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“(Jesús) nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”. 
(Hechos 10:42-43).-

Poder Judicial

 Conocemos el nombre del Juez que, por mandato de Dios, juzgará un día a todos los seres humanos: es Jesús, al que muchos consideran con indiferencia, con menosprecio o hasta con amargo odio, y al que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. La actitud del corazón de cada ser humano hacia El determina el eterno porvenir del alma.
 En la escena del juicio descripta en el evangelio de Mateo, vemos a los habitantes de todas las naciones de la tierra reunidos ante el trono de gloria del Hijo del Hombre. Serán definitivamente juzgados según la disposición de espiritu que manifestaron ante la predicación del Evangelio. Unos irán “al castigo eterno y los justos a la vida eterna”. (Mat.25:46).
 En la escena del juicio consignada en el Apocalipsis, vemos comparecer ante el gran trono blanco a los muertos resucitados por el poder de Dios. Serán juzgados según sus obras y todo aquel cuyo nombre no se halle inscripto en el libro de la vida será lanzado “al lago de fuego” (Apoc.20:15) preparado para el diablo y sus ángeles.
 Hoy, mientras dura el tiempo de la gracia, todo aquel que se dirige arrepentido a Jesús y cree en El recibirá perdón de pecados por Su nombre. Una vez acabado el tiempo de la paciencia divina, nadie podrá sustraerse al Poder Judicial de Aquel que Dios ha designado para juzgar al mundo con justicia en el día establecido por El. ¿Ya hemos meditado suficientemente que será de cada uno de nosotros para ese entonces?
 La intención de esta palabra era que Dios publica por su intermedio la buena nueva de la paz por Jesucristo. Los judíos conocían diversos hechos relacionados al Evangelio. Por ejemplo, conocían el bautismo de arrepentimiento que Juan predicó. Sepan entonces ellos también que este Jesucristo, por quien se hace la paz entre Dios y el hombre, es Señor de todo; no sólo sobre todo como Dios bendito por los siglos, sino como Mediador, como Redentor y Salvador, por que para esto vino al mundo en su primera venida. Pudo decir: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra..." toda potestad es puesta en su mano, y todo juicio le fue encargado. Dios irá con los que Él unja; estará con aquellos a quienes El haya dado su Espíritu. —Entonces, en el primer discurso a los gentiles, el apóstol Pedro declara la resurrección de Cristo de entre los muertos, y sus pruebas. La fe se refiere a un testimonio, y la fe cristiana está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, sobre el testimonio dado por ellos. — Véase lo que debe creerse acerca de él: que todos son responsables de rendir cuentas a Cristo, en cuanto es nuestro Juez; así cada uno debe procurar su favor y tenerlo como nuestro Amigo. Si creemos en Él, todos seremos justificados por Él como Justicia nuestra. La remisión de pecados pone el fundamento para todos los demás favores y bendiciones, sacando del camino todo lo que obstaculice su concesión. Si el pecado es perdonado, todo está bien y terminará bien para siempre. Gloría sean dadas a Dios por su Don inefable y nos de la gracia de poder estar en pie delante del Hijo del Hombre...

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo






LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-



Capítulo 12


Puestos los ojos en Jesús  


Heb.12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,  
Heb.12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.  
Heb.12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.  
Heb.12:4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;  
Heb.12:5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,  
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;  
Heb.12:6 Porque el Señor al que ama, disciplina,  
Y azota a todo el que recibe por hijo.
Heb.12:7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?  
Heb.12:8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.  
Heb.12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?  
Heb.12:10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.  
Heb.12:11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.  


Los que rechazan la gracia de Dios  


Heb.12:12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;
Heb.12:13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.  
Heb.12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.  
Heb.12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;  
Heb.12:16 no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
Heb.12:17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Heb.12:18 Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,  
Heb.12:19 al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,
Heb.12:20 porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;
Heb.12:21 y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;
Heb.12:22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,  
Heb.12:23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,  
Heb.12:24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Heb.12:25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.  
Heb.12:26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Heb.12:27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.  
Heb.12:28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;  
Heb.12:29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.

Capítulo 16


Dios da el maná  


Ex.16:1 Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto.  
Ex.16:2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;  
Ex.16:3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.  
Ex.16:4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo;  y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.  
Ex.16:5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.  
Ex.16:6 Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto,  
Ex.16:7 y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?  
Ex.16:8 Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.  
Ex.16:9 Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones.  
Ex.16:10 Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube.  
Ex.16:11 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:  
Ex.16:12 Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios.  
Ex.16:13 Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del campamento.
Ex.16:14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra.  
Ex.16:15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.  
Ex.16:16 Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer  por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda.  
Ex.16:17 Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos;  
Ex.16:18 y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco;  cada uno recogió conforme a lo que había de comer.  
Ex.16:19 Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.  
Ex.16:20 Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.  
Ex.16:21 Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía.  
Ex.16:22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres  para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.  
Ex.16:23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová;  lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.  
Ex.16:24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.  
Ex.16:25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.  
Ex.16:26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.  
Ex.16:27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.  
Ex.16:28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?  
Ex.16:29 Mirad que Jehová os dió el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.  
Ex.16:30 Así el pueblo reposó el séptimo día.  
Ex.16:31 Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.  
Ex.16:32 Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer  de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.  
Ex.16:33 Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer  de maná,  y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.  
Ex.16:34 Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.  
Ex.16:35 Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.  
Ex.16:36 Y un gomer  es la décima parte de un efa.  


Capítulo 17


Agua de la roca


Ex.17:1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.  
Ex.17:2 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?  
Ex.17:3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?  
Ex.17:4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán.  
Ex.17:5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve.  
Ex.17:6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.  
Ex.17:7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?  


Guerra con Amalec  


Ex.17:8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.  
Ex.17:9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.  
Ex.17:10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.  
Ex.17:11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.  
Ex.17:12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.  
Ex.17:13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.  
Ex.17:14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.  
Ex.17:15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi;  
Ex.17:16 y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

Prov.7:6 Porque mirando yo por la ventana de mi casa,  
Por mi celosía,  
Prov.7:7 Vi entre los simples,  
Consideré entre los jóvenes,  
A un joven falto de entendimiento,  
Prov.7:8 El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,  
E iba camino a la casa de ella,  
Prov.7:9 A la tarde del día, cuando ya oscurecía,
En la oscuridad y tinieblas de la noche.  
Prov.7:10 Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,  
Con atavío de ramera y astuta de corazón.  
Prov.7:11 Alborotadora y rencillosa,  
Sus pies no pueden estar en casa;  
Prov.7:12 Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,  
Acechando por todas las esquinas.  
Prov.7:13 Se asió de él, y le besó.  
Con semblante descarado le dijo:  
Prov.7:14 Sacrificios de paz había prometido,  
Hoy he pagado mis votos;  
Prov.7:15 Por tanto, he salido a encontrarte,  
Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.  
Prov.7:16 He adornado mi cama con colchas  
Recamadas con cordoncillo de Egipto;  
Prov.7:17 He perfumado mi cámara  
Con mirra, áloes y canela.  
Prov.7:18 Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;  
Alegrémonos en amores.  
Prov.7:19 Porque el marido no está en casa;  
Se ha ido a un largo viaje.  
Prov.7:20 La bolsa de dinero llevó en su mano;  
El día señalado volverá a su casa.  
Prov.7:21 Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,  
Le obligó con la zalamería de sus labios.  
Prov.7:22 Al punto se marchó tras ella,  
Como va el buey al degolladero,  
Y como el necio a las prisiones para ser castigado;  
Prov.7:23 Como el ave que se apresura a la red,  
Y no sabe que es contra su vida,  
Hasta que la saeta traspasa su corazón.  
Prov.7:24 Ahora pues, hijos, oídme,  
Y estad atentos a las razones de mi boca.  
Prov.7:25 No se aparte tu corazón a sus caminos;  
No yerres en sus veredas.  
Prov.7:26 Porque a muchos ha hecho caer heridos,  
Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.  
Prov.7:27 Camino al Seol es su casa,  

Que conduce a las cámaras de la muerte.


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