“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos… y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. (Eclesiastés 12:1 y 7).-
No me dejen morir
Después de un terrible accidente de auto, dos jóvenes habían quedado malamente heridos. Uno de ellos no volvió en sí; el otro, cuando volvió a estar consciente, al darse cuenta de que la muerte se le acercaba, no dejaba de gritar con voz de angustia: “Me muero. ¡No me dejen morir! ¡No, no me dejen morir!” Tenía treinta años y poseía todo lo que un hombre puede desear.
Tal vez muchos de los que leen estos mensajes se extrañen de que hable tan a menudo de la muerte. Sepa pues que anda “en valle de sombra de muerte”. Todo alrededor de nosotros está sometido a la misma ley: morir. La Sagrada Escritura llama a la muerte “el rey de los espantos”. Es verdaderamente algo terrible. Todo lo que el hombre posee, la muerte se lo roba: riquezas, placeres, honores, familia y amigos, en fin, todo lo que contribuye a hacer la vida más agradable.
Y ¿qué es morir? El cuerpo vuelve a la tierra y el alma vuelve a Dios. Esto quiere decir que tu y yo tendremos que presentarnos ante El Señor Dios Creador y dueño de todas las almas. Quizás algunos hayan tenido alguna vez la oportunidad de encontrar a un gran personaje o a una eminente personalidad y nos hemos sentido algo intimidados. Y eso que sólo era un ser humano ¿Cómo será, pues, al encontrarnos con Dios? ¿Nos hemos de presentar ante El cargando con todos nuestros pecados?, Porque ninguno de ellos escapará a Su mirada escrutadora. Quien esto haga, estará perdido para siempre. No tendrá excusa cuando se le diga: ¿Por qué despreciaste mi amor, mi perdón y mi sacrificio? Yo te pedía creer en mí y no quisiste.
Con el profeta Amós, suplico una vez más: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios”.
No me dejen morir
Después de un terrible accidente de auto, dos jóvenes habían quedado malamente heridos. Uno de ellos no volvió en sí; el otro, cuando volvió a estar consciente, al darse cuenta de que la muerte se le acercaba, no dejaba de gritar con voz de angustia: “Me muero. ¡No me dejen morir! ¡No, no me dejen morir!” Tenía treinta años y poseía todo lo que un hombre puede desear.
Tal vez muchos de los que leen estos mensajes se extrañen de que hable tan a menudo de la muerte. Sepa pues que anda “en valle de sombra de muerte”. Todo alrededor de nosotros está sometido a la misma ley: morir. La Sagrada Escritura llama a la muerte “el rey de los espantos”. Es verdaderamente algo terrible. Todo lo que el hombre posee, la muerte se lo roba: riquezas, placeres, honores, familia y amigos, en fin, todo lo que contribuye a hacer la vida más agradable.
Y ¿qué es morir? El cuerpo vuelve a la tierra y el alma vuelve a Dios. Esto quiere decir que tu y yo tendremos que presentarnos ante El Señor Dios Creador y dueño de todas las almas. Quizás algunos hayan tenido alguna vez la oportunidad de encontrar a un gran personaje o a una eminente personalidad y nos hemos sentido algo intimidados. Y eso que sólo era un ser humano ¿Cómo será, pues, al encontrarnos con Dios? ¿Nos hemos de presentar ante El cargando con todos nuestros pecados?, Porque ninguno de ellos escapará a Su mirada escrutadora. Quien esto haga, estará perdido para siempre. No tendrá excusa cuando se le diga: ¿Por qué despreciaste mi amor, mi perdón y mi sacrificio? Yo te pedía creer en mí y no quisiste.
Con el profeta Amós, suplico una vez más: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios”.
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
La transfiguración - (Mt. 17. 1-13; Lc. 9. 28-36)
Mar.9:2 Seis días después,
Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte
alto; y se transfiguró delante de ellos.
Mar.9:3 Y sus vestidos se
volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún
lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.
Mar.9:4 Y les apareció Elías
con Moisés, que hablaban con Jesús.
Mar.9:5 Entonces Pedro dijo a
Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres
enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
Mar.9:6 Porque no sabía lo que
hablaba, pues estaban espantados.
Mar.9:7 Entonces vino una nube
que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es mi Hijo amado;
a él oíd.
Mar.9:8 Y luego, cuando
miraron, no vieron más a nadie consigo, sino a Jesús solo.
Mar.9:9 Y descendiendo ellos
del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el
Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos.
Mar.9:10 Y guardaron la palabra
entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.
Mar.9:11 Y le preguntaron,
diciendo: ¿Por qué dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Mar.9:12 Respondiendo él, les
dijo: Elías a la verdad vendrá primero, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo
está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada?
Mar.9:13 Pero os digo que Elías
ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.
Jesús sana a un muchacho
endemoniado (Mt. 17. 14-21; Lc. 9.
37-43)
Mar.9:14 Cuando llegó a donde
estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas
que disputaban con ellos.
Mar.9:15 Y en seguida toda la
gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron.
Mar.9:16 El les preguntó: ¿Qué
disputáis con ellos?
Mar.9:17 Y respondiendo uno de
la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu
mudo,
Mar.9:18 el cual, dondequiera
que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va
secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.
Mar.9:19 Y respondiendo él, les
dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta
cuándo os he de soportar? Traédmelo.
Mar.9:20 Y se lo trajeron; y
cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien
cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.
Mar.9:21 Jesús preguntó al
padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.
Mar.9:22 Y muchas veces le echa
en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten
misericordia de nosotros, y ayúdanos.
Mar.9:23 Jesús le dijo: Si
puedes creer, al que cree todo le es posible.
Mar.9:24 E inmediatamente el
padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
Mar.9:25 Y cuando Jesús vio que
la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu
mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
Mar.9:26 Entonces el espíritu,
clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo
que muchos decían: Está muerto.
Mar.9:27 Pero Jesús, tomándole
de la mano, le enderezó; y se levantó.
Mar.9:28 Cuando él entró en
casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos
echarle fuera?
Mar.9:29 Y les dijo: Este
género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
Jesús anuncia otra vez su
muerte - (Mt. 17. 22-23; Lc. 9.
43-45)
Mar.9:30 Habiendo salido de
allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese.
Mar.9:31 Porque enseñaba a sus
discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres,
y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día.
Mar.9:32 Pero ellos no
entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.
¿Quién es el mayor? (Mt. 18. 1-5; Lc. 9. 46-48)
Mar.9:33 Y llegó a Capernaum; y
cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el
camino?
Mar.9:34 Mas ellos callaron;
porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
Mar.9:35 Entonces él se sentó y
llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero
de todos, y el servidor de todos.
Mar.9:36 Y tomó a un niño, y lo
puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo:
Mar.9:37 El que reciba en mi
nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me
recibe a mí sino al que me envió.
El que no es contra nosotros,
por nosotros es (Lc. 9. 49-50)
Mar.9:38 Juan le respondió
diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios,
pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía.
Mar.9:39 Pero Jesús dijo: No se
lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda
decir mal de mí.
Mar.9:40 Porque el que no es
contra nosotros, por nosotros es.
Mar.9:41 Y cualquiera que os
diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo
que no perderá su recompensa.
Ocasiones de caer (Mt. 18. 6-9; Lc. 17. 1-2)
Mar.9:42 Cualquiera que haga
tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le
atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
Mar.9:43 Si tu mano te fuere
ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos
manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,
Mar.9:44 donde el gusano de
ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Mar.9:45 Y si tu pie te fuere
ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos
pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado,
Mar.9:46 donde el gusano de
ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Mar.9:47 Y si tu ojo te fuere
ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que
teniendo dos ojos ser echado al infierno,
Mar.9:48 donde el gusano de
ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Mar.9:49 Porque todos serán
salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.
Mar.9:50 Buena es la sal; mas
si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros
mismos; y tened paz los unos con los otros.
Capítulo 22
Cántico de liberación de
David (Sal. 18 título, 1-50)
2°Sam.22:1 Habló David a Jehová
las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de
todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.
2°Sam.22:2 Dijo:
Jehová es mi roca y mi
fortaleza, y mi libertador;
2°Sam.22:3 Dios mío, fortaleza
mía, en él confiaré;
Mi escudo, y el fuerte de mi salvación,
mi alto refugio;
Salvador mío; de violencia me
libraste.
2°Sam.22:4 Invocaré a Jehová,
quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mi enemigos.
2°Sam.22:5 Me rodearon ondas de
muerte,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
2°Sam.22:6 Ligaduras del Seol
me rodearon;
Tendieron sobre mí lazos de muerte.
2°Sam.22:7 En mi angustia
invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó a sus oídos.
2°Sam.22:8 La tierra fue
conmovida, y tembló,
Y se conmovieron los cimientos de los cielos;
Se estremecieron, porque se indignó él.
2°Sam.22:9 Humo subió de su
nariz,
Y de su boca fuego consumidor;
Carbones fueron por él encendidos.
2°Sam.22:10 E inclinó los
cielos, y descendió;
Y había tinieblas debajo de sus pies.
2°Sam.22:11 Y cabalgó sobre un
querubín, y voló;
Voló sobre las alas del viento.
2°Sam.22:12 Puso tinieblas por
su escondedero alrededor de sí;
Oscuridad de aguas y densas nubes.
2°Sam.22:13 Por el resplandor
de su presencia se encendieron carbones ardientes.
2°Sam.22:14 Y tronó desde los
cielos Jehová,
Y el Altísimo dio su voz;
2°Sam.22:15 Envió sus saetas, y
los dispersó;
Y lanzó relámpagos, y los destruyó.
2°Sam.22:16 Entonces aparecieron
los torrentes de las aguas,
Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo;
A la reprensión de Jehová,
Por el soplo del aliento de su nariz.
2°Sam.22:17 Envió desde lo alto
y me tomó;
Me sacó de las muchas aguas.
2°Sam.22:18 Me libró de
poderoso enemigo,
Y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que
yo.
2°Sam.22:19 Me asaltaron en el
día de mi quebranto;
Mas Jehová fue mi apoyo,
2°Sam.22:20 Y me sacó a lugar
espacioso;
Mi libró, porque se agradó de mí.
2°Sam.22:21 Jehová me ha
premiado conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos me ha
recompensado.
2°Sam.22:22 Porque yo he
guardado los caminos de Jehová,
Y no me aparté impíamente de mi Dios.
2°Sam.22:23 Pues todos sus
decretos estuvieron delante de mí,
Y no me he apartado de sus estatutos.
2°Sam.22:24 Fui recto para con
él,
Y me he guardado de mi maldad;
2°Sam.22:25 Por lo cual me ha
recompensado Jehová conforme a mi justicia;
Conforme a la limpieza de mis manos delante de su
vista.
2°Sam.22:26 Con el
misericordioso te mostrarás misericordioso,
Y recto para con el hombre íntegro.
2°Sam.22:27 Limpio te mostrarás
para con el limpio,
Y rígido serás para con el perverso.
2°Sam.22:28 Porque tú salvas al
pueblo afligido,
Mas tus ojos están sobre los altivos para abatirlos.
2°Sam.22:29 Tú eres mi lámpara,
oh Jehová;
Mi Dios alumbrará mis tinieblas.
2°Sam.22:30 Contigo desbarataré
ejércitos,
Y con mi Dios asaltaré muros.
2°Sam.22:31 En cuanto a Dios,
perfecto es su camino,
Y acrisolada la palabra de Jehová.
Escudo es a todos los que en él esperan.
2°Sam.22:32 Porque ¿quién es
Dios, sino sólo Jehová?
¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?
2°Sam.22:33 Dios es el que me
ciñe de fuerza,
Y quien despeja mi camino;
2°Sam.22:34 Quien hace mis pies
como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;
2°Sam.22:35 Quien adiestra mis
manos para la batalla,
De manera que se doble el arco de bronce con mis
brazos.
2°Sam.22:36 Me diste asimismo el
escudo de tu salvación,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
2°Sam.22:37 Tú ensanchaste mis
pasos debajo de mí,
Y mis pies no han resbalado.
2°Sam.22:38 Perseguiré a mis
enemigos, y los destruiré,
Y no volveré hasta acabarlos.
2°Sam.22:39 Los consumiré y los
heriré, de modo que no se levanten;
Caerán debajo de mis pies.
2°Sam.22:40 Pues me ceñiste de
fuerzas para la pelea;
Has humillado a mis enemigos debajo de mí,
2°Sam.22:41 Y has hecho que mis
enemigos me vuelvan las espaldas,
Para que yo destruyese a los que me aborrecen.
2°Sam.22:42 Clamaron, y no hubo
quien los salvase;
Aun a Jehová, mas no les oyó.
2°Sam.22:43 Como polvo de la
tierra los molí;
Como lodo de las calles los pisé y los trituré.
2°Sam.22:44 Me has librado de
las contiendas del pueblo;
Me guardaste para que fuese cabeza de naciones;
Pueblo que yo no conocía me servirá.
2°Sam.22:45 Los hijos de
extraños se someterán a mí;
Al oir de mí, me obedecerán.
2°Sam.22:46 Los extraños se
debilitarán,
Y saldrán temblando de sus encierros.
2°Sam.22:47 Viva Jehová, y
bendita sea mi roca,
Y engrandecido sea el Dios de mi salvación.
2°Sam.22:48 El Dios que venga
mis agravios,
Y sujeta pueblos debajo de mí;
2°Sam.22:49 El que me libra de
enemigos,
Y aun me exalta sobre los que se levantan contra mí;
Me libraste del varón violento.
2°Sam.22:50 Por tanto, yo te
confesaré entre las naciones, oh Jehová,
Y cantaré a tu nombre.
2°Sam.22:51 El salva
gloriosamente a su rey,
Y usa de misericordia para con su ungido,
A David y a su descendencia para siempre.
Os.2:2 Contended con vuestra
madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues,
sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos;
Os.2:3 no sea que yo la despoje
y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje
como tierra seca, y la mate de sed.
Os.2:4 Ni tendré misericordia
de sus hijos, porque son hijos de prostitución.
Os.2:5 Porque su madre se
prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis
amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi
bebida.
Os.2:6 Por tanto, he aquí yo
rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos.
Os.2:7 Seguirá a sus amantes, y
no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me
volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.
Os.2:8 Y ella no reconoció que
yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el
oro que ofrecían a Baal.
Os.2:9 Por tanto, yo volveré y
tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino
que había dado para cubrir su desnudez.
Os.2:10 Y ahora descubriré yo
su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi
mano.
Os.2:11 Haré cesar todo su
gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus
festividades.
Os.2:12 Y haré talar sus vides
y sus higueras, de las cuales dijo: Mi salario son, salario que me han dado mis
amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del
campo.
Os.2:13 Y la castigaré por los
días en que incensaba a los baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus
joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.
Os.2:14 Pero he aquí que yo la
atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.
Os.2:15 Y le daré sus viñas
desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en
los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de
Egipto.
Os.2:16 En aquel tiempo, dice
Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.
Os.2:17 Porque quitaré de su
boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.
Os.2:18 En aquel tiempo haré
para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las
serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te
haré dormir segura.
Os.2:19 Y te desposaré conmigo
para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia.
Os.2:20 Y te desposaré conmigo
en fidelidad, y conocerás a Jehová.
Os.2:21 En aquel tiempo
responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la
tierra.
Os.2:22 Y la tierra responderá
al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.
Os.2:23 Y la sembraré para mí en la tierra, y
tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él
dirá: Dios mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario