“(Jesús dijo): Vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:3).
La venida del Señor
En desde 1974 y otros años mas recientes, algún cometa fue visible desde ciertas regiones. No faltaron los más insólitos comentarios a esos acontecimientos. —¿Sabe usted que es posible, según parece, que el cometa toque nuestra Tierra? ¡Entonces sería el fin del mundo! —suelen decir los vecinos.-
Lo que es seguro es que el fin del mundo llegará un día; la Biblia lo anuncia en la segunda epístola de Pedro: “Los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”.
Sin embargo, no es para ahora. Muchos acontecimientos profetizados en la Biblia deben producirse antes. No es lo que los creyentes, los hijos de Dios, aguardan. Esperan primeramente la venida del Señor, quien vendrá a buscar a los Suyos, a su Iglesia, es decir, a todos los verdaderos creyentes diseminados sobre la faz de la tierra. En el capítulo 4 de la primera carta a los Tesalonicenses, leemos: “El Señor mismo… descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. El apóstol Pablo enuncia el mismo pensamiento en el capítulo 15 de la primera Epístola a los Corintios. Este acontecimiento puede producirse ahora y concierne sólo a los verdaderos creyentes, los que han aceptado a Jesús como su Salvador personal. Después de esto, el mundo político, social y religioso seguirá su curso hacia el juicio final.
Amigo y hermanos, tu que lees estas lineas acepta ahora la salvación mientras hay aún tiempo para hacerlo.
La venida del Señor
En desde 1974 y otros años mas recientes, algún cometa fue visible desde ciertas regiones. No faltaron los más insólitos comentarios a esos acontecimientos. —¿Sabe usted que es posible, según parece, que el cometa toque nuestra Tierra? ¡Entonces sería el fin del mundo! —suelen decir los vecinos.-
Lo que es seguro es que el fin del mundo llegará un día; la Biblia lo anuncia en la segunda epístola de Pedro: “Los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”.
Sin embargo, no es para ahora. Muchos acontecimientos profetizados en la Biblia deben producirse antes. No es lo que los creyentes, los hijos de Dios, aguardan. Esperan primeramente la venida del Señor, quien vendrá a buscar a los Suyos, a su Iglesia, es decir, a todos los verdaderos creyentes diseminados sobre la faz de la tierra. En el capítulo 4 de la primera carta a los Tesalonicenses, leemos: “El Señor mismo… descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. El apóstol Pablo enuncia el mismo pensamiento en el capítulo 15 de la primera Epístola a los Corintios. Este acontecimiento puede producirse ahora y concierne sólo a los verdaderos creyentes, los que han aceptado a Jesús como su Salvador personal. Después de esto, el mundo político, social y religioso seguirá su curso hacia el juicio final.
Amigo y hermanos, tu que lees estas lineas acepta ahora la salvación mientras hay aún tiempo para hacerlo.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Capítulo 3
El hombre de la mano seca (Mt. 12. 9-14; Lc. 6. 6-11)
Mar.3:1 Otra vez entró Jesús en
la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.
Mar.3:2 Y le acechaban para ver
si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle.
Mar.3:3 Entonces dijo al hombre
que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
Mar.3:4 Y les dijo: ¿Es lícito
en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero
ellos callaban.
Mar.3:5 Entonces, mirándolos
alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al
hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada
sana.
Mar.3:6 Y salidos los fariseos,
tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.
La multitud a la orilla del
mar
Mar.3:7 Mas Jesús se retiró al
mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea,
Mar.3:8 de Jerusalén, de
Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón,
oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él.
Mar.3:9 Y dijo a sus discípulos
que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le
oprimiesen.
Mar.3:10 Porque había sanado a
muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.
Mar.3:11 Y los espíritus
inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú
eres el Hijo de Dios.
Mar.3:12 Mas él les reprendía
mucho para que no le descubriesen.
Elección de los doce
apóstoles - (Mt. 10. 1-4; Lc. 6. 12-16)
Mar.3:13 Después subió al
monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.
Mar.3:14 Y estableció a doce,
para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
Mar.3:15 y que tuviesen
autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
Mar.3:16 a Simón, a quien puso
por sobrenombre Pedro;
Mar.3:17 a Jacobo hijo de
Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es,
Hijos del trueno;
Mar.3:18 a Andrés, Felipe,
Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista,
Mar.3:19 y Judas Iscariote, el
que le entregó. Y vinieron a casa.
Capítulo 6
David intenta llevar el arca a
Jerusalén (1 Cr. 13.5-14)
2°Sam.6:1 David volvió a reunir
a todos los escogidos de Israel, treinta mil.
2°Sam.6:2 Y se levantó David y
partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar
de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los
ejércitos, que mora entre los querubines.
2°Sam.6:3 Pusieron el arca de
Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en
el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
2°Sam.6:4 Y cuando lo llevaban
de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba
delante del arca.
2°Sam.6:5 Y David y toda la
casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de
madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
2°Sam.6:6 Cuando llegaron a la
era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los
bueyes tropezaban.
2°Sam.6:7 Y el furor de Jehová
se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí
muerto junto al arca de Dios.
2°Sam.6:8 Y se entristeció
David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta
hoy.
2°Sam.6:9 Y temiendo David a
Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?
2°Sam.6:10 De modo que David no
quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar
David a casa de Obed-edom geteo.
2°Sam.6:11 Y estuvo el arca de
Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a
toda su casa.
David trae el arca a
Jerusalén (1 Cr. 15.1E6.6)
2°Sam.6:12 Fue dado aviso al
rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que
tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el
arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.
2°Sam.6:13 Y cuando los que
llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un
carnero engordado.
2°Sam.6:14 Y David danzaba con
toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de
lino.
2°Sam.6:15 Así David y toda la
casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de
trompeta.
2°Sam.6:16 Cuando el arca de
Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde
una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le
menospreció en su corazón.
2°Sam.6:17 Metieron, pues, el
arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le
había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de
Jehová.
2°Sam.6:18 Y cuando David había
acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el
nombre de Jehová de los ejércitos.
2°Sam.6:19 Y repartió a todo el
pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada
uno un pan, y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo,
cada uno a su casa.
2°Sam.6:20 Volvió luego David
para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado
ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de
sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!
2°Sam.6:21 Entonces David
respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu
padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de
Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.
2°Sam.6:22 Y aun me haré más
vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las
criadas de quienes has hablado.
2°Sam.6:23 Y Mical hija de Saúl
nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.
Capítulo 3
Rescatados del horno de
fuego
Dan.3:1 El rey Nabucodonosor
hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis
codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.
Dan.3:2 Y envió el rey Nabucodonosor
a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores,
tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para
que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había
levantado.
Dan.3:3 Fueron, pues, reunidos
los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y
todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el
rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que
había levantado el rey Nabucodonosor.
Dan.3:4 Y el pregonero
anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas,
Dan.3:5 que al oír el son de la
bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo
instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey
Nabucodonosor ha levantado;
Dan.3:6 y cualquiera que no se
postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego
ardiendo.
Dan.3:7 Por lo cual, al oír
todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa,
del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos,
naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey
Nabucodonosor había levantado.
Dan.3:8 Por esto en aquel
tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los
judíos.
Dan.3:9 Hablaron y dijeron al
rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.
Dan.3:10 Tú, oh rey, has dado
una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del
tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de
música, se postre y adore la estatua de oro;
Dan.3:11 y el que no se postre
y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
Dan.3:12 Hay unos varones
judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia:
Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no
adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.
Dan.3:13 Entonces Nabucodonosor
dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante
fueron traídos estos varones delante del rey.
Dan.3:14 Habló Nabucodonosor y
les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi
dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?
Dan.3:15 Ahora, pues, ¿estáis
dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del
arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis
y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora
seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel
que os libre de mis manos?
Dan.3:16 Sadrac, Mesac y
Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te
respondamos sobre este asunto.
Dan.3:17 He aquí nuestro Dios a
quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh
rey, nos librará.
Dan.3:18 Y si no, sepas, oh
rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has
levantado.
Dan.3:19 Entonces Nabucodonosor
se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y
Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo
acostumbrado.
Dan.3:20 Y mandó a hombres muy
vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego,
para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
Dan.3:21 Entonces estos varones
fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y
fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
Dan.3:22 Y como la orden del
rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a
aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.
Dan.3:23 Y estos tres varones,
Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego
ardiendo.
Dan.3:24 Entonces el rey
Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su
consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron
al rey: Es verdad, oh rey.
Dan.3:25 Y él dijo: He aquí yo
veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún
daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.
Dan.3:26 Entonces Nabucodonosor
se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y
Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y
Abed-nego salieron de en medio del fuego.
Dan.3:27 Y se juntaron los
sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar
a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos,
ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas,
y ni siquiera olor de fuego tenían.
Dan.3:28 Entonces Nabucodonosor
dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su
ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto
del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su
Dios.
Dan.3:29 Por lo tanto, decreto
que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac,
Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por
cuanto no hay dios que pueda librar como éste.
Dan.3:30 Entonces el rey
engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.
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