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“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”. (Salmo 34:18)
“Dios... ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros”. (Hechos 17:27).-

Muy lejos y muy cerca

 A su regreso del cosmos los astronautas rusos informaron, mofándose, que no habían encontrado a Dios.
 No hay nada de extraño en esto. Nunca dijo Dios que podría ser alcanzado por aquel que tiene suficiente combustible. El medio de acercarse a Dios no es un cohete, sino Jesucristo; La distancia que nos separa de Dios no ha de medirse en kilómetros; es más bien la distancia que hay entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal.
 Para todo aquel que quiere encontrar a Dios sobre el camino medido en kilómetros, Dios está infinitamente lejos e inalcanzable. El que no le ha hallado en la tierra, no le verá tampoco al dar vueltas en el cosmos
 Sin embargo, Dios está muy cerca. Puede ser hallado mientras estamos arrodillados y le confesamos nuestros pecados; no al elevarnos con arrogancia, sino al humillarnos profundamente ante El. En los Hechos de los Apóstoles, leemos que Esteban, estando en la tierra, “puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios”.
 Los astronautas rusos pasaron al lado de Dios, no a causa de sus cohetes, sino a causa de su negativa de encontrar a Dios sobre el único camino en que los hombres pueden acercarse a El: Jesucristo, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi”.
 “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18).

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo



                                Gacela del Desierto de Juda


LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 26

Defensa de Pablo ante Agripa 

Hec.26:1 Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: 
Hec.26:2 Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. 
Hec.26:3 Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. 

Vida anterior de Pablo 

Hec.26:4 Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; 
Hec.26:5 los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.
Hec.26:6 Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; 
Hec.26:7 promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. 
Hec.26:8 ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? 

Pablo el perseguidor 

Hec.26:9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; 
Hec.26:10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 
Hec.26:11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

Pablo relata su conversión  - (Hch. 9.1-19; 22.6-16)

Hec.26:12 Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, 
Hec.26:13 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. 
Hec.26:14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 
Hec.26:15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 
Hec.26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 
Hec.26:17 librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 
Hec.26:18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.


Capítulo 3

Rut y Booz en la era 

Rut 3:1 Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? 
Rut 3:2 ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. 
Rut 3:3 Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. 
Rut 3:4 Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer. 
Rut 3:5 Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes. 
Rut 3:6 Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. 
Rut 3:7 Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó. 
Rut 3:8 Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. 
Rut 3:9 Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano. 
Rut 3:10 Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. 
Rut 3:11 Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. 
Rut 3:12 Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo. 
Rut 3:13 Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana. 
Rut 3:14 Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era. 
Rut 3:15 Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas  de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad. 
Rut 3:16 Y cuando llegó a donde estaba su suegra, ésta le dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido. 
Rut 3:17 Y dijo: Estas seis medidas  de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías. 
Rut 3:18 Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy. 

Capítulo 4

Booz se casa con Rut 

Rut 4:1 Booz subió a la puerta y se sentó allí; y he aquí pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado, y le dijo: Eh, fulano, ven acá y siéntate. Y él vino y se sentó. 
Rut 4:2 Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad, y dijo: Sentaos aquí. Y ellos se sentaron. 
Rut 4:3 Luego dijo al pariente: Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec. 
Rut 4:4 Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré. 
Rut 4:5 Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión.  
Rut 4:6 Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir. 
Rut 4:7 Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel. 
Rut 4:8 Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato.
Rut 4:9 Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón. 
Rut 4:10 Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy. 
Rut 4:11 Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén. 
Rut 4:12 Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por la descendencia que de esa joven te dé Jehová. 
Rut 4:13 Booz, pues, tomó a Rut, y ella fue su mujer; y se llegó a ella, y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo. 
Rut 4:14 Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; 
Rut 4:15 el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. 
Rut 4:16 Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su aya. 
Rut 4:17 Y le dieron nombre las vecinas, diciendo: Le ha nacido un hijo a Noemí; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. 
Rut 4:18 Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hezrón, 
Rut 4:19 Hezrón engendró a Ram, y Ram engendró a Aminadab, 
Rut 4:20 Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón, 
Rut 4:21 Salmón engendró a Booz, y Booz engendró a Obed, 
Rut 4:22 Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.


Capítulo 48

Hermosura y gloria de Sion
Cántico. Salmo de los hijos de Coré.

Sal.48:1 Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado
            En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
Sal.48:2 Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra,
            Es el monte de Sion, a los lados del norte,
            La ciudad del gran Rey.
Sal.48:3 En sus palacios Dios es conocido por refugio.
Sal.48:4 Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron;
            Pasaron todos.
Sal.48:5 Y viéndola ellos así, se maravillaron,
            Se turbaron, se apresuraron a huir.
Sal.48:6 Les tomó allí temblor;
            Dolor como de mujer que da a luz.
Sal.48:7 Con viento solano
            Quiebras tú las naves de Tarsis.
Sal.48:8 Como lo oímos, así lo hemos visto
            En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios;
            La afirmará Dios para siempre. Selah
Sal.48:9 Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios,
            En medio de tu templo.
Sal.48:10 Conforme a tu nombre, oh Dios,
            Así es tu loor hasta los fines de la tierra;
            De justicia está llena tu diestra.
Sal.48:11 Se alegrará el monte de Sion;
            Se gozarán las hijas de Judá
            Por tus juicios.
Sal.48:12 Andad alrededor de Sion, y rodeadla;
            Contad sus torres.
Sal.48:13 Considerad atentamente su antemuro,
            Mirad sus palacios;
            Para que lo contéis a la generación venidera.
Sal.48:14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
            El nos guiará aun más allá de la muerte.

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