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“Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad”. (Salmo 60:4).-

Cuando Satanás anda sigiloso.-

 Alguien ha dicho: “Cuando un cristiano duerme, Satanás anda de puntillas para no despertarlo”. Hubo un tiempo en que el Adversario, como león rugiente, andaba alrededor de los creyentes “buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Hoy no es ése el caso en los países occidentales. Satanás no enciende ya hogueras ni persigue más a los creyentes, por lo menos pública y brutalmente como suele aún ocurrir en algunas partes del mundo.
 ¿Por qué haría quemar las Biblias? Son tan pocas las familias que la leen, aun las que poseen un volumen de las Sagradas Escrituras. ¿Qué más puede pedir Satanás? ¿Para qué hacer cerrar los lugares de culto cuando tantos dejan de reunirse porque así lo “tienen por costumbre”? (Hebreos 10:25). O sino, los hay de gran mayoría que hacen religión de uno o dos días a la semana y eso por que tienen alguna obligación por cumplir pero no de contrito corazón. ¡¡¡Qué vergüenza para nosotros cuando venga el Señor a buscar a los Suyos para introducirlos en Su gloria y nos halle durmiendo!!! ¡Despertemos y levantémonos!
 No hemos sido dejados en este mundo para vivir cómodamente sino para dar testimonio: “Me seréis testigos”, dijo el Señor antes de ser alzado al cielo. Por testimoniar se entiende: decir lo que Dios es, lo que El ha hecho; manifestar por medio de la conducta y del andar fiel que uno ha nacido de nuevo; presentar a Dios la adoración a la que El tiene derecho.
 Hemos de seguir e imitar a Aquel que es “el testigo fiel y verdadero” (Apocalipsis 3:74). De esa manera nuestra vida llegará a ser lo que debería ser: “grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden” (2 Corintios 2:15), como lo fue también el Señor, “Ofrenda y sacrificio a Dios, en olor fragante” (Efesios 5:2).

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo




LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 9

La elección de Israel 

Rom.9:1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 
Rom.9:2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 
Rom.9:3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 
Rom.9:4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 
Rom.9:5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. 
Rom.9:6 No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, 
Rom.9:7 ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia.
Rom.9:8 Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. 
Rom.9:9 Porque la palabra de la promesa es esta: Por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo.
Rom.9:10 Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno, de Isaac nuestro padre 
Rom.9:11 (pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 
Rom.9:12 se le dijo: El mayor servirá al menor.
Rom.9:13 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
Rom.9:14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 
Rom.9:15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.
Rom.9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 
Rom.9:17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.
Rom.9:18 De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. 
Rom.9:19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 
Rom.9:20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?
Rom.9:21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 
Rom.9:22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 
Rom.9:23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, 
Rom.9:24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles? 
Rom.9:25 Como también en Oseas dice: 
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, 
Y a la no amada, amada.
Rom.9:26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, 
Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Rom.9:27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo; 
Rom.9:28 porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.
Rom.9:29 Y como antes dijo Isaías: 
            Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendencia, 
            Como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra seríamos semejantes.


1°Sam.17:55 Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió: 
1°Sam.17:56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo ese joven. 
1°Sam.17:57 Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano. 
1°Sam.17:58 Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén. 

Capítulo 18

Pacto de Jonatán y David 

1°Sam.18:1 Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. 
1°Sam.18:2 Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. 
1°Sam.18:3 E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. 
1°Sam.18:4 Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte. 
1°Sam.18:5 Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl. 

Saúl tiene celos de David 

1°Sam.18:6 Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. 
1°Sam.18:7 Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: 
Saúl hirió a sus miles, 
Y David a sus diez miles.
1°Sam.18:8 Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. 
1°Sam.18:9 Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.
1°Sam.18:10 Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. 
1°Sam.18:11 Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces. 
1°Sam.18:12 Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl; 
1°Sam.18:13 por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba delante del pueblo. 
1°Sam.18:14 Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él. 
1°Sam.18:15 Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él. 
1°Sam.18:16 Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos. 
1°Sam.18:17 Entonces dijo Saúl a David: He aquí, yo te daré Merab mi hija mayor por mujer, con tal que me seas hombre valiente, y pelees las batallas de Jehová. Mas Saúl decía: No será mi mano contra él, sino que será contra él la mano de los filisteos. 
1°Sam.18:18 Pero David respondió a Saúl: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey? 
1°Sam.18:19 Y llegado el tiempo en que Merab hija de Saúl se había de dar a David, fue dada por mujer a Adriel meholatita. 
1°Sam.18:20 Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, y le pareció bien a sus ojos. 
1°Sam.18:21 Y Saúl dijo: Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David por segunda vez: Tú serás mi yerno hoy. 
1°Sam.18:22 Y mandó Saúl a sus siervos: Hablad en secreto a David, diciéndole: He aquí el rey te ama, y todos sus siervos te quieren bien; sé, pues, yerno del rey. 
1°Sam.18:23 Los criados de Saúl hablaron estas palabras a los oídos de David. Y David dijo: ¿Os parece a vosotros que es poco ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima? 
1°Sam.18:24 Y los criados de Saúl le dieron la respuesta, diciendo: Tales palabras ha dicho David. 
1°Sam.18:25 Y Saúl dijo: Decid así a David: El rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos. 
1°Sam.18:26 Cuando sus siervos declararon a David estas palabras, pareció bien la cosa a los ojos de David, para ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliese, 
1°Sam.18:27 se levantó David y se fue con su gente, y mató a doscientos hombres de los filisteos; y trajo David los prepucios de ellos y los entregó todos al rey, a fin de hacerse yerno del rey. Y Saúl le dio su hija Mical por mujer. 
1°Sam.18:28 Pero Saúl, viendo y considerando que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba, 
1°Sam.18:29 tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días. 
1°Sam.18:30 Y salieron a campaña los príncipes de los filisteos; y cada vez que salían, David tenía más éxito que todos los siervos de Saúl, por lo cual se hizo de mucha estima su nombre.


Capítulo 63

Dios, satisfacción del alma
Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.

Sal.63:1 Dios, Dios mío eres tú;
            De madrugada te buscaré;
            Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
            En tierra seca y árida donde no hay aguas,
Sal.63:2 Para ver tu poder y tu gloria,
            Así como te he mirado en el santuario.
Sal.63:3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;
            Mis labios te alabarán.
Sal.63:4 Así te bendeciré en mi vida;
            En tu nombre alzaré mis manos.
Sal.63:5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
            Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
Sal.63:6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
            Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
Sal.63:7 Porque has sido mi socorro,
            Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Sal.63:8 Está mi alma apegada a ti;
            Tu diestra me ha sostenido.
Sal.63:9 Pero los que para destrucción buscaron mi alma
            Caerán en los sitios bajos de la tierra.
Sal.63:10 Los destruirán a filo de espada;
            Serán porción de los chacales.
Sal.63:11 Pero el rey se alegrará en Dios;
            Será alabado cualquiera que jura por él;
            Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.

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