“Que llevemos fruto para Dios”. (Romanos 7:4).-
El fruto
El sembrador ha salido a sembrar. Las semillas que han caído en buena tierra han dado fruto: “...cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno” (Mateo 13:8). Después de su conversión, el redimido, lleno de entusiasmo, no tiene más que un deseo: trabajar para su Señor. Quiere traerle almas y se esmera en ese servicio. Luego, a menudo, el primer amor se entibia, la actividad se relaja. Cien... sesenta… treinta.
“…a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:8). Con un humilde comienzo, pero con una fe ejercitada, el fruto va creciendo. Cuanto más se adelanta en la vida cristiana, tantos más progresos se hacen. El Señor es glorificado.
“… fruto ciento por uno” (Lucas 8:8), producido “con perseverancia” (V. 15) y mantenido al más alto grado. A los 85 años de edad Caleb estaba tan fuerte como en el día en que Moisés lo había enviado a reconocer el país de Canaán, hacía de esto 45 años. ¿Cuál era el secreto de su fuerza? “Había seguido cumplidamente a Jehová Dios” (Josué 14:14). No hay otro camino para nosotros: “El que permanece en mí, y yo en él —dijo Jesús— éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:15).
Para nosotros creyentes, ésta es la pregunta: ¿Qué fruto llevamos para Dios? El día vendrá en que el fruto será manifestado. ¿En qué consistirá? Es tiempo de pensar en ello. ¿Hacemos progresos o declinamos? El Padre es glorificado si llevamos mucho fruto.
En todo tiempo, sin desmayar,
Vamos sembrando y orando a la par,
Pues prestamente el Señor vendrá,
Y su buen fruto recogerá.
El fruto
El sembrador ha salido a sembrar. Las semillas que han caído en buena tierra han dado fruto: “...cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno” (Mateo 13:8). Después de su conversión, el redimido, lleno de entusiasmo, no tiene más que un deseo: trabajar para su Señor. Quiere traerle almas y se esmera en ese servicio. Luego, a menudo, el primer amor se entibia, la actividad se relaja. Cien... sesenta… treinta.
“…a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:8). Con un humilde comienzo, pero con una fe ejercitada, el fruto va creciendo. Cuanto más se adelanta en la vida cristiana, tantos más progresos se hacen. El Señor es glorificado.
“… fruto ciento por uno” (Lucas 8:8), producido “con perseverancia” (V. 15) y mantenido al más alto grado. A los 85 años de edad Caleb estaba tan fuerte como en el día en que Moisés lo había enviado a reconocer el país de Canaán, hacía de esto 45 años. ¿Cuál era el secreto de su fuerza? “Había seguido cumplidamente a Jehová Dios” (Josué 14:14). No hay otro camino para nosotros: “El que permanece en mí, y yo en él —dijo Jesús— éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:15).
Para nosotros creyentes, ésta es la pregunta: ¿Qué fruto llevamos para Dios? El día vendrá en que el fruto será manifestado. ¿En qué consistirá? Es tiempo de pensar en ello. ¿Hacemos progresos o declinamos? El Padre es glorificado si llevamos mucho fruto.
En todo tiempo, sin desmayar,
Vamos sembrando y orando a la par,
Pues prestamente el Señor vendrá,
Y su buen fruto recogerá.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Saulo en Jerusalén
Hec.9:26 Cuando llegó a
Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo,
no creyendo que fuese discípulo.
Hec.9:27 Entonces Bernabé,
tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el
camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado
valerosamente en el nombre de Jesús.
Hec.9:28 Y estaba con ellos en
Jerusalén; y entraba y salía,
Hec.9:29 y hablaba
denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos
procuraban matarle.
Hec.9:30 Cuando supieron esto
los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.
Hec.9:31 Entonces las iglesias
tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el
temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Curación de Eneas
Hec.9:32 Aconteció que Pedro,
visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida.
Hec.9:33 Y halló allí a uno que
se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era
paralítico.
Hec.9:34 Y le dijo Pedro:
Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se
levantó.
Hec.9:35 Y le vieron todos los
que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
Dorcas es resucitada
Hec.9:36 Había entonces en Jope
una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba
en buenas obras y en limosnas que hacía.
Hec.9:37 Y aconteció que en
aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala.
Hec.9:38 Y como Lida estaba
cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos
hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros.
Hec.9:39 Levantándose entonces
Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon
todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas
hacía cuando estaba con ellas.
Hec.9:40 Entonces, sacando a
todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita,
levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.
Hec.9:41 Y él, dándole la mano,
la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó
viva.
Hec.9:42 Esto fue notorio en
toda Jope, y muchos creyeron en el Señor.
Hec.9:43 Y aconteció que se
quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.
Jos.5:2 En aquel tiempo Jehová
dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a
los hijos de Israel.
Jos.5:3 Y Josué se hizo
cuchillos afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de
Aralot.
Jos.5:4 Esta es la causa por la
cual Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de Egipto, los
varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el
camino, después que salieron de Egipto.
Jos.5:5 Pues todos los del
pueblo que habían salido, estaban circuncidados; mas todo el pueblo que había
nacido en el desierto, por el camino, después que hubieron salido de Egipto, no
estaba circuncidado.
Jos.5:6 Porque los hijos de
Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de
guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron
a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver la
tierra de la cual Jehová había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que
fluye leche y miel.
Jos.5:7 A los hijos de ellos,
que él había hecho suceder en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran
incircuncisos, porque no habían sido circuncidados por el camino.
Jos.5:8 Y cuando acabaron de
circuncidar a toda la gente, se quedaron en el mismo lugar en el campamento,
hasta que sanaron.
Jos.5:9 Y Jehová dijo a Josué:
Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel
lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy.
Jos.5:10 Y los hijos de Israel
acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la
tarde, en los llanos de Jericó.
Jos.5:11 Al otro día de la
pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo
día espigas nuevas tostadas.
Jos.5:12 Y el maná cesó el día
siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de
Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de
Canaán aquel año.
Josué y el varón con la espada
desenvainada
Jos.5:13 Estando Josué cerca de
Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía
una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de
los nuestros, o de nuestros enemigos?
Jos.5:14 El respondió: No; mas
como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué,
postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor
a su siervo?
Jos.5:15 Y el Príncipe del
ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el
lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
Capítulo 6
La toma de Jericó
Jos.6:1 Ahora, Jericó estaba
cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni
salía.
Jos.6:2 Mas Jehová dijo a
Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de
guerra.
Jos.6:3 Rodearéis, pues, la
ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y
esto haréis durante seis días.
Jos.6:4 Y siete sacerdotes
llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día
daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
Jos.6:5 Y cuando toquen
prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina,
todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces
subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.
Jos.6:6 Llamando, pues, Josué
hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete
sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.
Jos.6:7 Y dijo al pueblo:
Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de
Jehová.
Jos.6:8 Y así que Josué hubo
hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno
de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el
arca del pacto de Jehová los seguía.
Jos.6:9 Y los hombres armados
iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba
tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.
Jos.6:10 Y Josué mandó al
pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá
palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces
gritaréis.
Jos.6:11 Así que él hizo que el
arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al
campamento, y allí pasaron la noche.
Jos.6:12 Y Josué se levantó de
mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
Jos.6:13 Y los siete
sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del
arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados
iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las
bocinas tocaban continuamente.
Jos.6:14 Así dieron otra vuelta
a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera
hicieron durante seis días.
Jos.6:15 Al séptimo día se
levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera
siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete
veces.
Jos.6:16 Y cuando los
sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad,
porque Jehová os ha entregado la ciudad.
Jos.6:17 Y será la ciudad
anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la
ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a
los mensajeros que enviamos.
Jos.6:18 Pero vosotros guardaos
del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis
anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.
Jos.6:19 Mas toda la plata y el
oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y
entren en el tesoro de Jehová.
Jos.6:20 Entonces el pueblo
gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo
hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se
derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y
la tomaron.
Jos.6:21 Y destruyeron a filo
de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
Jos.6:22 Mas Josué dijo a los
dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera,
y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo
jurasteis.
Jos.6:23 Y los espías entraron
y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era
suyo; y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del
campamento de Israel.
Jos.6:24 Y consumieron con
fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro
de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de
hierro.
Jos.6:25 Mas Josué salvó la
vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y
habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los
mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.
Jos.6:26 En aquel tiempo hizo
Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se
levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los
cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.
Jos.6:27 Estaba, pues, Jehová
con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.
Capítulo 23
Job desea abogar su causa
delante de Dios
Job 23:1 Respondió Job, y
dijo:
23:2 Hoy también hablaré con amargura;
Porque es más grave mi llaga que mi gemido.
Job 23:3 ¡Quién me diera el
saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su silla.
Job 23:4 Expondría mi causa
delante de él,
Y llenaría mi boca de argumentos.
Job 23:5 Yo sabría lo que él me
respondiese,
Y entendería lo que me dijera.
Job 23:6 ¿Contendería conmigo
con grandeza de fuerza?
No; antes él me atendería.
Job 23:7 Allí el justo
razonaría con él;
Y yo escaparía para siempre de mi juez.
Job 23:8 He aquí yo iré al
oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré;
Job 23:9 Si muestra su poder al
norte, yo no lo veré;
Al sur se esconderá, y no lo veré.
Job 23:10 Mas él conoce mi
camino;
Me probará, y saldré como oro.
Job 23:11 Mis pies han seguido
sus pisadas;
Guardé su camino, y no me aparté.
Job 23:12 Del mandamiento de
sus labios nunca me separé;
Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
Job 23:13 Pero si él determina
una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Su alma deseó, e hizo.
Job 23:14 El, pues, acabará lo
que ha determinado de mí;
Y muchas cosas como estas hay en él.
Job 23:15 Por lo cual yo me
espanto en su presencia;
Cuando lo considero, tiemblo a causa de él.
Job 23:16 Dios ha enervado mi
corazón,
Y me ha turbado el Omnipotente.
Job 23:17 ¿Por qué no fui yo
cortado delante de las tinieblas,
Ni fue cubierto con oscuridad mi rostro?
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