“Si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”.
(1 Juan 5:15).-
Acerca de la oración
Las peticiones que presentamos a Dios en oración se dividen en dos clases. Unas son las que, según lo claramente expresado en la Palabra, son conformes a la voluntad de Dios; por eso podemos exponérselas sin condición alguna. Las otras son peticiones de las que no estamos seguros que sean conformes a la voluntad y a los propósitos de Dios. Respecto de ellas, podemos expresar nuestros deseos, pero los dejamos sujetos a la voluntad y a la decisión de Dios y por eso les agregamos la expresión: “Si es Tu voluntad” o aun: “Si Te parece bien”.
En cambio, si le ruego a El, el Señor de la mies, “que envíe obreros a su mies”; u oro a favor “de los que están en eminencia”, tanto por los de nuestro propio país como por los gobernantes de los países en los que son perseguidos los creyentes; o si le suplico por la conversión de alguna persona o por el progreso y la bendición de la Obra del Señor en la tierra de un modo general o por uno de sus aspectos en particular, entonces el Espíritu del Señor no me impulsará a agregar: “Hazlo si te agrada, Señor”. Porque sé por las Sagradas Escrituras que estas peticiones son según Su voluntad. Su propia Palabra me las pone en mi pecho con toda instancia; que puedo presentárselas con gozo y sabiendo de antemano que esas oraciones serán oídas.
Para el creyente sería deseable y debería serle una necesidad normal y natural dirigirse diariamente a Dios. Como hijos de Dios manifestaremos nuestra dependencia de El al perseverar en la oración y con una vida de oración honrar a nuestro Padre Celestial.- "Señor, enséñanos a orar...".-
(1 Juan 5:15).-
Acerca de la oración
Las peticiones que presentamos a Dios en oración se dividen en dos clases. Unas son las que, según lo claramente expresado en la Palabra, son conformes a la voluntad de Dios; por eso podemos exponérselas sin condición alguna. Las otras son peticiones de las que no estamos seguros que sean conformes a la voluntad y a los propósitos de Dios. Respecto de ellas, podemos expresar nuestros deseos, pero los dejamos sujetos a la voluntad y a la decisión de Dios y por eso les agregamos la expresión: “Si es Tu voluntad” o aun: “Si Te parece bien”.
En cambio, si le ruego a El, el Señor de la mies, “que envíe obreros a su mies”; u oro a favor “de los que están en eminencia”, tanto por los de nuestro propio país como por los gobernantes de los países en los que son perseguidos los creyentes; o si le suplico por la conversión de alguna persona o por el progreso y la bendición de la Obra del Señor en la tierra de un modo general o por uno de sus aspectos en particular, entonces el Espíritu del Señor no me impulsará a agregar: “Hazlo si te agrada, Señor”. Porque sé por las Sagradas Escrituras que estas peticiones son según Su voluntad. Su propia Palabra me las pone en mi pecho con toda instancia; que puedo presentárselas con gozo y sabiendo de antemano que esas oraciones serán oídas.
Para el creyente sería deseable y debería serle una necesidad normal y natural dirigirse diariamente a Dios. Como hijos de Dios manifestaremos nuestra dependencia de El al perseverar en la oración y con una vida de oración honrar a nuestro Padre Celestial.- "Señor, enséñanos a orar...".-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Pablo es enviado a
Félix el gobernador
Hec.23:23 Y llamando a
dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche
doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen
hasta Cesarea;
Hec.23:24 y que
preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix
el gobernador.
Hec.23:25 Y escribió
una carta en estos términos:
Hec.23:26 Claudio
Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud.
Hec.23:27 A este
hombre, aprehendido por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo
acudiendo con la tropa, habiendo sabido que era ciudadano romano.
Hec.23:28 Y queriendo
saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos;
Hec.23:29 y hallé que
le acusaban por cuestiones de la ley de ellos, pero que ningún delito tenía
digno de muerte o de prisión.
Hec.23:30 Pero al ser
avisado de asechanzas que los judíos habían tendido contra este hombre, al
punto le he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante
de ti lo que tengan contra él. Pásalo bien.
Hec.23:31 Y los
soldados, tomando a Pablo como se les ordenó, le llevaron de noche a
Antípatris.
Hec.23:32 Y al día
siguiente, dejando a los jinetes que fuesen con él, volvieron a la
fortaleza.
Hec.23:33 Cuando aquéllos
llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también a
Pablo delante de él.
Hec.23:34 Y el
gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y habiendo entendido
que era de Cilicia,
Hec.23:35 le dijo: Te
oiré cuando vengan tus acusadores. Y mandó que le custodiasen en el pretorio de
Herodes.
Capítulo 24
Defensa de Pablo ante
Félix
Hec.24:1 Cinco días
después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un
cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra
Pablo.
Hec.24:2 Y cuando éste
fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de
gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu
prudencia,
Hec.24:3 oh
excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda
gratitud.
Hec.24:4 Pero por no
molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu
equidad.
Hec.24:5 Porque hemos
hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los
judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos.
Hec.24:6 Intentó
también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a
nuestra ley.
Hec.24:7 Pero
interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras
manos,
Hec.24:8 mandando a sus
acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle, podrás informarte de
todas estas cosas de que le acusamos.
Hec.24:9 Los judíos
también confirmaban, diciendo ser así todo.
Capítulo 20
La guerra contra
Benjamín
Jue.20:1 Entonces
salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo
hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa.
Jue.20:2 Y los jefes de
todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la
reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban
espada.
Jue.20:3 Y los hijos de
Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los
hijos de Israel: Decid cómo fue esta maldad.
Jue.20:4 Entonces el
varón levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa de
Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche.
Jue.20:5 Y levantándose
contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de
matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió.
Jue.20:6 Entonces
tomando yo mi concubina, la corté en pedazos, y la envié por todo el territorio
de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel.
Jue.20:7 He aquí todos
vosotros sois hijos de Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo.
Jue.20:8 Entonces todo
el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá
a su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa.
Jue.20:9 Mas esto es
ahora lo que haremos a Gabaa: contra ella subiremos por sorteo.
Jue.20:10 Tomaremos
diez hombres de cada ciento por todas las tribus de Israel, y ciento de cada
mil, y mil de cada diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que yendo
a Gabaa de Benjamín le hagan conforme a toda la abominación que ha cometido en
Israel.
Jue.20:11 Y se juntaron
todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre.
Jue.20:12 Y las tribus
de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad
es esta que ha sido hecha entre vosotros?
Jue.20:13 Entregad,
pues, ahora a aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los
matemos, y quitemos el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la
voz de sus hermanos los hijos de Israel,
Jue.20:14 sino que los
de Benjamín se juntaron de las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra
los hijos de Israel.
Jue.20:15 Y fueron
contados en aquel tiempo los hijos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil
hombres que sacaban espada, sin los que moraban en Gabaa, que fueron por cuenta
setecientos hombres escogidos.
Jue.20:16 De toda
aquella gente había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos, todos los
cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban.
Jue.20:17 Y fueron
contados los varones de Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres
que sacaban espada, todos estos hombres de guerra.
Jue.20:18 Luego se
levantaron los hijos de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a
Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los
hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será el primero.
Jue.20:19 Se
levantaron, pues, los hijos de Israel por la mañana, contra Gabaa.
Jue.20:20 Y salieron
los hijos de Israel a combatir contra Benjamín, y los varones de Israel
ordenaron la batalla contra ellos junto a Gabaa.
Jue.20:21 Saliendo
entonces de Gabaa los hijos de Benjamín, derribaron por tierra aquel día
veintidós mil hombres de los hijos de Israel.
Jue.20:22 Mas
reanimándose el pueblo, los varones de Israel volvieron a ordenar la batalla en
el mismo lugar donde la habían ordenado el primer día.
Jue.20:23 Porque los
hijos de Israel subieron y lloraron delante de Jehová hasta la noche, y
consultaron a Jehová, diciendo: ¿Volveremos a pelear con los hijos de Benjamín
nuestros hermanos? Y Jehová les respondió: Subid contra ellos.
Jue.20:24 Por lo cual
se acercaron los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el segundo día.
Jue.20:25 Y aquel
segundo día, saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos, derribaron por tierra
otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban
espada.
Jue.20:26 Entonces
subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de
Dios; y lloraron, y se sentaron allí en presencia de Jehová, y ayunaron aquel
día hasta la noche; y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de
Jehová.
Jue.20:27 Y los hijos
de Israel preguntaron a Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en
aquellos días,
Jue.20:28 y Finees hijo
de Eleazar, hijo de Aarón, ministraba delante de ella en aquellos días), y
dijeron: ¿Volveremos aún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros
hermanos, para pelear, o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana yo
os los entregaré.
Jue.20:29 Y puso Israel
emboscadas alrededor de Gabaa.
Jue.20:30 Subiendo
entonces los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el tercer día,
ordenaron la batalla delante de Gabaa, como las otras veces.
Jue.20:31 Y salieron
los hijos de Benjamín al encuentro del pueblo, alejándose de la ciudad; y
comenzaron a herir a algunos del pueblo, matándolos como las otras veces por
los caminos, uno de los cuales sube a Bet-el, y el otro a Gabaa en el campo; y
mataron unos treinta hombres de Israel.
Jue.20:32 Y los hijos
de Benjamín decían: Vencidos son delante de nosotros, como antes. Mas los hijos
de Israel decían: Huiremos, y los alejaremos de la ciudad hasta los
caminos.
Jue.20:33 Entonces se
levantaron todos los de Israel de su lugar, y se pusieron en orden de batalla
en Baal-tamar; y también las emboscadas de Israel salieron de su lugar, de la
pradera de Gabaa.
Jue.20:34 Y vinieron
contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla arreciaba;
mas ellos no sabían que ya el desastre se acercaba a ellos.
Jue.20:35 Y derrotó
Jehová a Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a
veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban espada.
Jue.20:36 Y vieron los
hijos de Benjamín que eran derrotados; y los hijos de Israel cedieron campo a
Benjamín, porque estaban confiados en las emboscadas que habían puesto detrás
de Gabaa.
Jue.20:37 Y los hombres
de las emboscadas acometieron prontamente a Gabaa, y avanzaron e hirieron a
filo de espada a toda la ciudad.
Jue.20:38 Y era la
señal concertada entre los hombres de Israel y las emboscadas, que hiciesen
subir una gran humareda de la ciudad.
Jue.20:39 Luego, pues,
que los de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a
herir y matar a la gente de Israel como treinta hombres, y ya decían:
Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera
batalla.
Jue.20:40 Mas cuando la
columna de humo comenzó a subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia
atrás; y he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo.
Jue.20:41 Entonces se
volvieron los hombres de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor, porque
vieron que el desastre había venido sobre ellos.
Jue.20:42 Volvieron,
por tanto, la espalda delante de Israel hacia el camino del desierto; pero la
batalla los alcanzó, y los que salían de las ciudades los destruían en medio de
ellos.
Jue.20:43 Así cercaron
a los de Benjamín, y los acosaron y hollaron desde Menúha hasta enfrente de
Gabaa hacia donde nace el sol.
Jue.20:44 Y cayeron de
Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos hombres de guerra.
Jue.20:45 Volviéndose
luego, huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, y de ellos fueron
abatidos cinco mil hombres en los caminos; y fueron persiguiéndolos aun hasta
Gidom, y mataron de ellos a dos mil hombres.
Jue.20:46 Fueron todos
los que de Benjamín murieron aquel día, veinticinco mil hombres que sacaban
espada, todos ellos hombres de guerra.
Jue.20:47 Pero se
volvieron y huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los
cuales estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses.
Jue.20:48 Y los hombres
de Israel volvieron sobre los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de
espada, así a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que fue
hallado; asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban.
Capítulo 45
Cántico de las bodas
del rey
Al músico principal;
sobre Lirios. Masquil de los hijos de Coré. Canción de amores.
Sal.45:1 Rebosa mi
corazón palabra buena;
Dirijo al rey mi canto;
Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.
Sal.45:2 Eres el más
hermoso de los hijos de los hombres;
La gracia se derramó en tus labios;
Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Sal.45:3 Ciñe tu espada
sobre el muslo, oh valiente,
Con tu gloria y con tu majestad.
Sal.45:4 En tu gloria
sé prosperado;
Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de
justicia,
Y tu diestra te enseñará cosas terribles.
Sal.45:5 Tus saetas
agudas,
Con que caerán pueblos debajo de ti,
Penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
Sal.45:6 Tu trono, oh
Dios, es eterno y para siempre;
Cetro de justicia es el cetro de tu reino.
Sal.45:7 Has amado la
justicia y aborrecido la maldad;
Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Sal.45:8 Mirra, áloe y
casia exhalan todos tus vestidos;
Desde palacios de marfil te recrean.
Sal.45:9 Hijas de reyes
están entre tus ilustres;
Está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
Sal.45:10 Oye, hija, y
mira, e inclina tu oído;
Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre;
Sal.45:11 Y deseará el
rey tu hermosura;
E inclínate a él, porque él es tu señor.
Sal.45:12 Y las hijas
de Tiro vendrán con presentes;
Implorarán tu favor los ricos del pueblo.
Sal.45:13 Toda gloriosa
es la hija del rey en su morada;
De brocado de oro es su vestido.
Sal.45:14 Con vestidos
bordados será llevada al rey;
Vírgenes irán en pos de ella,
Compañeras suyas serán traídas a ti.
Sal.45:15 Serán traídas
con alegría y gozo;
Entrarán en el palacio del rey.
Sal.45:16 En lugar de
tus padres serán tus hijos,
A quienes harás príncipes en toda la tierra.
Sal.45:17 Haré perpetua
la memoria de tu nombre en todas las generaciones,
Por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para
siempre.
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