"Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría". (Sal.30:11)
La bendición escondida
Un rey oriental hizo colocar una pesada piedra en un camino por el cual transitaba mucha gente. El mismo se escondió en la cercanía para ver quién se tomaría el trabajo de alejar esa piedra que constituía un gran obstáculo para los usuarios del camino. Muchos de los que pasaban rodeaban la piedra, rezongando en alta voz contra el rey que no se preocupaba por el mantenimiento de los caminos de su país. Finalmente llegó un simple campesino que llevaba sobre la espalda un grande y pasado fardo de hortalizas que iba a vender al mercado. Trabajosamente, el hombre depositó su carga y se puso a hacer rodar la enorme piedra hasta la zanja que bordeaba el camino. Al volver en busca de su bulto descubrió, en el lugar en que había estado la piedra, una bolsa con piezas de oro a la que se hallaba sujeta una esquela con la siguiente inscripción: “Esta bolsa es un regalo del rey para el que quite la piedra”.
¿No ha puesto Dios —para el que no le huye a la dificultad — bendiciones escondidas bajo ciertos obstáculos en el camino de la vida, los que permiten gozar de su cercanía y del don de sus tiernos cuidados? Dios también observa a los suyos para ver si soportan con buena voluntad las dificultades que El les dio que enfrentar y mediante las cuales, pueden hacer benditas experiencias, gozando de su aprobación, que es fuente de paz para el corazón y la conciencia. Es una oportunidad para experimentar que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” y para recordar “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera”.-
La bendición escondida
Un rey oriental hizo colocar una pesada piedra en un camino por el cual transitaba mucha gente. El mismo se escondió en la cercanía para ver quién se tomaría el trabajo de alejar esa piedra que constituía un gran obstáculo para los usuarios del camino. Muchos de los que pasaban rodeaban la piedra, rezongando en alta voz contra el rey que no se preocupaba por el mantenimiento de los caminos de su país. Finalmente llegó un simple campesino que llevaba sobre la espalda un grande y pasado fardo de hortalizas que iba a vender al mercado. Trabajosamente, el hombre depositó su carga y se puso a hacer rodar la enorme piedra hasta la zanja que bordeaba el camino. Al volver en busca de su bulto descubrió, en el lugar en que había estado la piedra, una bolsa con piezas de oro a la que se hallaba sujeta una esquela con la siguiente inscripción: “Esta bolsa es un regalo del rey para el que quite la piedra”.
¿No ha puesto Dios —para el que no le huye a la dificultad — bendiciones escondidas bajo ciertos obstáculos en el camino de la vida, los que permiten gozar de su cercanía y del don de sus tiernos cuidados? Dios también observa a los suyos para ver si soportan con buena voluntad las dificultades que El les dio que enfrentar y mediante las cuales, pueden hacer benditas experiencias, gozando de su aprobación, que es fuente de paz para el corazón y la conciencia. Es una oportunidad para experimentar que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” y para recordar “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera”.-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Capítulo 25
Pablo apela a
César
Hec.25:1 Llegado, pues,
Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después.
Hec.25:2 Y los
principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante
él contra Pablo, y le rogaron,
Hec.25:3 pidiendo
contra él, como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una
celada para matarle en el camino.
Hec.25:4 Pero Festo
respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en
breve.
Hec.25:5 Los que de
vosotros puedan, dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este
hombre, acúsenle.
Hec.25:6 Y deteniéndose
entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se
sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo.
Hec.25:7 Cuando éste
llegó, lo rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, presentando
contra él muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar;
Hec.25:8 alegando Pablo
en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra
César he pecado en nada.
Hec.25:9 Pero Festo,
queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres
subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?
Hec.25:10 Pablo dijo:
Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he
hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien.
Hec.25:11 Porque si
algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero si
nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. A
César apelo.
Hec.25:12 Entonces
Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: A César has apelado; a César
irás.
Pablo ante Agripa y
Berenice
Hec.25:13 Pasados
algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a
Festo.
Hec.25:14 Y como
estuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey la causa de Pablo, diciendo:
Un hombre ha sido dejado preso por Félix,
Hec.25:15 respecto al
cual, cuando fui a Jerusalén, se me presentaron los principales sacerdotes y
los ancianos de los judíos, pidiendo condenación contra él.
Hec.25:16 A éstos
respondí que no es costumbre de los romanos entregar alguno a la muerte antes
que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la
acusación.
Hec.25:17 Así que,
habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente,
sentado en el tribunal, mandé traer al hombre.
Hec.25:18 Y estando
presentes los acusadores, ningún cargo presentaron de los que yo
sospechaba,
Hec.25:19 sino que
tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su religión, y de un cierto
Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo.
Hec.25:20 Yo, dudando
en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado
de estas cosas.
Hec.25:21 Mas como
Pablo apeló para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mandé que
le custodiasen hasta que le enviara yo a César.
Hec.25:22 Entonces
Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana
le oirás.
Hec.25:23 Al otro día,
viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los
tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído
Pablo.
Hec.25:24 Entonces
Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con
nosotros, aquí tenéis a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los
judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir
más.
Hec.25:25 Pero yo,
hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como él mismo apeló a
Augusto, he determinado enviarle a él.
Hec.25:26 Como no tengo
cosa cierta que escribir a mi señor, le he traído ante vosotros, y mayormente
ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle, tenga yo qué
escribir.
Hec.25:27 Porque me parece
fuera de razón enviar un preso, y no informar de los cargos que haya en su
contra.
RUT
Capítulo 1
Rut y Noemí
Rut1:1 Aconteció en los
días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de
Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos
suyos.
Rut 1:2 El nombre de
aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos
eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos
de Moab, y se quedaron allí.
Rut 1:3 Y murió
Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos,
Rut 1:4 los cuales
tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la
otra, Rut; y habitaron allí unos diez años.
Rut 1:5 Y murieron
también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos
hijos y de su marido.
Rut 1:6 Entonces se
levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo
de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.
Rut 1:7 Salió, pues,
del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar
para volverse a la tierra de Judá.
Rut 1:8 Y Noemí dijo a
sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con
vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.
Rut 1:9 Os conceda
Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y
ellas alzaron su voz y lloraron,
Rut 1:10 y le dijeron:
Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo.
Rut 1:11 Y Noemí
respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más
hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos?
Rut 1:12 Volveos, hijas
mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese:
Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz
hijos,
Rut 1:13 ¿habíais
vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar
por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues
la mano de Jehová ha salido contra mí.
Rut 1:14 Y ellas
alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó
con ella.
Rut 1:15 Y Noemí dijo:
He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras
ella.
Rut 1:16 Respondió Rut:
No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú
fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y
tu Dios mi Dios.
Rut 1:17 Donde tú
murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada,
que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.
Rut 1:18 Y viendo Noemí
que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
Rut 1:19 Anduvieron,
pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en
Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta
Noemí?
Rut 1:20 Y ella les
respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura
me ha puesto el Todopoderoso.
Rut 1:21 Yo me fui llena,
pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya
que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?
Rut 1:22 Así volvió
Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y
llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.
Capítulo 2
Rut recoge espigas en
el campo de Booz
Rut 2:1 Tenía Noemí un
pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se
llamaba Booz.
Rut 2:2 Y Rut la
moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en
pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Vé, hija
mía.
Rut 2:3 Fue, pues, y
llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella
parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.
Rut 2:4 Y he aquí que
Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos
respondieron: Jehová te bendiga.
Rut 2:5 Y Booz dijo a
su criado el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?
Rut 2:6 Y el criado,
mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió
con Noemí de los campos de Moab;
Rut 2:7 y ha dicho: Te
ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas.
Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por
un momento.
Rut 2:8 Entonces Booz
dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y
aquí estarás junto a mis criadas.
Rut 2:9 Mira bien el
campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te
molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los
criados.
Rut 2:10 Ella entonces
bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en
tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?
Rut 2:11 Y respondiendo
Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la
muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde
naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.
Rut 2:12 Jehová
recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de
Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
Rut 2:13 Y ella dijo:
Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y
porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus
criadas.
Rut 2:14 Y Booz le dijo
a la hora de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y
ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que
se sació, y le sobró.
Rut 2:15 Luego se
levantó para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también
espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis;
Rut 2:16 y dejaréis
también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y
no la reprendáis.
Rut 2:17 Espigó, pues,
en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un
efa de cebada.
Rut 2:18 Y lo tomó, y
se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego
lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio.
Rut 2:19 Y le dijo su
suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te
ha reconocido. Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El
nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz.
Rut 2:20 Y dijo Noemí a
su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la
benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí:
Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos.
Rut 2:21 Y Rut la
moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que
hayan acabado toda mi siega.
Rut 2:22 Y Noemí
respondió a Rut su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que
no te encuentren en otro campo.
Rut 2:23 Estuvo, pues,
junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la
cebada y la del trigo; y vivía con su suegra.
Capítulo 47
Dios, el Rey de toda la
tierra
Al músico principal.
Salmo de los hijos de Coré.
Sal.47:1 Pueblos todos,
batid las manos;
Aclamad a Dios con voz de júbilo.
Sal.47:2 Porque Jehová
el Altísimo es temible;
Rey grande sobre toda la tierra.
Sal.47:3 El someterá a
los pueblos debajo de nosotros,
Y a las naciones debajo de nuestros pies.
Sal.47:4 El nos elegirá
nuestras heredades;
La hermosura de Jacob, al cual amó. Selah
Sal.47:5 Subió Dios con
júbilo,
Jehová con sonido de trompeta.
Sal.47:6 Cantad a Dios,
cantad;
Cantad a nuestro Rey, cantad;
Sal.47:7 Porque Dios es
el Rey de toda la tierra;
Cantad con inteligencia.
Sal.47:8 Reinó Dios
sobre las naciones;
Se sentó Dios sobre su santo trono.
Sal.47:9 Los príncipes
de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham;
Sal.47:10 Porque de
Dios son los escudos de la tierra;
El es muy exaltado.
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