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Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. (Salmo 34:1).-

La alabanza abre puertas

 El que alaba a Dios por sus misericordias nunca carecerá de misericordia que alabar. El bendecir al Señor es siempre oportuno; no hay bendiciones ni misericordias mas grandes que otras, pues todas vienen enviadas por El mismo y el ser tenido en cuenta por el Supremo, supera ámpliamente el beneficio recibido...
 "LAS LLAVES QUE juntas abren las puertas de las arcas de Sus tesoros son la ¡ALABANZA y la ORACIÓN! ¡Son las llaves que abren las ventanas de los cielos y dejan caer las lluvias de bendición celestial! Pueden abrir todas las prisiones y dar libertad a los prisioneros. Lo que hicieran por Pedro, Pablo y Silas, pueden hacerlo por nosotros, no importa donde estemos confinados.
 Muestrennos un cautivo más infeliz que un cristiano que está aplastado por las preocupaciones, cuya canción y oración Satanás ha robado. La canción de alabanza y la voz de la oración abrirán las prisiones, aun cuando sea medianoche en el alma. “En toda oración y ruego con acción de gracias”. (Filipense. 4:6).
 No creemos que debemos dar gracias por lo malo que nos ha acaecido, pero podemos ofrecer alabanza por haber resultado en bien nuestro. Repito que, muchas cosas que consideramos desgracias son bendiciones. Las tribulaciones y las cruces son grandes bendiciones disfrazadas, porque solamente a través de ese proceso disciplinario se logra el perfeccionamiento del carácter. Cuando consideramos que lo desagradable es indispensable para el enriquecimiento y fortalecimiento del carácter, nos damos cuenta que deberíamos dar gracias por esta fase de la experiencia, en la misma forma como damos gracias por las experiencias agradables. ¡Cómo cambiaría nuestra vida si actuáramos de esta manera!
 George Metheson, conocido predicador ciego de Escocia que ahora se encuentra con el Señor, dijo: “Dios mío, ¡nunca te he dado gracias por mi aguijón! Te he dado gracias mil veces por mis rosas, pero ni siquiera una vez por mi espina; he estado esperando un mundo donde reciba compensación por mi cruz, pero jamás pensé que mi cruz podía ser mi gloría presente. Enséñame la gloria de mi cruz; enséñame el valor de mi aguijón. Muéstrame que he subido a ti por el camino del dolor. Muéstrame que las lágrimas han formado mi arco iris.” (Seleccionado y adaptado de Manantiales en el Desierto II.- 21 de Febrero).-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY La Biblia en un Año.-


Capítulo 24


La resurrección  (Mt. 28.1-10; Mr. 16.1-8; Jn. 20.1-10)  


Luc.24:1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.  
Luc.24:2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;  
Luc.24:3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.  
Luc.24:4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;  
Luc.24:5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?  
Luc.24:6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,  
Luc.24:7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
Luc.24:8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,  
Luc.24:9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.  
Luc.24:10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.  
Luc.24:11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.  
Luc.24:12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.  


Capítulo 43


Los hermanos de José regresan con Benjamín  


Gen.43:1 El hambre era grande en la tierra;  
Gen.43:2 y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.  
Gen.43:3 Respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.  
Gen.43:4 Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento.  
Gen.43:5 Pero si no le enviares, no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.  
Gen.43:6 Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?  
Gen.43:7 Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: Haced venir a vuestro hermano?  
Gen.43:8 Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.  
Gen.43:9 Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre;  
Gen.43:10 pues si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces.  
Gen.43:11 Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.  
Gen.43:12 Y tomad en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación.  
Gen.43:13 Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón.  
Gen.43:14 Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.  
Gen.43:15 Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José.  
Gen.43:16 Y vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y degüella una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía.  
Gen.43:17 E hizo el hombre como José dijo, y llevó a los hombres a casa de José.  
Gen.43:18 Entonces aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí, para tendernos lazo, y atacarnos, y tomarnos por siervos a nosotros, y a nuestros asnos.  
Gen.43:19 Y se acercaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa.  
Gen.43:20 Y dijeron: Ay, señor nuestro, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos.  
Gen.43:21 Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer con nosotros.  
Gen.43:22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.  
Gen.43:23 El les respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos.  
Gen.43:24 Y llevó aquel varón a los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos.  
Gen.43:25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí habrían de comer pan.  
Gen.43:26 Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron ante él hasta la tierra.  
Gen.43:27 Entonces les preguntó José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía?  
Gen.43:28 Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.  
Gen.43:29 Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.  
Gen.43:30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.  
Gen.43:31 Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan.  
Gen.43:32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios.  
Gen.43:33 Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.  
Gen.43:34 Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él.


Capítulo 34


La protección divina
Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue.


Sal.34:1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
Sal.34:2 En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
Sal.34:3 Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.
Sal.34:4 Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
Sal.34:5 Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
Sal.34:6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
Sal.34:7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
Sal.34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.
Sal.34:9 Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.
Sal.34:10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
Sal.34:11 Venid, hijos, oídme;
El temor de Jehová os enseñaré.
Sal.34:12 ¿Quién es el hombre que desea vida,
Que desea muchos días para ver el bien?
Sal.34:13 Guarda tu lengua del mal,
Y tus labios de hablar engaño.
Sal.34:14 Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la paz, y síguela.
Sal.34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
Sal.34:16 La ira de Jehová contra los que hacen mal,
Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
Sal.34:17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
Sal.34:18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.
Sal.34:19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
Sal.34:20 El guarda todos sus huesos;
Ni uno de ellos será quebrantado.
Sal.34:21 Matará al malo la maldad,
Y los que aborrecen al justo serán condenados.
Sal.34:22 Jehová redime el alma de sus siervos,

Y no serán condenados cuantos en él confían.

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