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“Vuélvete, oh rebelde… no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor… Reconoce, pues, tu maldad”. (Jeremías 3:12-13).-

¿Por qué no volver?

 Un profesor universitario, considerado por los estudiantes como un venerado maestro, se hallaba gravemente enfermo. Un creyente, quien sintió la necesidad de ir a visitarle, le habló del amor de Dios manifestado en Jesús, del sacrificio cumplido en la cruz, el que satisfizo plenamente la santidad y la justicia divinas, y de la resurrección de Cristo, testimonio de la complacencia de Dios en la obra consumada.
 Por último, le exhortó encarecidamente a confiar en Jesús para la salvación de su alma.
 —¿No le parece —contestó el enfermo —, que seria menospreciable de mi parte el obrar de tal manera con alguien a quien rechace toda mi vida?
 —Lo que es menospreciable es el hecho de que usted haya rechazado el amor de Dios durante toda su vida. ¡Lo que sería más despreciable aun consistiría en rechazarle al ser ofrecido —quizá por última vez— la oportunidad de recibirle!
 Saulo había sido “blasfemo, perseguidor e injuriador”; pero cuando el Señor le detiene en el camino a Damasco para llamarle a su servicio, él no se pregunta si es vergonzoso para un celoso judío convenirse en cristiano. Todo lo que era para él ganancia, lo pierde alegremente.
 Y a usted, amigo: ¿qué cadena le impide venir a Jesús? ¿Será su “dignidad”? Si tal es su sentir, es porque no se conoce: “No sabes que tú eres un desventurado, miserable” (Apocalipsis 3:17).
 Si usted teme que Dios le acoja con severidad, es porque no le conoce: “No haré caer mi ira sobre ti, porque soy misericordioso” dice El Señor. Pero es necesario volver a El, arrepentido. Nadie puede oponerse, nada debe impedirle venir a Jesús.

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


Capítulo 4


Jesús y la mujer samaritana  


Jn.4:1 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan  
Jn.4:2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos),  
Jn.4:3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.  
Jn.4:4 Y le era necesario pasar por Samaria.  
Jn.4:5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Jn.4:6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.  
Jn.4:7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.  
Jn.4:8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.  
Jn.4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Jn.4:10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.  
Jn.4:11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?  
Jn.4:12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?  
Jn.4:13 Respondió Jesús y le dijo:Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;  
Jn.4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.  
Jn.4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.  
Jn.4:16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
Jn.4:17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;  
Jn.4:18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Jn.4:19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.  
Jn.4:20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.  
Jn.4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.  
Jn.4:22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.  
Jn.4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.  
Jn.4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.  
Jn.4:25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.  
Jn.4:26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.  


Capítulo 15


David trae el arca a Jerusalén    (2 S. 6.12-23)  


1°Cron.15:1 Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda.  
1°Cron.15:2 Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová, y le sirvan perpetuamente.
1°Cron.15:3 Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado.  
1°Cron.15:4 Reunió también David a los hijos de Aarón y a los levitas;  
1°Cron.15:5 de los hijos de Coat, Uriel el principal, y sus hermanos, ciento veinte.  
1°Cron.15:6 De los hijos de Merari, Asaías el principal, y sus hermanos, doscientos veinte.  
1°Cron.15:7 De los hijos de Gersón, Joel el principal, y sus hermanos, ciento treinta.  
1°Cron.15:8 De los hijos de Elizafán, Semaías el principal, y sus hermanos, doscientos.  
1°Cron.15:9 De los hijos de Hebrón, Eliel el principal, y sus hermanos, ochenta.  
1°Cron.15:10 De los hijos de Uziel, Aminadab el principal, y sus hermanos, ciento doce.  
1°Cron.15:11 Y llamó David a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab,  
1°Cron.15:12 y les dijo: Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado;  
1°Cron.15:13 pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.  
1°Cron.15:14 Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca de Jehová Dios de Israel.  
1°Cron.15:15 Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés, conforme a la palabra de Jehová.
1°Cron.15:16 Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, con salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría.  
1°Cron.15:17 Y los levitas designaron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari y de sus hermanos, a Etán hijo de Cusaías.  
1°Cron.15:18 Y con ellos a sus hermanos del segundo orden, a Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaía, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel, los porteros.  
1°Cron.15:19 Así Hemán, Asaf y Etán, que eran cantores, sonaban címbalos de bronce.  
1°Cron.15:20 Y Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaía, con salterios sobre Alamot.  
1°Cron.15:21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para dirigir.  
1°Cron.15:22 Y Quenanías, principal de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello.  
1°Cron.15:23 Berequías y Elcana eran porteros del arca.  
1°Cron.15:24 Y Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaía y Eliezer, sacerdotes, tocaban las trompetas delante del arca de Dios; Obed-edom y Jehías eran también porteros del arca.  
1°Cron.15:25 David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría.  
1°Cron.15:26 Y ayudando Dios a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, sacrificaron siete novillos y siete carneros.  
1°Cron.15:27 Y David iba vestido de lino fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino.  
1°Cron.15:28 De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas.  
1°Cron.15:29 Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.  


Capítulo 16


1°Cron.16:1 Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios.  
1°Cron.16:2 Y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová.  
1°Cron.16:3 Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne, y una torta de pasas.  
1°Cron.16:4 Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel:  
1°Cron.16:5 Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos.  
1°Cron.16:6 También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.  


Salmo de acción de gracias de David    (Sal. 105.1-15; 96.1-13; 106.47-48)


1°Cron.16:7 Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos:


Capítulo 4


El candelabro de oro y los olivos  


Zac.4:1 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño.  
Zac.4:2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él;  
Zac.4:3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda.  
Zac.4:4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío?  
Zac.4:5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.  
Zac.4:6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.  
Zac.4:7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.  
Zac.4:8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo:  
Zac.4:9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros.  
Zac.4:10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.  
Zac.4:11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda?  
Zac.4:12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?  
Zac.4:13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no.  
Zac.4:14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.

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