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“Jesús... se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos”. (Juan 13:3-5).-

El lavado de los pies

 El lavado de los pies no significa la expiación. Si mi hermano ha pecado, el honor de Cristo está afectado; ya no hay gozo y la comunión está perdida. Debo sentir la miseria y el dolor de todo esto como si yo mismo hubiera pecado. El amor me coloca en el lugar del pecador y su pecado me obliga a interceder ante Dios en la angustia de mi corazón. Cuando Daniel oró a Dios, no dijo: Israel pecó, sino: “Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas” (Daniel 9:5).
 En su gracia, el Señor nos invita a ejercer ese servicio de amor por los Suyos: “Si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros debéis también lavaros los pies los unos a los otros” (Juan 13:14). No sólo nos llama a anunciar el Evangelio sino a cumplir con los Suyos ese ministerio de amor.
 ¡Cuanto faltamos a ese respecto y cuán poco nos entristecen los descarríos de nuestros hermanos. Cuando los hijos de Aarón, después de haber ofrecido fuego extraño delante de Jehová, cayeron bajo el juicio de Dios, “Aarón calló” (levítico 10:1-3). En su lamento sobre Saúl y Jonatán, caídos por la espada en el monte de Gilboa, David encomienda a los hijos de Judá: “No lo anunciéis en Gat, ni deis nuevas en las plazas de Ascalón; para que no se alegren las hijas de los filisteos, para que no salten de gozo las hijas de los incircuncisos” (2 Samuel 1:20). Esta advertencia nos concierne también. Que cada uno vigile su vida y todos en conjunto nos exhortemos al amor y a las buenas obras, pero si alguno de nuestra congregación o de alguna congregación de nuestra comunión cae por cualquier circunstancia en un pecado grosero o visible de algún modo, estemos dispuestos a ocuparnos con exhortaciones y palabras de restauración, aunque tenga que ser disciplinado por el tiempo que el Espíritu Santo a través de la oración determine, hemos de lavar esos pies que se descarriaron por caminos impuros y no pregonar a los cuatro vientos sus faltas haciendo que nunca vuelva a recuperarse, puesto que puede ser un instrumento útil para la Obra del Señor... 

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

La restauración de Israel 

Rom.11:25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; 
Rom.11:26 y luego todo Israel será salvo, como está escrito: 
            Vendrá de Sion el Libertador, 
            Que apartará de Jacob la impiedad.
Rom.11:27 Y este será mi pacto con ellos, 
            Cuando yo quite sus pecados.
Rom.11:28 Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. 
Rom.11:29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. 
Rom.11:30 Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, 
Rom.11:31 así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. 
Rom.11:32 Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. 
Rom.11:33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 
Rom.11:34 Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?
Rom.11:35 ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?
Rom.11:36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.


Capítulo 21

David huye de Saúl 

1°Sam.21:1 Vino David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo? 
1°Sam.21:2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar. 
1°Sam.21:3 Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. 
1°Sam.21:4 El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres. 
1°Sam.21:5 Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos? 
1°Sam.21:6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos fueron quitados. 
1°Sam.21:7 Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl. 
1°Sam.21:8 Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante. 
1°Sam.21:9 Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella; dámela. 
1°Sam.21:10 Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat. 
1°Sam.21:11 Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: 
Hirió Saúl a sus miles, 
Y David a sus diez miles?
1°Sam.21:12 Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. 
1°Sam.21:13 Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr la saliva por su barba. 
1°Sam.21:14 Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habéis traído a mí? 
1°Sam.21:15 ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa? 

Capítulo 22

1°Sam.22:1 Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. 
1°Sam.22:2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres. 
1°Sam.22:3 Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. 
1°Sam.22:4 Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte. 
1°Sam.22:5 Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret. 

Saúl mata a los sacerdotes de Nob 

1°Sam.22:6 Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él. 
1°Sam.22:7 Y dijo Saúl a sus siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas, 
1°Sam.22:8 para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy? 
1°Sam.22:9 Entonces Doeg edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob, 
1°Sam.22:10 el cual consultó por él a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo.
1°Sam.22:11 Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey. 
1°Sam.22:12 Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío. 
1°Sam.22:13 Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día? 
1°Sam.22:14 Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa? 
1°Sam.22:15 ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña. 
1°Sam.22:16 Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre. 
1°Sam.22:17 Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová. 
1°Sam.22:18 Entonces dijo el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. 
1°Sam.22:19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada. 
1°Sam.22:20 Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David. 
1°Sam.22:21 Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová. 
1°Sam.22:22 Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre. 
1°Sam.22:23 Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo.


Capítulo 66

Alabanza por los hechos poderosos de Dios
Al músico principal. Cántico. Salmo.

Sal.66:1 Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
Sal.66:2 Cantad la gloria de su nombre;
            Poned gloria en su alabanza.
Sal.66:3 Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras!
            Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
Sal.66:4 Toda la tierra te adorará,
            Y cantará a ti;
            Cantarán a tu nombre. Selah
Sal.66:5 Venid, y ved las obras de Dios,
            Temible en hechos sobre los hijos de los hombres.
Sal.66:6 Volvió el mar en seco;
            Por el río pasaron a pie;
            Allí en él nos alegramos.
Sal.66:7 El señorea con su poder para siempre;
            Sus ojos atalayan sobre las naciones;
            Los rebeldes no serán enaltecidos. Selah
Sal.66:8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
            Y haced oír la voz de su alabanza.
Sal.66:9 El es quien preservó la vida a nuestra alma,
            Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
Sal.66:10 Porque tú nos probaste, oh Dios;
            Nos ensayaste como se afina la plata.
Sal.66:11 Nos metiste en la red;
            Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
Sal.66:12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
            Pasamos por el fuego y por el agua,
            Y nos sacaste a abundancia.
Sal.66:13 Entraré en tu casa con holocaustos;
            Te pagaré mis votos,
Sal.66:14 Que pronunciaron mis labios
            Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
Sal.66:15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
            Con sahumerio de carneros;
            Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
Sal.66:16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
            Y contaré lo que ha hecho a mi alma.
Sal.66:17 A él clamé con mi boca,
            Y fue exaltado con mi lengua.
Sal.66:18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,
            El Señor no me habría escuchado.
Sal.66:19 Mas ciertamente me escuchó Dios;
            Atendió a la voz de mi súplica.
Sal.66:20 Bendito sea Dios,
            Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

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