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“En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos... Pero vosotros, amados…, conservaos en el amor de Dios. (Judas 18-21)
“En los postreros días... los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor”. (2 Timoteo 3:13).-

Señales de los postreros día.

 La carta del apóstol Judas presenta un sombrío cuadro de los tiempos del fin. Resulta especialmente serio el hecho de que las circunstancias descritas corresponden a un mundo que, por su profesión nominal, pertenece aún a la cristiandad. Judas considera aquí a los verdaderos creyentes como opuestos a ella, como apartados de ella, al decir: pero vosotros, amados...
 Para que los acontecimientos no nos induzcan a error, el Señor mostró ya a los apóstoles, mediante el Espíritu profético, cómo serían los últimos tiempos. La presencia de burladores debe compenetrarnos de la seriedad de los tiempos actuales, pero no debe confundirnos. Aunque exteriormente pertenecen aún a la cristiandad, estas personas no han nacido de nuevo; son hombres naturales que no tienen el Espíritu. Por consiguiente, andan por sus mismas concupiscencias impías. Sin nuevo nacimiento, el hombre no tiene la vida de Dios; tampoco participa del don del Espíritu Santo. Sobre el hombre natural Dios ha pronunciado un juicio de muerte y maldición. Para el creyente, ese juicio ha sido ejecutado sobre la Persona del Señor Jesús, nuestro Sustituto. Por eso, por la gracia de Dios, el creyente viene a ser una nueva creación.
 “Por tanto si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo” (2 Corintios 5:17-18):

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Pablo obedece a la visión 

Hec.26:19 Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, 
Hec.26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. 
Hec.26:21 Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. 
Hec.26:22 Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: 
Hec.26:23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

Pablo insta a Agripa a que crea 

Hec.26:24 Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. 
Hec.26:25 Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. 
Hec.26:26 Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. 
Hec.26:27 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. 
Hec.26:28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 
Hec.26:29 Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! 
Hec.26:30 Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; 
Hec.26:31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. 
Hec.26:32 Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César. 


Primer Libro de
SAMUEL
       
Capítulo 1

Nacimiento de Samuel 

1°Sam.1:1 Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo. 
1°Sam.1:2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. 
1°Sam.1:3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. 
1°Sam.1:4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. 
1°Sam.1:5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. 
1°Sam.1:6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos. 
1°Sam.1:7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. 
1°Sam.1:8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 
1°Sam.1:9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 
1°Sam.1:10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 
1°Sam.1:11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
1°Sam.1:12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. 
1°Sam.1:13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 
1°Sam.1:14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. 
1°Sam.1:15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. 
1°Sam.1:16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 
1°Sam.1:17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 
1°Sam.1:18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. 
1°Sam.1:19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. 
1°Sam.1:20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. 
1°Sam.1:21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. 
1°Sam.1:22 Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre. 
1°Sam.1:23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. 
1°Sam.1:24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa  de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. 
1°Sam.1:25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 
1°Sam.1:26 Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. 
1°Sam.1:27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 
1°Sam.1:28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová. 

Capítulo 2

Cántico de Ana 

1°Sam.2:1 Y Ana oró y dijo: 
Mi corazón se regocija en Jehová, 
Mi poder se exalta en Jehová; 
Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, 
Por cuanto me alegré en tu salvación. 
1°Sam.2:2 No hay santo como Jehová; 
Porque no hay ninguno fuera de ti, 
Y no hay refugio como el Dios nuestro. 
1°Sam.2:3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería;
Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; 
Porque el Dios de todo saber es Jehová, 
Y a él toca el pesar las acciones.
1°Sam.2:4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados, 
Y los débiles se ciñeron de poder. 
1°Sam.2:5 Los saciados se alquilaron por pan, 
Y los hambrientos dejaron de tener hambre; 
Hasta la estéril ha dado a luz siete, 
Y la que tenía muchos hijos languidece. 
1°Sam.2:6 Jehová mata, y él da vida; 
El hace descender al Seol, y hace subir.
1°Sam.2:7 Jehová empobrece, y él enriquece; 
Abate, y enaltece. 
1°Sam.2:8 El levanta del polvo al pobre, 
Y del muladar exalta al menesteroso, 
Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. 
Porque de Jehová son las columnas de la tierra, 
Y él afirmó sobre ellas el mundo. 
1°Sam.2:9 El guarda los pies de sus santos, 
Mas los impíos perecen en tinieblas; 
Porque nadie será fuerte por su propia fuerza. 
1°Sam.2:10 Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, 
Y sobre ellos tronará desde los cielos; 
Jehová juzgará los confines de la tierra, 
Dará poder a su Rey, 
Y exaltará el poderío de su Ungido.
1°Sam.2:11 Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí.


Capítulo 49

La insensatez de confiar en las riquezas
Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré.

Sal.49:1 Oíd esto, pueblos todos;
            Escuchad, habitantes todos del mundo,
Sal.49:2 Así los plebeyos como los nobles,
            El rico y el pobre juntamente.
Sal.49:3 Mi boca hablará sabiduría,
            Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
Sal.49:4 Inclinaré al proverbio mi oído;
            Declararé con el arpa mi enigma.
Sal.49:5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad,
            Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?
Sal.49:6 Los que confían en sus bienes,
            Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
Sal.49:7 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano,
            Ni dar a Dios su rescate
Sal.49:8 (Porque la redención de su vida es de gran precio,
            Y no se logrará jamás),
Sal.49:9 Para que viva en adelante para siempre,
            Y nunca vea corrupción.
Sal.49:10 Pues verá que aun los sabios mueren;
            Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
            Y dejan a otros sus riquezas.
Sal.49:11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
            Y sus habitaciones para generación y generación;
            Dan sus nombres a sus tierras.
Sal.49:12 Mas el hombre no permanecerá en honra;
            Es semejante a las bestias que perecen.
Sal.49:13 Este su camino es locura;
            Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah
Sal.49:14 Como a rebaños que son conducidos al Seol,
            La muerte los pastoreará,
            Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana;
            Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada.
Sal.49:15 Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol,
            Porque él me tomará consigo. Selah
Sal.49:16 No temas cuando se enriquece alguno,
            Cuando aumenta la gloria de su casa;
Sal.49:17 Porque cuando muera no llevará nada,
            Ni descenderá tras él su gloria.
Sal.49:18 Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma,
            Y sea loado cuando prospere,
Sal.49:19 Entrará en la generación de sus padres,
            Y nunca más verá la luz.
Sal.49:20 El hombre que está en honra y no entiende,
            Semejante es a las bestias que perecen.

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