“Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. (Romanos 13:13-14).-
Tentación
Se cuenta de un hombre que tenía un perro muy inteligente al que había enseñado varias clases de destrezas. Una de ellas era muy relevante y muchos la recordaban. Y era que, colocando un pedazo de azúcar en el suelo, delante del perro, y le decía simplemente: ¡No! Entonces el animal sabía que le estaba prohibido tocarlo. Por eso, nunca miraba al tentador pedazo de azúcar; en cambio, mantenía la mirada fija en los ojos del amo. Comprendía que si miraba la golosina, no podría resistir la tentación.
Un amigo de este hombre, de visita en esa casa, observó la escena, maravillado, y dijo: “Este perro nos da una buena lección. Cuando nos topamos con una tentación, no debemos mirarla, sino mantener los ojos puestos en Jesús. Es la única posibilidad de no sucumbir. Si se nos ocurre hacer algo equivocado, podemos estar seguros de que el impulso viene de abajo”.
No dejemos de mirar al Señor. El puede guardarnos y darnos la victoria. Pero para nosotros es importante hacerlo no sólo en los momentos de peligro. El Señor nos exhorta a que le sigamos constantemente, que meditemos en su Palabra “de día y de noche” y que permanezcamos en El.
En cambio, si el Enemigo de nuestras almas pone tentaciones en nuestro camino, nos conviene apartar la vista de ellas y recordar las palabras del apóstol Santiago: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros”.-
Tentación
Se cuenta de un hombre que tenía un perro muy inteligente al que había enseñado varias clases de destrezas. Una de ellas era muy relevante y muchos la recordaban. Y era que, colocando un pedazo de azúcar en el suelo, delante del perro, y le decía simplemente: ¡No! Entonces el animal sabía que le estaba prohibido tocarlo. Por eso, nunca miraba al tentador pedazo de azúcar; en cambio, mantenía la mirada fija en los ojos del amo. Comprendía que si miraba la golosina, no podría resistir la tentación.
Un amigo de este hombre, de visita en esa casa, observó la escena, maravillado, y dijo: “Este perro nos da una buena lección. Cuando nos topamos con una tentación, no debemos mirarla, sino mantener los ojos puestos en Jesús. Es la única posibilidad de no sucumbir. Si se nos ocurre hacer algo equivocado, podemos estar seguros de que el impulso viene de abajo”.
No dejemos de mirar al Señor. El puede guardarnos y darnos la victoria. Pero para nosotros es importante hacerlo no sólo en los momentos de peligro. El Señor nos exhorta a que le sigamos constantemente, que meditemos en su Palabra “de día y de noche” y que permanezcamos en El.
En cambio, si el Enemigo de nuestras almas pone tentaciones en nuestro camino, nos conviene apartar la vista de ellas y recordar las palabras del apóstol Santiago: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros”.-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Capítulo 4
Pedro y Juan ante el
concilio
Hec.4:1 Hablando ellos al
pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del
templo, y los saduceos,
Hec.4:2 resentidos de que
enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los
muertos.
Hec.4:3 Y les echaron mano, y
los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
Hec.4:4 Pero muchos de los que
habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco
mil.
Hec.4:5 Aconteció al día
siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los
escribas,
Hec.4:6 y el sumo sacerdote
Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los
sumos sacerdotes;
Hec.4:7 y poniéndoles en medio,
les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros
esto?
Hec.4:8 Entonces Pedro, lleno
del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de
Israel:
Hec.4:9 Puesto que hoy se nos
interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste
haya sido sanado,
Hec.4:10 sea notorio a todos
vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de
Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los
muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
Hec.4:11 Este Jesús es la
piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza
del ángulo.
Hec.4:12 Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos.
Hec.4:13 Entonces viendo el
denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo,
se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Hec.4:14 Y viendo al hombre que
había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en
contra.
Hec.4:15 Entonces les ordenaron
que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí,
Hec.4:16 diciendo: ¿Qué haremos
con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos,
notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
Hec.4:17 Sin embargo, para que
no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en
adelante a hombre alguno en este nombre.
Hec.4:18 Y llamándolos, les
intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de
Jesús.
Hec.4:19 Mas Pedro y Juan
respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a
vosotros antes que a Dios;
Hec.4:20 porque no podemos
dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Hec.4:21 Ellos entonces les
amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa
del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,
Hec.4:22 ya que el hombre en
quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.
Los creyentes piden confianza y
valor
Capítulo 19
Las ciudades de refugio - (Nm.
35.9-28)
Deut.19:1 Cuando Jehová tu Dios
destruya a las naciones cuya tierra Jehová tu Dios te da a ti, y tú las
heredes, y habites en sus ciudades, y en sus casas;
Deut.19:2 te apartarás tres
ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la
poseas.
Deut.19:3 Arreglarás los
caminos, y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios te dará en
heredad, y será para que todo homicida huya allí.
Deut.19:4 Y este es el caso del
homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención
y sin haber tenido enemistad con él anteriormente;
Deut.19:5 como el que fuere con
su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para
cortar algún leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo y éste
muriere; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá;
Deut.19:6 no sea que el
vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, y le alcance por ser
largo el camino, y le hiera de muerte, no debiendo ser condenado a muerte por
cuanto no tenía enemistad con su prójimo anteriormente.
Deut.19:7 Por tanto yo te
mando, diciendo: Separarás tres ciudades.
Deut.19:8 Y si Jehová tu Dios
ensanchare tu territorio, como lo juró a tus padres, y te diere toda la tierra
que prometió dar a tus padres,
Deut.19:9 siempre y cuando
guardares todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy, para ponerlos por
obra; que ames a Jehová tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces
añadirás tres ciudades más a estas tres,
Deut.19:10 para que no sea
derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da por
heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.
Deut.19:11 Pero si hubiere
alguno que aborreciere a su prójimo y lo acechare, y se levantare contra él y
lo hiriere de muerte, y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades,
Deut.19:12 entonces los
ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán de allí, y lo entregarán en mano
del vengador de la sangre para que muera.
Deut.19:13 No le compadecerás;
y quitarás de Israel la sangre inocente, y te irá bien.
Deut.19:14 En la heredad que
poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no reducirás los límites de la
propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos.
Leyes sobre el testimonio
Deut.19:15 No se tomará en
cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier
pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de
dos o tres testigos se mantendrá la acusación.
Deut.19:16 Cuando se levantare
testigo falso contra alguno, para testificar contra él,
Deut.19:17 entonces los dos
litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de
los jueces que hubiere en aquellos días.
Deut.19:18 Y los jueces
inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado
falsamente a su hermano,
Deut.19:19 entonces haréis a él
como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.
Deut.19:20 Y los que quedaren
oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de
ti.
Deut.19:21 Y no le
compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie
por pie.
Capítulo 20
Leyes sobre la guerra
Deut.20:1 Cuando salgas a la
guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande
que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual
te sacó de tierra de Egipto.
Deut.20:2 Y cuando os acerquéis
para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo,
Deut.20:3 y les dirá: Oye,
Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye
vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de
ellos;
Deut.20:4 porque Jehová vuestro
Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para
salvaros.
Deut.20:5 Y los oficiales
hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha
estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún
otro la estrene.
Deut.20:6 ¿Y quién ha plantado
viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera
en la batalla, y algún otro la disfrute.
Deut.20:7 ¿Y quién se ha
desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que
muera en la batalla, y algún otro la tome.
Deut.20:8 Y volverán los
oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime?
Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el
corazón suyo.
Deut.20:9 Y cuando los
oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército
tomarán el mando a la cabeza del pueblo.
Deut.20:10 Cuando te acerques a
una ciudad para combatirla, le intimarás la paz.
Deut.20:11 Y si respondiere:
Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario,
y te servirá.
Deut.20:12 Mas si no hiciere
paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás.
Deut.20:13 Luego que Jehová tu
Dios la entregue en tu mano, herirás a todo varón suyo a filo de espada.
Deut.20:14 Solamente las
mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su
botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová
tu Dios te entregó.
Deut.20:15 Así harás a todas
las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas
naciones.
Deut.20:16 Pero de las ciudades
de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás
con vida,
Deut.20:17 sino que los
destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al
heveo y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado;
Deut.20:18 para que no os enseñen
a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y
pequéis contra Jehová vuestro Dios.
Deut.20:19 Cuando sities a
alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus
árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los
talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el
sitio.
Deut.20:20 Mas el árbol que
sepas que no lleva fruto, podrás destruirlo y talarlo, para construir baluarte
contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.
Capítulo 13
Job defiende su integridad
Job 13:1 He aquí que todas
estas cosas han visto mis ojos,
Y oído y entendido mis oídos.
Job 13:2 Como vosotros lo
sabéis, lo sé yo;
No soy menos que vosotros.
Job 13:3 Mas yo hablaría con el
Todopoderoso,
Y querría razonar con Dios.
Job 13:4 Porque ciertamente
vosotros sois fraguadores de mentira;
Sois todos vosotros médicos nulos.
Job 13:5 Ojalá callarais por
completo,
Porque esto os fuera sabiduría.
Job 13:6 Oíd ahora mi
razonamiento,
Y estad atentos a los argumentos de mis labios.
Job 13:7 ¿Hablaréis iniquidad
por Dios?
¿Hablaréis por él engaño?
Job 13:8 ¿Haréis acepción de
personas a su favor?
¿Contenderéis vosotros por Dios?
Job 13:9 ¿Sería bueno que él os
escudriñase?
¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún
hombre?
Job 13:10 El os reprochará de
seguro,
Si solapadamente hacéis acepción de personas.
Job 13:11 De cierto su alteza
os habría de espantar,
Y su pavor habría de caer sobre vosotros.
Job 13:12 Vuestras máximas son
refranes de ceniza,
Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.
Job 13:13 Escuchadme, y hablaré
yo,
Y que me venga después lo que viniere.
Job 13:14 ¿Por qué quitaré yo
mi carne con mis dientes,
Y tomaré mi vida en mi mano?
Job 13:15 He aquí, aunque él me
matare, en él esperaré;
No obstante, defenderé delante de él mis caminos,
Job 13:16 Y él mismo será mi
salvación,
Porque no entrará en su presencia el impío.
Job 13:17 Oíd con atención mi
razonamiento,
Y mi declaración entre en vuestros oídos.
Job 13:18 He aquí ahora, si yo
expusiere mi causa,
Sé que seré justificado.
Job 13:19 ¿Quién es el que
contenderá conmigo?
Porque si ahora yo callara, moriría.
Job 13:20 A lo menos dos cosas
no hagas conmigo;
Entonces no me esconderé de tu rostro:
Job 13:21 Aparta de mí tu
mano,
Y no me asombre tu terror.
Job 13:22 Llama luego, y yo
responderé;
O yo hablaré, y respóndeme tú.
Job 13:23 ¿Cuántas iniquidades
y pecados tengo yo?
Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
Job 13:24 ¿Por qué escondes tu
rostro,
Y me cuentas por tu enemigo?
Job 13:25 ¿A la hoja arrebatada
has de quebrantar,
Y a una paja seca has de perseguir?
Job 13:26 ¿Por qué escribes
contra mí amarguras,
Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
Job 13:27 Pones además mis pies
en el cepo, y observas todos mis caminos,
Trazando un límite para las plantas de mis pies.
13:28 Y mi cuerpo se va
gastando como de carcoma,
Como vestido que roe la polilla.
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