“Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”.
“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas”. (Proverbios: 23:26 y 1:10)
Dame tu corazón
La conciencia de un muchacho había sido despertada por esta divina solicitud: “Dame, hijo mío, tu corazón”. Pero Satanás le susurró al oído: Tienes tiempo todavía, y el llamamiento de Dios quedó sin respuesta.
Diez años más tarde, un estudiante oyó las mismas palabras y dio la misma contestación.
Treinta años más tarde, un estadista escuchó una meditación sobre el mismo texto, y una voz le dijo: “Espera, viaja primeramente y visita otros países extranjeros”.
Un viajero se hallaba en París, enfermo de cólera y muy atormentado respecto de su alma, porque iba a morir y no estaba preparado para ello. Sus últimas palabras fueron: “Es demasiado tarde”.
El muchacho, el estudiante, el estadista y el viajero son la misma persona que fue advertida tres veces y cada vez rehusó dar su corazón a Jesús.
Hoy Dios te llama a ti amigo, amiga o "hermano". Sin duda no es la primera vez, pero podría ser la última.¿Qué le responderás? Tal vez se pierdan en el olvido estas líneas... Pero Dios espera una respuesta.- El silencio será una negativa. La indiferencia y la negligencia serían considerados una ofensa al amor de Dios. El dio a su Hijo para salvarnos de una justa condenación eterna. ¿Y no tendrás nada que contestar? ¿Le darás la espalda al que murió en tu lugar? ¿A todos los pecados agregarás aun el menosprecio del amor de Cristo? ¡NOO!!!! No se puede obrar de tal modo. Hoy, ahora mismo, dale tu corazón y di con el salmista: “Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto”.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas”. (Proverbios: 23:26 y 1:10)
Dame tu corazón
La conciencia de un muchacho había sido despertada por esta divina solicitud: “Dame, hijo mío, tu corazón”. Pero Satanás le susurró al oído: Tienes tiempo todavía, y el llamamiento de Dios quedó sin respuesta.
Diez años más tarde, un estudiante oyó las mismas palabras y dio la misma contestación.
Treinta años más tarde, un estadista escuchó una meditación sobre el mismo texto, y una voz le dijo: “Espera, viaja primeramente y visita otros países extranjeros”.
Un viajero se hallaba en París, enfermo de cólera y muy atormentado respecto de su alma, porque iba a morir y no estaba preparado para ello. Sus últimas palabras fueron: “Es demasiado tarde”.
El muchacho, el estudiante, el estadista y el viajero son la misma persona que fue advertida tres veces y cada vez rehusó dar su corazón a Jesús.
Hoy Dios te llama a ti amigo, amiga o "hermano". Sin duda no es la primera vez, pero podría ser la última.¿Qué le responderás? Tal vez se pierdan en el olvido estas líneas... Pero Dios espera una respuesta.- El silencio será una negativa. La indiferencia y la negligencia serían considerados una ofensa al amor de Dios. El dio a su Hijo para salvarnos de una justa condenación eterna. ¿Y no tendrás nada que contestar? ¿Le darás la espalda al que murió en tu lugar? ¿A todos los pecados agregarás aun el menosprecio del amor de Cristo? ¡NOO!!!! No se puede obrar de tal modo. Hoy, ahora mismo, dale tu corazón y di con el salmista: “Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto”.
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año
Felipe y el etíope
Hec.8:26 Un ángel del Señor
habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que
desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
Hec.8:27 Entonces él se levantó
y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los
etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén
para adorar,
Hec.8:28 volvía sentado en su
carro, y leyendo al profeta Isaías.
Hec.8:29 Y el Espíritu dijo a
Felipe: Acércate y júntate a ese carro.
Hec.8:30 Acudiendo Felipe, le
oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?
Hec.8:31 El dijo: ¿Y cómo
podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con
él.
Hec.8:32 El pasaje de la Escritura que leía era
este:
Como oveja a la muerte fue
llevado;
Y como cordero mudo delante del
que lo trasquila,
Así no abrió su boca.
Hec.8:33 En su humillación no se le hizo
justicia;
Mas su generación, ¿quién la
contará?
Porque fue quitada de la tierra
su vida.
Hec.8:34 Respondiendo el
eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto;
de sí mismo, o de algún otro?
Hec.8:35 Entonces Felipe,
abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de
Jesús.
Hec.8:36 Y yendo por el camino,
llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea
bautizado?
Hec.8:37 Felipe dijo: Si crees
de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el
Hijo de Dios.
Hec.8:38 Y mandó parar el
carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.
Hec.8:39 Cuando subieron del
agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y
siguió gozoso su camino.
Hec.8:40 Pero Felipe se encontró
en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que
llegó a Cesarea.
JOSUÉ
Capítulo 1
Preparativos para la conquista
Jos.1:1 Aconteció después de la
muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun,
servidor de Moisés, diciendo:
Jos.1:2 Mi siervo Moisés ha
muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la
tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
Jos.1:3 Yo os he entregado,
como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro
pie.
Jos.1:4 Desde el desierto y el
Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran
mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
Jos.1:5 Nadie te podrá hacer
frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no
te dejaré, ni te desampararé.
Jos.1:6 Esfuérzate y sé
valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual
juré a sus padres que la daría a ellos.
Jos.1:7 Solamente esfuérzate y
sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo
Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que
seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
Jos.1:8 Nunca se apartará de tu
boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Jos.1:9 Mira que te mando que
te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas.
Jos.1:10 Y Josué mandó a los
oficiales del pueblo, diciendo:
Jos.1:11 Pasad por en medio del
campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de
tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro
Dios os da en posesión.
Jos.1:12 También habló Josué a
los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:
Jos.1:13 Acordaos de la palabra
que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado
reposo, y os ha dado esta tierra.
Jos.1:14 Vuestras mujeres,
vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a
este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis
armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis,
Jos.1:15 hasta tanto que Jehová
haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también
posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a
la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a
este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.
Jos.1:16 Entonces respondieron
a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e
iremos adondequiera que nos mandes.
Jos.1:17 De la manera que
obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que
Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.
Jos.1:18 Cualquiera que fuere
rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que
le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.
Capítulo 2
Josué envía espías a
Jericó
Jos.2:1 Josué hijo de Nun envió
desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y
a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba
Rahab, y posaron allí.
Jos.2:2 Y fue dado aviso al rey
de Jericó, diciendo: He aquí que hombres de los hijos de Israel han venido aquí
esta noche para espiar la tierra.
Jos.2:3 Entonces el rey de
Jericó envió a decir a Rahab: Saca a los hombres que han venido a ti, y han
entrado a tu casa; porque han venido para espiar toda la tierra.
Jos.2:4 Pero la mujer había
tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos
hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.
Jos.2:5 Y cuando se iba a
cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres se salieron, y no sé a dónde
han ido; seguidlos aprisa, y los alcanzaréis.
Jos.2:6 Mas ella los había
hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que
tenía puestos en el terrado.
Jos.2:7 Y los hombres fueron
tras ellos por el camino del Jordán, hasta los vados; y la puerta fue cerrada
después que salieron los perseguidores.
Jos.2:8 Antes que ellos se
durmiesen, ella subió al terrado, y les dijo:
Jos.2:9 Sé que Jehová os ha
dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos
los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.
Jos.2:10 Porque hemos oído que
Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis
de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al
otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.
Jos.2:11 Oyendo esto, ha
desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa
de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en
la tierra.
Jos.2:12 Os ruego pues, ahora,
que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la
haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal
segura;
Jos.2:13 y que salvaréis la
vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo;
y que libraréis nuestras vidas de la muerte.
Jos.2:14 Ellos le respondieron:
Nuestra vida responderá por la vuestra, si no denunciareis este asunto nuestro;
y cuando Jehová nos haya dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia
y verdad.
Jos.2:15 Entonces ella los hizo
descender con una cuerda por la ventana; porque su casa estaba en el muro de la
ciudad, y ella vivía en el muro.
Jos.2:16 Y les dijo: Marchaos
al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad
escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después
os iréis por vuestro camino.
Jos.2:17 Y ellos le dijeron:
Nosotros quedaremos libres de este juramento con que nos has juramentado.
Jos.2:18 He aquí, cuando
nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por
la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus
hermanos y a toda la familia de tu padre.
Jos.2:19 Cualquiera que saliere
fuera de las puertas de tu casa, su sangre será sobre su cabeza, y nosotros sin
culpa. Mas cualquiera que se estuviere en casa contigo, su sangre será sobre
nuestra cabeza, si mano le tocare.
Jos.2:20 Y si tú denunciares
este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este tu juramento con que nos
has juramentado.
Jos.2:21 Ella respondió: Sea
así como habéis dicho. Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón de
grana a la ventana.
Jos.2:22 Y caminando ellos,
llegaron al monte y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron los que los
perseguían; y los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los
hallaron.
Jos.2:23 Entonces volvieron los
dos hombres; descendieron del monte, y pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun,
y le contaron todas las cosas que les habían acontecido.
Jos.2:24 Y dijeron a Josué:
Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los
moradores del país desmayan delante de nosotros.
Capítulo 21
Job afirma que los malos
prosperan
Job 21:1 Entonces respondió
Job, y dijo:
Job 21:2 Oíd atentamente mi
palabra,
Y sea esto el consuelo que me deis.
Job 21:3 Toleradme, y yo
hablaré;
Y después que haya hablado, escarneced.
Job 21:4 ¿Acaso me quejo yo de
algún hombre?
¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
Job 21:5 Miradme, y
espantaos,
Y poned la mano sobre la boca.
Job 21:6 Aun yo mismo, cuando
me acuerdo, me asombro,
Y el temblor estremece mi carne.
Job 21:7 ¿Por qué viven los
impíos,
Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
Job 21:8 Su descendencia se
robustece a su vista,
Y sus renuevos están delante de sus ojos.
Job 21:9 Sus casas están a
salvo de temor,
Ni viene azote de Dios sobre ellos.
Job 21:10 Sus toros engendran,
y no fallan;
Paren sus vacas, y no malogran su cría.
Job 21:11 Salen sus pequeñuelos
como manada,
Y sus hijos andan saltando.
Job 21:12 Al son de tamboril y
de cítara saltan,
Y se regocijan al son de la flauta.
Job 21:13 Pasan sus días en
prosperidad,
Y en paz descienden al Seol.
Job 21:14 Dicen, pues, a Dios:
Apártate de nosotros,
Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.
Job 21:15 ¿Quién es el
Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?
Job 21:16 He aquí que su bien
no está en mano de ellos;
El consejo de los impíos lejos esté de mí.
Job 21:17 ¡Oh, cuántas veces la
lámpara de los impíos es apagada,
Y viene sobre ellos su quebranto,
Y Dios en su ira les reparte dolores!
Job 21:18 Serán como la paja
delante del viento,
Y como el tamo que arrebata el torbellino.
Job 21:19 Dios guardará para
los hijos de ellos su violencia;
Le dará su pago, para que conozca.
Job 21:20 Verán sus ojos su
quebranto,
Y beberá de la ira del Todopoderoso.
Job 21:21 Porque ¿qué deleite
tendrá él de su casa después de sí,
Siendo cortado el número de sus meses?
Job 21:22 ¿Enseñará alguien a
Dios sabiduría,
Juzgando él a los que están elevados?
Job 21:23 Este morirá en el
vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico;
Job 21:24 Sus vasijas estarán
llenas de leche,
Y sus huesos serán regados de tuétano.
Job 21:25 Y este otro morirá en
amargura de ánimo,
Y sin haber comido jamás con gusto.
Job 21:26 Igualmente yacerán
ellos en el polvo,
Y gusanos los cubrirán.
Job 21:27 He aquí, yo conozco
vuestros pensamientos,
Y las imaginaciones que contra mí forjáis.
Job 21:28 Porque decís: ¿Qué
hay de la casa del príncipe,
Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
Job 21:29 ¿No habéis preguntado
a los que pasan por los caminos,
Y no habéis conocido su respuesta,
Job 21:30 Que el malo es
preservado en el día de la destrucción?
Guardado será en el día de la ira.
Job 21:31 ¿Quién le denunciará
en su cara su camino?
Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
Job 21:32 Porque llevado será a
los sepulcros,
Y sobre su túmulo estarán velando.
Job 21:33 Los terrones del
valle le serán dulces;
Tras de él será llevado todo hombre,
Y antes de él han ido innumerables.
Job 21:34 ¿Cómo, pues, me
consoláis en vano,
Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?
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