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“El temor del Señor es la sabiduría y el apartarse del mal, la inteligencia”. (Job 28:28).-
“La misericordia del Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen”. (Salmo 103:11).-

Algunos Pensamientos recopilados

 El hombre, a causa del pecado, no sólo ha perdido la vida natural, sino que ha perdido a Dios; y ahora Cristo no sólo nos da una vida nueva y mejor que la que el árbol de la vida podía dar, sino que Cristo nos da a Dios: nos lleva a Dios y nos coloca en su presencia. Hace que nuestra alma conozca a Dios y nos concede el estar seguros de su amor,
 Estamos firmemente persuadidos de que Dios hace más en nosotros que nosotros para El. Y si hacemos algo para El, es sólo porque El obró en nosotros.
 Alguien que ha estado a punto de ahogarse se hallará feliz al darse cuenta de que está en un bote salvavidas; pero es evidente que ha sido salvado por los que están en el bote y no porque se da cuenta de estar en él. Ocurre lo mismo con el pecador que cree en el Señor Jesús: está a salvo por la muerte y la resurrección de Cristo. ¿Es porque se da cuenta de ello? No, sino porque Dios lo dice. Es “según las Escrituras”.
 La dependencia y la obediencia son y deben ser los dos caracteres del creyente. La oración y la Palabra de Dios son y deben ser las dos expresiones de esos caracteres. El creyente depende de Dios por medio de la oración y obedece a su Palabra.
 Dios no puede ser el servidor de nuestra propia voluntad.
 En la cruz, el supremo acto del pecado ha hallado el más elevado acto del amor.
 La gracia de Dios es la fuente de la justificación; la sangre de Cristo es su fundamento; la fe es el medio de obtenerla; las obras son la prueba de ella.
 Olvidamos fácilmente diez mil beneficios en presencia de una sola privación la mayoría de las veces demasiado insignificante.-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año

Capítulo 20


Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia  


Hec.20:1 Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia.  
Hec.20:2 Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.  
Hec.20:3 Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia.  
Hec.20:4 Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.  
Hec.20:5 Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas.  
Hec.20:6 Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días.  
Visita de despedida de Pablo en Troas  


Hec.20:7 El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.  
Hec.20:8 Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos;  
Hec.20:9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.  
Hec.20:10 Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.  
Hec.20:11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió.  
Hec.20:12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.  


Viaje de Troas a Mileto  


Hec.20:13 Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra.  
Hec.20:14 Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene.  
Hec.20:15 Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.  
Hec.20:16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.  


Capítulo 13


Nacimiento de Sansón  


Jue.13:1 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años.  
Jue.13:2 Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos.  
Jue.13:3 A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.  
Jue.13:4 Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.  
Jue.13:5 Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.  
Jue.13:6 Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.  
Jue.13:7 Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.  
Jue.13:8 Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.  
Jue.13:9 Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.  
Jue.13:10 Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día.  
Jue.13:11 Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy.  
Jue.13:12 Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?  
Jue.13:13 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije.  
Jue.13:14 No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.  
Jue.13:15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.  
Jue.13:16 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.  
Jue.13:17 Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?  
Jue.13:18 Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?  
Jue.13:19 Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.  
Jue.13:20 Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.  
Jue.13:21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.  
Jue.13:22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.  
Jue.13:23 Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.  
Jue.13:24 Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.  
Jue.13:25 Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.


Capítulo 41


Job 41:1 ¿Sacarás tú al leviatáncon anzuelo,  
O con cuerda que le eches en su lengua?  
Job 41:2 ¿Pondrás tú soga en sus narices,  
Y horadarás con garfio su quijada?  
Job 41:3 ¿Multiplicará él ruegos para contigo?  
¿Te hablará él lisonjas?  
Job 41:4 ¿Hará pacto contigo  
Para que lo tomes por siervo perpetuo?  
Job 41:5 ¿Jugarás con él como con pájaro,  
O lo atarás para tus niñas?  
Job 41:6 ¿Harán de él banquete los compañeros?  
¿Lo repartirán entre los mercaderes?  
Job 41:7 ¿Cortarás tú con cuchillo su piel,  
O con arpón de pescadores su cabeza?  
Job 41:8 Pon tu mano sobre él;  
Te acordarás de la batalla, y nunca más volverás.  
Job 41:9 He aquí que la esperanza acerca de él será burlada,  
Porque aun a su sola vista se desmayarán.  
Job 41:10 Nadie hay tan osado que lo despierte;  
¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?  
Job 41:11 ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya?
Todo lo que hay debajo del cielo es mío.  
Job 41:12 No guardaré silencio sobre sus miembros,  
Ni sobre sus fuerzas y la gracia de su disposición.  
Job 41:13 ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura?  
¿Quién se acercará a él con su freno doble?  
Job 41:14 ¿Quién abrirá las puertas de su rostro?  
Las hileras de sus dientes espantan.  
Job 41:15 La gloria de su vestido son escudos fuertes,  
Cerrados entre sí estrechamente.
Job 41:16 El uno se junta con el otro,  
Que viento no entra entre ellos.  
Job 41:17 Pegado está el uno con el otro;  
Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.  
Job 41:18 Con sus estornudos enciende lumbre,  
Y sus ojos son como los párpados del alba.  
Job 41:19 De su boca salen hachones de fuego;  
Centellas de fuego proceden.  
Job 41:20 De sus narices sale humo,  
Como de una olla o caldero que hierve.
Job 41:21 Su aliento enciende los carbones,  
Y de su boca sale llama.  
Job 41:22 En su cerviz está la fuerza,  
Y delante de él se esparce el desaliento.  
Job 41:23 Las partes más flojas de su carne están endurecidas;  
Están en él firmes, y no se mueven.  
Job 41:24 Su corazón es firme como una piedra,  
Y fuerte como la muela de abajo.  
Job 41:25 De su grandeza tienen temor los fuertes,  
Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
Job 41:26 Cuando alguno lo alcanzare,  
Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.  
Job 41:27 Estima como paja el hierro,  
Y el bronce como leño podrido.  
Job 41:28 Saeta no le hace huir;  
Las piedras de honda le son como paja.  
Job 41:29 Tiene toda arma por hojarasca,  
Y del blandir de la jabalina se burla.  
Job 41:30 Por debajo tiene agudas conchas;  
Imprime su agudez en el suelo.  
Job 41:31 Hace hervir como una olla el mar profundo,  
Y lo vuelve como una olla de ungüento.  
Job 41:32 En pos de sí hace resplandecer la senda,
Que parece que el abismo es cano.  
Job 41:33 No hay sobre la tierra quien se le parezca;  
Animal hecho exento de temor.  
Job 41:34 Menosprecia toda cosa alta;  
Es rey sobre todos los soberbios.


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