“Mayor es Dios que el hombre. ¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones”. (Job 33:12-13).-
“El (es) justo y el que justifica al que es de la fe en Jesús”. (Romanos 3:26).-
¿Dónde está la injusticia?
Cerca de una tumba, una mujer y dos niños lloran. Después de varios discursos muy elocuentes, pero vacíos de verdadero consuelo, una voz se eleva aun, cargada de ira: “¿Por qué tuviste que irte cuando aún tenías que criar a dos hijos? Un único pensamiento nos viene a la mente, el que pronunciaron tu mujer, tus hijos y tus amigos: “¡Es injusto!” Esa injusticia contra la que tanto luchaste en el plano social se halla aun ante la muerte y, contra esta injusticia, somos impotentes”.
¿Quienes somos nosotros para enojarnos así y juzgar los propósitos de Dios? "Oh, hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?" (Romanos 9:20). ¿Debe Dios rendir cuentas? Si arrebata, “Quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?”, preguntaba el patriarca Job; y al término de su vida, Moisés da este testimonio respecto de su Dios: “El es la Roca cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud”. También nos es dicho que no es de “buen grado” que El aflige y entristece a los hijos de los hombres. La injusticia, hemos de buscarla en nosotros mismos. “No hay justo, ni aun uno”. Ante los ojos de Dios, somos todos injustos, todos pecadores y sólo podemos ser “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Como Cristo, el justo, se ofreció en sacrificio por nosotros, los injustos, Dios es justo al justificar a los que hacen suyo aquel sacrificio por la fe en Jesús. Dios nos ayude con entendimiento y consolaciones para no atribuir a Dios despropósito alguno y lleguemos a decir los que Job casi finalizando su prueba: Si Señor, Amen, "...de oídas te había oído pero ahora mis ojos te ven, por lo tanto me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza...".-
“El (es) justo y el que justifica al que es de la fe en Jesús”. (Romanos 3:26).-
¿Dónde está la injusticia?
Cerca de una tumba, una mujer y dos niños lloran. Después de varios discursos muy elocuentes, pero vacíos de verdadero consuelo, una voz se eleva aun, cargada de ira: “¿Por qué tuviste que irte cuando aún tenías que criar a dos hijos? Un único pensamiento nos viene a la mente, el que pronunciaron tu mujer, tus hijos y tus amigos: “¡Es injusto!” Esa injusticia contra la que tanto luchaste en el plano social se halla aun ante la muerte y, contra esta injusticia, somos impotentes”.
¿Quienes somos nosotros para enojarnos así y juzgar los propósitos de Dios? "Oh, hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?" (Romanos 9:20). ¿Debe Dios rendir cuentas? Si arrebata, “Quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?”, preguntaba el patriarca Job; y al término de su vida, Moisés da este testimonio respecto de su Dios: “El es la Roca cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud”. También nos es dicho que no es de “buen grado” que El aflige y entristece a los hijos de los hombres. La injusticia, hemos de buscarla en nosotros mismos. “No hay justo, ni aun uno”. Ante los ojos de Dios, somos todos injustos, todos pecadores y sólo podemos ser “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Como Cristo, el justo, se ofreció en sacrificio por nosotros, los injustos, Dios es justo al justificar a los que hacen suyo aquel sacrificio por la fe en Jesús. Dios nos ayude con entendimiento y consolaciones para no atribuir a Dios despropósito alguno y lleguemos a decir los que Job casi finalizando su prueba: Si Señor, Amen, "...de oídas te había oído pero ahora mis ojos te ven, por lo tanto me aborrezco y me arrepiento en polvo y ceniza...".-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Alimentación de los cinco
mil (Mt. 14. 13-21; Lc. 9. 10-17; Jn. 6.
1-14)
Mar.6:30 Entonces los apóstoles
se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían
enseñado.
Mar.6:31 El les dijo: Venid
vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos
los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer.
Mar.6:32 Y se fueron solos en
una barca a un lugar desierto.
Mar.6:33 Pero muchos los vieron
ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y
llegaron antes que ellos, y se juntaron a él.
Mar.6:34 Y salió Jesús y vio
una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no
tenían pastor;y comenzó a enseñarles muchas cosas.
Mar.6:35 Cuando ya era muy
avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es
desierto, y la hora ya muy avanzada.
Mar.6:36 Despídelos para que
vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué
comer.
Mar.6:37 Respondiendo él, les
dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan
por doscientos denarios, y les demos de comer?
Mar.6:38 El les dijo: ¿Cuántos
panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces.
Mar.6:39 Y les mandó que
hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde.
Mar.6:40 Y se recostaron por
grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.
Mar.6:41 Entonces tomó los
cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió
los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los
dos peces entre todos.
Mar.6:42 Y comieron todos, y se
saciaron.
Mar.6:43 Y recogieron de los
pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces.
Mar.6:44 Y los que comieron
eran cinco mil hombres.
Jesús anda sobre el mar (Mt. 14. 22-27; Jn. 6. 15-21)
Mar.6:45 En seguida hizo a sus
discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera,
entre tanto que él despedía a la multitud.
Mar.6:46 Y después que los hubo
despedido, se fue al monte a orar;
Mar.6:47 y al venir la noche,
la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.
Mar.6:48 Y viéndoles remar con
gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de
la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.
Mar.6:49 Viéndole ellos andar
sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;
Mar.6:50 porque todos le veían,
y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo
soy, no temáis!
Mar.6:51 Y subió a ellos en la
barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se
maravillaban.
Mar.6:52 Porque aún no habían
entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.
Jesús sana a los enfermos en
Genesaret (Mt. 14. 34-36)
Mar.6:53 Terminada la travesía,
vinieron a tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla.
Mar.6:54 Y saliendo ellos de la
barca, en seguida la gente le conoció.
Mar.6:55 Y recorriendo toda la
tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a
donde oían que estaba.
Mar.6:56 Y dondequiera que
entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban
enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y
todos los que le tocaban quedaban sanos.
Capítulo 16
2°Sam.16:1 Cuando David pasó un
poco más allá de la cumbre del monte, he aquí Siba el criado de Mefi-boset, que
salía a recibirle con un par de asnos enalbardados, y sobre ellos doscientos
panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos, y un cuero de
vino.
2°Sam.16:2 Y dijo el rey a
Siba: ¿Qué es esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que monte la familia
del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que
beban los que se cansen en el desierto.
2°Sam.16:3 Y dijo el rey:
¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha
quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el
reino de mi padre.
2°Sam.16:4 Entonces el rey dijo
a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba
inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.
2°Sam.16:5 Y vino el rey David
hasta Bahurim; y he aquí salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se
llamaba Simei hijo de Gera; y salía maldiciendo,
2°Sam.16:6 y arrojando piedras
contra David, y contra todos los siervos del rey David; y todo el pueblo y
todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda.
2°Sam.16:7 Y decía Simei,
maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!
2°Sam.16:8 Jehová te ha dado el
pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y
Jehová ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y hete aquí
sorprendido en tu maldad, porque eres hombre sanguinario.
2°Sam.16:9 Entonces Abisai hijo
de Sarvia dijo al rey: ¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Te
ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza.
2°Sam.16:10 Y el rey respondió:
¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque
Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo
haces así?
2°Sam.16:11 Y dijo David a
Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que ha salido de mis entrañas,
acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadle que maldiga,
pues Jehová se lo ha dicho.
2°Sam.16:12 Quizá mirará Jehová
mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.
2°Sam.16:13 Y mientras David y
los suyos iban por el camino, Simei iba por el lado del monte delante de él,
andando y maldiciendo, y arrojando piedras delante de él, y esparciendo
polvo.
2°Sam.16:14 Y el rey y todo el
pueblo que con él estaba, llegaron fatigados, y descansaron allí.
2°Sam.16:15 Y Absalón y toda la
gente suya, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y con él
Ahitofel.
2°Sam.16:16 Aconteció luego,
que cuando Husai arquita, amigo de David, vino al encuentro de Absalón, dijo
Husai: ¡Viva el rey, viva el rey!
2°Sam.16:17 Y Absalón dijo a
Husai: ¿Es este tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu
amigo?
2°Sam.16:18 Y Husai respondió a
Absalón: No, sino que de aquel que eligiere Jehová y este pueblo y todos los
varones de Israel, de aquél seré yo, y con él me quedaré.
2°Sam.16:19 ¿Y a quién había yo
de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré
delante de ti.
2°Sam.16:20 Entonces dijo
Absalón a Ahitofel: Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer.
2°Sam.16:21 Y Ahitofel dijo a
Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la
casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre,
y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.
2°Sam.16:22 Entonces pusieron
para Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas
de su padre, ante los ojos de todo Israel.
2°Sam.16:23 Y el consejo que
daba Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la palabra de Dios.
Así era todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón.
Capítulo 10
Visión de Daniel junto al
río
Dan.10:1 En el año tercero de
Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la
palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y
tuvo inteligencia en la visión.
Dan.10:2 En aquellos días yo
Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas.
Dan.10:3 No comí manjar
delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que
se cumplieron las tres semanas.
Dan.10:4 Y el día veinticuatro
del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel.
Dan.10:5 Y alcé mis ojos y
miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de
Ufaz.
Dan.10:6 Su cuerpo era como de
berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y
sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus
palabras como el estruendo de una multitud.
Dan.10:7 Y sólo yo, Daniel, vi
aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se
apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron.
Dan.10:8 Quedé, pues, yo solo,
y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en
desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.
Dan.10:9 Pero oí el sonido de
sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un
profundo sueño, con mi rostro en tierra.
Dan.10:10 Y he aquí una mano me
tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis
manos.
Dan.10:11 Y me dijo: Daniel,
varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie;
porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en
pie temblando.
Dan.10:12 Entonces me dijo:
Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a
entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras;
y a causa de tus palabras yo he venido.
Dan.10:13 Mas el príncipe del
reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de
los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de
Persia.
Dan.10:14 He venido para
hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión
es para esos días.
Dan.10:15 Mientras me decía
estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido.
Dan.10:16 Pero he aquí, uno con
semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y
dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido
dolores, y no me queda fuerza.
Dan.10:17 ¿Cómo, pues, podrá el
siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza,
y no me quedó aliento.
Dan.10:18 Y aquel que tenía
semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció,
Dan.10:19 y me dijo: Muy amado,
no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba,
recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.
Dan.10:20 El me dijo: ¿Sabes
por qué he venido a tí? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el
príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.
Dan.10:21 Pero yo te declararé
lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos,
sino Miguel vuestro príncipe.
Capítulo 11
Dan.11:1 Y yo mismo, en el año
primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo.
Los reyes del norte y del sur
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