T R A S L A T E - Traducir esta Pagina

“Grandes son las obras del Señor...”
“Gloria y hermosura es su obra…”
“Ha dado alimento a los que le temen...”
“El principio de la sabiduría es el temor del Señor”. 
(Salmo 111:2, 3, 5 y 10).-

Leer la Biblia en el Salmo 111.-

 Grandes son “las obras” del Dios de la creación. Mas ¿qué decir de “su obra” única, la de la redención? ¡Cuán gloriosa y hermosa es! Adoramos al que la cumplió y concluimos con el apóstol: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:32). ¿No asegura El diariamente nuestro sustento? Si, lo que Dios hace confirma lo que El es: “clemente y misericordioso”. Considerar sus obras fortalece nuestra fe en su Palabra; nunca contradijeron sus mandamientos. Tanto las unas como los otros son verdad. “Fieles son todos sus mandamientos” y practicarlos constituye el medio para adquirir “buen entendimiento”.
El primer paso de un hombre en el camino de la sabiduría es el temor de Dios. Según el versículo 5, es igualmente la única manera de resolver el doloroso problema del hambre en el mundo... pero también la única en la cual los pueblos ni piensan.
 El loor del Señor permanece para siempre, lo mismo que su justicia y sus mandamientos. Sepamos entonar ese loor desde ahora.
    ¡Loor te rendimos, gran Dios de bondad!
    Pues Tú nos has dado la felicidad;
    En Cristo elegidos, aceptos por El,
    Oh Padre, perfectos Tú nos ves en El.
       
        Loor a Ti mi Dios, loor a Ti
        Lo grande de tu amor es para mi, 
        Me diste un Salvado, Cristo Jesús,
        Loor a Ti Señor, Loor a Ti...

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 14

Los débiles en la fe

Rom.14:1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 
Rom.14:2 Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. 
Rom.14:3 El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. 
Rom.14:4 ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 
Rom.14:5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
Rom.14:6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
Rom.14:7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 
Rom.14:8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 
Rom.14:9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. 
Rom.14:10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.
Rom.14:11 Porque escrito está: 
            Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, 
            Y toda lengua confesará a Dios.
Rom.14:12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. 
Rom.14:13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 
Rom.14:14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. 
Rom.14:15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. 
Rom.14:16 No sea, pues, vituperado vuestro bien; 
Rom.14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 
Rom.14:18 Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. 
Rom.14:19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. 
Rom.14:20 No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. 
Rom.14:21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. 
Rom.14:22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 
Rom.14:23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.


Capítulo 26

David perdona la vida a Saúl en Zif 

1°Sam.26:1 Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto?
1°Sam.26:2 Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif. 
1°Sam.26:3 Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto. 
1°Sam.26:4 David, por tanto, envió espías, y supo con certeza que Saúl había venido. 
1°Sam.26:5 Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba acampado en derredor de él. 
1°Sam.26:6 Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y dijo Abisai: Yo descenderé contigo. 
1°Sam.26:7 David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. 
1°Sam.26:8 Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe. 
1°Sam.26:9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? 
1°Sam.26:10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, 
1°Sam.26:11 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos. 
1°Sam.26:12 Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos. 
1°Sam.26:13 Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos. 
1°Sam.26:14 Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey? 
1°Sam.26:15 Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey. 
1°Sam.26:16 Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que estaba a su cabecera. 
1°Sam.26:17 Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío. 
1°Sam.26:18 Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano? 
1°Sam.26:19 Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo: Vé y sirve a dioses ajenos. 
1°Sam.26:20 No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes. 
1°Sam.26:21 Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera. 
1°Sam.26:22 Y David respondió y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados y tómela. 
1°Sam.26:23 Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová. 
1°Sam.26:24 Y he aquí, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción. 
1°Sam.26:25 Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar. 


Capítulo 69

Un grito de angustia
Al músico principal; sobre Lirios. Salmo de David.

Sal.69:1 Sálvame, oh Dios,
            Porque las aguas han entrado hasta el alma.
Sal.69:2 Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie;
            He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
Sal.69:3 Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido;
            Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.
Sal.69:4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa;
            Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.
            ¿Y he de pagar lo que no robé?
Sal.69:5 Dios, tú conoces mi insensatez,
            Y mis pecados no te son ocultos.
Sal.69:6 No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían,
oh Señor Jehová de los ejércitos;
            No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Sal.69:7 Porque por amor de ti he sufrido afrenta;
            Confusión ha cubierto mi rostro.
Sal.69:8 Extraño he sido para mis hermanos,
            Y desconocido para los hijos de mi madre.
Sal.69:9 Porque me consumió el celo de tu casa;
            Y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí.
Sal.69:10 Lloré afligiendo con ayuno mi alma,
            Y esto me ha sido por afrenta.
Sal.69:11 Puse además cilicio por mi vestido,
            Y vine a serles por proverbio.
Sal.69:12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta,
            Y me zaherían en sus canciones los bebedores.
Sal.69:13 Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad;
            Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,
            Por la verdad de tu salvación, escúchame.
Sal.69:14 Sácame del lodo, y no sea yo sumergido;
            Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.
Sal.69:15 No me anegue la corriente de las aguas,
            Ni me trague el abismo,
            Ni el pozo cierre sobre mí su boca.
Sal.69:16 Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia;
            Mírame conforme a la multitud de tus piedades.
Sal.69:17 No escondas de tu siervo tu rostro,
            Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.
Sal.69:18 Acércate a mi alma, redímela;
            Líbrame a causa de mis enemigos.
Sal.69:19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio;
            Delante de ti están todos mis adversarios.
Sal.69:20 El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado.
            Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo;
            Y consoladores, y ninguno hallé.
Sal.69:21 Me pusieron además hiel por comida,
            Y en mi sed me dieron a beber vinagre.
Sal.69:22 Sea su convite delante de ellos por lazo,
            Y lo que es para bien, por tropiezo.
Sal.69:23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean,
            Y haz temblar continuamente sus lomos.
Sal.69:24 Derrama sobre ellos tu ira,
            Y el furor de tu enojo los alcance.
Sal.69:25 Sea su palacio asolado;
            En sus tiendas no haya morador.
Sal.69:26 Porque persiguieron al que tú heriste,
            Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
Sal.69:27 Pon maldad sobre su maldad,
            Y no entren en tu justicia.
Sal.69:28 Sean raídos del libro de los vivientes,
            Y no sean escritos entre los justos.
Sal.69:29 Mas a mí, afligido y miserable,
            Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
Sal.69:30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico,
            Lo exaltaré con alabanza.
Sal.69:31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey,
            O becerro que tiene cuernos y pezuñas;
Sal.69:32 Lo verán los oprimidos, y se gozarán.
            Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón,
Sal.69:33 Porque Jehová oye a los menesterosos,
            Y no menosprecia a sus prisioneros.
Sal.69:34 Alábenle los cielos y la tierra,
            Los mares, y todo lo que se mueve en ellos.
Sal.69:35 Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá;
            Y habitarán allí, y la poseerán.
Sal.69:36 La descendencia de sus siervos la heredará,
            Y los que aman su nombre habitarán en ella.

No hay comentarios: