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“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. (Lucas 18:16).-

A propósito de los niños

 No hay que imaginarse que los niños que se van de este mundo están cerca del Señor Jesús a causa de su inocencia. Es cierto que no han atraído sobre ellos la ira de Dios al desobedecer Su voluntad, pero son hijos de Adán y, por consiguiente, estaban perdidos. "Por la transgresión de uno (la desobediencia de Adán) vino la condenación a todos los hombres" a toda la raza humana (Romanos 5:8). Necesitaban, pues, el amor del “Padre que está en los cielos” que no quiere “que se pierda uno de estos pequeños” (Mateo 18:14). Dios, en su soberana gracia, se complació en intervenir a su favor. Porque Dios es amor, envió a su Hijo amado para cumplir la obra de la redención. Al venir a este mundo para sufrir y morir por los pecadores, el Salvador pensó en estos pequeños por quienes también dio su vida. Colocados desde su nacimiento bajo las consecuencias del pecado, también se benefician con la obra de Cristo. “El Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido” (Mateo 18:11)... sea grande o chico.
 Recogidos en esa primera edad de la vida, son introducidos en el descanso del Señor. Cuando se habla de terribles catástrofes, de guerras y tremendos cataclismos en los que miles de personas mueren, nos conmueve pensar en la desaparición de niños cuya vida ha sido cortada tan trágicamente. Pero más espantosa es la suerte de los mayores que mueren sin Cristo y se hallan por la eternidad sin Dios. En cambio, para los niños, es la llegada a la casa paterna; tienen la vida eterna en virtud de la obra de Cristo y la salvación que, tal vez, no habrían hallado en la tierra.

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


Capítulo 23


Jesús ante Pilato   (Mt. 27.1-2, 11-14; Mr. 15.1-5; Jn. 18.28-38)  


Luc.23:1 Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato.  
Luc.23:2 Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.  
Luc.23:3 Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices.  
Luc.23:4 Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre.  
Luc.23:5 Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.  


Jesús ante Herodes  


Luc.23:6 Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo.  
Luc.23:7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén.  
Luc.23:8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.  
Luc.23:9 Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió.  
Luc.23:10 Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia.  
Luc.23:11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.  
Luc.23:12 Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí.  


Jesús sentenciado a muerte  (Mt. 27.15-26; Mr. 15.6-15; Jn. 18.38--19. 16)


Luc.23:13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo,  
Luc.23:14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.  
Luc.23:15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.  
Luc.23:16 Le soltaré, pues, después de castigarle.  
Luc.23:17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.  
Luc.23:18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!  
Luc.23:19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.  
Luc.23:20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;  
Luc.23:21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!  
Luc.23:22 El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.  
Luc.23:23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.  
Luc.23:24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían;  
Luc.23:25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Capítulo 41


José interpreta el sueño de Faraón  


Gen.41:1 Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río;  
Gen.41:2 y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado.  
Gen.41:3 Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río;  
Gen.41:4 y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón.  
Gen.41:5 Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña,  
Gen.41:6 y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano;  
Gen.41:7 y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño.  
Gen.41:8 Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.  
Gen.41:9 Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas.  
Gen.41:10 Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos.  
Gen.41:11 Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado.  
Gen.41:12 Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño.  
Gen.41:13 Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado.  
Gen.41:14 Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.  
Gen.41:15 Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.  
Gen.41:16 Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón.  
Gen.41:17 Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;  
Gen.41:18 y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado.  
Gen.41:19 Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:20 Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;  
Gen.41:21 y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté.  
Gen.41:22 Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.  
Gen.41:23 Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas;  
Gen.41:24 y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete.  
Gen.41:25 Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.  
Gen.41:26 Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.  
Gen.41:27 También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.  
Gen.41:28 Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.  
Gen.41:29 He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:30 Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.  
Gen.41:31 Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.  
Gen.41:32 Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.  
Gen.41:33 Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.  
Gen.41:34 Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.  
Gen.41:35 Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.  
Gen.41:36 Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.  


José, gobernador de Egipto  


Gen.41:37 El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,  
Gen.41:38 y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?  
Gen.41:39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.  
Gen.41:40 Tú estarás sobre mi casa,  y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.  
Gen.41:41 Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:42 Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;  
Gen.41:43 y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:44 Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:45 Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:46 Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.  
Gen.41:47 En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.  
Gen.41:48 Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores.  
Gen.41:49 Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.  
Gen.41:50 Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.  
Gen.41:51 Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.  
Gen.41:52 Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.
Gen.41:53 Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.  
Gen.41:54 Y comenzaron a venir los siete años del hambre,  como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.  
Gen.41:55 Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.  
Gen.41:56 Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto.  
Gen.41:57 Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

Capítulo 32


La dicha del perdón
Salmo de David. Masquil.


Sal.32:1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Sal.32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
Sal.32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
Sal.32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
Sal.32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.Selah
Sal.32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
Sal.32:7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
Sal.32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
Sal.32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
Sal.32:10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
Sal.32:11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;

Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

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