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“Esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados… santificados… justificados en el nombre del Señor Jesús”. (1 Corintios 6:11).-

Historia de un delincuente 

 Alimentaba la crónica policial de los diarios argentinos. Bajo el apodo de “El Pibe” capitaneaba una banda de temibles delincuentes. Tuvo una trágica niñez: abandonado por su madre, una mujer rica, fue confiado a diversas familias. Durante años no llevó ningún apellido; finalmente, la autoridad judicial le dio el nombre de Avellaneda al inscribirle como ciudadano argentino. De su infancia sólo recuerda los golpes recibidos: nunca un beso o alguna señal de afecto. Odiado y lleno de odio, consideraba a la sociedad como la responsable de sus desgracias. A los 16 años cayó en el vicio y el delito. Durante veinte años, la reputación del “Pibe” fue creciendo; jugaba en los garitos, robaba, se hacía pasar por médico o abogado para obtener lo que ambicionaba: ingresar en la sociedad rica.
 Hasta 1945 estuvo unos cortos períodos en la cárcel, pero desde entonces sus hurtos se hicieron más numerosos y considerables, lo que le reportó una condena de 10 años de prisión. Deseoso de instruirse, ocupó en la lectura sus horas de soledad; leyó todo lo que le caía bajo la mano; hasta se familiarizó con los filósofos. En 1951 recibió un Nuevo Testamento por correo. Al principio mostró poco interés por ese libro. Pero, cierta noche, a la luz de una vela, cuando llegó al relato de la crucifixión en el evangelio de Lucas, una repentina luz le conmovió. La descripción de los sufrimientos y malos tratos de que Jesús fue víctima para salvar a los pecadores perdidos tocó el duro corazón de Avellaneda, quien estalló en sollozos y se echó de rodillas ante su camastro.
 “Cuánto tiempo permanecí arrodillado? —contó más tarde— no lo sé; pero cuando amanecí, era otro hombre”. La conducta y los modales del delincuente cambiaron por completo. Cesó de odiar, se mostró amable y servicial y hablaba con ardor a los guardias y a sus compañeros de lo que Cristo había hecho por él. Todos se burlaban de él, pero el perseveró en su actitud. Los jefes de la prisión terminaron por convencerse del cambio operado en él, le concedieron cierta libertad y le nombraron secretario de la cárcel.  Luego se le encargó ciertos recados fuera de ella; nunca burló la confianza puesta en él. En 1952 recobró su libertad.
 Entonces empezó la vida difícil para él. Como no trataba de esconder su pasado, no hallaba trabajo. Cuando revelaba su apodo de “El Pibe”, se lo echaba pronto a la calle. Se casó con una joven creyente; cuando nació su primer hijo, vivían en una espantosa miseria. Cierto día, varios de sus antiguos compinches golpearon a su puerta. Venían a proponerle una “operación” que debía procurarles mucho dinero; echaron un fajo de billetes de banco sobre la mesa, prometiéndole más si los acompañaba. Más tarde,  dijo: “Fue el momento más duro. Por un instante flaqueó mi fe; no obstante, conseguí permanecer firme y contesté: No”

 Finalmente halló un puesto de vendedor y pudo subvenir a las necesidades de su familia. En 1957 encontró creyentes a los que se unió. Su sed de conocer más a Cristo era tan grande como su deseo de darle a conocer a otras almas, Así llegó a ser un predicador del Evangelio y fue especialmente apreciado por los prisioneros a quienes visitaba. Su ministerio fue bendecido hasta su muerte en 1973.
 “El evangelio… es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. (Romanos 1:16).-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


La preexistencia de Cristo  


Jn.8:48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?  
Jn.8:49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.  
Jn.8:50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga.  
Jn.8:51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.
Jn.8:52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.  
Jn.8:53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?  
Jn.8:54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.  
Jn.8:55 Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.  
Jn.8:56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.  
Jn.8:57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?  
Jn.8:58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Jn.8:59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.


Salomón traslada el arca al templo    (1 R. 8. 1-11)


2°Cron.5:2 Entonces Salomón reunió en Jerusalem a los ancianos de Israel, y todos los príncipes de las tribus, los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trajesen el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sión.  
2°Cron.5:3 Y se congregaron con el rey todos los varones de Israel, para la fiesta solemne del mes séptimo.  
2°Cron.5:4 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel, y los Levitas tomaron el arca:  
2°Cron.5:5 Y llevaron el arca, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios del santuario que estaban en el tabernáculo: los sacerdotes y los Levitas los llevaron.  
2°Cron.5:6 Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había  reunido con él delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se pudieron contar ni numerar.  
2°Cron.5:7 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines:  
2°Cron.5:8 Pues los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, y los querubines cubrían por encima así el arca como sus barras.  
2°Cron.5:9 E hicieron salir las barras, de modo que se viesen las cabezas de las barras del arca delante del lugar santísimo, mas no se veían desde fuera: y allí están hasta hoy.  
2°Cron.5:10 En el arca no había más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, con las cuales Jehová había hecho pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto.  
2°Cron.5:11 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, (porque todos los sacerdotes que se hallaron habían sido santificados, y no guardaban sus turnos;  
2°Cron.5:12 y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán, y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas:)  
2°Cron.5:13 Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos  a  una, para alabar y dar gracias  a  Jehová: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan  a  Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre: entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová.  
2°Cron.5:14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.


Mal.2:10 ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?
Mal.2:11 Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño.
Mal.2:12 Jehová cortará de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela y al que responde, y al que ofrece ofrenda a Jehová de los ejércitos.
Mal.2:13 Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano.
Mal.2:14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.
Mal.2:15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.
Mal.2:16 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.

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