“Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo”. (Juan 9:25).-
“Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales…, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia”. (2 Pedro 2:12-13).-
¿Enloquecido?
Llevado por la curiosidad, un hombre fue a una casa de oración en la que se estaba predicando el Evangelio. Estaba muy decidido a continuar siendo lo que era: un cantor y payador mundano e incrédulo con su guitarra en todas las cantinas. No quiso entrar; se quedó en el umbral de la puerta de la congregación. Volvió al día siguiente y permaneció también en el umbral. Pero la cuarta noche entró y… salió convencido de su estado de pecado y culpabilidad ante Dios.
La noche siguiente volvió a la casa de oración y recibió a Jesús por la fe como su Salvador. De vuelta en su casa, fue a su biblioteca y retiró uno a uno todos los libros que habían fomentado su incredulidad, los rompió y los echó al fuego.
Como este hombre era bien conocido en ciertos ambientes de de esa ciudad, tan pronto como se supo de su conversión, se levantó una ola de comentarios en casi todas las cantinas. Se trató de hacer creer que había perdido el juicio. Se envió a su casa a alguien que parecía capaz de hacerle desistir de su decisión. Este se encontró con la esposa del cantor y le dijo:
—Señora, su marido ha enloquecido. Si no, ¿cómo explica usted el cambio que tuvo lugar en él?
—Señor, no se lo puedo explicar todavía porque sería necesario que usted mismo fuese convertido para poder entenderlo.
—Si es así —replicó el hombre— ¡me voy!
Prefería irse antes que oír hablar de la salvación. Quiso ignorar que estaba perdido y que necesitaba un Salvador. Pero su voluntaria ignorancia no hacia más que aumentar su responsabilidad.
Que no sea nuestro caso el de cerrar nuestros oídos para salvación de nuestra alma y dejar de escuchar la mas grande de todas las historias de amor que ningún cantor por mas hábil que sea puede describir la ternura y omnipotencia, cuando "La misericordia y la verdad se encontraron; y La justicia y la paz se besaron...".-
“Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales…, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia”. (2 Pedro 2:12-13).-
¿Enloquecido?
Llevado por la curiosidad, un hombre fue a una casa de oración en la que se estaba predicando el Evangelio. Estaba muy decidido a continuar siendo lo que era: un cantor y payador mundano e incrédulo con su guitarra en todas las cantinas. No quiso entrar; se quedó en el umbral de la puerta de la congregación. Volvió al día siguiente y permaneció también en el umbral. Pero la cuarta noche entró y… salió convencido de su estado de pecado y culpabilidad ante Dios.
La noche siguiente volvió a la casa de oración y recibió a Jesús por la fe como su Salvador. De vuelta en su casa, fue a su biblioteca y retiró uno a uno todos los libros que habían fomentado su incredulidad, los rompió y los echó al fuego.
Como este hombre era bien conocido en ciertos ambientes de de esa ciudad, tan pronto como se supo de su conversión, se levantó una ola de comentarios en casi todas las cantinas. Se trató de hacer creer que había perdido el juicio. Se envió a su casa a alguien que parecía capaz de hacerle desistir de su decisión. Este se encontró con la esposa del cantor y le dijo:
—Señora, su marido ha enloquecido. Si no, ¿cómo explica usted el cambio que tuvo lugar en él?
—Señor, no se lo puedo explicar todavía porque sería necesario que usted mismo fuese convertido para poder entenderlo.
—Si es así —replicó el hombre— ¡me voy!
Prefería irse antes que oír hablar de la salvación. Quiso ignorar que estaba perdido y que necesitaba un Salvador. Pero su voluntaria ignorancia no hacia más que aumentar su responsabilidad.
Que no sea nuestro caso el de cerrar nuestros oídos para salvación de nuestra alma y dejar de escuchar la mas grande de todas las historias de amor que ningún cantor por mas hábil que sea puede describir la ternura y omnipotencia, cuando "La misericordia y la verdad se encontraron; y La justicia y la paz se besaron...".-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Capítulo 8
Alimentación de los cuatro
mil (Mt. 15. 32-39)
Mar.8:1 En aquellos días, como
había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y
les dijo:
Mar.8:2 Tengo compasión de la
gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer;
Mar.8:3 y si los enviare en
ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han
venido de lejos.
Mar.8:4 Sus discípulos le
respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
Mar.8:5 El les preguntó:
¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete.
Mar.8:6 Entonces mandó a la
multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado
gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y
los pusieron delante de la multitud.
Mar.8:7 Tenían también unos
pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante.
Mar.8:8 Y comieron, y se
saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas.
Mar.8:9 Eran los que comieron,
como cuatro mil; y los despidió.
Mar.8:10 Y luego entrando en la
barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta.
La demanda de una señal - (Mt. 16. 1-4; Lc. 12. 54-56)
Mar.8:11 Vinieron entonces los
fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para
tentarle.
Mar.8:12 Y gimiendo en su
espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no
se dará señal a esta generación.
Mar.8:13 Y dejándolos, volvió a
entrar en la barca, y se fue a la otra ribera.
La levadura de los
fariseos (Mt. 16. 5-12)
Mar.8:14 Habían olvidado de
traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca.
Mar.8:15 Y él les mandó,
diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de
Herodes.
Mar.8:16 Y discutían entre sí,
diciendo: Es porque no trajimos pan.
Mar.8:17 Y entendiéndolo Jesús,
les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis?
¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón?
Mar.8:18 ¿Teniendo ojos no
veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?
Mar.8:19 Cuando partí los cinco
panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y
ellos dijeron: Doce.
Mar.8:20 Y cuando los siete
panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis?Y
ellos dijeron: Siete.
Mar.8:21 Y les dijo: ¿Cómo aún
no entendéis?
Capítulo 19
David vuelve a Jerusalén
2°Sam.19:1 Dieron aviso a Joab:
He aquí el rey llora, y hace duelo por Absalón.
2°Sam.19:2 Y se volvió aquel
día la victoria en luto para todo el pueblo; porque oyó decir el pueblo aquel
día que el rey tenía dolor por su hijo.
2°Sam.19:3 Y entró el pueblo
aquel día en la ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el pueblo
avergonzado que ha huido de la batalla.
2°Sam.19:4 Mas el rey, cubierto
el rostro, clamaba en alta voz: ¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo
mío!
2°Sam.19:5 Entonces Joab vino
al rey en la casa, y dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos,
que hoy han librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida
de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,
2°Sam.19:6 amando a los que te
aborrecen, y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada
te importan tus príncipes y siervos; pues hoy me has hecho ver claramente que
si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces
estarías contento.
2°Sam.19:7 Levántate pues,
ahora, y ve afuera y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová
que si no sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto te será
peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta
ahora.
2°Sam.19:8 Entonces se levantó
el rey y se sentó a la puerta, y fue dado aviso a todo el pueblo, diciendo: He
aquí el rey está sentado a la puerta. Y vino todo el pueblo delante del rey;
pero Israel había huido, cada uno a su tienda.
2°Sam.19:9 Y todo el pueblo
disputaba en todas las tribus de Israel, diciendo: El rey nos ha librado de
mano de nuestros enemigos, y nos ha salvado de mano de los filisteos; y ahora
ha huido del país por miedo de Absalón.
2°Sam.19:10 Y Absalón, a quien
habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis
callados respecto de hacer volver al rey?
2°Sam.19:11 Y el rey David
envió a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, diciendo: Hablad a los ancianos de
Judá, y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en hacer volver el rey
a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para hacerle
volver a su casa?
2°Sam.19:12 Vosotros sois mis
hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los
postreros en hacer volver al rey?
2°Sam.19:13 Asimismo diréis a
Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y aun me
añada, si no fueres general del ejército delante de mí para siempre, en lugar
de Joab.
2°Sam.19:14 Así inclinó el
corazón de todos los varones de Judá, como el de un solo hombre, para que
enviasen a decir al rey: Vuelve tú, y todos tus siervos.
2°Sam.19:15 Volvió, pues, el
rey, y vino hasta el Jordán. Y Judá vino a Gilgal para recibir al rey y para
hacerle pasar el Jordán.
2°Sam.19:16 Y Simei hijo de
Gera, hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los
hombres de Judá a recibir al rey David.
2°Sam.19:17 Con él venían mil
hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince
hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.
2°Sam.19:18 Y cruzaron el vado
para pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera.
Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el
Jordán,
2°Sam.19:19 y dijo al rey: No
me culpe mi señor de iniquidad, ni tengas memoria de los males que tu siervo
hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; no los guarde el rey en
su corazón.
2°Sam.19:20 Porque yo tu siervo
reconozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José,
para descender a recibir a mi señor el rey.
2°Sam.19:21 Respondió Abisai
hijo de Sarvia y dijo: ¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de
Jehová?
2°Sam.19:22 David entonces
dijo: ¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis
adversarios? ¿Ha de morir hoy alguno en Israel? ¿Pues no sé yo que hoy soy rey
sobre Israel?
2°Sam.19:23 Y dijo el rey a
Simei: No morirás. Y el rey se lo juró.
2°Sam.19:24 También Mefi-boset
hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies, ni había
cortado su barba, ni tampoco había lavado sus vestidos, desde el día en que el
rey salió hasta el día en que volvió en paz.
2°Sam.19:25 Y luego que vino él
a Jerusalén a recibir al rey, el rey le dijo: Mefi-boset, ¿por qué no fuiste
conmigo?
2°Sam.19:26 Y él respondió: Rey
señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un
asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.
2°Sam.19:27 Pero él ha
calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey; mas mi señor el rey es como
un ángel de Dios; haz, pues, lo que bien te parezca.
2°Sam.19:28 Porque toda la casa
de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu
siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho, pues, tengo aún para
clamar más al rey?
2°Sam.19:29 Y el rey le dijo:
¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las
tierras.
2°Sam.19:30 Y Mefi-boset dijo
al rey: Deja que él las tome todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a
su casa.
2°Sam.19:31 También Barzilai
galaadita descendió de Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para acompañarle
al otro lado del Jordán.
2°Sam.19:32 Era Barzilai muy
anciano, de ochenta años, y él había dado provisiones al rey cuando estaba en
Mahanaim, porque era hombre muy rico.
2°Sam.19:33 Y el rey dijo a
Barzilai: Pasa conmigo, y yo te sustentaré conmigo en Jerusalén.
2°Sam.19:34 Mas Barzilai dijo
al rey: ¿Cuántos años más habré de vivir, para que yo suba con el rey a
Jerusalén?
2°Sam.19:35 De edad de ochenta
años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo
es? ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que coma o beba? ¿Oiré más la voz de
los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, ha de ser tu siervo una carga
para mi señor el rey?
2°Sam.19:36 Pasará tu siervo un
poco más allá del Jordán con el rey; ¿por qué me ha de dar el rey tan grande
recompensa?
2°Sam.19:37 Yo te ruego que
dejes volver a tu siervo, y que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi
padre y de mi madre. Mas he aquí a tu siervo Quimam; que pase él con mi señor
el rey, y haz a él lo que bien te pareciere.
2°Sam.19:38 Y el rey dijo: Pues
pase conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; y todo lo que tú
pidieres de mí, yo lo haré.
2°Sam.19:39 Y todo el pueblo
pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai,
y lo bendijo; y él se volvió a su casa.
2°Sam.19:40 El rey entonces
pasó a Gilgal, y con él pasó Quimam; y todo el pueblo de Judá acompañaba al
rey, y también la mitad del pueblo de Israel.
2°Sam.19:41 Y he aquí todos los
hombres de Israel vinieron al rey, y le dijeron: ¿Por qué los hombres de Judá,
nuestros hermanos, te han llevado, y han hecho pasar el Jordán al rey y a su
familia, y a todos los siervos de David con él?
2°Sam.19:42 Y todos los hombres
de Judá respondieron a todos los de Israel: Porque el rey es nuestro pariente.
Mas ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido algo del rey?
¿Hemos recibido de él algún regalo?
2°Sam.19:43 Entonces
respondieron los hombres de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos
en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros. ¿Por qué, pues,
nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros los primeros, respecto de
hacer volver a nuestro rey? Y las palabras de los hombres de Judá fueron más
violentas que las de los hombres de Israel.
Capítulo 12
El tiempo del fin
Dan.12:1 En aquel tiempo se
levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo;
y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces;
pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos
en el libro.
Dan.12:2 Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y
otros para vergüenza y confusión perpetua.
Dan.12:3 Los entendidos
resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia
a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Dan.12:4 Pero tú, Daniel,
cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán
de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.
Dan.12:5 Y yo Daniel miré, y he
aquí otros dos que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al
otro lado del río.
Dan.12:6 Y dijo uno al varón
vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de
estas maravillas?
Dan.12:7 Y oí al varón vestido
de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su
siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo,
tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del
pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.
Dan.12:8 Y yo oí, mas no
entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?
Dan.12:9 El respondió: Anda,
Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del
fin.
Dan.12:10 Muchos serán limpios,
y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de
los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.
Dan.12:11 Y desde el tiempo que
sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil
doscientos noventa días.
Dan.12:12 Bienaventurado el que
espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
Dan.12:13 Y tú irás hasta el
fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los
días.
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