“¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan?” (Jeremías 6:10).-
Advertencias
La vida en sociedad no se concibe sin las advertencias que nos recuerdan a cada instante, cuáles son los límites de nuestra libertad y de nuestra seguridad. Las hay de toda clase: señales de carreteras sin las cuales la circulación no seria posible; la pequeña bandera roja que prohíbe bañarse cuando el mar es peligroso. Son distintos medios que sirven para protegernos y que debemos tener en cuenta para nuestro mayor provecho.
El temor de un accidente o de la policía nos ha enseñado, pues, a ser disciplinados y a conformarnos prudentemente a los carteles, rótulos, modos de empleo de todo género: “Prohibido”... “Se ruega no”… “Cuidado con”..., que caracterizan nuestra vida moderna.
Cosa extraña, las advertencias de Dios son las únicas que la mayoría de la gente no toma en serio. ¿Merece Dios menos crédito u obediencia que el hombre? Quizá porque las infracciones a su ley no tienen inmediatas consecuencias, ¿nos imaginamos que nunca serán castigadas? ¿Somos más inteligentes que el Creador y nos sentimos capaces de distinguir nosotros mismos entre lo que lleva al cielo y lo que nos aparta de él? ¡Cuánta gente muy prudente en cuanto a las cosas de la tierra, muestran en este dominio una inconsciencia total!
El camino al cielo también tiene sus señales; infringirlas, aun involuntariamente, es correr el riesgo de no llegar nunca allí. La Palabra de Dios nos informa cuidadosamente de todos los peligros de orden moral: falsas direcciones, obstáculos de toda clase, fuentes envenenadas, callejones sin salida, limitaciones... El que rehúsa tomar conocimiento de ello se parece a un conductor que manejara su vehículo sin saber nada del código de tránsito.
Saludo con la Paz de nuestro Señor JesucristoAdvertencias
La vida en sociedad no se concibe sin las advertencias que nos recuerdan a cada instante, cuáles son los límites de nuestra libertad y de nuestra seguridad. Las hay de toda clase: señales de carreteras sin las cuales la circulación no seria posible; la pequeña bandera roja que prohíbe bañarse cuando el mar es peligroso. Son distintos medios que sirven para protegernos y que debemos tener en cuenta para nuestro mayor provecho.
El temor de un accidente o de la policía nos ha enseñado, pues, a ser disciplinados y a conformarnos prudentemente a los carteles, rótulos, modos de empleo de todo género: “Prohibido”... “Se ruega no”… “Cuidado con”..., que caracterizan nuestra vida moderna.
Cosa extraña, las advertencias de Dios son las únicas que la mayoría de la gente no toma en serio. ¿Merece Dios menos crédito u obediencia que el hombre? Quizá porque las infracciones a su ley no tienen inmediatas consecuencias, ¿nos imaginamos que nunca serán castigadas? ¿Somos más inteligentes que el Creador y nos sentimos capaces de distinguir nosotros mismos entre lo que lleva al cielo y lo que nos aparta de él? ¡Cuánta gente muy prudente en cuanto a las cosas de la tierra, muestran en este dominio una inconsciencia total!
El camino al cielo también tiene sus señales; infringirlas, aun involuntariamente, es correr el riesgo de no llegar nunca allí. La Palabra de Dios nos informa cuidadosamente de todos los peligros de orden moral: falsas direcciones, obstáculos de toda clase, fuentes envenenadas, callejones sin salida, limitaciones... El que rehúsa tomar conocimiento de ello se parece a un conductor que manejara su vehículo sin saber nada del código de tránsito.
LECTURA BÍBLICA PARA HOY
La Biblia en un Año.-
Parábola de los dos hijos
Mat.21:28 Pero ¿qué os parece?
Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a
trabajar en mi viña.
Mat.21:29 Respondiendo él,
dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
Mat.21:30 Y acercándose al
otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no
fue.
Mat.21:31 ¿Cuál de los dos hizo
la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto
os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de
Dios.
Mat.21:32 Porque vino a
vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y
las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después
para creerle.
Los labradores malvados - (Mr.
12. 1-12; Lc. 20. 9-19)
Mat.21:33 Oíd otra parábola:
Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado,
cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se
fue lejos.
Mat.21:34 Y cuando se acercó el
tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen
sus frutos.
Mat.21:35 Mas los labradores,
tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.
Mat.21:36 Envió de nuevo otros
siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
Mat.21:37 Finalmente les envió
su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
Mat.21:38 Mas los labradores,
cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle,
y apoderémonos de su heredad.
Mat.21:39 Y tomándole, le
echaron fuera de la viña, y le mataron.
Mat.21:40 Cuando venga, pues,
el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
Mat.21:41 Le dijeron: A los
malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que
le paguen el fruto a su tiempo.
Mat.21:42 Jesús les dijo:
¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los
edificadores,
Ha venido a ser cabeza del
ángulo.
El Señor ha hecho esto,
Y es cosa maravillosa a
nuestros ojos?
Mat.21:43 Por tanto os digo,
que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca
los frutos de él.
Mat.21:44 Y el que cayere sobre
esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
Mat.21:45 Y oyendo sus
parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de
ellos.
Mat.21:46 Pero al buscar cómo
echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
Capítulo 19
La purificación de los
inmundos
Num.19:1 Jehová habló a Moisés
y a Aarón, diciendo:
Num.19:2 Esta es la ordenanza
de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te
traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no
se haya puesto yugo;
Num.19:3 y la daréis a Eleazar
el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su
presencia.
Num.19:4 Y Eleazar el sacerdote
tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del
tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;
Num.19:5 y hará quemar la vaca
ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará
quemar.
Num.19:6 Luego tomará el
sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del
fuego en que arde la vaca.
Num.19:7 El sacerdote lavará
luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el
campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.
Num.19:8 Asimismo el que la
quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será
inmundo hasta la noche.
Num.19:9 Y un hombre limpio
recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar
limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de
purificación; es una expiación.
Num.19:10 Y el que recogió las
cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será
estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre
ellos.
Num.19:11 El que tocare cadáver
de cualquier persona será inmundo siete días.
Num.19:12 Al tercer día se
purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día
no se purificare, no será limpio al séptimo día.
Num.19:13 Todo aquel que tocare
cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová
contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la
purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre
él.
Num.19:14 Esta es la ley para
cuando alguno muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el
que esté en ella, será inmundo siete días.
Num.19:15 Y toda vasija
abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda;
Num.19:16 y cualquiera que
tocare algún muerto a espada sobre la faz del campo, o algún cadáver, o hueso
humano, o sepulcro, siete días será inmundo.
Num.19:17 Y para el inmundo
tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella
agua corriente en un recipiente;
Num.19:18 y un hombre limpio
tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos
los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere
tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro.
Num.19:19 Y el limpio rociará
sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al
día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y
será limpio a la noche.
Num.19:20 Y el que fuere
inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación,
por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua
de la purificación; es inmundo.
Num.19:21 Les será estatuto
perpetuo; también el que rociare el agua de la purificación lavará sus
vestidos; y el que tocare el agua de la purificación será inmundo hasta la
noche.
Num.19:22 Y todo lo que el
inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare será inmunda hasta la
noche.
Capítulo 20
Agua de la roca
Num.20:1 Llegaron los hijos de
Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó
el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.
Num.20:2 Y porque no había agua
para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.
Num.20:3 Y habló el pueblo
contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros
hermanos delante de Jehová!
Num.20:4 ¿Por qué hiciste venir
la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y
nuestras bestias?
Num.20:5 ¿Y por qué nos has
hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de
sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para
beber.
Num.20:6 Y se fueron Moisés y
Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y
se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre
ellos.
Num.20:7 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
Num.20:8 Toma la vara, y reúne
la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y
ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la
congregación y a sus bestias.
Num.20:9 Entonces Moisés tomó
la vara de delante de Jehová, como él le mandó.
Num.20:10 Y reunieron Moisés y
Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes!
¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?
Num.20:11 Entonces alzó Moisés
su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y
bebió la congregación, y sus bestias.
Num.20:12 Y Jehová dijo a
Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de
los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que
les he dado.
Num.20:13 Estas son las aguas
de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y
él se santificó en ellos.
Edom rehúsa dar paso a
Israel
Num.20:14 Envió Moisés
embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano:
Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido;
Num.20:15 cómo nuestros padres
descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos
maltrataron, y a nuestros padres;
Num.20:16 y clamamos a Jehová,
el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí
estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.
Num.20:17 Te rogamos que
pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos
agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a
siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.
Num.20:18 Edom le respondió: No
pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado.
Num.20:19 Y los hijos de Israel
dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis
ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más.
Num.20:20 Pero él respondió: No
pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.
Num.20:21 No quiso, pues, Edom
dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.
Aarón muere en el Monte
Hor
Num.20:22 Y partiendo de Cades
los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor.
Num.20:23 Y Jehová habló a
Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom,
diciendo:
Num.20:24 Aarón será reunido a
su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por
cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.
Num.20:25 Toma a Aarón y a
Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,
Num.20:26 y desnuda a Aarón de
sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido
a su pueblo, y allí morirá.
Num.20:27 Y Moisés hizo como
Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la
congregación.
Num.20:28 Y Moisés desnudó a
Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí
en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte.
Num.20:29 Y viendo toda la
congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas
la familias de Israel.
Consejos para la juventud
Ecl.11:9 Alégrate, joven, en tu
juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en
los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas
estas cosas te juzgará Dios.
Ecl.11:10 Quita, pues, de tu
corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la
juventud son vanidad.
Capítulo 12
Ecl.12:1 Acuérdate de tu
Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen
los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;
Ecl.12:2 antes que se oscurezca
el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la
lluvia;
Ecl.12:3 cuando temblarán los
guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas
porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas;
Ecl.12:4 y las puertas de
afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la
voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;
Ecl.12:5 cuando también temerán
de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la
langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su
morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles;
Ecl.12:6 antes que la cadena de
plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a
la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
Ecl.12:7 y el polvo vuelva a la
tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
Ecl.12:8 Vanidad de vanidades,
dijo el Predicador, todo es vanidad.
Resumen del deber del
hombre
Ecl.12:9 Y cuanto más sabio fue
el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo
escudriñar, y compuso muchos proverbios.
Ecl.12:10 Procuró el Predicador
hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.
Ecl.12:11 Las palabras de los
sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de
las congregaciones, dadas por un Pastor.
Ecl.12:12 Ahora, hijo mío, a
más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho
estudio es fatiga de la carne.
Ecl.12:13 El fin de todo el
discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es
el todo del hombre.
Ecl.12:14 Porque Dios traerá
toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.-
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