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“Yo alabaré a Dios..., porque El se pondrá a la diestra del pobre, para librar su alma de los que le juzgan”. (Salmo 109:30-31).-
“(Dios) operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales”. (Efesios 1:20).-
“Dios dijo a mi Señor; Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. (Salmo 110:1).-

Leer la Biblia en Salmo 109:21-31 y Salmo 110.-

 “Favoréceme por amor de tu nombre”, pide el Afligido y Necesitado (es decir Cristo). “Y entiendan que ésta es tu mano; que tú, Dios, has hecho esto”. Dios debía para su propia gloria liberar al que le invocaba. Esas mismas promesa son para nosotros...
 "Tu misericordia es buena...". No porque yo soy bueno, sino porque tu misericordia es buena; vemos aquí, cómo los santos buscan y piden su defensa en oración al mismo Señor. La misericordia es la estrella a la cual el pueblo de Dios dirige el ojo de la fe cuando se ve vapuleado por las tempestades y la desolación, porque la riqueza especial y la bondad de esta misericordia son una llave para los corazones cansados y tristes. Cuando los hombres no tienen misericordia, todavía la podemos hallar en Dios. Cuando los hombres devoran, acudimos a Dios para ser librados...
 El salmista toma para sí los consuelos de Dios, pero con mucha humildad. Está mentalmente turbado. Su cuerpo está agotado y casi desgastado. Pero es mejor tener el cuerpo flaco y el alma próspera y sana, que tener flacura de alma mientras el cuerpo es festejado. —
 Él fue ridiculizado y reprochado por sus enemigos, pero si Dios nos bendice, no tenemos que preocuparnos por quién nos maldiga, porque, ¿cómo pueden ellos maldecir a quien Dios no ha maldecido; más bien, a quien El ha bendecido? Presenta como argumento la gloria de Dios y la honra de su nombre. Sálvame, no conforme a mi mérito, porque no pretendo tener alguno, sino conforme a tu misericordia. Concluye con el gozo de la fe, seguro de que sus conflictos actuales terminarán en triunfo. Que todos los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden el cuidado de sus almas a Él. Jesús, que fue también injustamente llevado a la muerte, y ahora ya resucitado es Abogado e Intercesor de su pueblo, siempre listo para presentarse por cuenta de ellos contra un mundo corrupto y contra el gran acusador.
 Ahora, en consecuencia, viene a continuación el Salmo 110. Cómo resalta después del cuadro de la humillación del “Varón de dolores”. Dios se había puesto a la diestra del “Pobre” para salvarle: era el pasado. En la actualidad, en la gloria, lo hizo sentar a su diestra al pobre. Y todavía más tarde, promete el versículo 5, “El Señor está a tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de su ira”. A los adversarios del Salmo 109, se los pondrá por estrado de sus pies: el sometimiento de ellos formará parte de Su gloria.
 Este Salmo 110 está citado en ocho libros del Nuevo Testamento. Prácticamente, sirve de hilo conductor a toda la epístola a los Hebreos (véase 1:13; 7:17; 10:13.-
 Finalmente, a esas promesas hechas, al Mesías, se les agrega una en relación con su andar en la tierra. Cristo, como hombre, debía hallar aquí abajo algunos escasos instantes de aliento, apropiados para animarle y fortificar su alma (por ejemplo: Lucas 7:9 y 44; 9:20; 10:21 y 39; 23:42.- Esos reposos son nuestros y las participación en sus padecimientos nos abre las puertas para ser participantes de Su gloria...

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo




LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 8

Viviendo en el Espíritu 

Rom.8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 
Rom.8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 
Rom.8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 
Rom.8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 
Rom.8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 
Rom.8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 
Rom.8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 
Rom.8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 
Rom.8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 
Rom.8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 
Rom.8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 
Rom.8:12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 
Rom.8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Rom.8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 
Rom.8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 
Rom.8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 
Rom.8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 
Rom.8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. 
Rom.8:19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 
Rom.8:20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 
Rom.8:21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 
Rom.8:22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 
Rom.8:23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 
Rom.8:24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? 
Rom.8:25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. 
Rom.8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 
Rom.8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. 

Más que vencedores 

Rom.8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 
Rom.8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 
Rom.8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 
Rom.8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 
Rom.8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 
Rom.8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 
Rom.8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Rom.8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 
Rom.8:36 Como está escrito: 
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; 
Somos contados como ovejas de matadero.
Rom.8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 
Rom.8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 
Rom.8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.


Capítulo 17

David mata a Goliat 

1°Sam.17:1 Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim. 
1°Sam.17:2 También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos. 
1°Sam.17:3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos. 
1°Sam.17:4 Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos  y un palmo. 
1°Sam.17:5 Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos  de bronce. 
1°Sam.17:6 Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. 
1°Sam.17:7 El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos  de hierro; e iba su escudero delante de él. 
1°Sam.17:8 Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. 
1°Sam.17:9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 
1°Sam.17:10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. 
1°Sam.17:11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo. 
1°Sam.17:12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad entre los hombres. 
1°Sam.17:13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama; 
1°Sam.17:14 y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl. 
1°Sam.17:15 Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén. 
1°Sam.17:16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días. 
1°Sam.17:17 Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa  de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos. 
1°Sam.17:18 Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y mira si tus hermanos están buenos, y toma prendas de ellos. 
1°Sam.17:19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos. 
1°Sam.17:20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate. 
1°Sam.17:21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército. 
1°Sam.17:22 Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. 
1°Sam.17:23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David. 
1°Sam.17:24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor. 
1°Sam.17:25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. 
1°Sam.17:26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?
1°Sam.17:27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere. 
1°Sam.17:28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 
1°Sam.17:29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? 
1°Sam.17:30 Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes. 
1°Sam.17:31 Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. 
1°Sam.17:32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. 
1°Sam.17:33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. 
1°Sam.17:34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 
1°Sam.17:35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 
1°Sam.17:36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejéricto del Dios viviente. 
1°Sam.17:37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo. 
1°Sam.17:38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. 
1°Sam.17:39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas. 
1°Sam.17:40 Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo. 
1°Sam.17:41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. 
1°Sam.17:42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. 
1°Sam.17:43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. 
1°Sam.17:44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. 
1°Sam.17:45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 
1°Sam.17:46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 
1°Sam.17:47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos. 
1°Sam.17:48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la linea de batalla contra el filisteo. 
1°Sam.17:49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. 
1°Sam.17:50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. 
1°Sam.17:51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron. 
1°Sam.17:52 Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. 
1°Sam.17:53 Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento.
1°Sam.17:54 Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda. 


Capítulo 62

Dios, el único refugio
Al músico principal; a Jedutún. Salmo de David.

Sal.62:1 En Dios solamente está acallada mi alma;
            De él viene mi salvación.
Sal.62:2 El solamente es mi roca y mi salvación;
            Es mi refugio, no resbalaré mucho.
Sal.62:3 ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre,
            Tratando todos vosotros de aplastarle
            Como pared desplomada y como cerca derribada?
Sal.62:4 Solamente consultan para arrojarle de su grandeza.
            Aman la mentira;
            Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón. Selah
Sal.62:5 Alma mía, en Dios solamente reposa,
            Porque de él es mi esperanza.
Sal.62:6 El solamente es mi roca y mi salvación.
            Es mi refugio, no resbalaré.
Sal.62:7 En Dios está mi salvación y mi gloria;
            En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.
Sal.62:8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;
            Derramad delante de él vuestro corazón;
            Dios es nuestro refugio. Selah
Sal.62:9 Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón;
            Pesándolos a todos igualmente en la balanza,
            Serán menos que nada.
Sal.62:10 No confiéis en la violencia,
            Ni en la rapiña; no os envanezcáis;
            Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.
Sal.62:11 Una vez habló Dios;
            Dos veces he oído esto:
            Que de Dios es el poder,
Sal.62:12 Y tuya, oh Señor, es la misericordia;

            Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.

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