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“La excelencia del conocimiento de Cristo Jesús… conocerle, y el poder de su resurrección… llegando a ser semejante a él en su muerte”. (Filipenses 3:8-10).-

Confesión de la incredulidad

 Un escritor incrédulo hace esta triste confesión: “Todo lo que sabemos nos sirve sólo para morir más dolorosamente que los animales que no saben nada”. El animal muere sin temor, ya que no sabe ni piensa nada. 
 Es cierto, el hombre sabe. Tiene en si lo que el animal no tiene: “el espíritu que vuelve a Dios que lo dio”. El hombre ha sido creado para poder entrar en relación con su Creador. Además, que lo quiera o no, tiene ahora en sí un conocimiento que lo vuelve responsable: conocimiento "del bien y del mal" y, por esa razón, conocimiento de su pecado; conocimiento de Dios revelado en toda la creación y en Su Palabra escrita. Dios no permitió este conocimiento para volverlo más desdichado. Al contrario, le es permitido para que al tomar conciencia de su miseria se vuelva hacia Dios. Pero Dios recibe sólo a los que se acercan a El con fe. ¿Cuál es, pues, la parte de los que se acercan a El?: (1) Son limpiados de sus pecados por la sangre de Jesús; (2) son llamados “Hijos de Dios”. (3) Reciben la vida divina, la vida eterna; la muerte los introduce cerca de Jesús mientras aguardan la gloriosa mañana de la resurrección de sus cuerpos. Lo que sabemos de la Palabra de Dios llena nuestros corazones creyentes de seguridad y de gozo.
 Lector: si usted no cree, tiene razón de temer a la muerte y comprendemos que sólo puede morir más dolorosamente que los animales que no saben nada. No es lo que Dios quiso para usted. El le ofrece su felicidad.

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año

Capítulo 10

Pedro y Cornelio

Hec.10:1 Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana
Hec.10:2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 
Hec.10:3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 
Hec.10:4 El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 
Hec.10:5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 
Hec.10:6 Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas. 
Hec.10:7 Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; 
Hec.10:8 a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo. 
Hec.10:9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 
Hec.10:10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 
Hec.10:11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 
Hec.10:12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 
Hec.10:13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 
Hec.10:14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 
Hec.10:15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. 
Hec.10:16 Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. 
Hec.10:17 Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 
Hec.10:18 Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. 
Hec.10:19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. 
Hec.10:20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. 
Hec.10:21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? 
Hec.10:22 Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras. 
Hec.10:23 Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope. 
Hec.10:24 Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. 
Hec.10:25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. 
Hec.10:26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. 
Hec.10:27 Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. 
Hec.10:28 Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; 
Hec.10:29 por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? 
Hec.10:30 Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, 
Hec.10:31 y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. 
Hec.10:32 Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará. 
Hec.10:33 Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. 


Capítulo 7

El pecado de Acán 

Jos.7:1 Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel. 
Jos.7:2 Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai. 
Jos.7:3 Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. 
Jos.7:4 Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. 
Jos.7:5 Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua. 
Jos.7:6 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. 
Jos.7:7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! 
Jos.7:8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? 
Jos.7:9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre? 
Jos.7:10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? 
Jos.7:11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. 
Jos.7:12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros. 
Jos.7:13 Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros. 
Jos.7:14 Os acercaréis, pues, mañana por vuestras tribus; y la tribu que Jehová tomare, se acercará por sus familias; y la familia que Jehová tomare, se acercará por sus casas; y la casa que Jehová tomare, se acercará por los varones; 
Jos.7:15 y el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado, él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová, y ha cometido maldad en Israel. 
Jos.7:16 Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá. 
Jos.7:17 Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi. 
Jos.7:18 Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá. 
Jos.7:19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras. 
Jos.7:20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 
Jos.7:21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello. 
Jos.7:22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo de ello. 
Jos.7:23 Y tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová.
Jos.7:24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor. 
Jos.7:25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos. 
Jos.7:26 Y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy. 

Capítulo 8

Toma y destrucción de Hai 

Jos.8:1 Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra. 
Jos.8:2 Y harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis para vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de ella. 
Jos.8:3 Entonces se levantaron Josué y toda la gente de guerra, para subir contra Hai; y escogió Josué treinta mil hombres fuertes, los cuales envió de noche. 
Jos.8:4 Y les mandó, diciendo: Atended, pondréis emboscada a la ciudad detrás de ella; no os alejaréis mucho de la ciudad, y estaréis todos dispuestos. 
Jos.8:5 Y yo y todo el pueblo que está conmigo nos acercaremos a la ciudad; y cuando salgan ellos contra nosotros, como hicieron antes, huiremos delante de ellos. 
Jos.8:6 Y ellos saldrán tras nosotros, hasta que los alejemos de la ciudad; porque dirán: Huyen de nosotros como la primera vez. Huiremos, pues, delante de ellos. 
Jos.8:7 Entonces vosotros os levantaréis de la emboscada y tomaréis la ciudad; pues Jehová vuestro Dios la entregará en vuestras manos. 
Jos.8:8 Y cuando la hayáis tomado, le prenderéis fuego. Haréis conforme a la palabra de Jehová; mirad que os lo he mandado. 
Jos.8:9 Entonces Josué los envió; y ellos se fueron a la emboscada, y se pusieron entre Bet-el y Hai, al occidente de Hai; y Josué se quedó aquella noche en medio del pueblo. 
Jos.8:10 Levantándose Josué muy de mañana, pasó revista al pueblo, y subió él, con los ancianos de Israel, delante del pueblo contra Hai. 
Jos.8:11 Y toda la gente de guerra que con él estaba, subió y se acercó, y llegaron delante de la ciudad, y acamparon al norte de Hai; y el valle estaba entre él y Hai. 
Jos.8:12 Y tomó como cinco mil hombres, y los puso en emboscada entre Bet-el y Hai, al occidente de la ciudad. 
Jos.8:13 Así dispusieron al pueblo: todo el campamento al norte de la ciudad, y su emboscada al occidente de la ciudad, y Josué avanzó aquella noche hasta la mitad del valle. 
Jos.8:14 Y aconteció que viéndolo el rey de Hai, él y su pueblo se apresuraron y madrugaron; y al tiempo señalado, los hombres de la ciudad salieron al encuentro de Israel para combatir, frente al Arabá, no sabiendo que estaba puesta emboscada a espaldas de la ciudad. 
Jos.8:15 Entonces Josué y todo Israel se fingieron vencidos y huyeron delante de ellos por el camino del desierto. 
Jos.8:16 Y todo el pueblo que estaba en Hai se juntó para seguirles; y siguieron a Josué, siendo así alejados de la ciudad.
Jos.8:17 Y no quedó hombre en Hai ni en Bet-el, que no saliera tras de Israel; y por seguir a Israel dejaron la ciudad abierta. 
Jos.8:18 Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía. 
Jos.8:19 Y levantándose prontamente de su lugar los que estaban en la emboscada, corrieron luego que él alzó su mano, y vinieron a la ciudad, y la tomaron, y se apresuraron a prenderle fuego. 
Jos.8:20 Y los hombres de Hai volvieron el rostro, y al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo, y no pudieron huir ni a una parte ni a otra, porque el pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra los que les seguían. 
Jos.8:21 Josué y todo Israel, viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad, y que el humo de la ciudad subía, se volvieron y atacaron a los de Hai. 
Jos.8:22 Y los otros salieron de la ciudad a su encuentro, y así fueron encerrados en medio de Israel, los unos por un lado, y los otros por el otro. Y los hirieron hasta que no quedó ninguno de ellos que escapase. 
Jos.8:23 Pero tomaron vivo al rey de Hai, y lo trajeron a Josué. 
Jos.8:24 Y cuando los israelitas acabaron de matar a todos los moradores de Hai en el campo y en el desierto a donde los habían perseguido, y todos habían caído a filo de espada hasta ser consumidos, todos los israelitas volvieron a Hai, y también la hirieron a filo de espada. 
Jos.8:25 Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai. 
Jos.8:26 Porque Josué no retiró su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo a todos los moradores de Hai. 
Jos.8:27 Pero los israelitas tomaron para sí las bestias y los despojos de la ciudad, conforme a la palabra de Jehová que le había mandado a Josué. 
Jos.8:28 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón de escombros, asolada para siempre hasta hoy. 
Jos.8:29 Y al rey de Hai lo colgó de un madero hasta caer la noche; y cuando el sol se puso, mandó Josué que quitasen del madero su cuerpo, y lo echasen a la puerta de la ciudad; y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. 

Lectura de la ley en el Monte Ebal 

Jos.8:30 Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios de Israel en el monte Ebal, 
Jos.8:31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz. 
Jos.8:32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.
Jos.8:33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel. 
Jos.8:34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. 
Jos.8:35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.


Capítulo 24

Job se queja de que Dios es indiferente ante la maldad 

Job 24:1 Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, 
            ¿Por qué los que le conocen no ven sus días? 
Job 24:2 Traspasan los linderos, 
            Roban los ganados, y los apacientan. 
Job 24:3 Se llevan el asno de los huérfanos, 
            Y toman en prenda el buey de la viuda. 
Job 24:4 Hacen apartar del camino a los menesterosos, 
            Y todos los pobres de la tierra se esconden. 
Job 24:5 He aquí, como asnos monteses en el desierto, 
            Salen a su obra madrugando para robar; 
            El desierto es mantenimiento de sus hijos. 
Job 24:6 En el campo siegan su pasto, 
            Y los impíos vendimian la viña ajena. 
Job 24:7 Al desnudo hacen dormir sin ropa, 
            Sin tener cobertura contra el frío. 
Job 24:8 Con las lluvias de los montes se mojan, 
            Y abrazan las peñas por falta de abrigo. 
Job 24:9 Quitan el pecho a los huérfanos, 
            Y de sobre el pobre toman la prenda. 
Job 24:10 Al desnudo hacen andar sin vestido, 
            Y a los hambrientos quitan las gavillas. 
Job 24:11 Dentro de sus paredes exprimen el aceite, 
            Pisan los lagares, y mueren de sed. 
Job 24:12 Desde la ciudad gimen los moribundos, 
            Y claman las almas de los heridos de muerte, 
            Pero Dios no atiende su oración. 
Job 24:13 Ellos son los que, rebeldes a la luz, 
            Nunca conocieron sus caminos, 
            Ni estuvieron en sus veredas. 
Job 24:14 A la luz se levanta el matador; mata al pobre y al necesitado,
            Y de noche es como ladrón. 
Job 24:15 El ojo del adúltero está aguardando la noche, 
            Diciendo: No me verá nadie; 
            Y esconde su rostro. 
Job 24:16 En las tinieblas minan las casas 
            Que de día para sí señalaron; 
            No conocen la luz. 
Job 24:17 Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; 
            Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman. 
Job 24:18 Huyen ligeros como corriente de aguas; 
            Su porción es maldita en la tierra; 
            No andarán por el camino de las viñas. 
Job 24:19 La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve;
            Así también el Seol a los pecadores. 
Job 24:20 Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; 
            Nunca más habrá de ellos memoria, 
            Y como un árbol los impíos serán quebrantados. 
Job 24:21 A la mujer estéril, que no concebía, afligió, 
            Y a la viuda nunca hizo bien. 
Job 24:22 Pero a los fuertes adelantó con su poder; 
            Una vez que se levante, ninguno está seguro de la vida. 
Job 24:23 El les da seguridad y confianza; 
            Sus ojos están sobre los caminos de ellos. 
Job 24:24 Fueron exaltados un poco, mas desaparecen, 
            Y son abatidos como todos los demás; 
            Serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas. 
Job 24:25 Y si no, ¿quién me desmentirá ahora, 
            O reducirá a nada mis palabras?

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