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“Y a vosotros, estando muertos en pecados.., os dio vida juntamente con él (Cristo), perdonándoos todos los pecados”. (Colosenses 2:13).-

Dispuesto a perdonar

 Durante casi toda su vida, dos hermanos habían tenido desavenencias y peleas entre ellos. Después de haber pasado los setenta años de edad, uno de ellos cayó gravemente enfermo.
 Un creyente que lo visitaba le aconsejó con insistencia que olvidara sus rencores y allanara los motivos de discordia. Después de mucho discurrir, el enfermo estuvo dispuesto a hacerlo.
 El pacificador pudo encontrar al hermano y consiguió que éste visitara al enfermo. Hubo explicaciones y los dos hermanos reconocieron mutuamente sus culpas. El enfermo estaba pronto a perdonar a su hermano, pero después murmuró: “¡Cuando me sienta de nuevo mejor, esto no tendrá valor!”.
 La historia nos fue contada como veraz pero, aunque no hubiera acontecido exactamente de esa manera, no deja de ser un ejemplo típico del comportamiento de muchas personas. Les cuesta perdonarse mutuamente y, cuando lo hacen, a menudo es con alguna reserva mental.
 Odio y rencor debidos a una injusticia juegan muchas veces un papel importante y vuelven infeliz al que los tiene.
 Lo mas grave es que aquel que no puede perdonar a otros no puede contar con que Dios le perdone a él sus pecados.
 Cualquier ruego para ser perdonado permanecerá sin contestación mientras no se tenga la disposición de perdonar a nuestro prójimo, pues dice: “Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (Marcos 11:25).
        Blancas azucenas, lirios del amor,
        fueron esas manos de mi Redentor.
        Manos que a los ciegos dieron la visión
        con el real consuelo de su gran perdón.

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 28

Pablo en la isla de Malta 

Hec.28:1 Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 
Hec.28:2 Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. 
Hec.28:3 Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. 
Hec.28:4 Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 
Hec.28:5 Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. 
Hec.28:6 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. 
Hec.28:7 En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. 
Hec.28:8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. 
Hec.28:9 Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; 
Hec.28:10 los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias. 

Pablo llega a Roma 

Hec.28:11 Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux. 
Hec.28:12 Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. 
Hec.28:13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, 
Hec.28:14 donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma, 
Hec.28:15 de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento.


Capítulo 4

Los filisteos capturan el arca 

1°Sam.4:1 Y Samuel habló a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben- ezer, y los filisteos acamparon en Afec. 
1°Sam.4:2 Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres. 
1°Sam.4:3 Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos. 
1°Sam.4:4 Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.
1°Sam.4:5 Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. 
1°Sam.4:6 Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. 
1°Sam.4:7 Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. 
1°Sam.4:8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. 
1°Sam.4:9 Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead. 
1°Sam.4:10 Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. 
1°Sam.4:11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees. 
1°Sam.4:12 Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza; 
1°Sam.4:13 y cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues, aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó. 
1°Sam.4:14 Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es este? Y aquel hombre vino aprisa y dio las nuevas a Elí. 
1°Sam.4:15 Era ya Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver. 
1°Sam.4:16 Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la batalla, he escapado hoy del combate. Y Elí dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío? 
1°Sam.4:17 Y el mensajero respondió diciendo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada.
1°Sam.4:18 Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años. 
1°Sam.4:19 Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente. 
1°Sam.4:20 Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida. 
1°Sam.4:21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. 
1°Sam.4:22 Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios. 

Capítulo 5

El arca en tierra de los filisteos

1°Sam.5:1 Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod. 
1°Sam.5:2 Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón. 
1°Sam.5:3 Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar. 
1°Sam.5:4 Y volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente. 
1°Sam.5:5 Por esta causa los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy. 
1°Sam.5:6 Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio. 
1°Sam.5:7 Y viendo esto los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura sobre nosotros y sobre nuestro dios Dagón. 
1°Sam.5:8 Convocaron, pues, a todos los príncipes de los filisteos, y les dijeron: ¿Qué haremos del arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel. 
1°Sam.5:9 Y aconteció que cuando la habían pasado, la mano de Jehová estuvo contra la ciudad con gran quebrantamiento, y afligió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta el grande, y se llenaron de tumores. 
1°Sam.5:10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo. 
1°Sam.5:11 Y enviaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo; porque había consternación de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se había agravado allí. 
1°Sam.5:12 Y los que no morían, eran heridos de tumores; y el clamor de la ciudad subía al cielo.


Capítulo 52

Futilidad de la jactancia del malo
Al músico principal. Masquil de David, cuando vino Doeg edomita y dio cuenta a Saúl diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec.

Sal.52:1 ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso?
            La misericordia de Dios es continua.
Sal.52:2 Agravios maquina tu lengua;
            Como navaja afilada hace engaño.
Sal.52:3 Amaste el mal más que el bien,
            La mentira más que la verdad. Selah
Sal.52:4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas,
            Engañosa lengua.
Sal.52:5 Por tanto, Dios te destruirá para siempre;
            Te asolará y te arrancará de tu morada,
            Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah
Sal.52:6 Verán los justos, y temerán;
            Se reirán de él, diciendo:
Sal.52:7 He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza,
            Sino que confió en la multitud de sus riquezas,
            Y se mantuvo en su maldad.
Sal.52:8 Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;
            En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
Sal.52:9 Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así;
            Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos. 

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