"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar". (1º Corintios 10:13).-
La tentación y prueba.-
Si caemos en la tentación o en la prueba, la culpa no es de Dios, ni tampoco de las “tentaciones…”, las cuales son “humanas…”, proporcionadas a las fuerzas humanas; la única causante de nuestra caída es nuestra presunción.- ¡Velemos, pues!.- Hemos de "velar y orar para no entrar en tentación..." y si nos encontramos en ellas ser auxiliados.-
Alguien escribió estas palabras hace mucho tiempo ya “Hay un porvenir cuando lo que ahora constituye tu dolor será tu gloria. ¡Nada más triste para Jacob que la tierra sobre la que dormía con una piedra por almohada! Era la hora de su pobreza. Era su noche oscura. Era el momento de ausencia de su Dios. Pero El Señor estaba allí y él no lo sabía. Despertado de su sueño, descubrió que el día de su prueba era la aurora de su triunfo. Pregúntale a los grandes del pasado cuándo comenzó su prosperidad y te dirán: “Comenzó en el frío suelo donde dormí.” Pregúntale a Abraham y te indicará hacia el monte Moriá. Pregúntale a José y te orientarás hacia su calabozo. Pregúntale a Moisés y te mostrará el cesto flotando sobre el Nilo y cuarenta años de desierto. Pregúntale a Rut y te darán deseos de ayudarle un monumento en los campos donde trabajó con tanto afán. Pregúntale a David y te dirá que sus cantos salieron de la noche. Pregúntale a Job y te dirá que Dios le respondió desde un torbellino. Pregúntale a Pedro y enaltecerá su sumergimiento en el mar. Pregúntale a Juan y te mostrará el camino de Patmos. Pregúntale a Pablo y atribuirá su inspiración a la luz que lo dejó ciego. Pregúntale a Uno más solamente, al Hijo de Dios. Pregúntale cuándo comenzó a reinar sobre el mundo y te responderá: “Cuando estaba sobre el frío suelo en Getsemaní; allí recibí mi cetro.” Tú también, alma mía, puedes ser laureada en tu Getsemaní! La copa que quisieras que se pasara de ti, será la que te corone en el dulce porvenir.
La hora de soledad te coronará. El día de depresión te festejará. Tu desierto romperá a cantar. Los árboles de tu selva silenciosa son los que aplaudirán. Las cosas postreras serán primeras en el dulce porvenir. Las espinas serán rosas. Los valles serán montes. Lo curvo será línea recta. Los surcos serán tierra plana. Las sombras serán resplandor. Las pérdidas serán ganancias. Las lágrimas serán peldaños de oro. La voz de Dios en tu noche te dirá: “Tu tesoro está escondido en el terreno donde estás echado a morir... ¡¡¡Gloria a Dios!!! Que deja que recoja los despojos de las batallas a las que he asistido... y además condecorado por el cielo... Amen y Amen...
La tentación y prueba.-
Si caemos en la tentación o en la prueba, la culpa no es de Dios, ni tampoco de las “tentaciones…”, las cuales son “humanas…”, proporcionadas a las fuerzas humanas; la única causante de nuestra caída es nuestra presunción.- ¡Velemos, pues!.- Hemos de "velar y orar para no entrar en tentación..." y si nos encontramos en ellas ser auxiliados.-
Alguien escribió estas palabras hace mucho tiempo ya “Hay un porvenir cuando lo que ahora constituye tu dolor será tu gloria. ¡Nada más triste para Jacob que la tierra sobre la que dormía con una piedra por almohada! Era la hora de su pobreza. Era su noche oscura. Era el momento de ausencia de su Dios. Pero El Señor estaba allí y él no lo sabía. Despertado de su sueño, descubrió que el día de su prueba era la aurora de su triunfo. Pregúntale a los grandes del pasado cuándo comenzó su prosperidad y te dirán: “Comenzó en el frío suelo donde dormí.” Pregúntale a Abraham y te indicará hacia el monte Moriá. Pregúntale a José y te orientarás hacia su calabozo. Pregúntale a Moisés y te mostrará el cesto flotando sobre el Nilo y cuarenta años de desierto. Pregúntale a Rut y te darán deseos de ayudarle un monumento en los campos donde trabajó con tanto afán. Pregúntale a David y te dirá que sus cantos salieron de la noche. Pregúntale a Job y te dirá que Dios le respondió desde un torbellino. Pregúntale a Pedro y enaltecerá su sumergimiento en el mar. Pregúntale a Juan y te mostrará el camino de Patmos. Pregúntale a Pablo y atribuirá su inspiración a la luz que lo dejó ciego. Pregúntale a Uno más solamente, al Hijo de Dios. Pregúntale cuándo comenzó a reinar sobre el mundo y te responderá: “Cuando estaba sobre el frío suelo en Getsemaní; allí recibí mi cetro.” Tú también, alma mía, puedes ser laureada en tu Getsemaní! La copa que quisieras que se pasara de ti, será la que te corone en el dulce porvenir.
La hora de soledad te coronará. El día de depresión te festejará. Tu desierto romperá a cantar. Los árboles de tu selva silenciosa son los que aplaudirán. Las cosas postreras serán primeras en el dulce porvenir. Las espinas serán rosas. Los valles serán montes. Lo curvo será línea recta. Los surcos serán tierra plana. Las sombras serán resplandor. Las pérdidas serán ganancias. Las lágrimas serán peldaños de oro. La voz de Dios en tu noche te dirá: “Tu tesoro está escondido en el terreno donde estás echado a morir... ¡¡¡Gloria a Dios!!! Que deja que recoja los despojos de las batallas a las que he asistido... y además condecorado por el cielo... Amen y Amen...
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un año
Capítulo 11
Informe de Pedro a la iglesia
de Jerusalén
Hec.11:1 Oyeron los apóstoles y
los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la
palabra de Dios.
Hec.11:2 Y cuando Pedro subió a
Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión,
Hec.11:3 diciendo: ¿Por qué has
entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?
Hec.11:4 Entonces comenzó Pedro
a contarles por orden lo sucedido, diciendo:
Hec.11:5 Estaba yo en la ciudad
de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que
descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta
mí.
Hec.11:6 Cuando fijé en él los
ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del
cielo.
Hec.11:7 Y oí una voz que me
decía: Levántate, Pedro, mata y come.
Hec.11:8 Y dije: Señor, no;
porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
Hec.11:9 Entonces la voz me
respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú
común.
Hec.11:10 Y esto se hizo tres
veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo.
Hec.11:11 Y he aquí, luego
llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde
Cesarea.
Hec.11:12 Y el Espíritu me dijo
que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y
entramos en casa de un varón,
Hec.11:13 quien nos contó cómo
había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a
Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;
Hec.11:14 él te hablará
palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
Hec.11:15 Y cuando comencé a
hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al
principio.
Hec.11:16 Entonces me acordé de
lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
Hec.11:17 Si Dios, pues, les
concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor
Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?
Hec.11:18 Entonces, oídas estas
cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los
gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
Capítulo 11
Derrota de la alianza de
Jabín
Jos.11:1 Cuando oyó esto Jabín rey
de Hazor, envió mensaje a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de
Acsaf,
Jos.11:2 y a los reyes que
estaban en la región del norte en las montañas, y en el Arabá al sur de
Cineret, en los llanos, y en las regiones de Dor al occidente;
Jos.11:3 y al cananeo que
estaba al oriente y al occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo
en las montañas, y al heveo al pie de Hermón en tierra de Mizpa.
Jos.11:4 Estos salieron, y con
ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del
mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra.
Jos.11:5 Todos estos reyes se
unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear
contra Israel.
Jos.11:6 Mas Jehová dijo a
Josué: No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos
ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros
quemarás a fuego.
Jos.11:7 Y Josué, y toda la
gente de guerra con él, vino de repente contra ellos junto a las aguas de
Merom.
Jos.11:8 Y los entregó Jehová
en manos de Israel, y los hirieron y los siguieron hasta Sidón la grande y
hasta Misrefotmaim, y hasta el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que
no les dejaron ninguno.
Jos.11:9 Y Josué hizo con ellos
como Jehová le había mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó a
fuego.
Jos.11:10 Y volviendo Josué,
tomó en el mismo tiempo a Hazor, y mató a espada a su rey; pues Hazor había
sido antes cabeza de todos estos reinos.
Jos.11:11 Y mataron a espada
todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que
respirase; y a Hazor pusieron fuego.
Jos.11:12 Asimismo tomó Josué
todas las ciudades de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió
a filo de espada, y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había
mandado.
Jos.11:13 Pero a todas las
ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor
quemó Josué.
Jos.11:14 Y los hijos de Israel
tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos
los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con
vida.
Jos.11:15 De la manera que
Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así
Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a
Moisés.
Josué se apodera de toda la
tierra
Jos.11:16 Tomó, pues, Josué
toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los
llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles.
Jos.11:17 Desde el monte Halac,
que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del Líbano, a la falda del
monte Hermón; tomó asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató.
Jos.11:18 Por mucho tiempo tuvo
guerra Josué con estos reyes.
Jos.11:19 No hubo ciudad que
hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón;
todo lo tomaron en guerra.
Jos.11:20 Porque esto vino de
Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a
Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que
fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.
Jos.11:21 También en aquel
tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir,
de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los
destruyó a ellos y a sus ciudades.
Jos.11:22 Ninguno de los
anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza,
en Gat y en Asdod.
Jos.11:23 Tomó, pues, Josué
toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés; y la
entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según
sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
Capítulo 12
Reyes derrotados por
Moisés
Jos.12:1 Estos son los reyes de
la tierra que los hijos de Israel derrotaron y cuya tierra poseyeron al otro
lado del Jordán hacia donde nace el sol, desde el arroyo de Arnón hasta el
monte Hermón, y todo el Arabá al oriente:
Jos.12:2 Sehón rey de los
amorreos, que habitaba en Hesbón, y señoreaba desde Aroer, que está a la ribera
del arroyo de Arnón, y desde en medio del valle, y la mitad de Galaad, hasta el
arroyo de Jaboc, término de los hijos de Amón;
Jos.12:3 y el Arabá hasta el
mar de Cineret, al oriente; y hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al
oriente, por el camino de Bet- jesimot, y desde el sur al pie de las laderas
del Pisga.
Jos.12:4 Y el territorio de Og
rey de Basán, que había quedado de los refaítas, el cual habitaba en Astarot y
en Edrei,
Jos.12:5 y dominaba en el monte
Hermón, en Salca, en todo Basán hasta los límites de Gesur y de Maaca, y la
mitad de Galaad, territorio de Sehón rey de Hesbón.
Jos.12:6 A éstos derrotaron
Moisés siervo de Jehová y los hijos de Israel; y Moisés siervo de Jehová dio
aquella tierra en posesión a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de
Manasés.
Reyes derrotados por Josué
Jos.12:7 Y estos son los reyes
de la tierra que derrotaron Josué y los hijos de Israel, a este lado del Jordán
hacia el occidente, desde Baal-gad en el llano del Líbano hasta el monte de
Halac que sube hacia Seir; y Josué dio la tierra en posesión a las tribus de
Israel, conforme a su distribución;
Jos.12:8 en las montañas, en
los valles, en el Arabá, en las laderas, en el desierto y en el Neguev; el
heteo, el amorreo, el cananeo, el ferezeo, el heveo y el jebuseo.
Jos.12:9 El rey de Jericó, uno;
el rey de Hai, que está al lado de Bet-el, otro;
Jos.12:10 el rey de Jerusalén,
otro; el rey de Hebrón, otro;
Jos.12:11 el rey de Jarmut,
otro; el rey de Laquis, otro;
Jos.12:12 el rey de Eglón,
otro; el rey de Gezer, otro;
Jos.12:13 el rey de Debir,
otro; el rey de Geder, otro;
Jos.12:14 el rey de Horma,
otro; el rey de Arad, otro;
Jos.12:15 el rey de Libna,
otro; el rey de Adulam, otro;
Jos.12:16 el rey de Maceda,
otro; el rey de Bet-el, otro;
Jos.12:17 el rey de Tapúa,
otro; el rey de Hefer, otro;
Jos.12:18 el rey de Afec, otro;
el rey de Sarón, otro;
Jos.12:19 el rey de Madón,
otro; el rey de Hazor, otro;
Jos.12:20 el rey de
Simron-merón, otro; el rey de Acsaf, otro;
Jos.12:21 el rey de Taanac,
otro; el rey de Meguido, otro;
Jos.12:22 el rey de Cedes,
otro; el rey de Jocneam del Carmelo, otro;
Jos.12:23 el rey de Dor, de la
provincia de Dor, otro; el rey de Goim en Gilgal, otro;
Jos.12:24 el rey de Tirsa,
otro; treinta y un reyes por todos.
Capítulo 26
Job proclama la soberanía de
Dios
Job 26:1 Respondió Job, y
dijo:
Job 26:2 ¿En qué ayudaste al
que no tiene poder?
¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza?
Job 26:3 ¿En qué aconsejaste al
que no tiene ciencia,
Y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer?
Job 26:4 ¿A quién has anunciado
palabras,
Y de quién es el espíritu que de ti procede?
Job 26:5 Las sombras tiemblan
en lo profundo,
Los mares y cuanto en ellos mora.
Job 26:6 El Seol está
descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura.
Job 26:7 El extiende el norte
sobre vacío,
Cuelga la tierra sobre nada.
Job 26:8 Ata las aguas en sus
nubes,
Y las nubes no se rompen debajo de ellas.
Job 26:9 El encubre la faz de
su trono,
Y sobre él extiende su nube.
Job 26:10 Puso límite a la
superficie de las aguas,
Hasta el fin de la luz y las tinieblas.
Job 26:11 Las columnas del
cielo tiemblan,
Y se espantan a su reprensión.
Job 26:12 El agita el mar con
su poder,
Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya.
Job 26:13 Su espíritu adornó
los cielos;
Su mano creó la serpiente tortuosa.
Job 26:14 He aquí, estas cosas
son sólo los bordes de sus caminos;
¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él!
Job Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede
comprender?
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