“Misericordioso es nuestro Dios… Estaba yo postrado y me salvó”.- (Salmo 116:5 y 6).-
“Fui recibido a misericordia”.- (1ra. Timoteo 1:13 al 16).-
Nadie es demasiado miserable para Dios
¿Quién es este hombre que, con más de setenta años de edad, huye lejos de la casa paterna? ¿Qué hizo? Mintió descaradamente a su anciano padre y engañó a su hermano. Si un hombre encontrara al fugitivo, lo miraría con desprecio. Si su hermano Esaú lo hallara en su camino, éste lo mataría.
Y… ¿si encuentra a Dios?
Al atardecer, Jacob se detiene para pasar la noche. En un sueño, Dios le habla: “No estás solo, Jacob. Estoy contigo. Conozco tu pasado, pero quiero bendecirte. No te bendeciré porque yo espere tu enmienda; te bendeciré sin condiciones porque soy el Dios de gracia”.
Dios ha encontrado a Jacob y lo trata como lo hará más tarde Jesús con la mujer adúltera, diciéndole: “Ni yo te condeno” (Juan 8:11).
Una escalera une la tierra con el cielo. Los ángeles suben y bajan como si Dios los pusiera al servicio del fugitivo. Por así decirlo, todo el cielo se molesta en venir al encuentro del pobre Jacob. Se molesta para hablarle de gracia. ¿Conoces hermano/a amigo una escena más maravillosa? Sí, existe una. No es una escalera que se erige entre la tierra y el cielo, es una cruz. Ya no es más Jacob, sino que somos yo y usted los que merecíamos el juicio de Dios cuando huíamos lejos de El. No son los ángeles los que bajan del cielo: es el Hijo amado del Padre quien viene a ofrecerse en sacrificio por la salvación de los culpables.
Si usted es un Jacob, Dios es el Dios de gracia. El es quien perdonará, quien justificará, pero El lo hará todo, El mismo, o no hará nada.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo“Fui recibido a misericordia”.- (1ra. Timoteo 1:13 al 16).-
Nadie es demasiado miserable para Dios
¿Quién es este hombre que, con más de setenta años de edad, huye lejos de la casa paterna? ¿Qué hizo? Mintió descaradamente a su anciano padre y engañó a su hermano. Si un hombre encontrara al fugitivo, lo miraría con desprecio. Si su hermano Esaú lo hallara en su camino, éste lo mataría.
Y… ¿si encuentra a Dios?
Al atardecer, Jacob se detiene para pasar la noche. En un sueño, Dios le habla: “No estás solo, Jacob. Estoy contigo. Conozco tu pasado, pero quiero bendecirte. No te bendeciré porque yo espere tu enmienda; te bendeciré sin condiciones porque soy el Dios de gracia”.
Dios ha encontrado a Jacob y lo trata como lo hará más tarde Jesús con la mujer adúltera, diciéndole: “Ni yo te condeno” (Juan 8:11).
Una escalera une la tierra con el cielo. Los ángeles suben y bajan como si Dios los pusiera al servicio del fugitivo. Por así decirlo, todo el cielo se molesta en venir al encuentro del pobre Jacob. Se molesta para hablarle de gracia. ¿Conoces hermano/a amigo una escena más maravillosa? Sí, existe una. No es una escalera que se erige entre la tierra y el cielo, es una cruz. Ya no es más Jacob, sino que somos yo y usted los que merecíamos el juicio de Dios cuando huíamos lejos de El. No son los ángeles los que bajan del cielo: es el Hijo amado del Padre quien viene a ofrecerse en sacrificio por la salvación de los culpables.
Si usted es un Jacob, Dios es el Dios de gracia. El es quien perdonará, quien justificará, pero El lo hará todo, El mismo, o no hará nada.
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Capítulo 9
Conversión de Saulo (Hch. 22.6-16; 26.12-18)
Hec.9:1 Saulo, respirando aún
amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
Hec.9:2 y le pidió cartas para
las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de
este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
Hec.9:3 Mas yendo por el
camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un
resplandor de luz del cielo;
Hec.9:4 y cayendo en tierra,
oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Hec.9:5 El dijo: ¿Quién eres,
Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón.
Hec.9:6 El, temblando y
temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate
y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
Hec.9:7 Y los hombres que iban
con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a
nadie.
Hec.9:8 Entonces Saulo se
levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole
por la mano, le metieron en Damasco,
Hec.9:9 donde estuvo tres días
sin ver, y no comió ni bebió.
Hec.9:10 Había entonces en
Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías.
Y él respondió: Heme aquí, Señor.
Hec.9:11 Y el Señor le dijo:
Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno
llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora,
Hec.9:12 y ha visto en visión a
un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre
la vista.
Hec.9:13 Entonces Ananías
respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha
hecho a tus santos en Jerusalén;
Hec.9:14 y aun aquí tiene
autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu
nombre.
Hec.9:15 El Señor le dijo: Ve,
porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de
los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;
Hec.9:16 porque yo le mostraré
cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
Hec.9:17 Fue entonces Ananías y
entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor
Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que
recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
Hec.9:18 Y al momento le
cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y
levantándose, fue bautizado.
Hec.9:19 Y habiendo tomado
alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos
que estaban en Damasco.
Saulo predica en Damasco
Hec.9:20 En seguida predicaba a
Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
Hec.9:21 Y todos los que le
oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los
que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los
principales sacerdotes?
Hec.9:22 Pero Saulo mucho más
se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que
Jesús era el Cristo.
Saulo escapa de los judíos
Hec.9:23 Pasados muchos días,
los judíos resolvieron en consejo matarle;
Hec.9:24 pero sus asechanzas
llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de
noche para matarle.
Hec.9:25 Entonces los
discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una
canasta.
Capítulo 3
El paso del Jordán
Jos.3:1 Josué se levantó de
mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el
Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo.
Jos.3:2 Y después de tres días,
los oficiales recorrieron el campamento,
Jos.3:3 y mandaron al pueblo,
diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas
sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en
pos de ella,
Jos.3:4 a fin de que sepáis el
camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de
ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos
mil codos; no os acercaréis a ella.
Jos.3:5 Y Josué dijo al pueblo:
Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.
Jos.3:6 Y habló Josué a los
sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y
ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.
Jos.3:7 Entonces Jehová dijo a
Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo
Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo.
Jos.3:8 Tú, pues, mandarás a
los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado
hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.
Jos.3:9 Y Josué dijo a los
hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios.
Jos.3:10 Y añadió Josué: En
esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará
de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo,
al amorreo y al jebuseo.
Jos.3:11 He aquí, el arca del
pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán.
Jos.3:12 Tomad, pues, ahora
doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.
Jos.3:13 Y cuando las plantas
de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la
tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán;
porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.
Jos.3:14 Y aconteció cuando
partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes
delante del pueblo llevando el arca del pacto,
Jos.3:15 cuando los que
llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que
llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele
desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega),
Jos.3:16 las aguas que venían de
arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que
está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado,
se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.
Jos.3:17 Mas los sacerdotes que
llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del
Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel
pasó en seco.
Capítulo 4
Las doce piedras tomadas del
Jordán
Jos.4:1 Cuando toda la gente
hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo:
Jos.4:2 Tomad del pueblo doce
hombres, uno de cada tribu,
Jos.4:3 y mandadles, diciendo:
Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de
los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas
en el lugar donde habéis de pasar la noche.
Jos.4:4 Entonces Josué llamó a
los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel,
uno de cada tribu.
Jos.4:5 Y les dijo Josué: Pasad
delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de
vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de
los hijos de Israel,
Jos.4:6 para que esto sea señal
entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana,
diciendo: ¿Qué significan estas piedras?
Jos.4:7 les responderéis: Que
las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová;
cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras
servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre. Jos.4:8 Y los hijos de Israel lo hicieron
así como Josué les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como
Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número de las tribus de los hijos de
Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon, y las levantaron allí.
Jos.4:9 Josué también levantó
doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los
sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.
Jos.4:10 Y los sacerdotes que
llevaban el arca se pararon en medio del Jordán hasta que se hizo todo lo que
Jehová había mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas
que Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio prisa y pasó.
Jos.4:11 Y cuando todo el
pueblo acabó de pasar, también pasó el arca de Jehová, y los sacerdotes, en
presencia del pueblo.
Jos.4:12 También los hijos de
Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados delante de
los hijos de Israel, según Moisés les había dicho;
Jos.4:13 como cuarenta mil
hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó
delante de Jehová.
Jos.4:14 En aquel día Jehová
engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel; y le temieron, como habían
temido a Moisés, todos los días de su vida.
Jos.4:15 Luego Jehová habló a
Josué, diciendo:
Jos.4:16 Manda a los sacerdotes
que llevan el arca del testimonio, que suban del Jordán.
Jos.4:17 Y Josué mandó a los
sacerdotes, diciendo: Subid del Jordán.
Jos.4:18 Y aconteció que cuando
los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová subieron de en medio
del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar
seco, las aguas del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre
todos sus bordes.
Jos.4:19 Y el pueblo subió del
Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de
Jericó.
Jos.4:20 Y Josué erigió en
Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán.
Jos.4:21 Y habló a los hijos de
Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y
dijeren: ¿Qué significan estas piedras?
Jos.4:22 declararéis a vuestros
hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán.
Jos.4:23 Porque Jehová vuestro
Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a
la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó
delante de nosotros hasta que pasamos;
Jos.4:24 para que todos los pueblos
de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a
Jehová vuestro Dios todos los días.
Capítulo 5
La circuncisión y la pascua en
Gilgal
Jos.5:1 Cuando todos los reyes
de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los
reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había
secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron
pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos
de Israel.
Capítulo 22
Elifaz acusa a Job de gran
maldad
Job 22:1 Respondió Elifaz
temanita, y dijo:
Job 22:2 ¿Traerá el hombre
provecho a Dios?
Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre
sabio.
Job 22:3 ¿Tiene contentamiento
el Omnipotente en que tú seas justificado,
O provecho de que tú hagas perfectos tus caminos?
Job 22:4 ¿Acaso te
castiga,
O viene a juicio contigo, a causa de tu piedad?
Job 22:5 Por cierto tu malicia
es grande,
Y tus maldades no tienen fin.
Job 22:6 Porque sacaste prenda
a tus hermanos sin causa,
Y despojaste de sus ropas a los desnudos.
Job 22:7 No diste de beber agua
al cansado,
Y detuviste el pan al hambriento.
Job 22:8 Pero el hombre
pudiente tuvo la tierra,
Y habitó en ella el distinguido.
Job 22:9 A las viudas enviaste
vacías,
Y los brazos de los huérfanos fueron quebrados.
Job 22:10 Por tanto, hay lazos
alrededor de ti,
Y te turba espanto repentino;
Job 22:11 O tinieblas, para que
no veas,
Y abundancia de agua te cubre.
Job 22:12 ¿No está Dios en la
altura de los cielos?
Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas
están.
Job 22:13 ¿Y dirás tú: ¿Qué
sabe Dios?
¿Cómo juzgará a través de la oscuridad?
Job 22:14 Las nubes le
rodearon, y no ve;
Y por el circuito del cielo se pasea.
Job 22:15 ¿Quieres tú seguir la
senda antigua
Que pisaron los hombres perversos,
Job 22:16 Los cuales fueron
cortados antes de tiempo,
Cuyo fundamento fue como un río derramado?
Job 22:17 Decían a Dios: Apártate
de nosotros.
¿Y qué les había hecho el Omnipotente?
Job 22:18 Les había colmado de
bienes sus casas.
Pero sea el consejo de ellos lejos de mí.
Job 22:19 Verán los justos y se
gozarán;
Y el inocente los escarnecerá, diciendo:
Job 22:20 Fueron destruidos
nuestros adversarios,
Y el fuego consumió lo que de ellos quedó.
Job 22:21 Vuelve ahora en
amistad con él, y tendrás paz;
Y por ello te vendrá bien.
Job 22:22 Toma ahora la ley de
su boca,
Y pon sus palabras en tu corazón.
Job 22:23 Si te volvieres al
Omnipotente, serás edificado;
Alejarás de tu tienda la aflicción;
Job 22:24 Tendrás más oro que
tierra,
Y como piedras de arroyos oro de Ofir;
Job 22:25 El Todopoderoso será
tu defensa,
Y tendrás plata en abundancia.
Job 22:26 Porque entonces te
deleitarás en el Omnipotente,
Y alzarás a Dios tu rostro.
Job 22:27 Orarás a él, y él te
oirá;
Y tú pagarás tus votos.
Job 22:28 Determinarás asimismo
una cosa, y te será firme,
Y sobre tus caminos resplandecerá luz.
Job 22:29 Cuando fueren
abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá;
Y Dios salvará al humilde de ojos.
Job 22:30 El libertará al
inocente,
Y por la limpieza de tus manos éste será librado.
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