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“Tú guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado... En Jehová, el Señor, está la fortaleza de los siglos”. (Isaías 26:34).-

El rey Ezequías, y la carta extendida ante Dios

 Asiria invadió Judá, y el rey Ezequías edificó las murallas, reparó los muros caídos y prepara las armas. Pero él sabe bien que ni la muralla fortificada ni las espadas detendrá al enemigo. El habla a sus capitanes, diciendo: “No temáis ni tengáis miedo del rey de Asiria ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él…, con nosotros está Jehová, nuestro Dios” (2 Crónicas 32:7-8). El rey asirio amenaza, menosprecia y blasfema. Escribe cartas para vituperar a Dios, busca asustar al pueblo cuando advierte que no lo puede corromper con mentirosas promesas. Ezequías rasga sus vestidos, se cubre de cilicio y entra en la casa de Dios. “Torré fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo y será levantado” (Proverbios 18:10). Es necesario clamar a Dios: la voz del rey no basta; hace falta aun la del profeta.
 Ezequías toma “la carta” de Rabsaces y la extiende ante Dios todopoderos, como para decir: “Mira, no puedo hacer nada, mas tú lo puedes todo”. Y ésta es la contestación de Dios: “Aquella misma noche salió el ángel del Señor y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil” (2 Reyes 19:35). El rey vencido va a buscar refugio en el templo de su falso dios y allí... dos de sus propios hijos lo matan.
 ¡Qué contraste con el rey de Judá, el que halló en el templo de su Dios la salvación para él y para su pueblo e hizo la dichosa experiencia de que “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 45:1)!.-
 ¿Amados, a quien recurrimos nuestras aflicciones?, ¿Sera que confiamos en nuestras seguridades mas que en Dios mismo?, No esta mal tomar recaudos y hacer provisiones, pero la confianza debe ser puesta en Dios, solo allí esta la verdadera seguridad del Cristiano, ¿No será que corres ante Mammon para buscar seguridades efímeras?, ¿Por que no buscar algo mas perenne?... Expongamos como Ezequías, todas nuestras cargas ante El diciendo "Mira Señor que solo no puedo, sin ti no soy nada, no puedo hacer nada, porque Tu eres mi roca y el que levanta mi cabeza... Aleluya.-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA PARA HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 23

Jesús acusa a escribas y fariseos  - (Mr. 12. 38-40; Lc. 11. 37-54; 20. 45-47)

Mat.23:1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 
Mat.23:2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. 
Mat.23:3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 
Mat.23:4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 
Mat.23:5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 
Mat.23:6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 
Mat.23:7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. 
Mat.23:8 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. 
Mat.23:9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 
Mat.23:10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 
Mat.23:11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
Mat.23:12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.


Balaam bendice a Israel 

Num.22:41 El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo. 

Capítulo 23

Num.23:1 Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 
Num.23:2 Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. 
Num.23:3 Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto. 
Num.23:4 Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. 
Num.23:5 Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 
Num.23:6 Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. 
Num.23:7 Y él tomó su parábola, y dijo: 
De Aram me trajo Balac, 
Rey de Moab, de los montes del oriente; 
Ven, maldíceme a Jacob, 
Y ven, execra a Israel. 
Num.23:8 ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? 
¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? 
Num.23:9 Porque de la cumbre de las peñas lo veré, 
Y desde los collados lo miraré; 
He aquí un pueblo que habitará confiado, 
Y no será contado entre las naciones. 
Num.23:10 ¿Quién contará el polvo de Jacob, 
O el número de la cuarta parte de Israel? 
Muera yo la muerte de los rectos, 
Y mi postrimería sea como la suya. 
Num.23:11 Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. 
Num.23:12 El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca? 
Num.23:13 Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. 
Num.23:14 Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 
Num.23:15 Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. 
Num.23:16 Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 
Num.23:17 Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? 
Num.23:18 Entonces él tomó su parábola, y dijo: 
Balac, levántate y oye; 
Escucha mis palabras, hijo de Zipor: 
Num.23:19 Dios no es hombre, para que mienta, 
Ni hijo de hombre para que se arrepienta. 
El dijo, ¿y no hará? 
Habló, ¿y no lo ejecutará? 
Num.23:20 He aquí, he recibido orden de bendecir; 
El dio bendición, y no podré revocarla. 
Num.23:21 No ha notado iniquidad en Jacob, 
Ni ha visto perversidad en Israel. 
Jehová su Dios está con él, 
Y júbilo de rey en él. 
Num.23:22 Dios los ha sacado de Egipto; 
Tiene fuerzas como de búfalo. 
Num.23:23 Porque contra Jacob no hay agüero, 
Ni adivinación contra Israel. 
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: 
¡Lo que ha hecho Dios! 
Num.23:24 He aquí el pueblo que como león se levantará, 
Y como león se erguirá; 
No se echará hasta que devore la presa, 
Y beba la sangre de los muertos. 
Num.23:25 Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. 
Num.23:26 Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer? 


El cortejo de bodas

Cant.3:6 ¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, 
            Sahumada de mirra y de incienso 
            Y de todo polvo aromático? 
Cant.3:7 He aquí es la litera de Salomón; 
            Sesenta valientes la rodean, 
            De los fuertes de Israel. 
Cant.3:8 Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra;
            Cada uno su espada sobre su muslo, 
            Por los temores de la noche. 
Cant.3:9 El rey Salomón se hizo una carroza 
            De madera del Líbano. 
Cant.3:10 Hizo sus columnas de plata, 
            Su respaldo de oro, 
            Su asiento de grana, 
            Su interior recamado de amor 
            Por las doncellas de Jerusalén. 
Cant.3:11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón 
            Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, 
            Y el día del gozo de su corazón.

Capítulo 4

El esposo alaba a la esposa 

Cant.4:1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; 
            Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; 
            Tus cabellos como manada de cabras 
            Que se recuestan en las laderas de Galaad. 
Cant.4:2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, 
            Que suben del lavadero, 
            Todas con crías gemelas, 
            Y ninguna entre ellas estéril. 
Cant.4:3 Tus labios como hilo de grana, 
            Y tu habla hermosa; 
            Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo. 
Cant.4:4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; 
            Mil escudos están colgados en ella, 
            Todos escudos de valientes. 
Cant.4:5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela, 
            Que se apacientan entre lirios. 
Cant.4:6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras, 
            Me iré al monte de la mirra, 
            Y al collado del incienso. 
Cant.4:7 Toda tú eres hermosa, amiga mía, 
            Y en ti no hay mancha. 
Cant.4:8 Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; 
            Ven conmigo desde el Líbano. 
            Mira desde la cumbre de Amana, 
            Desde la cumbre de Senir y de Hermón, 
            Desde las guaridas de los leones, 
            Desde los montes de los leopardos. 
Cant.4:9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; 
            Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, 
            Con una gargantilla de tu cuello. 
Cant.4:10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! 
            ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, 
            Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!
Cant.4:11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; 
            Miel y leche hay debajo de tu lengua; 
            Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano. 
Cant.4:12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; 
            Fuente cerrada, fuente sellada. 
Cant.4:13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, 
            De flores de alheña y nardos; 
Cant.4:14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela, 
            Con todos los árboles de incienso; 
            Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas. 
Cant.4:15 Fuente de huertos, 
            Pozo de aguas vivas, 
            Que corren del Líbano. 
Cant.4:16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro; 
            Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. 
            Venga mi amado a su huerto, 
Y coma de su dulce fruta. 

Capítulo 5

Cant.5:1 Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; 
            He recogido mi mirra y mis aromas; 
            He comido mi panal y mi miel, 
            Mi vino y mi leche he bebido. 

            Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.  

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