“Que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres”.- (Tito 3:8).-
Una vida útil
Se cuenta de una hermana nuestra que ya hace tiempo entró en el reposo de Dios, dejando sus muletas que desde tanto tiempo atrás sostenían su cuerpo enclenque.
Se la recuerda, sentada en el sillón al que apenas podía abandonar, el rostro apacible y la mirada reflejando una alegría interior siempre presente. Habría podido ser rica, pero no lo era. Su único tesoro estaba constantemente sobre la mesa, al alcance de su mano: la Biblia, libro mediante el cual había conocido a Dios y que era la fuente de sus afectos para Aquel que era su Señor.
Cualquier extraño, viendo la soledad en la que su enfermedad la mantenía; la hubiera mirado con compasión. Se habría equivocado grandemente. Que mas valdría envidiarla que compadecerla. Que si iban a visitarla para llevarle unas palabras de consuelo; resultaba ser que esas palabras, la iban a buscar. Ella escribía para los enfermos, y para los afligidos… a los que había conocido y que estaban sin esperanza, escribía a los jóvenes que necesitaban ser dirigidos o alentados. Para ella, ninguna angustia era demasiado grande, ningún pecador demasiado miserable, ninguna caída irremediable, no porque ella contara con las posibilidades del corazón humano, sino únicamente porque conocía los infinitos recursos de la gracia de Dios. Era, por otra parte, el único título que reivindicaba para ella misma: objeto de la gracia divina.
Como en el tiempo antiguo en Israel “las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos” las cortinas del Tabernáculo (Éxodo 35:25), ella también sin cesar y sin ruido trabajaba para “la casa del Señor, la iglesia del Dios viviente” (1 Timoteo 3:15). El Espíritu Santo nos lleve a imitar esta fe.
Una vida útil
Se cuenta de una hermana nuestra que ya hace tiempo entró en el reposo de Dios, dejando sus muletas que desde tanto tiempo atrás sostenían su cuerpo enclenque.
Se la recuerda, sentada en el sillón al que apenas podía abandonar, el rostro apacible y la mirada reflejando una alegría interior siempre presente. Habría podido ser rica, pero no lo era. Su único tesoro estaba constantemente sobre la mesa, al alcance de su mano: la Biblia, libro mediante el cual había conocido a Dios y que era la fuente de sus afectos para Aquel que era su Señor.
Cualquier extraño, viendo la soledad en la que su enfermedad la mantenía; la hubiera mirado con compasión. Se habría equivocado grandemente. Que mas valdría envidiarla que compadecerla. Que si iban a visitarla para llevarle unas palabras de consuelo; resultaba ser que esas palabras, la iban a buscar. Ella escribía para los enfermos, y para los afligidos… a los que había conocido y que estaban sin esperanza, escribía a los jóvenes que necesitaban ser dirigidos o alentados. Para ella, ninguna angustia era demasiado grande, ningún pecador demasiado miserable, ninguna caída irremediable, no porque ella contara con las posibilidades del corazón humano, sino únicamente porque conocía los infinitos recursos de la gracia de Dios. Era, por otra parte, el único título que reivindicaba para ella misma: objeto de la gracia divina.
Como en el tiempo antiguo en Israel “las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos” las cortinas del Tabernáculo (Éxodo 35:25), ella también sin cesar y sin ruido trabajaba para “la casa del Señor, la iglesia del Dios viviente” (1 Timoteo 3:15). El Espíritu Santo nos lleve a imitar esta fe.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Capítulo 7
Defensa y muerte de Esteban
Hec.7:1 El sumo sacerdote dijo
entonces: ¿Es esto así?
Hec.7:2 Y él dijo: Varones
hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham,
estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,
Hec.7:3 y le dijo: Sal de tu
tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré.
Hec.7:4 Entonces salió de la
tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le
trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.
Hec.7:5 Y no le dio herencia en
ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión,
y a su descendencia después de él,cuando él aún no tenía hijo.
Hec.7:6 Y le dijo Dios así: Que
su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a
servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años.
Hec.7:7 Mas yo juzgaré, dijo
Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me
servirán en este lugar.
Hec.7:8 Y le dio el pacto de la
circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e
Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.
Hec.7:9 Los patriarcas, movidos
por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él,
Hec.7:10 y le libró de todas
sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto,
el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.
Hec.7:11 Vino entonces hambre
en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros
padres no hallaban alimentos.
Hec.7:12 Cuando oyó Jacob que
había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez.
Hec.7:13 Y en la segunda, José
se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José.
Hec.7:14 Y enviando José, hizo
venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco
personas.
Hec.7:15 Así descendió Jacob a
Egipto, donde murió él, y también nuestros padres;
Hec.7:16 los cuales fueron
trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró
Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.
Hec.7:17 Pero cuando se
acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo
creció y se multiplicó en Egipto,
Hec.7:18 hasta que se levantó
en Egipto otro rey que no conocía a José.
Hec.7:19 Este rey, usando de
astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen
a la muerte a sus niños, para que no se propagasen.
Hec.7:20 En aquel mismo tiempo
nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su
padre.
Hec.7:21 Pero siendo expuesto a
la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo.
Hec.7:22 Y fue enseñado Moisés
en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y
obras.
Capítulo 29
Pacto de Jehová con Israel en
Moab
Deut.29:1 Estas son las
palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de
Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en
Horeb.
Deut.29:2 Moisés, pues, llamó a
todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho
delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos,
y a toda su tierra,
Deut.29:3 las grandes pruebas
que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas.
Deut.29:4 Pero hasta hoy Jehová
no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.
Deut.29:5 Y yo os he traído
cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre
vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.
Deut.29:6 No habéis comido pan,
ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro
Dios.
Deut.29:7 Y llegasteis a este
lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán delante de nosotros
para pelear, y los derrotamos;
Deut.29:8 y tomamos su tierra,
y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.
Deut.29:9 Guardaréis, pues, las
palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo
que hiciereis.
Deut.29:10 Vosotros todos
estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus,
vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;
Deut.29:11 vuestros niños,
vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento,
desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;
Deut.29:12 para que entres en
el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy
contigo,
Deut.29:13 para confirmarte hoy
como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha
dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Deut.29:14 Y no solamente con
vosotros hago yo este pacto y este juramento,
Deut.29:15 sino con los que
están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los
que no están aquí hoy con nosotros.
Deut.29:16 Porque vosotros
sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio
de las naciones por las cuales habéis pasado;
Deut.29:17 y habéis visto sus
abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen
consigo.
Deut.29:18 No sea que haya
entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de
Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que
haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,
Deut.29:19 y suceda que al oír
las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré
paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez
quite la sed.
Deut.29:20 No querrá Jehová
perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal
hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová
borrará su nombre de debajo del cielo;
Deut.29:21 y lo apartará Jehová
de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del
pacto escrito en este libro de la ley.
Deut.29:22 Y dirán las
generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y
el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de
aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar
Deut.29:23 (azufre y sal,
abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella
hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y
de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);
Deut.29:24 más aún, todas las
naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor
de esta gran ira?
Deut.29:25 Y responderán: Por
cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con
ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,
Deut.29:26 y fueron y sirvieron
a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna
cosa les habían dado.
Deut.29:27 Por tanto, se
encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las
maldiciones escritas en este libro;
Deut.29:28 y Jehová los
desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los
arrojó a otra tierra, como hoy se ve.
Deut.29:29 Las cosas secretas
pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para
nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Capítulo 30
Condiciones para la
restauración y la bendición
Deut.30:1 Sucederá que cuando
hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he
puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde
te hubiere arrojado Jehová tu Dios,
Deut.30:2 y te convirtieres a
Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy,
tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
Deut.30:3 entonces Jehová hará
volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de
entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.
Deut.30:4 Aun cuando tus
desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de
allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;
Deut.30:5 y te hará volver
Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará
bien, y te multiplicará más que a tus padres.
Deut.30:6 Y circuncidará Jehová
tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu
Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
Deut.30:7 Y pondrá Jehová tu
Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que
te persiguieron.
Deut.30:8 Y tú volverás, y
oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te
ordeno hoy.
Deut.30:9 Y te hará Jehová tu
Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto
de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a
gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,
Deut.30:10 cuando obedecieres a
la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos
escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma.
Deut.30:11 Porque este
mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está
lejos.
Deut.30:12 No está en el cielo,
para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo
hará oír para que lo cumplamos?
Deut.30:13 Ni está al otro lado
del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo
traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?
Deut.30:14 Porque muy cerca de
ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
Deut.30:15 Mira, yo he puesto
delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
Deut.30:16 porque yo te mando
hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus
mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado,
y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión
de ella.
Deut.30:17 Mas si tu corazón se
apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y
les sirvieres,
Deut.30:18 yo os protesto hoy
que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde
vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
Deut.30:19 A los cielos y a la
tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida
y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas
tú y tu descendencia;
Deut.30:20 amando a Jehová tu
Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y
prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová
a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
Capítulo 18
Bildad describe la suerte de
los malos
Job 18:1 Respondió Bildad suhita,
y dijo:
Job 18:2 ¿Cuándo pondréis fin a
las palabras?
Entended, y después hablemos.
Job 18:3 ¿Por qué somos tenidos
por bestias,
Y a vuestros ojos somos viles?
Job 18:4 Oh tú, que te
despedazas en tu furor,
¿Será abandonada la tierra por tu causa,
Y serán removidas de su lugar las peñas?
Job 18:5 Ciertamente la luz de
los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la centella de su fuego.
Job 18:6 La luz se oscurecerá
en su tienda,
Y se apagará sobre él su lámpara.
Job 18:7 Sus pasos vigorosos
serán acortados,
Y su mismo consejo lo precipitará.
Job 18:8 Porque red será echada
a sus pies,
Y sobre mallas andará.
Job 18:9 Lazo prenderá su
calcañar;
Se afirmará la trampa contra él.
Job 18:10 Su cuerda está
escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en la senda.
Job 18:11 De todas partes lo
asombrarán temores,
Y le harán huir desconcertado.
Job 18:12 Serán gastadas de
hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará preparado quebrantamiento.
Job 18:13 La enfermedad roerá
su piel,
Y a sus miembros devorará el primogénito de la
muerte.
Job 18:14 Su confianza será
arrancada de su tienda,
Y al rey de los espantos será conducido.
Job 18:15 En su tienda morará
como si no fuese suya;
Piedra de azufre será esparcida sobre su morada.
Job 18:16 Abajo se secarán sus
raíces,
Y arriba serán cortadas sus ramas.
Job 18:17 Su memoria perecerá
de la tierra,
Y no tendrá nombre por las calles.
Job 18:18 De la luz será
lanzado a las tinieblas,
Y echado fuera del mundo.
Job 18:19 No tendrá hijo ni
nieto en su pueblo,
Ni quien le suceda en sus moradas.
Job 18:20 Sobre su día se
espantarán los de occidente,
Y pavor caerá sobre los de oriente.
Job 18:21 Ciertamente tales son
las moradas del impío,
Y
este será el lugar del que no conoció a Dios.
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