“El fariseo, puesto en pie, oraba…: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres... Mas el publicano… se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador”.
“Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. (Lucas 18:11-14).-
Pillos y fariseos
Al hacer una visita, un predicador preguntó a un hombre por qué no iba nunca a la iglesia. Este respondió evasivamente, pero el predicador lo apremió para que diera una sincera contestación Entonces dijo en tono mordaz: — “Pues bien, lo va a saber. Cada domingo a la mañana voy a pasear al bosque con mi perro, ya que allá todo está maravillosamente tranquilo; porque durante este tiempo los pillos se hallan sentados y bien vigilados en la iglesia.
Pronto a replicar, el predicador le contestó: —Es cierto, y fuera de la iglesia pasean los fariseos que se dicen a sí mismo: “Dios, te doy gracias porque no soy como los que están sentados en la iglesia”.
Por supuesto que con esto el predicador no quería decir que no pudieran hallarse también fariseos en la iglesia o que todos los que nunca aparecen en una iglesia o reunión evangélica sean fariseos.
Pero la práctica muestra que es mucho más difícil ser convencido de culpa y pecado y exclamar: “Dios, sé propicio a mí, pecador” que decir: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros” y hacer alarde de cualidades y buenas obras.
Notemos bien que la primera exclamación nos abre el cielo; la segunda, en cambio, nos conduce directamente a la desdicha eterna.
Dentro de las complejidades del ser humano por no obedecer la voluntad divina, y de no congregar, esta la de juzgar, haciéndonos un dios, ni siquiera a nuestra semejanza, sino un dios que se acomode a las fealdades de nuestra alma, inclusive con alguna apariencia de piedad, solidaridad o moralidad, pero es un dios que nos hace un ente y no un miembro de un cuerpo, y en este caso, del cuerpo de Cristo...
Nuestra vida no debe estar signada de malicias ni hipocresías, tanto la una como la otra no sirven delante del Señor, aunque de la hipocresía se puede aun esperar algo, aunque sea un fruto mustio pero de la malicia solo amarguras, solo del alma que viene a la casa de oración con un corazón contrito, arrepentido, reconociente y humillado, bajo los méritos de la sangre de Cristo, puede esperar que el Señor perciba olor fragante...
“Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”. (Lucas 18:11-14).-
Pillos y fariseos
Al hacer una visita, un predicador preguntó a un hombre por qué no iba nunca a la iglesia. Este respondió evasivamente, pero el predicador lo apremió para que diera una sincera contestación Entonces dijo en tono mordaz: — “Pues bien, lo va a saber. Cada domingo a la mañana voy a pasear al bosque con mi perro, ya que allá todo está maravillosamente tranquilo; porque durante este tiempo los pillos se hallan sentados y bien vigilados en la iglesia.
Pronto a replicar, el predicador le contestó: —Es cierto, y fuera de la iglesia pasean los fariseos que se dicen a sí mismo: “Dios, te doy gracias porque no soy como los que están sentados en la iglesia”.
Por supuesto que con esto el predicador no quería decir que no pudieran hallarse también fariseos en la iglesia o que todos los que nunca aparecen en una iglesia o reunión evangélica sean fariseos.
Pero la práctica muestra que es mucho más difícil ser convencido de culpa y pecado y exclamar: “Dios, sé propicio a mí, pecador” que decir: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros” y hacer alarde de cualidades y buenas obras.
Notemos bien que la primera exclamación nos abre el cielo; la segunda, en cambio, nos conduce directamente a la desdicha eterna.
Dentro de las complejidades del ser humano por no obedecer la voluntad divina, y de no congregar, esta la de juzgar, haciéndonos un dios, ni siquiera a nuestra semejanza, sino un dios que se acomode a las fealdades de nuestra alma, inclusive con alguna apariencia de piedad, solidaridad o moralidad, pero es un dios que nos hace un ente y no un miembro de un cuerpo, y en este caso, del cuerpo de Cristo...
Nuestra vida no debe estar signada de malicias ni hipocresías, tanto la una como la otra no sirven delante del Señor, aunque de la hipocresía se puede aun esperar algo, aunque sea un fruto mustio pero de la malicia solo amarguras, solo del alma que viene a la casa de oración con un corazón contrito, arrepentido, reconociente y humillado, bajo los méritos de la sangre de Cristo, puede esperar que el Señor perciba olor fragante...
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Capítulo 15
Rom.15:1 Así que, los que somos
fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a
nosotros mismos.
Rom.15:2 Cada uno de nosotros
agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.
Rom.15:3 Porque ni aun Cristo
se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que
te vituperaban, cayeron sobre mí.
Rom.15:4 Porque las cosas que
se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por
la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Rom.15:5 Pero el Dios de la
paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo
Jesús,
Rom.15:6 para que unánimes, a
una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
El evangelio a los
gentiles
Rom.15:7 Por tanto, recibíos
los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de
Dios.
Rom.15:8 Pues os digo, que
Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de
Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres,
Rom.15:9 y para que los
gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:
Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles,
Y cantaré a tu nombre.
Rom.15:10 Y otra vez dice:
Alegraos, gentiles, con su pueblo.
Rom.15:11 Y otra vez:
Alabad al Señor todos los gentiles,
Y magnificadle todos los pueblos.
Rom.15:12 Y otra vez dice
Isaías:
Estará la raíz de Isaí, Y el que se levantará a regir los
gentiles; Los gentiles esperarán en él.
Rom.15:13 Y el Dios de
esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en
esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Capítulo 27
David entre los filisteos
1°Sam.27:1 Dijo luego David en
su corazón: Al fin seré muerto algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto,
me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl no se
ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de Israel; y así
escaparé de su mano.
1°Sam.27:2 Se levantó, pues,
David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquis hijo de
Maoc, rey de Gat.
1°Sam.27:3 Y moró David con
Aquis en Gat, él y sus hombres, cada uno con su familia; David con sus dos
mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de
Carmel.
1°Sam.27:4 Y vino a Saúl la
nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más.
1°Sam.27:5 Y David dijo a
Aquis: Si he hallado gracia ante tus ojos, séame dado lugar en alguna de las
aldeas para que habite allí; pues ¿por qué ha de morar tu siervo contigo en la
ciudad real?
1°Sam.27:6 Y Aquis le dio aquel
día a Siclag, por lo cual Siclag vino a ser de los reyes de Judá hasta
hoy.
1°Sam.27:7 Fue el número de los
días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año y cuatro meses.
1°Sam.27:8 Y subía David con
sus hombres, y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los
amalecitas; porque éstos habitaban de largo tiempo la tierra, desde como quien
va a Shur hasta la tierra de Egipto.
1°Sam.27:9 Y asolaba David el
país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se llevaba las ovejas, las vacas,
los asnos, los camellos y las ropas, y regresaba a Aquis.
1°Sam.27:10 Y decía Aquis:
¿Dónde habéis merodeado hoy? Y David decía: En el Neguev de Judá, y el Neguev
de Jerameel, o en el Neguev de los ceneos.
1°Sam.27:11 Ni hombre ni mujer
dejaba David con vida para que viniesen a Gat; diciendo: No sea que den aviso
de nosotros y digan: Esto hizo David. Y esta fue su costumbre todo el tiempo
que moró en la tierra de los filisteos.
1°Sam.27:12 Y Aquis creía a
David, y decía: El se ha hecho abominable a su pueblo de Israel, y será siempre
mi siervo.
Capítulo 28
1°Sam.28:1 Aconteció en
aquellos días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra
Israel. Y dijo Aquis a David: Ten entendido que has de salir conmigo a campaña,
tú y tus hombres.
1°Sam.28:2 Y David respondió a
Aquis: Muy bien, tú sabrás lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por
tanto, yo te constituiré guarda de mi persona durante toda mi vida.
1°Sam.Saúl y la adivina de
Endor
1°Sam.
1°Sam.28:3 Ya Samuel había
muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, su
ciudad. Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos.
1°Sam.28:4 Se juntaron, pues,
los filisteos, y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y
acamparon en Gilboa.
1°Sam.28:5 Y cuando vio Saúl el
campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran
manera.
1°Sam.28:6 Y consultó Saúl a
Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por
profetas.
1°Sam.28:7 Entonces Saúl dijo a
sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo
vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He
aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación.
1°Sam.28:8 Y se disfrazó Saúl,
y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer
de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación,
y me hagas subir a quien yo te dijere.
1°Sam.28:9 Y la mujer le dijo:
He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los
evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para
hacerme morir?
1°Sam.28:10 Entonces Saúl le
juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto.
1°Sam.28:11 La mujer entonces
dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.
1°Sam.28:12 Y viendo la mujer a
Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo:
1°Sam.28:13 ¿Por qué me has
engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la
mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
1°Sam.28:14 El le dijo: ¿Cuál
es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto.
Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo
gran reverencia.
1°Sam.28:15 Y Samuel dijo a
Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy
angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y
no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he
llamado, para que me declares lo que tengo que hacer.
1°Sam.28:16 Entonces Samuel
dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu
enemigo?
1°Sam.28:17 Jehová te ha hecho
como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha
dado a tu compañero, David.
1°Sam.28:18 Como tú no
obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec,
por eso Jehová te ha hecho esto hoy.
1°Sam.28:19 Y Jehová entregará
a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo,
tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los
filisteos.
1°Sam.28:20 Entonces Saúl cayó
en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y
estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido
pan.
1°Sam.28:21 Entonces la mujer
vino a Saúl, y viéndolo turbado en gran manera, le dijo: He aquí que tu sierva
ha obedecido a tu voz, y he arriesgado mi vida, y he oído las palabras que tú
me has dicho.
1°Sam.28:22 Te ruego, pues, que
tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan
para que comas, a fin de que cobres fuerzas, y sigas tu camino.
1°Sam.28:23 Y él rehusó
diciendo: No comeré. Pero porfiaron con él sus siervos juntamente con la mujer,
y él les obedeció. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama.
1°Sam.28:24 Y aquella mujer
tenía en su casa un ternero engordado, el cual mató luego; y tomó harina y la
amasó, y coció de ella panes sin levadura.
1°Sam.28:25 Y lo trajo delante
de Saúl y de sus siervos; y después de haber comido, se levantaron, y se fueron
aquella noche.
Capítulo 70
Súplica por la liberación (Sal. 40.13-17)
Al músico principal. Salmo de
David, para conmemorar.
Sal.70:1 Oh Dios, acude a
librarme;
Apresúrate, oh Dios, a socorrerme.
Sal.70:2 Sean avergonzados y
confundidos
Los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados
Los que mi mal desean.
Sal.70:3 Sean vueltos atrás, en
pago de su afrenta hecha,
Los que dicen: ¡Ah! ¡Ah!
Sal.70:4 Gócense y alégrense en
ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Engrandecido sea Dios.
Sal.70:5 Yo estoy afligido y
menesteroso;
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
Oh
Jehová, no te detengas.
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