“A ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados..., por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa del Señor todos los días de nuestra vida”. (Isaías 38:17 y 20).-
El rey Ezequías y su enfermedad
Por segunda vez, Dios pone a prueba a su siervo. Este se enferma de úlcera y Dios le hace anunciar su próxima muerte. He aquí, pues, otro rey en su camino: “el rey de los espantos” (Job 18:14). Este no escucha ninguna súplica y permanece insensible a las lágrimas. Pero Ezequías no tiene que ver con él. Vuelve su rostro a la pared y ora a su Dios, el Dios de las liberaciones. La contestación no se hace esperar: “He oído tu oración y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años” (Isaías 38:5). Y para alentar la fe de su siervo, Dios hizo volver diez grados atrás la sombra en el reloj de Acaz. En relación con esto, no podemos dejar de evocar al Afligido que derramó su lamento delante de su Dios: “Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días” (Salmo 102:24). Pero para El, la hora del sacrificio había llegado: Jesús debió conocer la muerte para dar su vida por los demás. No obstante, la muerte no podrá retenerle: El conocerá “la senda de la vida”, pues “por generación de generación son sus años”.
Quisiera terminar aquí la historia de este piadoso rey. Pero Dios tiene que darle todavía una lección. El hombre más fiel puede tropezar. Ezequías fallará en lo que nos hubiera parecido, tal vez, lo más fácil de resistir. Elías se enfrentó con cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y luego huyó… ante una mujer. Pedro se mostrará como el más enérgico de los discípulos y negará a su Señor… ante una sirvienta.
Dios nos ayude a depender siempre del Señor y del Poder de su fuerza, puesto que nosotros, siempre dispuestos, nos comprometemos y luego fallamos en el momento de la prueba, solo quien mira al Señor puede resistir sin fallar o al menos permanecer.
Ojala pudiésemos ser tan íntegros como Job, pero si no lo somos podemos descansar en la justicia de Cristo... Hubiese sido mejor para Ezequías, haber dicho: "no se haga mi voluntad, sino la tuya...", pero no obstante, aunque parezca que Dios se arrepiente de una sentencia, vemos que dentro de esos quince años añadidos a Ezequías, nació Manases quien le sucedió en el trono de Judá... (2da Reyes 21:1), que aunque fue un rey idolatra y hechicero, quedó en la genealogía del Señor Jesucristo (Mateo 1:10).-
Así nos ama el Señor, ya por cierto que hubiese sido una gran humillación como que un ángel tome la forma de una hormiga el que haya participado de naturaleza angélica, fue mas allá todavía en su humillación participando de carne, en la "condición de hombre ..." con una genealogía no muy pura pues la mayoría de los nombrados, fallaron en algún que otro aspecto en el mejor de los casos, pero participo de carne, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte, no cualquier muerte, sino la muerte ignominiosa de la cruz, sufriendo terribles dolores, mi pudoroso Jesús, desnudo a la vista de todos, bañado en su propia sangre... Por amor, solo por amor, por amarme tanto... El rey Ezequías no dejo buena herencia, por haber recibido a los enviados de Babilonia, cuando se le dijo sobre las consecuencias dijo: "al menos en mis días, tendré paz..." Pero mi Rey de reyes, bebió la copa de las maldiciones para dejarnos herencia entre los santificados... El echo sobre sus espaldas todos nuestros pecados, librándonos del hoyo de la corrupción... Gloria a su santísimo Nombre, ningún santo como El, El es el señalado entre diez mil resplandecientes, santos y puros, vale la pena servir a este Rey, vale la pena poner la frente en el suelo ante El, con todo el amor de nuestro corazón... Oh!! Jesús, amado nuestro, te alabaremos por siempre por tu grande amor...
Saludo con la Paz de nuestro Señor JesucristoEl rey Ezequías y su enfermedad
Por segunda vez, Dios pone a prueba a su siervo. Este se enferma de úlcera y Dios le hace anunciar su próxima muerte. He aquí, pues, otro rey en su camino: “el rey de los espantos” (Job 18:14). Este no escucha ninguna súplica y permanece insensible a las lágrimas. Pero Ezequías no tiene que ver con él. Vuelve su rostro a la pared y ora a su Dios, el Dios de las liberaciones. La contestación no se hace esperar: “He oído tu oración y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años” (Isaías 38:5). Y para alentar la fe de su siervo, Dios hizo volver diez grados atrás la sombra en el reloj de Acaz. En relación con esto, no podemos dejar de evocar al Afligido que derramó su lamento delante de su Dios: “Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días” (Salmo 102:24). Pero para El, la hora del sacrificio había llegado: Jesús debió conocer la muerte para dar su vida por los demás. No obstante, la muerte no podrá retenerle: El conocerá “la senda de la vida”, pues “por generación de generación son sus años”.
Quisiera terminar aquí la historia de este piadoso rey. Pero Dios tiene que darle todavía una lección. El hombre más fiel puede tropezar. Ezequías fallará en lo que nos hubiera parecido, tal vez, lo más fácil de resistir. Elías se enfrentó con cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y luego huyó… ante una mujer. Pedro se mostrará como el más enérgico de los discípulos y negará a su Señor… ante una sirvienta.
Dios nos ayude a depender siempre del Señor y del Poder de su fuerza, puesto que nosotros, siempre dispuestos, nos comprometemos y luego fallamos en el momento de la prueba, solo quien mira al Señor puede resistir sin fallar o al menos permanecer.
Ojala pudiésemos ser tan íntegros como Job, pero si no lo somos podemos descansar en la justicia de Cristo... Hubiese sido mejor para Ezequías, haber dicho: "no se haga mi voluntad, sino la tuya...", pero no obstante, aunque parezca que Dios se arrepiente de una sentencia, vemos que dentro de esos quince años añadidos a Ezequías, nació Manases quien le sucedió en el trono de Judá... (2da Reyes 21:1), que aunque fue un rey idolatra y hechicero, quedó en la genealogía del Señor Jesucristo (Mateo 1:10).-
Así nos ama el Señor, ya por cierto que hubiese sido una gran humillación como que un ángel tome la forma de una hormiga el que haya participado de naturaleza angélica, fue mas allá todavía en su humillación participando de carne, en la "condición de hombre ..." con una genealogía no muy pura pues la mayoría de los nombrados, fallaron en algún que otro aspecto en el mejor de los casos, pero participo de carne, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte, no cualquier muerte, sino la muerte ignominiosa de la cruz, sufriendo terribles dolores, mi pudoroso Jesús, desnudo a la vista de todos, bañado en su propia sangre... Por amor, solo por amor, por amarme tanto... El rey Ezequías no dejo buena herencia, por haber recibido a los enviados de Babilonia, cuando se le dijo sobre las consecuencias dijo: "al menos en mis días, tendré paz..." Pero mi Rey de reyes, bebió la copa de las maldiciones para dejarnos herencia entre los santificados... El echo sobre sus espaldas todos nuestros pecados, librándonos del hoyo de la corrupción... Gloria a su santísimo Nombre, ningún santo como El, El es el señalado entre diez mil resplandecientes, santos y puros, vale la pena servir a este Rey, vale la pena poner la frente en el suelo ante El, con todo el amor de nuestro corazón... Oh!! Jesús, amado nuestro, te alabaremos por siempre por tu grande amor...
LECTURA BÍBLICA PARA HOY.-
La Biblia en un Año.-
Capítulo 24
Jesús predice la destrucción
del templo - (Mr. 13. 1-2; Lc. 21. 5-6)
Mat.24:1 Cuando Jesús salió del
templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del
templo.
Mat.24:2 Respondiendo él, les
dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre
piedra, que no sea derribada.
Señales antes del fin - (Mr.
13. 3-23; Lc. 21. 7-24)
Mat.24:3 Y estando él sentado
en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte,
diciendo: Dinos, ¿cuándo serán
estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Mat.24:4 Respondiendo Jesús,
les dijo: Mirad que nadie os engañe.
Mat.24:5 Porque vendrán muchos
en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Mat.24:6 Y oiréis de guerras y
rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto
acontezca; pero aún no es el fin.
Mat.24:7 Porque se levantará
nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y
terremotos en diferentes lugares.
Mat.24:8 Y todo esto será
principio de dolores.
Mat.24:9 Entonces os entregarán
a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa
de mi nombre.
Mat.24:10 Muchos tropezarán
entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
Mat.24:11 Y muchos falsos
profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
Mat.24:12 y por haberse
multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Mat.24:13 Mas el que persevere
hasta el fin, éste será salvo.
Mat.24:14 Y será predicado este
evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y
entonces vendrá el fin.
Mat.24:15 Por tanto, cuando
veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta
Daniel (el que lee, entienda),
Mat.24:16 entonces los que
estén en Judea, huyan a los montes.
Mat.24:17 El que esté en la
azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
Mat.24:18 y el que esté en el
campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
Mat.24:19 Mas ¡ay de las que
estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
Mat.24:20 Orad, pues, que
vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;
Mat.24:21 porque habrá entonces
gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora,
ni la habrá.
Mat.24:22 Y si aquellos días no
fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos
días serán acortados.
Mat.24:23 Entonces, si alguno
os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
Mat.24:24 Porque se levantarán
falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal
manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
Mat.24:25 Ya os lo he dicho
antes.
Mat.24:26 Así que, si os
dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los
aposentos, no lo creáis.
Mat.24:27 Porque como el
relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será
también la venida del Hijo del Hombre.
Mat.24:28 Porque dondequiera
que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
La venida del Hijo del Hombre -
(Mr. 13. 24-37; Lc. 21. 25-36; 17. 25-36; 12. 41-48)
Mat.24:29 E inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no
dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los
cielos serán conmovidas.
Mat.24:30 Entonces aparecerá la
señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus
de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo,
con poder y gran gloria.
Mat.24:31 Y enviará sus ángeles
con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos,
desde un extremo del cielo hasta el otro.
Capítulo 25
Israel acude a Baal-peor
Num.25:1 Moraba Israel en
Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab,
Num.25:2 las cuales invitaban
al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a
sus dioses.
Num.25:3 Así acudió el pueblo a
Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel.
Num.25:4 Y Jehová dijo a
Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante
del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel.
Num.25:5 Entonces Moisés dijo a
los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han
juntado con Baal-peor.
Num.25:6 Y he aquí un varón de
los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés
y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la
puerta del tabernáculo de reunión.
Num.25:7 Y lo vio Finees hijo
de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la
congregación, y tomó una lanza en su mano;
Num.25:8 y fue tras el varón de
Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por
su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel.
Num.25:9 Y murieron de aquella
mortandad veinticuatro mil.
Num.25:10 Entonces Jehová habló
a Moisés, diciendo:
Num.25:11 Finees hijo de Eleazar,
hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel,
llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los
hijos de Israel.
Num.25:12 Por tanto diles: He
aquí yo establezco mi pacto de paz con él;
Num.25:13 y tendrá él, y su
descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo
celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.
Num.25:14 Y el nombre del varón
que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de
la tribu de Simeón.
Num.25:15 Y el nombre de la
mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de
familia en Madián.
Num.25:16 Y Jehová habló a
Moisés, diciendo:
Num.25:17 Hostigad a los
madianitas, y heridlos,
Num.25:18 por cuanto ellos os
afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a
Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la
cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor.
Capítulo 26
Censo del pueblo en Moab
Num.26:1 Aconteció después de
la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón,
diciendo:
Num.26:2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de
Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que
pueden salir a la guerra en Israel.
Num.26:3 Y Moisés y el
sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán
frente a Jericó, diciendo:
Num.26:4 Contaréis el pueblo de
veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que
habían salido de tierra de Egipto.
Num.26:5 Rubén, primogénito de
Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la
familia de los faluitas;
Num.26:6 de Hezrón, la familia
de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas.
Num.26:7 Estas son las familias
de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos
treinta.
Num.26:8 Los hijos de Falú:
Eliab.
Num.26:9 Y los hijos de Eliab:
Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la
congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré,
cuando se rebelaron contra Jehová;
Num.26:10 y la tierra abrió su
boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el
fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento.
Num.26:11 Mas los hijos de Coré
no murieron.
Num.26:12 Los hijos de Simeón
por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia
de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas;
Num.26:13 de Zera, la familia
de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas.
Num.26:14 Estas son las
familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
Num.26:15 Los hijos de Gad por
sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de
los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas;
Num.26:16 de Ozni, la familia
de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas;
Num.26:17 de Arod, la familia de
los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas.
Num.26:18 Estas son las
familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.
Num.26:19 Los hijos de Judá: Er
y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
Num.26:20 Y fueron los hijos de
Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la
familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas.
Num.26:21 Y fueron los hijos de
Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los
hamulitas.
Num.26:22 Estas son las
familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil
quinientos.
Num.26:23 Los hijos de Isacar
por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de
los funitas;
Num.26:24 de Jasub, la familia
de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas.
Num.26:25 Estas son las
familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil
trescientos.
Num.26:26 Los hijos de Zabulón
por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de
los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas.
Num.26:27 Estas son las
familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil
quinientos.
Num.26:28 Los hijos de José por
sus familias: Manasés y Efraín.
Num.26:29 Los hijos de Manasés:
de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad,
la familia de los galaaditas.
Num.26:30 Estos son los hijos
de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los
helequitas;
Num.26:31 de Asriel, la familia
de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas;
Num.26:32 de Semida, la familia
de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas.
Num.26:33 Y Zelofehad hijo de
Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron
Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.
Num.26:34 Estas son las
familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil
setecientos.
Num.26:35 Estos son los hijos
de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer,
la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas.
Num.26:36 Y estos son los hijos
de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas.
Num.26:37 Estas son las
familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil
quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias.
Num.26:38 Los hijos de Benjamín
por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de
los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas;
Num.26:39 de Sufam, la familia
de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas.
Num.26:40 Y los hijos de Bela
fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia
de los naamitas.
Num.26:41 Estos son los hijos
de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil
seiscientos.
Num.26:42 Estos son los hijos
de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las
familias de Dan por sus familias.
Num.26:43 De las familias de
los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
Num.26:44 Los hijos de Aser por
sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los
isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas.
Num.26:45 Los hijos de Bería:
de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los
malquielitas.
Num.26:46 Y el nombre de la
hija de Aser fue Sera.
Num.26:47 Estas son las
familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil
cuatrocientos.
Num.26:48 Los hijos de Neftalí,
por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la
familia de los gunitas;
Num.26:49 de Jezer, la familia
de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas.
Num.26:50 Estas son las
familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y
cinco mil cuatrocientos.
Num.26:51 Estos son los
contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
Orden para la repartición de la
tierra
Num.26:52 Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
Num.26:53 A éstos se repartirá
la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres.
Num.26:54 A los más darás mayor
heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus
contados.
Num.26:55 Pero la tierra será
repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres
heredarán.
Num.26:56 Conforme a la suerte
será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.
Censo de la tribu de Leví
Num.26:57 Los contados de los
levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de
Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas.
Num.26:58 Estas son las
familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los
hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia
de los coreítas. Y Coat engendró a Amram.
Num.26:59 La mujer de Amram se
llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de
Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana.
Num.26:60 Y a Aarón le nacieron
Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
Num.26:61 Pero Nadab y Abiú
murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová.
Num.26:62 De los levitas fueron
contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron
contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad
entre los hijos de Israel.
Caleb y Josué sobreviven
Num.26:63 Estos son los
contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de
Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.
Num.26:64 Y entre éstos ninguno
hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los
hijos de Israel en el desierto de Sinaí.
Num.26:65 Porque Jehová había
dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb
hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
Capítulo 27
Petición de las hijas de
Zelofehad
Num.27:1 Vinieron las hijas de
Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de
las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala,
Noa, Hogla, Milca y Tirsa;
Num.27:2 y se presentaron
delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y
de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y
dijeron:
Num.27:3 Nuestro padre murió en
el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová
en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos.
Num.27:4 ¿Por qué será quitado
el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos
heredad entre los hermanos de nuestro padre.
Num.27:5 Y Moisés llevó su
causa delante de Jehová.
Num.27:6 Y Jehová respondió a
Moisés, diciendo:
Num.27:7 Bien dicen las hijas
de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su
padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.
Num.27:8 Y a los hijos de
Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su
herencia a su hija.
Num.27:9 Si no tuviere hija,
daréis su herencia a sus hermanos;
Num.27:10 y si no tuviere
hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.
Num.27:11 Y si su padre no
tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y
de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho,
como Jehová mandó a Moisés.
Josué es designado como sucesor
de Moisés
Num.27:12 Jehová dijo a Moisés:
Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de
Israel.
Num.27:13 Y después que la
hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano
Aarón.
Num.27:14 Pues fuisteis
rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación,
no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la
rencilla de Cades en el desierto de Zin.
Num.27:15 Entonces respondió
Moisés a Jehová, diciendo:
Num.27:16 Ponga Jehová, Dios de
los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,
Num.27:17 que salga delante de
ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la
congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.
Num.27:18 Y Jehová dijo a
Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón
en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;
Num.27:19 y lo pondrás delante
del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo
en presencia de ellos.
Num.27:20 Y pondrás de tu
dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le
obedezca.
Num.27:21 El se pondrá delante
del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él
saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él,
y toda la congregación.
Num.27:22 Y Moisés hizo como
Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote
Eleazar, y de toda la congregación;
Num.27:23 y puso sobre él sus
manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés.
Cant.6:4 Hermosa eres tú, oh
amiga mía, como Tirsa;
De desear, como Jerusalén;
Imponente como ejércitos en orden.
Cant.6:5 Aparta tus ojos de
delante de mí,
Porque ellos me vencieron.
Tu cabello es como manada de cabras
Que se recuestan en las laderas de Galaad.
Cant.6:6 Tus dientes, como
manadas de ovejas que suben del lavadero,
Todas con crías gemelas,
Y estéril no hay entre ellas.
Cant.6:7 Como cachos de granada
son tus mejillas
Detrás de tu velo.
Cant.6:8 Sesenta son las
reinas, y ochenta las concubinas,
Y las doncellas sin número;
Cant.6:9 Mas una es la paloma
mía, la perfecta mía;
Es la única de su madre,
La escogida de la que la dio a luz.
La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada;
Las reinas y las concubinas, y la alabaron.
Cant.6:10 ¿Quién es ésta que se
muestra como el alba,
Hermosa como la luna,
Esclarecida como el sol,
Imponente como ejércitos en orden?
Cant.6:11 Al huerto de los
nogales descendí
A ver los frutos del valle,
Y para ver si brotaban las vides,
Si florecían los granados.
Cant.6:12 Antes que lo supiera,
mi alma me puso
Entre los carros de Aminadab.
Cant.6:13 Vuélvete, vuélvete,
oh sulamita;
Vuélvete, vuélvete, y te miraremos.
¿Qué veréis en la sulamita?
Algo como la reunión de dos campamentos.
Capítulo 7
Cant.7:1 ¡Cuán hermosos son tus
pies en las sandalias,
Oh hija de príncipe!
Los contornos de tus muslos son como joyas,
Obra de mano de excelente maestro.
Cant.7:2 Tu ombligo como una
taza redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de trigo
Cercado de lirios.
Cant.7:3 Tus dos pechos, como
gemelos de gacela.
Cant.7:4 Tu cuello, como torre
de marfil;
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta
de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre del Líbano,
Que mira hacia Damasco.
Cant.7:5 Tu cabeza encima de
ti, como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey
Suspendida en los corredores.
Cant.7:6 ¡Qué hermosa eres, y
cuán suave,
Oh amor deleitoso!
Cant.7:7 Tu estatura es
semejante a la palmera,
Y tus pechos a los racimos.
Cant.7:8 Yo dije: Subiré a la
palmera,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos sean como racimos de vid,
Y el olor de tu boca como de manzanas,
Cant.7:9 Y tu paladar como el
buen vino,
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los viejos.
Cant.7:10 Yo soy de mi
amado,
Y conmigo tiene su contentamiento.
Cant.7:11 Ven, oh amado mío,
salgamos al campo,
Moremos en las aldeas.
Cant.7:12 Levantémonos de
mañana a las viñas;
Veamos si brotan las vides, si están en cierne,
Si han florecido los granados;
Allí te daré mis amores.
Cant.7:13 Las mandrágoras han
dado olor,
Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces
frutas,
Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
Capítulo 8
Cant.8:1 ¡Oh, si tú fueras como
un hermano mío
Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
Cant.8:2 Yo te llevaría, te
metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino
Adobado del mosto de mis granadas.
Cant.8:3 Su izquierda esté
debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
Cant.8:4 Os conjuro, oh
doncellas de Jerusalén,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
El
poder del amor
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