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“Fuerte es como la muerte el amor… las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos”. 
(Cantar de los Cantares 8:6-7).-

Más fuerte que una bomba

 “Sólo el amor tiene el poder de derrumbar las murallas detrás de las que se resguardan nuestros egoísmos… Pero es imposible amar una idea… "Los mártires que murieron por el Cristo no hubieran dado su vida por leyes naturales". Así escribe un conocido autor.
 Nadie puede contradecirle, pero, por mucho que uno se esfuerce en amar, no halla en sí mismo ese amor vencedor qué transformaría la tierra. Por piedad hacia su criatura caída, Dios colocó en el corazón de las madres un reflejo del amor divino.
 Es la primera noción del cielo que puede recibir el niño. Pero la abnegación materna está centrada en su niño y pronto pierde su eficacia para el grupo social. ¡Cuántos jóvenes se hallan desesperados porque, una vez llegados a la vida adulta, se sienten abandonados y conocen del amor sólo malas imitaciones! “No creemos más en nada —decía uno de ellos para disculpar el suicidio de un compañero—. ¡No tenemos a qué aferrarnos!”.
 Sólo Cristo mostró, mediante sus hechos, el verdadero amor desinteresado. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros… En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 3:16 y 4:10). No puedo ser yo el que ama, ya que soy incapaz de manifestar un amor que no sea, de un modo u otro, injusto y egoísta. Debe ser Cristo en mí el que ama. Por eso, debo conocer a Cristo y vivir cerca de El. A veces, un alma sedienta de Cristo, pero repelida por una fría enseñanza, ha sido tocada para salvación con una simple comida caliente. Historias de amor? Si, en la biblia, desde la antigüedad y contemporánea nuestra esta plagada la vida del ser humano desde Adán, pero nuestros amores son efímeros, por ser permeables a comentarios y situaciones que hacen fluctuar nuestros sentimientos, algunas veces contienen algo de perfección en los hijos a quienes amamos incondicionalmente, pero el Verdadero amor es el de Dios, la fuente, el amor de Cristo que nos constriñe, cuando viene el pecado como un río sobre El y queda consumido con su santidad... Oh...!!! Si...!!! Las muchas aguas de males en toda la historia de la humanidad, no han apagado ese amor, todavía late tu corazón dándome la oportunidad a mi también a pesar de que ya sabes cuales van a ser mis respuestas, mis reacciones, ya sabes que te voy a fallar como todos mis ancestros, pero aún así me amas y prolongas tus misericordias... Hubiera sido yo? hace rato que ya habría dicho: "no quiero saber mas nada con "esos" con esa "familia", "son todos iguales...". Pero tu no dijiste, "déjalos que se arreglen..." sino que te involucraste en la Redención y en las otras obras de la Gracia, a pesar que no te recibiríamos, y esto por el puro afecto de tu voluntad... Mi alma te adora en este momento, en un silencio reverente... Porque las palabras son insuficientes...

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año


Capítulo 8

Saulo persigue a la iglesia 

Hec.8:1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.
Hec.8:2 Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 
Hec.8:3 Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.

Predicación del evangelio en Samaria 

Hec.8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 
Hec.8:5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 
Hec.8:6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 
Hec.8:7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 
Hec.8:8 así que había gran gozo en aquella ciudad. 
Hec.8:9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 
Hec.8:10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 
Hec.8:11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 
Hec.8:12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 
Hec.8:13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. 
Hec.8:14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 
Hec.8:15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 
Hec.8:16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 
Hec.8:17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 
Hec.8:18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 
Hec.8:19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 
Hec.8:20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 
Hec.8:21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.
Hec.8:22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 
Hec.8:23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 
Hec.8:24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. 
Hec.8:25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio. 


Capítulo 33

Moisés bendice a las doce tribus de Israel 

Deut.33:1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese. 
Deut.33:2 Dijo:  Jehová vino de Sinaí, 
            Y de Seir les esclareció; 
            Resplandeció desde el monte de Parán, 
            Y vino de entre diez millares de santos, 
            Con la ley de fuego a su mano derecha.
Deut.33:3 Aun amó a su pueblo; 
            Todos los consagrados a él estaban en su mano; 
            Por tanto, ellos siguieron en tus pasos, 
            Recibiendo dirección de ti, 
Deut.33:4 Cuando Moisés nos ordenó una ley, 
            Como heredad a la congregación de Jacob. 
Deut.33:5 Y fue rey en Jesurún, 
            Cuando se congregaron los jefes del pueblo 
            Con las tribus de Israel. 
Deut.33:6 Viva Rubén, y no muera; 
            Y no sean pocos sus varones. 
Deut.33:7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: 
            Oye, oh Jehová, la voz de Judá, 
            Y llévalo a su pueblo; 
            Sus manos le basten, 
            Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.  
Deut.33:8 A Leví dijo: 
            Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, 
            A quien probaste en Masah,
            Con quien contendiste en las aguas de Meriba,
Deut.33:9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto;
            Y no reconoció a sus hermanos, 
            Ni a sus hijos conoció; 
            Pues ellos guardaron tus palabras, 
            Y cumplieron tu pacto. 
Deut.33:10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, 
            Y tu ley a Israel; 
            Pondrán el incienso delante de ti, 
            Y el holocausto sobre tu altar. 
Deut.33:11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, 
            Y recibe con agrado la obra de sus manos; 
            Hiere los lomos de sus enemigos, 
            Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten. 
Deut.33:12 A Benjamín dijo: 
            El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; 
            Lo cubrirá siempre, 
            Y entre sus hombros morará.
Deut.33:13 A José dijo: 
            Bendita de Jehová sea tu tierra, 
            Con lo mejor de los cielos, con el rocío, 
            Y con el abismo que está abajo. 
Deut.33:14 Con los más escogidos frutos del sol, 
            Con el rico producto de la luna, 
Deut.33:15 Con el fruto más fino de los montes antiguos, 
            Con la abundancia de los collados eternos, 
Deut.33:16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; 
            Y la gracia del que habitó en la zarza 
            Venga sobre la cabeza de José, 
            Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos. 
Deut.33:17 Como el primogénito de su toro es su gloria, 
            Y sus astas como astas de búfalo; 
            Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; 
            Ellos son los diez millares de Efraín, 
            Y ellos son los millares de Manasés.
Deut.33:18 A Zabulón dijo: 
            Alégrate, Zabulón, cuando salieres; 
            Y tú, Isacar, en tus tiendas. 
Deut.33:19 Llamarán a los pueblos a su monte; 
            Allí sacrificarán sacrificios de justicia, 
            Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, 
            Y los tesoros escondidos de la arena. 
Deut.33:20 A Gad dijo: 
            Bendito el que hizo ensanchar a Gad; 
            Como león reposa, 
            Y arrebata brazo y testa. 
Deut.33:21 Escoge lo mejor de la tierra para sí, 
            Porque allí le fue reservada la porción del legislador. 
            Y vino en la delantera del pueblo; 
            Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová. 
Deut.33:22 A Dan dijo: 
            Dan es cachorro de león 
            Que salta desde Basán. 
Deut.33:23 A Neftalí dijo: 
            Neftalí, saciado de favores, 
            Y lleno de la bendición de Jehová, 
            Posee el occidente y el sur. 
Deut.33:24 A Aser dijo: 
            Bendito sobre los hijos sea Aser; 
            Sea el amado de sus hermanos, 
            Y moje en aceite su pie. 
Deut.33:25 Hierro y bronce serán tus cerrojos, 
            Y como tus días serán tus fuerzas. 
Deut.33:26 No hay como el Dios de Jesurún, 
            Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, 
            Y sobre las nubes con su grandeza. 
Deut.33:27 El eterno Dios es tu refugio, 
            Y acá abajo los brazos eternos; 
            El echó de delante de ti al enemigo,
            Y dijo: Destruye. 
Deut.33:28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola 
            En tierra de grano y de vino; 
            También sus cielos destilarán rocío. 
Deut.33:29 Bienaventurado tú, oh Israel. 
            ¿Quién como tú, 
            Pueblo salvo por Jehová, 
            Escudo de tu socorro, 
            Y espada de tu triunfo? 
            Así que tus enemigos serán humillados, 
            Y tú hollarás sobre sus alturas.

Capítulo 34

Muerte y sepultura de Moisés 

Deut.34:1 Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, 
Deut.34:2 todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental; 
Deut.34:3 el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Zoar. 
Deut.34:4 Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá. 
Deut.34:5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová. 
Deut.34:6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. 
Deut.34:7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor. 
Deut.34:8 Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto de Moisés. 
Deut.34:9 Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés. 
Deut.34:10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;
Deut.34:11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, 
Deut.34:12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.


Capítulo 20

Zofar describe las calamidades de los malos 

Job 20:1 Respondió Zofar naamatita, y dijo: 
Job 20:2 Por cierto mis pensamientos me hacen responder, 
            Y por tanto me apresuro. 
Job 20:3 La reprensión de mi censura he oído, 
            Y me hace responder el espíritu de mi inteligencia. 
Job 20:4 ¿No sabes esto, que así fue siempre, 
            Desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra, 
Job 20:5 Que la alegría de los malos es breve, 
            Y el gozo del impío por un momento? 
Job 20:6 Aunque subiere su altivez hasta el cielo, 
            Y su cabeza tocare en las nubes, 
Job 20:7 Como su estiércol, perecerá para siempre; 
            Los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él? 
Job 20:8 Como sueño volará, y no será hallado, 
            Y se disipará como visión nocturna. 
Job 20:9 El ojo que le veía, nunca más le verá, 
            Ni su lugar le conocerá más. 
Job 20:10 Sus hijos solicitarán el favor de los pobres, 
            Y sus manos devolverán lo que él robó.
Job 20:11 Sus huesos están llenos de su juventud, 
            Mas con él en el polvo yacerán. 
Job 20:12 Si el mal se endulzó en su boca, 
            Si lo ocultaba debajo de su lengua, 
Job 20:13 Si le parecía bien, y no lo dejaba, 
            Sino que lo detenía en su paladar; 
Job 20:14 Su comida se mudará en sus entrañas; 
            Hiel de áspides será dentro de él. 
Job 20:15 Devoró riquezas, pero las vomitará; 
            De su vientre las sacará Dios. 
20:16 Veneno de áspides chupará; 
            Lo matará lengua de víbora. 
Job 20:17 No verá los arroyos, los ríos,
            Los torrentes de miel y de leche. 
Job 20:18 Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó, 
            Y no los tragará ni gozará. 
Job 20:19 Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, 
            Robó casas, y no las edificó; 
Job 20:20 Por tanto, no tendrá sosiego en su vientre, 
            Ni salvará nada de lo que codiciaba.
Job 20:21 No quedó nada que no comiese; 
            Por tanto, su bienestar no será duradero.
Job 20:22 En el colmo de su abundancia padecerá estrechez; 
            La mano de todos los malvados vendrá sobre él. 
Job 20:23 Cuando se pusiere a llenar su vientre, 
            Dios enviará sobre él el ardor de su ira, 
            Y la hará llover sobre él y sobre su comida. 
Job 20:24 Huirá de las armas de hierro, 
            Y el arco de bronce le atravesará. 
Job 20:25 La saeta le traspasará y saldrá de su cuerpo, 
            Y la punta relumbrante saldrá por su hiel; 
            Sobre él vendrán terrores. 
Job 20:26 Todas las tinieblas están reservadas para sus tesoros; 
            Fuego no atizado los consumirá; 
            Devorará lo que quede en su tienda. 
Job 20:27 Los cielos descubrirán su iniquidad, 
            Y la tierra se levantará contra él. 
Job 20:28 Los renuevos de su casa serán transportados; 
            Serán esparcidos en el día de su furor. 
Job 20:29 Esta es la porción que Dios prepara al hombre impío, 
            Y la heredad que Dios le señala por su palabra.

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