado con tanta delicadeza, ¿no habrá tocado el corazón de Filemón?
¡Que se compare esta carta con los consejos duros y crueles dados a lo amos de esclavos por los más grandes espíritus de aquella época!
El pecado trajo la esclavitud de personas, como ciertos influyentes sometieron y humillando a semejantes, desde tiempos antiguos, pero hubo uno que siempre cuidó y ayudó a muchos que desde la esclavitud pudieron ver como El les ayudo... Y ese es nuestro Señor, que en el capitulo 21 de Éxodo, luego de brindar el decálogo de los diez mandamientos, enseguida antes de seguir con los mandamientos respecto del santuario, habla sobre la ley de los esclavos y de como se ocupó El Señor de los excesos cometidos por el pecado respecto a la esclavitud... Y El también vino a librarnos de la esclavitud del pecado... Gloria a Su Nombre...
(Colosenses 4:1).-
Respecto de la esclavitud
A veces se le reprochó al cristianismo no haber abolido la antigua esclavitud. Pero, además de que el cristianismo no tenía que dar órdenes al mundo pagano —el que, por otra parte, no las hubiera aceptado— conviene examinar de cerca las exhortaciones hechas por los apóstoles a los amos cristianos y volver a leer la tan conmovedora carta dirigida por Pablo a uno de ellos.
Un esclavo, Onésimo, por una razón que no conocemos, había huido de la casa de su amo, Filemón, un piadoso creyente. Aquél esperaba, tal vez, que nadie le encontraría en la capital del imperio romano.
Pero, sin que sepamos cómo, el esclavo que huía de su amo cristiano halló en Roma a otro cristiano, el gran apóstol de las naciones. Oyó el Evangelio predicado por Pablo y se convirtió. Fue entonces que el apóstol lo mandó de vuelta a su amo con una carta que nos muestra cómo un cristiano debía considerar a su esclavo.
Aunque hubiera tenido ese derecho, Pablo se cuida de dar órdenes a Filemón: “Más bien te ruego, por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora además, prisionero de Jesucristo, te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones”. Le pide que lo reciba, no más como a un esclavo, sino como a “un hermano amado”; más aun: “recíbele como a mí mismo”. Y en la epístola a los Colosenses, Pablo habla de “Onésimo, amado y fiel hermano que es uno de vosotros (Col.4:9). Tanto amor cristiano, expresado con tanta delicadeza, ¿no habrá tocado el corazón de Filemón?
¡Que se compare esta carta con los consejos duros y crueles dados a lo amos de esclavos por los más grandes espíritus de aquella época!
El pecado trajo la esclavitud de personas, como ciertos influyentes sometieron y humillando a semejantes, desde tiempos antiguos, pero hubo uno que siempre cuidó y ayudó a muchos que desde la esclavitud pudieron ver como El les ayudo... Y ese es nuestro Señor, que en el capitulo 21 de Éxodo, luego de brindar el decálogo de los diez mandamientos, enseguida antes de seguir con los mandamientos respecto del santuario, habla sobre la ley de los esclavos y de como se ocupó El Señor de los excesos cometidos por el pecado respecto a la esclavitud... Y El también vino a librarnos de la esclavitud del pecado... Gloria a Su Nombre...
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Capítulo 28
La resurrección - (Mr. 16. 1-8; Lc. 24. 1-12; Jn. 20. 1-10)
Mat.28:1 Pasado el día de
reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la
otra María, a ver el sepulcro.
Mat.28:2 Y hubo un gran
terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando,
removió la piedra, y se sentó sobre ella.
Mat.28:3 Su aspecto era como un
relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
Mat.28:4 Y de miedo de él los
guardas temblaron y se quedaron como muertos.
Mat.28:5 Mas el ángel,
respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis
a Jesús, el que fue crucificado.
Mat.28:6 No está aquí, pues ha
resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
Mat.28:7 E id pronto y decid a
sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de
vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
Mat.28:8 Entonces ellas,
saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a
sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,
Mat.28:9 he aquí, Jesús les
salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies,
y le adoraron.
Mat.28:10 Entonces Jesús les
dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y
allí me verán.
El informe de la guardia
Mat.28:11 Mientras ellas iban,
he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales
sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.
Mat.28:12 Y reunidos con los
ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados,
Mat.28:13 diciendo: Decid
vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros
dormidos.
Mat.28:14 Y si esto lo oyere el
gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo.
Mat.28:15 Y ellos, tomando el
dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre
los judíos hasta el día de hoy.
La gran comisión - (Mr. 16. 14-18; Lc. 24. 36-49; Jn. 20.
19-23)
Mat.28:16 Pero los once
discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Mat.28:17 Y cuando le vieron,
le adoraron; pero algunos dudaban.
Mat.28:18 Y Jesús se acercó y
les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Mat.28:19 Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo;
Mat.28:20 enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Capítulo 9.-
Dios destruirá a las naciones
de Canaán
Deut.9:1 Oye, Israel: tú vas
hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más
poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo;
Deut.9:2 un pueblo grande y
alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído
decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac?
Deut.9:3 Entiende, pues, hoy,
que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los
destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en
seguida, como Jehová te ha dicho.
Deut.9:4 No pienses en tu
corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por
mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de
estas naciones Jehová las arroja de delante de ti.
Deut.9:5 No por tu justicia, ni
por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la
impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para
confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
La rebelión de Israel en Horeb
- (Ex. 31.18 – 32:35)
Deut.9:6 Por tanto, sabe que no
es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla;
porque pueblo duro de cerviz eres tú.
Deut.9:7 Acuérdate, no olvides
que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que
saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido
rebeldes a Jehová.
Deut.9:8 En Horeb provocasteis
a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros.
Deut.9:9 Cuando yo subí al
monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con
vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin
comer pan ni beber agua;
Deut.9:10 y me dio Jehová las
dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito
según todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del
fuego, el día de la asamblea.
Deut.9:11 Sucedió al fin de los
cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra,
las tablas del pacto.
Deut.9:12 Y me dijo Jehová:
Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se
ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho
una imagen de fundición.
Deut.9:13 Y me habló Jehová,
diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz.
Deut.9:14 Déjame que los
destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una
nación fuerte y mucho más numerosa que ellos.
Deut.9:15 Y volví y descendí
del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos.
Deut.9:16 Y miré, y he aquí
habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de
fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado.
Deut.9:17 Entonces tomé las dos
tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros
ojos.
Deut.9:18 Y me postré delante
de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí
agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante
los ojos de Jehová para enojarlo.
Deut.9:19 Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová
estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta
vez.
Deut.9:20 Contra Aarón también
se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en
aquel entonces.
Deut.9:21 Y tomé el objeto de
vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo
desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo
de él en el arroyo que descendía del monte.
Deut.9:22 También en Tabera, en
Masah y en Kibrot-hataava provocasteis a
ira a Jehová.
Deut.9:23 Y cuando Jehová os
envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado,
también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creísteis,
ni obedecisteis a su voz.
Deut.9:24 Rebeldes habéis sido
a Jehová desde el día que yo os conozco.
Deut.9:25 Me postré, pues,
delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque
Jehová dijo que os había de destruir.
Deut.9:26 Y oré a Jehová,
diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has
redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa.
Deut.9:27 Acuérdate de tus
siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su
impiedad ni a su pecado,
Deut.9:28 no sea que digan los
de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en
la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para
matarlos en el desierto.
Deut.9:29 Y ellos son tu pueblo
y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.
Capítulo 10
El pacto renovado - (Ex.
34.1-10)
Deut.10:1 En aquel tiempo
Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al
monte, y hazte un arca de madera;
Deut.10:2 y escribiré en
aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste;
y las pondrás en el arca.
Deut.10:3 E hice un arca de
madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al
monte con las dos tablas en mi mano.
Deut.10:4 Y escribió en las
tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os
había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me
las dio Jehová.
Deut.10:5 Y volví y descendí
del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como
Jehová me mandó.
Deut.10:6 (Después salieron los
hijos de Israel de Beerot-bene- jaacán a Mosera; allí murió Aarón, y allí fue
sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar.
Deut.10:7 De allí partieron a
Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos de aguas.
Deut.10:8 En aquel tiempo
apartó Jehová la tribu de Leví para que
llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para
servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy,
Deut.10:9 por lo cual Leví no
tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu
Dios le dijo.)
Deut.10:10 Y yo estuve en el
monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches; y Jehová también
me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte.
Deut.10:11 Y me dijo Jehová:
Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que entren y posean
la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
Lo que Dios exige
Deut.10:12 Ahora, pues, Israel,
¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en
todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma;
Deut.10:13 que guardes los
mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que
tengas prosperidad?
Deut.10:14 He aquí, de Jehová
tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las
cosas que hay en ella.
Deut.10:15 Solamente de tus
padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de
ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
Deut.10:16 Circuncidad, pues,
el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.
Deut.10:17 Porque Jehová
vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y
temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho;
Deut.10:18 que hace justicia al
huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y
vestido.
Deut.10:19 Amaréis, pues, al
extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
Deut.10:20 A Jehová tu Dios
temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás.
Deut.10:21 El es el objeto de
tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y
terribles que tus ojos han visto.
Deut.10:22 Con setenta personas
descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas
del cielo en multitud.
Capítulo 8
Bildad proclama la justicia de
Dios
Job 8:1 Respondió Bildad
suhita, y dijo:
Job 8:2 ¿Hasta cuándo hablarás
tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como viento
impetuoso?
Job 8:3 ¿Acaso torcerá Dios el
derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
Job 8:4 Si tus hijos pecaron
contra él,
El los echó en el lugar de su pecado.
Job 8:5 Si tú de mañana
buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
Job 8:6 Si fueres limpio y
recto,
Ciertamente luego se despertará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.
Job 8:7 Y aunque tu principio
haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy grande.
Job 8:8 Porque pregunta ahora a
las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a los padres de ellas;
Job 8:9 Pues nosotros somos de
ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
Job 8:10 ¿No te enseñarán
ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán palabras?
Job 8:11 ¿Crece el junco sin
lodo?
¿Crece el prado sin agua?
Job 8:12 Aun en su verdor, y
sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que toda hierba.
Job 8:13 Tales son los caminos
de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío perecerá;
Job 8:14 Porque su esperanza
será cortada,
Y su confianza es tela de araña.
Job 8:15 Se apoyará él en su
casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no resistirá.
Job 8:16 A manera de un árbol
está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su huerto;
Job 8:17 Se van entretejiendo sus
raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
Job 8:18 Si le arrancaren de su
lugar,
Este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
Job 8:19 Ciertamente este será
el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán otros.
Job 8:20 He aquí, Dios no
aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los malignos.
Job 8:21 Aún llenará tu boca de
risa,
Y tus labios de júbilo.
Job 8:22 Los que te aborrecen
serán vestidos de confusión;
Y
la habitación de los impíos perecerá.
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