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“¿Que hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?” (Lucas 15:4.-

La oveja perdida

 Hace ya años de esto, después de un asesinato fueron detenidos en varios profesionales del delito. Se les condenó a largos años de privación de la libertad. Entre ellos hubo uno que le dijo a un creyente que lo visitaba en la prisión y le hablaba del amor de Dios: “Siempre pensé que en alguna parte debía estar un gran Dios. Pero cuando pensaba en El, yo me sentía tan lejos de su presencia que me parecía que El sólo podía estar ocupado en cosas grandes y no iba a preocuparse por mí. Oh...!! si hubiera sabido que El se interesaba en mí y me buscaba, las cosas habrían sido distintas y probablemente no habría llegado a ser un delincuente”.
 ¿No es algo maravilloso que Dios, en su insondable amor, piense en usted y en mí? Es cierto que, según el concepto humano, no somos delincuentes, pero, según la escala divina de valores, tampoco somos justos, sino pecadores. Los “noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” no se hallan en ninguna parte sobre la tierra. Dios nos dice en su Palabra: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Pero El envió a su Hijo a la tierra para buscar a los pecadores, para morir en la cruz en su lugar y para expiar sus pecados y malas acciones. Por nuestra naturaleza pecaminosa, todos somos alejados de Dios y ovejas perdidas.  Quien busca refugio en Jesús al tener conciencia de su culpa, a éste Dios le manifestará “en este tiempo su justicia, a fin de que él sea justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:26).-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año

Capítulo 18


Pablo en Corinto  


Hec.18:1 Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.  
Hec.18:2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos,  
Hec.18:3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.  
Hec.18:4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.  
Hec.18:5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.  
Hec.18:6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.  
Hec.18:7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.  
Hec.18:8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.  
Hec.18:9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;  
Hec.18:10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.  
Hec.18:11 Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.  
Hec.18:12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal,  
Hec.18:13 diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley.  
Hec.18:14 Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría.  
Hec.18:15 Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas.  
Hec.18:16 Y los echó del tribunal.  
Hec.18:17 Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.  
Hec.18:18 Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto.
Hec.18:19 Y llegó a Efeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos,  
Hec.18:20 los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió,  
Hec.18:21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso.
Pablo regresa a Antioquía y comienza su tercer viaje misionero  


Hec.18:22 Habiendo arribado a Cesarea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía.  
Hec.18:23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.  


Apolos predica en Efeso  


Hec.18:24 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.  
Hec.18:25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.  
Hec.18:26 Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.  
Hec.18:27 Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído;  
Hec.18:28 porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.


Capítulo 9


Reinado de Abimelec  


Jue.9:1 Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo:  
Jue.9:2 Yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.  
Jue.9:3 Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano es.  
Jue.9:4 Y le dieron setenta siclos de plata  del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.  
Jue.9:5 Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondió.  
Jue.9:6 Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.  
Jue.9:7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios.  
Jue.9:8 Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros.  
Jue.9:9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?  
Jue.9:10 Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.  
Jue.9:11 Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?  
Jue.9:12 Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros.  
Jue.9:13 Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?  
Jue.9:14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros.  
Jue.9:15 Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.  
Jue.9:16 Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus manos  
Jue.9:17 (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madián,  
Jue.9:18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano);  
Jue.9:19 si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros.  
Jue.9:20 Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec.  
Jue.9:21 Y escapó Jotam y huyó, y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano.  
Jue.9:22 Después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años,  
Jue.9:23 envió Dios un mal espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec;  
Jue.9:24 para que la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre Abimelec su hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos.  
Jue.9:25 Y los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes asechadores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; de lo cual fue dado aviso a Abimelec.  
Jue.9:26 Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron en él su confianza.  
Jue.9:27 Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec.  
Jue.9:28 Y Gaal hijo de Ebed dijo: ¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No es hijo de Jerobaal, y no es Zebul ayudante suyo? Servid a los varones de Hamor padre de Siquem; pero ¿por qué le hemos de servir a él?  
Jue.9:29 Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mano, pues yo arrojaría luego a Abimelec, y diría a Abimelec: Aumenta tus ejércitos, y sal.  
Jue.9:30 Cuando Zebul gobernador de la ciudad oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira,  
Jue.9:31 y envió secretamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aquí que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que están sublevando la ciudad contra ti.  
Jue.9:32 Levántate, pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el campo.  
Jue.9:33 Y por la mañana al salir el sol madruga y cae sobre la ciudad; y cuando él y el pueblo que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se presente la ocasión.  
Jue.9:34 Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compañías.  
Jue.9:35 Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, se levantaron de la emboscada.
Jue.9:36 Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí gente que desciende de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de los montes como si fueran hombres.  
Jue.9:37 Volvió Gaal a hablar, y dijo: He allí gente que desciende de en medio de la tierra, y una tropa viene por el camino de la encina de los adivinos.  
Jue.9:38 Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora tu boca con que decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es este el pueblo que tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea con él.  
Jue.9:39 Y Gaal salió delante de los de Siquem, y peleó contra Abimelec.  
Jue.9:40 Mas lo persiguió Abimelec, y Gaal huyó delante de él; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta.  
Jue.9:41 Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem.  
Jue.9:42 Aconteció el siguiente día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec,  
Jue.9:43 el cual, tomando gente, la repartió en tres compañías, y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los atacó.  
Jue.9:44 Porque Abimelec y la compañía que estaba con él acometieron con ímpetu, y se detuvieron a la entrada de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías acometieron a todos los que estaban en el campo, y los mataron.  
Jue.9:45 Y Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y mató al pueblo que en ella estaba; y asoló la ciudad, y la sembró de sal.  
Jue.9:46 Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo del dios Berit.  
Jue.9:47 Y fue dado aviso a Abimelec, de que estaban reunidos todos los hombres de la torre de Siquem.  
Jue.9:48 Entonces subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer, apresuraos a hacerlo como yo.  
Jue.9:49 Y todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.  
Jue.9:50 Después Abimelec se fue a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tomó.  
Jue.9:51 En medio de aquella ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y las mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al techo de la torre.  
Jue.9:52 Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego.  
Jue.9:53 Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo.  
Jue.9:54 Entonces llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió.  
Jue.9:55 Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa.  
Jue.9:56 Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos.  
Jue.9:57 Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.


Capítulo 38


Jehová convence a Job de su ignorancia  


Job 38:1 Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:  
Job 38:2 ¿Quién es ése que oscurece el consejo  
Con palabras sin sabiduría?  
Job 38:3 Ahora ciñe como varón tus lomos;  
Yo te preguntaré, y tú me contestarás.  
Job 38:4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?  
Házmelo saber, si tienes inteligencia.  
Job 38:5 ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?  
¿O quién extendió sobre ella cordel?  
Job 38:6 ¿Sobre qué están fundadas sus bases?  
¿O quién puso su piedra angular,  
Job 38:7 Cuando alababan todas las estrellas del alba,  
Y se regocijaban todos los hijos de Dios?  
Job 38:8 ¿Quién encerró con puertas el mar,  
Cuando se derramaba saliéndose de su seno,
Job 38:9 Cuando puse yo nubes por vestidura suya,  
Y por su faja oscuridad,  
Job 38:10 Y establecí sobre él mi decreto,  
Le puse puertas y cerrojo,  
Job 38:11 Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante,  
Y ahí parará el orgullo de tus olas?  
Job 38:12 ¿Has mandado tú a la mañana en tus días?  
¿Has mostrado al alba su lugar,  
Job 38:13 Para que ocupe los fines de la tierra,  
Y para que sean sacudidos de ella los impíos?  
Job 38:14 Ella muda luego de aspecto como barro bajo el sello,  
Y viene a estar como con vestidura;  
Job 38:15 Mas la luz de los impíos es quitada de ellos,  
Y el brazo enaltecido es quebrantado.  
Job 38:16 ¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar,  
Y has andado escudriñando el abismo?  
Job 38:17 ¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte,  
Y has visto las puertas de la sombra de muerte?  
Job 38:18 ¿Has considerado tú hasta las anchuras de la tierra?  
Declara si sabes todo esto.  
Job 38:19 ¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz,  
Y dónde está el lugar de las tinieblas,  
Job 38:20 Para que las lleves a sus límites,  
Y entiendas las sendas de su casa?  
Job 38:21 ¡Tú lo sabes! Pues entonces ya habías nacido,  
Y es grande el número de tus días.  
Job 38:22 ¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve,  
O has visto los tesoros del granizo,  
Job 38:23 Que tengo reservados para el tiempo de angustia,  
Para el día de la guerra y de la batalla?  
Job 38:24 ¿Por qué camino se reparte la luz,  
Y se esparce el viento solano sobre la tierra?
Job 38:25 ¿Quién repartió conducto al turbión,  
Y camino a los relámpagos y truenos,  
Job 38:26 Haciendo llover sobre la tierra deshabitada,
Sobre el desierto, donde no hay hombre,  
Job 38:27 Para saciar la tierra desierta e inculta,  
Y para hacer brotar la tierna hierba?  
Job 38:28 ¿Tiene la lluvia padre?  
¿O quién engendró las gotas del rocío?  
Job 38:29 ¿De qué vientre salió el hielo?  
Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?  
Job 38:30 Las aguas se endurecen a manera de piedra,  
Y se congela la faz del abismo.  
Job 38:31 ¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades,  
O desatarás las ligaduras de Orión?
Job 38:32 ¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos,  
O guiarás a la Osa Mayor con sus hijos?  
Job 38:33 ¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos?  
¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?  
Job 38:34 ¿Alzarás tú a las nubes tu voz,  
Para que te cubra muchedumbre de aguas?  
Job 38:35 ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan?  
¿Y te dirán ellos: Henos aquí?  
Job 38:36 ¿Quién puso la sabiduría en el corazón?  
¿O quién dio al espíritu inteligencia?  
Job 38:37 ¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría?  
Y los odres de los cielos, ¿quién los hace inclinar,  
Job 38:38 Cuando el polvo se ha convertido en dureza,  
Y los terrones se han pegado unos con otros?  
Job 38:39 ¿Cazarás tú la presa para el león?  
¿Saciarás el hambre de los leoncillos,  
Job 38:40 Cuando están echados en las cuevas,  
O se están en sus guaridas para acechar?  
Job 38:41 ¿Quién prepara al cuervo su alimento,  
Cuando sus polluelos claman a Dios,  
Y andan errantes por falta de comida?

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