Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. (1 Tesalonicenses 1:9-10).-
¡Alto! ¡Media vuelta a la derecha!
— ¿Qué significa esa conversión de la que usted habla tan a menudo? —preguntó cierto día un oficial a uno de sus subordinados, un fiel creyente.
—Mi teniente, es lo que ocurre cuando el divino Comandante ordena: ¡Alto! ¡Media vuelta a la derecha!
La conversión es más que una teoría, es una transformación. Un ser humano que ha conseguido enmendarse, que ha mejorado algo, no por eso es todavía convertido. No, la conversión es un cambio efectuado para siempre: De un pecador, ella hace un hijo de Dios. Después de la conversión el hombre no es tal como lo era antes: piensa de otro modo; saca sus fuerzas de una nueva fuente; tiene nuevas esperanzas; se encamina por otra senda; va hacia otra meta y tiene un nuevo Maestro. Antes vivía para sí mismo; ahora vive para Dios. Antes él se justificaba; ahora él se juzga. Ayer Dios le condenaba; hoy, Dios le justifica.
Una persona verdaderamente convertida podrá decir: “Yo era ciego, pero ahora veo”. Esto concuerda con lo que Jesús dijo a Nicodemo: “El que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”.-
La conversión es producida por el Espíritu Santo, el que aplica al alma la Palabra de Dios con miras a crear una nueva vida: “El que no naciere de agua (la divina Palabra) y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios... Os es necesario nacer de nuevo”, insistió Jesús a hablar con el religioso doctor de la ley, el que también necesitaba convertirse a Dios como todo ser humano. "El que bebiere del agua que yo le daré, sera en el una fuente que salte para vida eterna..." (Seleccionado y adaptado del libro: "La guía del viajero").-
¡Alto! ¡Media vuelta a la derecha!
— ¿Qué significa esa conversión de la que usted habla tan a menudo? —preguntó cierto día un oficial a uno de sus subordinados, un fiel creyente.
—Mi teniente, es lo que ocurre cuando el divino Comandante ordena: ¡Alto! ¡Media vuelta a la derecha!
La conversión es más que una teoría, es una transformación. Un ser humano que ha conseguido enmendarse, que ha mejorado algo, no por eso es todavía convertido. No, la conversión es un cambio efectuado para siempre: De un pecador, ella hace un hijo de Dios. Después de la conversión el hombre no es tal como lo era antes: piensa de otro modo; saca sus fuerzas de una nueva fuente; tiene nuevas esperanzas; se encamina por otra senda; va hacia otra meta y tiene un nuevo Maestro. Antes vivía para sí mismo; ahora vive para Dios. Antes él se justificaba; ahora él se juzga. Ayer Dios le condenaba; hoy, Dios le justifica.
Una persona verdaderamente convertida podrá decir: “Yo era ciego, pero ahora veo”. Esto concuerda con lo que Jesús dijo a Nicodemo: “El que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”.-
La conversión es producida por el Espíritu Santo, el que aplica al alma la Palabra de Dios con miras a crear una nueva vida: “El que no naciere de agua (la divina Palabra) y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios... Os es necesario nacer de nuevo”, insistió Jesús a hablar con el religioso doctor de la ley, el que también necesitaba convertirse a Dios como todo ser humano. "El que bebiere del agua que yo le daré, sera en el una fuente que salte para vida eterna..." (Seleccionado y adaptado del libro: "La guía del viajero").-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA PARA HOY
La Biblia en un Año.-
Capítulo 21
La entrada triunfal en
Jerusalén - (Mr. 11. 1-11; Lc. 19. 28-40; Jn. 12. 12-19)
Mat.21:1 Cuando se acercaron a
Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos
discípulos,
Mat.21:2 diciéndoles: Id a la
aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un
pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
Mat.21:3 Y si alguien os dijere
algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
Mat.21:4 Todo esto aconteció
para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Mat.21:5 Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu Rey viene a ti,
Manso, y sentado sobre una
asna,
Sobre un pollino, hijo de
animal de carga.
Mat.21:6 Y los discípulos
fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
Mat.21:7 y trajeron el asna y
el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.
Mat.21:8 Y la multitud, que era
muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los
árboles, y las tendían en el camino.
Mat.21:9 Y la gente que iba
delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Mat.21:10 Cuando entró él en
Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
Mat.21:11 Y la gente decía:
Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
Purificación del templo - (Mr.
11. 15-19; Lc. 19. 45-48; Jn. 2. 13-22)
Mat.21:12 Y entró Jesús en el
templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo,
y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
Mat.21:13 y les dijo: Escrito
está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva
de ladrones.
Mat.21:14 Y vinieron a él en el
templo ciegos y cojos, y los sanó.
Mat.21:15 Pero los principales
sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos
aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,
Mat.21:16 y le dijeron: ¿Oyes
lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:
De la boca de los niños y de
los que maman
Perfeccionaste la alabanza?
Mat.21:17 Y dejándolos, salió
fuera de la ciudad a Betania, y posó allí.
Maldición de la higuera estéril
- (Mr. 11. 12-14, 20-26)
Mat.21:18 Por la mañana,
volviendo a la ciudad, tuvo hambre.
Mat.21:19 Y viendo una higuera
cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y
le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
Mat.21:20 Viendo esto los
discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?
Mat.21:21 Respondiendo Jesús,
les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis
esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el
mar, será hecho.
Mat.21:22 Y todo lo que
pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
La autoridad de Jesús - (Mr.
11. 27-33; Lc. 20. 1-8)
Mat.21:23 Cuando vino al
templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él
mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién
te dio esta autoridad?
Mat.21:24 Respondiendo Jesús,
les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os
diré con qué autoridad hago estas cosas.
Mat.21:25 El bautismo de Juan,
¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí,
diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
Mat.21:26 Y si decimos, de los
hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
Mat.21:27 Y respondiendo a
Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué
autoridad hago estas cosas.
Capítulo 17
La vara de Aarón florece
Num.17:1 Luego habló Jehová a
Moisés, diciendo:
Num.17:2 Habla a los hijos de
Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los
príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás
el nombre de cada uno sobre su vara.
Num.17:3 Y escribirás el nombre
de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres
tendrá una vara.
Num.17:4 Y las pondrás en el
tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a
vosotros.
Num.17:5 Y florecerá la vara
del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos
de Israel con que murmuran contra vosotros.
Num.17:6 Y Moisés habló a los
hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe
por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón
estaba entre las varas de ellos.
Num.17:7 Y Moisés puso las
varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.
Num.17:8 Y aconteció que el día
siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de
Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado
renuevos, y producido almendras.
Num.17:9 Entonces sacó Moisés
todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo
vieron, y tomaron cada uno su vara.
Num.17:10 Y Jehová dijo a
Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por
señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que
no mueran.
Num.17:11 E hizo Moisés como le
mandó Jehová, así lo hizo.
Num.17:12 Entonces los hijos de
Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos
somos, todos nosotros somos perdidos.
Num.17:13 Cualquiera que se
acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por
perecer todos?
Capítulo 18
Sostenimiento de sacerdotes y
levitas
Num.18:1 Jehová dijo a Aarón:
Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del
santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio.
Num.18:2 Y a tus hermanos
también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se
junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del
tabernáculo del testimonio.
Num.18:3 Y guardarán lo que tú
ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los
utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros.
Num.18:4 Se juntarán, pues,
contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del
tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros.
Num.18:5 Y tendréis el cuidado
del santuario, y el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los
hijos de Israel.
Num.18:6 Porque he aquí, yo he
tomado a vuestros hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a
vosotros en don de Jehová, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de
reunión.
Num.18:7 Mas tú y tus hijos
contigo guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y
del velo adentro, y ministraréis. Yo os he dado en don el servicio de vuestro
sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.
Num.18:8 Dijo más Jehová a
Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las
cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a
tus hijos, por estatuto perpetuo.
Num.18:9 Esto será tuyo de la
ofrenda de las cosas santas, reservadas del fuego; toda ofrenda de ellos, todo
presente suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la
culpa de ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus
hijos.
Num.18:10 En el santuario la
comerás; todo varón comerá de ella; cosa santa será para ti.
Num.18:11 Esto también será
tuyo: la ofrenda elevada de sus dones, y todas las ofrendas mecidas de los
hijos de Israel, he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por estatuto
perpetuo; todo limpio en tu casa comerá de ellas.
Num.18:12 De aceite, de mosto y
de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová,
para ti las he dado.
Num.18:13 Las primicias de
todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán
tuyas; todo limpio en tu casa comerá de ellas.
Num.18:14 Todo lo consagrado
por voto en Israel será tuyo.
Num.18:15 Todo lo que abre
matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales,
será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás
redimir el primogénito de animal inmundo.
Num.18:16 De un mes harás
efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco
siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras.
Num.18:17 Mas el primogénito de
vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás;
santificados son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la
grosura de ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová.
Num.18:18 Y la carne de ellos
será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha,
será tuya.
Num.18:19 Todas las ofrendas
elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las
he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto
perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu
descendencia contigo.
Num.18:20 Y Jehová dijo a
Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte.
Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.
Num.18:21 Y he aquí yo he dado
a los hijos de Leví todos los diezmos en
Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio
del tabernáculo de reunión.
Num.18:22 Y no se acercarán más
los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el
cual mueran.
Num.18:23 Mas los levitas harán
el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto
perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de
Israel.
Num.18:24 Porque a los levitas
he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová
en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán
heredad.
Num.18:25 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
Num.18:26 Así hablarás a los
levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he
dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda
mecida a Jehová el diezmo de los diezmos.
Num.18:27 Y se os contará
vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar.
Num.18:28 Así ofreceréis
también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los
hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote
Aarón.
Num.18:29 De todos vuestros
dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la
porción que ha de ser consagrada.
Num.18:30 Y les dirás: Cuando
ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los levitas como producto de la
era, y como producto del lagar.
Num.18:31 Y lo comeréis en
cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra remuneración por
vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión.
Num.18:32 Y no llevaréis pecado
por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaréis
las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis.
Capítulo 11
Ecl.11:1 Echa tu pan sobre las
aguas; porque después de muchos días lo hallarás.
Ecl.11:2 Reparte a siete, y aun
a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.
Ecl.11:3 Si las nubes fueren
llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cayere al sur, o
al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará.
Ecl.11:4 El que al viento
observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
Ecl.11:5 Como tú no sabes cuál
es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer
encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
Ecl.11:6 Por la mañana siembra
tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo
mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
Ecl.11:7 Suave ciertamente es
la luz, y agradable a los ojos ver el sol;
Ecl.11:8 pero aunque un hombre viva muchos años,
y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las
tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.
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