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“En tu presencia hay plenitud de gozo”. (Salmo 16:11).-

La omnipresencia de Dios
¿Y a dónde huiré de tu presencia? (Salmo 139:7).-

 En la bóveda celeste existen lugares en que no se ven estrellas. Hace algunos años, se creía que no las había en esas áreas. Ahora se sabe que un polvo interestelar las oculta. A través de sofisticados telescopios se declara que en toda la extensión de sus observaciones no se hallan áreas completamente silenciosas o exentas de señales de radio. Las estrellas están siempre en todas partes, aun cuando no se las distinga durante las horas del día. Asimismo Dios está siempre presente, en todo tiempo y en cualquier parte, queriendo ser hallado por la criatura humana. Una de las más hermosas experiencias en nuestra vida es el sentimiento de la continua presencia del Señor y de nuestra constante comunión con El. Pero puede ocurrir que, así como la luz del Sol impide ver la luz de las estrellas, también las luces de este mundo nos enceguezcan hasta hacernos perder el sentimiento de la presencia del Señor. Entonces, como Job, se puede hacer el triste y lamentable comentario: "He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;  Pasará, y no lo entenderé" (Job 9:11).-
 Durante la Segunda Guerra Mundial se hizo una interesante experiencia: los astrónomos del observatorio del Monte Wilson comprobaron que, en ocasión de los apagones de la vecina ciudad de Los Ángeles, se podían observar las estrellas mucho más nítidamente que de costumbre. Esto se asemeja a la experiencia que hacen muchos creyentes. Cuando Dios permite las pruebas y todo parece oscuro alrededor de ellos, pero la visión espiritual se les vuelve más clara y gozan más intensamente de la luminosa presencia del Señor.
 "...En tu presencia hay plenitud de gozo...  No dice que habrá, ni tampoco dice que puede que haya, sino que dice HAY; hay plenitud de gozo sin cesar ni interrupciónes, está siempre y ha estado y tiene que estar. Porque ¿qué es lo que el hombre aquí en la tierra en el presente desea más que el gozo? ¿Y qué medida de gozo puede desear ser humano alguno más que la plenitud del gozo? Sino que buscamos la consumación de la felicidad... Y la mayoría lo busca en los goces de la carnalidad, de los vicios e idolatrías...
 En esta vida nuestro gozo como cristianos, está mezclado con aflicción como las espinas con las rosas. Jacob tuvo gozo cuando sus hijos regresaron de Egipto con los sacos llenos de trigo, pero mucha aflicción cuando se dio cuenta del dinero en la boca de cada uno de sus costales.  David tuvo mucho gozo al subir el arca de Dios a Jerusalén, pero al mismo tiempo mucha pena cuando Uzá cometió aquella infracción por la cual murió. Ésta es una gran sabiduría revelada del Señor, la de templar y moderar nuestro gozo.
 Como el hombre de constitución débil ha de beber el vino diluido con agua por temor de sufrir del estómago, así también en esta vida (debido a nuestra debilidad) tenemos nuestros gozos espirituales mezclados con aflicciones, para que no nos volvamos altaneros e insolentes. Aquí nuestro gozo está mezclado con temor (Salmo 2). Así que hermano y hermana «Gózate temblando». Las mujeres que fueron al sepulcro de nuestro Señor volvieron «con temor y gran gozo» (Mateo 28:8).
 Como nuestro gozo aquí en esta tierra está mezclado con temores, también ocurre lo mismo con nuestras aflicciones. Los creyentes sanos miran al Cristo crucificado y se regocijan en su incomparable amor, de que una persona así, tan santa, tan pura, tan inocente, tan inmaculada, haya muerto de una muerte semejante por los que eran enemigos de Dios a causa de sus inclinaciones pecaminosas y sus malas obras; nos miramos a nosotros mismos en nuestros propios pecados que hirieron y crucificaron al Señor de la gloria, y esto nos quebranta el corazón. 
 Dios; como sinónimo de eternidad, es para siempre. Ya que millones de años multiplicados por millones, no hacer ni un minuto de esa eternidad, y esa será la porción de gozo que los santos tendrán en el cielo. En el cielo no habrá pecado que pueda echar a perder nuestro gozo, ni diablo para quitárnoslo; ni hombre alguno para usurpárnoslo. Dice el Señor Jesucristo "También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo" (Jn.16:22). Los goces del cielo nunca declinan, nunca se marchitan, nunca mueren, ni nada puede interrumpirlos ni disminuirlos. El gozo de los santos en el cielo es un gozo constante, es un gozo eterno, en la raíz y en la causa, y en la materia del mismo, y en sus objetos. «Su gozo permanece para siempre si su objeto permanece para siempre». Así es que Cristo el objeto de nuestro amor y de nuestro gozo permanece para siempre ¡Gloria a Dios!!! (Hebreos 13:8). Amen... Así sea Aleluya...!!!

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo






LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


Heb.6:13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo,  
Heb.6:14 diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.
Heb.6:15 Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.  
Heb.6:16 Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación.  
Heb.6:17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento;  
Heb.6:18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.  
Heb.6:19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,
Heb.6:20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

EXODO


Capítulo 1


Aflicción de los israelitas en Egipto  


Ex.1:1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entró con su familia:  
Ex.1:2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,  
Ex.1:3 Isacar, Zabulón, Benjamín,  
Ex.1:4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.  
Ex.1:5 Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto.  
Ex.1:6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.  
Ex.1:7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron,  y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.  
Ex.1:8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo:  
Ex.1:9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros.  
Ex.1:10 Ahora, pues, seamos sabios  para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.  
Ex.1:11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.  
Ex.1:12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel.  
Ex.1:13 Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza,  
Ex.1:14 y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.  
Ex.1:15 Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo:  
Ex.1:16 Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva.  
Ex.1:17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños.  
Ex.1:18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños?  
Ex.1:19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas.  
Ex.1:20 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera.  
Ex.1:21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.  
Ex.1:22 Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca,  y a toda hija preservad la vida.  


Capítulo 2


Nacimiento de Moisés  


Ex.2:1 Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví,  
Ex.2:2 la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses.  
Ex.2:3 Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río.  
Ex.2:4 Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.  
Ex.2:5 Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase.  
Ex.2:6 Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste.  
Ex.2:7 Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño?  
Ex.2:8 Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño,  
Ex.2:9 a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió.  
Ex.2:10 Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó,  y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.  


Moisés huye de Egipto  


Ex.2:11 En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas,  y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.  
Ex.2:12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.  
Ex.2:13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo?  
Ex.2:14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?  Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.  
Ex.2:15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.  
Ex.2:16 Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que tenía el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre.  
Ex.2:17 Mas los pastores vinieron y las echaron de allí; entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a sus ovejas.  
Ex.2:18 Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por qué habéis venido hoy tan pronto?  
Ex.2:19 Ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a las ovejas.  
Ex.2:20 Y dijo a sus hijas: ¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma.  
Ex.2:21 Y Moisés convino en morar con aquel varón; y él dio su hija Séfora por mujer a Moisés.  
Ex.2:22 Y ella le dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: Forastero soy en tierra ajena.  
Ex.2:23 Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.  
Ex.2:24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó  de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.  
Ex.2:25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

Capítulo 40


Alabanza por la liberación divina     (Sal. 70. 1-5)
Al músico principal. Salmo de David.


Sal.40:1 Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Sal.40:2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Sal.40:3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
Sal.40:4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
Sal.40:5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;
Y tus pensamientos para con nosotros,
No es posible contarlos ante ti.
Si yo anunciare y hablare de ellos,
No pueden ser enumerados.
Sal.40:6 Sacrificio y ofrenda no te agrada;
Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no has demandado.
Sal.40:7 Entonces dije: He aquí, vengo;
En el rollo del libro está escrito de mí;
Sal.40:8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.
Sal.40:9 He anunciado justicia en grande congregación;
He aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.
Sal.40:10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad y tu salvación;
No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
Sal.40:11 Jehová, no retengas de mí tus misericordias;
Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
Sal.40:12 Porque me han rodeado males sin número;
Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
Sal.40:13 Quieras, oh Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.
Sal.40:14 Sean avergonzados y confundidos a una
Los que buscan mi vida para destruirla.
Vuelvan atrás y avergüéncense
Los que mi mal desean;
Sal.40:15 Sean asolados en pago de su afrenta
Los que me dicen: ¡Ea, ea!
Sal.40:16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Jehová sea enaltecido.
Sal.40:17 Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;

Dios mío, no te tardes.




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