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“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. (Hebreos 11:3).-
“(El Señor) se acordó de su santa palabra dada a Abraham su siervo”. (Salmo 105:42).-

Leamos el Salmo 105 versículos 23 al 45.-

 El poder de Dios se despliega todo a lo largo del libro del Éxodo. Se hallan en él primeramente Sus milagros en juicio sobre los egipcios, luego Sus milagros en gracia a favor de Israel. Sin embargo, las terribles plagas que azotaron a Egipto no sólo estaban destinadas a espantar y castigar a Faraón. Dios ante todo quería revelarse a su propio pueblo mediante señales y prodigios: “Y vio Israel aquel grande hecho que el Señor ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió al Señor y creyeron al Señor y a Moisés su siervo” (Éxodo 14:31).
 “Habló”, nos dicen los versículos 31 y 34 y la cosa ocurrió. Como en el día de la creación, bastó a Dios una palabra para suscitar los innumerables pequeños agentes de su ira: moscas venenosas, mosquitos, langostas. Y qué humillación para el hombre, ésa de ser vencido… por viles insectos.
 Israel abandona a Egipto después de Pascua, cambiando su miseria por grandes riquezas. Gimió bajo la opresión: Dios lo hace salir con gozo y canto de triunfo. Israel, que trabajó tan duramente, va a poseer “las labores de los pueblos” (44). y toda esa obra redentora resulta del compromiso que Dios había contraído con Abraham (véase Génesis 15:13-14). Nada puede impedir al Dios fiel que cumpla con “su santa palabra” (véase Lucas 1:72-73).-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año


Pedro y Juan son perseguidos 

Hec.5:17 Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 
Hec.5:18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 
Hec.5:19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 
Hec.5:20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. 
Hec.5:21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. 
Hec.5:22 Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 
Hec.5:23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 
Hec.5:24 Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. 
Hec.5:25 Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. 
Hec.5:26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. 
Hec.5:27 Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó,  
Hec.5:28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.
Hec.5:29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 
Hec.5:30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. 
Hec.5:31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 
Hec.5:32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. 
Hec.5:33 Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. 
Hec.5:34 Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, 
Hec.5:35 y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. 
Hec.5:36 Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. 
Hec.5:37 Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. 
Hec.5:38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 
Hec.5:39 mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. 
Hec.5:40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 
Hec.5:41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 
Hec.5:42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. 


Capítulo 25

Deut.25:1 Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo, y condenarán al culpable. 
Deut.25:2 Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia; según su delito será el número de azotes. 
Deut.25:3 Se podrá dar cuarenta azotes, no más; no sea que, si lo hirieren con muchos azotes más que éstos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos. 
Deut.25:4 No pondrás bozal al buey cuando trillare. 
Deut.25:5 Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco. 
Deut.25:6 Y el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de éste no sea borrado de Israel.
Deut.25:7 Y si el hombre no quisiere tomar a su cuñada, irá entonces su cuñada a la puerta, a los ancianos, y dirá: Mi cuñado no quiere suscitar nombre en Israel a su hermano; no quiere emparentar conmigo. 
Deut.25:8 Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir, y hablarán con él; y si él se levantare y dijere: No quiero tomarla, 
Deut.25:9 se acercará entonces su cuñada a él delante de los ancianos, y le quitará el calzado del pie, y le escupirá en el rostro, y hablará y dirá: Así será hecho al varón que no quiere edificar la casa de su hermano. 
Deut.25:10 Y se le dará este nombre en Israel: La casa del descalzado.
Deut.25:11 Si algunos riñeren uno con otro, y se acercare la mujer de uno para librar a su marido de mano del que le hiere, y alargando su mano asiere de sus partes vergonzosas, 
Deut.25:12 le cortarás entonces la mano; no la perdonarás. 
Deut.25:13 No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, 
Deut.25:14 ni tendrás en tu casa efa  grande y efa pequeño. 
Deut.25:15 Pesa exacta y justa tendrás; efa  cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. 
Deut.25:16 Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.

Orden de exterminar a Amalec 

Deut.25:17 Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; 
Deut.25:18 de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios. 
Deut.25:19 Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.

Capítulo 26

Primicias y diezmos 

Deut.26:1 Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites, 
Deut.26:2 entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre. 
Deut.26:3 Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría. 
Deut.26:4 Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios. 
Deut.26:5 Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa; 
Deut.26:6 y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre. 
Deut.26:7 Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión; 
Deut.26:8 y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros; 
Deut.26:9 y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. 
Deut.26:10 Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios. 
Deut.26:11 Y te alegrarás en todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti. 
Deut.26:12 Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.
Deut.26:13 Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos.   Deut.26:14 No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has mandado. 
Deut.26:15 Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel. 
Deut.26:16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma. 
Deut.26:17 Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y guardarás sus estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz. 
Deut.26:18 Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos; 
Deut.26:19 a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y para que seas un pueblo santo a Jehová tu Dios, como él ha dicho. 

Capítulo 27

Orden de escribir la ley en piedras sobre el Monte Ebal 

Deut.27:1 Ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy. 
Deut.27:2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal;
Deut.27:3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho. 
Deut.27:4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal; 
Deut.27:5 y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro. 
Deut.27:6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu Dios; 
Deut.27:7 y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios. 
Deut.27:8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley. 
Deut.27:9 Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios. 
Deut.27:10 Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.

Las maldiciones en el monte Ebal 

Deut.27:11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo: 
Deut.27:12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. 
Deut.27:13 Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí. 
Deut.27:14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz: 
Deut.27:15 Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén. 
Deut.27:16 Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:17 Maldito el que redujere el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:18 Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Deut.27:19 Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:20 Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:22 Maldito el que se acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:23 Maldito el que se acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:24 Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:25 Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén. 
Deut.27:26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.


Capítulo 16

Job se queja contra Dios 

Job 16:1 Respondió Job, y dijo: 
Job 16:2 Muchas veces he oído cosas como estas; 
            Consoladores molestos sois todos vosotros. 
Job 16:3 ¿Tendrán fin las palabras vacías? 
            ¿O qué te anima a responder? 
Job 16:4 También yo podría hablar como vosotros, 
            Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; 
            Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, 
            Y sobre vosotros mover mi cabeza. 
Job 16:5 Pero yo os alentaría con mis palabras, 
            Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
Job 16:6 Si hablo, mi dolor no cesa; 
            Y si dejo de hablar, no se aparta de mí. 
Job 16:7 Pero ahora tú me has fatigado; 
            Has asolado toda mi compañía. 
Job 16:8 Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, 
            Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. 
Job 16:9 Su furor me despedazó, y me ha sido contrario; 
            Crujió sus dientes contra mí; 
            Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. 
Job 16:10 Abrieron contra mí su boca; 
            Hirieron mis mejillas con afrenta; 
            Contra mí se juntaron todos. 
Job 16:11 Me ha entregado Dios al mentiroso, 
            Y en las manos de los impíos me hizo caer. 
Job 16:12 Próspero estaba, y me desmenuzó; 
            Me arrebató por la cerviz y me despedazó,
            Y me puso por blanco suyo. 
Job 16:13 Me rodearon sus flecheros, 
            Partió mis riñones, y no perdonó; 
            Mi hiel derramó por tierra. 
Job 16:14 Me quebrantó de quebranto en quebranto; 
            Corrió contra mí como un gigante. 
Job 16:15 Cosí cilicio sobre mi piel, 
            Y puse mi cabeza en el polvo. 
Job 16:16 Mi rostro está inflamado con el lloro, 
            Y mis párpados entenebrecidos, 
Job 16:17 A pesar de no haber iniquidad en mis manos, 
            Y de haber sido mi oración pura. 
Job 16:18 ¡Oh tierra! no cubras mi sangre, 
            Y no haya lugar para mi clamor. 
Job 16:19 Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, 
            Y mi testimonio en las alturas. 
Job 16:20 Disputadores son mis amigos; 
            Mas ante Dios derramaré mis lágrimas. 
Job 16:21 ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, 
            Como con su prójimo! 
Job 16:22 Mas los años contados vendrán, 

            Y yo iré por el camino de donde no volveré.

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