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“Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán... a tus moradas”. (Salmo 43:3).-

Guía estelar

 Por más lejos que esté de tierra o de cualquier señal reconocible, el navegante puede hallar su ruta con toda seguridad, tanto por mar como por aire, con tal de que tenga la compañía de las estrellas. También tiene otros medios para determinar su posición, pero estos están sujetos a fallas. Aun sin instrumentos, el que está realmente familiarizado con las estrellas terminará encontrando su ruta. En el dominio espiritual, ocurre que la dirección que procede de fuente humana está sujeta a errores. ¡Cuán tranquilizador es poder volverse hacia Aquel que quiere trazar nuestra ruta y guiarnos en este mundo! ¡Jesús nunca falla! Se dice que el presidente Lincoln confesó que a menudo se sintió impulsado a ponerse de rodillas, porque de ninguna otra forma podía hallar ayuda y las adecuadas directivas.  En nuestros tiempos de tensión e inquietud, los que han aprendido a mirar hacia “la Estrella resplandeciente de la mañana” están seguros de llegar a buen puerto.
 Hombres con amplio conocimiento de matemáticas y de principios astronómicos han ideado un instrumento llamado sextante. Para usarlo, sólo hace falta saber algo de aritmética y seguir unas pocas reglas. Por supuesto, cuanto más conocimientos tiene el navegante, tanto más comprensible y fácil le resulta el uso del instrumento.  Algo parecido ocurre con las cosas espirituales. Santos hombres de antaño, “inspirados por el Espíritu Santo”, escribieron las Sagradas Escrituras que guían al que busca obedecer la voluntad divina. Cuanto más un creyente espiritual se compenetra de las cosas de Dios, tanto más maravillosas e inteligibles llegan a ser para él. Pero un simple hijo de Dios hallará su ruta hacia el hogar celestial tan seguramente como el más sabio, clamando: “Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán... a tus moradas”. (Salmo 43:3).-
 En los años 70', un grupo de destructores de los EE.UU. navegaban por el Pacífico. A causa de un error de navegación, el buque insignia encalló sobre unas rocas y media docena de los que le seguían corrieron la misma suerte. ¿Por qué?: Los demás buques se fiaban en la conducción del guía. Nadie había buscado determinar la posición y la ruta independientemente y todos fueron conducidos hacia el peligro por depender de un guía que estaba en el error. No habría ocurrido si se hubiesen guiado por las estrellas. Por ello la Palabra de Dios nos advierte que no es juicioso “apoyarnos en nuestra propia prudencia”. Como para los destructores que seguían al guía equivocado, “hay camino que parece derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 16:25). Por eso levantemos los ojos hacia arriba para que nos sea revelada nuestra verdadera posición: nuestra relación con Dios y con la vida misma. Habiendo reconocido nuestro estado pecaminoso, cambiemos de dirección confiando en el Salvador, el Guía que nos conducirá a puerto seguro.
 Hubo un tiempo en que la astronomía era considerada como una ocupación para intelectuales, poco práctica pero fascinante. Hoy en día, ha venido a ser una ciencia muy práctica. Ocurre lo mismo con la fe. Ridiculizada por los incrédulos como poco práctica e inútil, la fe en Jesús, sin embargo, ha demostrado ser de lo más eficaz para la vida diaria e insustituible para alcanzar la vida eterna. ¡Qué podamos ser bastante juiciosos para poner el rumbo de nuestra existencia de acuerdo con las instrucciones de navegación que nos da el Creador de las estrellas!
 “Escudriñarme, oh Dios… y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno”. (Salmo 139:23-24).-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo




LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-


Capítulo 9

Jesús sana a un paralítico - (Mr. 2. 1-12; Lc. 5. 17-26)

Mat.9:1 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
Mat.9:2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
Mat.9:3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
Mat.9:4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
Mat.9:5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
Mat.9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
Mat.9:7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
Mat.9:8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.

Llamamiento de Mateo - ( Mr. 2. 13-17; Lc. 5. 27-32)

Mat.9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
Mat.9:10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Mat.9:11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Mat.9:12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
Mat.9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

La pregunta sobre el ayuno - (Mr. 2. 18-22; Lc. 5. 33-39)

Mat.9:14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
Mat.9:15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Mat.9:16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
Mat.9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.


Capítulo 3

Ofrendas de paz  

Lev.3:1 Si su ofrenda fuere sacrificio de paz, si hubiere de ofrecerla de ganado vacuno, sea macho o hembra, sin defecto la ofrecerá delante de Jehová.
Lev.3:2 Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y la degollará a la puerta del tabernáculo de reunión; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.3:3 Luego ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,  
Lev.3:4 y los dos riñones y la grosura que está sobre ellos, y sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de los intestinos que está sobre el hígado.  
Lev.3:5 Y los hijos de Aarón harán arder esto en el altar, sobre el holocausto que estará sobre la leña que habrá encima del fuego; es ofrenda de olor grato para Jehová.  
Lev.3:6 Mas si de ovejas fuere su ofrenda para sacrificio de paz a Jehová, sea macho o hembra, la ofrecerá sin defecto.  
Lev.3:7 Si ofreciere cordero por su ofrenda, lo ofrecerá delante de Jehová.  
Lev.3:8 Pondrá su mano sobre la cabeza de su ofrenda, y después la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.3:9 Y del sacrificio de paz ofrecerá por ofrenda encendida a Jehová la grosura, la cola entera, la cual quitará a raíz del espinazo, la grosura que cubre todos los intestinos, y toda la que está sobre las entrañas.  
Lev.3:10 Asimismo los dos riñones y la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado.  
Lev.3:11 Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda encendida para Jehová.  
Lev.3:12 Si fuere cabra su ofrenda, la ofrecerá delante de Jehová.  
Lev.3:13 Pondrá su mano sobre la cabeza de ella, y la degollará delante del tabernáculo de reunión; y los hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.  
Lev.3:14 Después ofrecerá de ella su ofrenda encendida a Jehová; la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,  
Lev.3:15 los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado.  
Lev.3:16 Y el sacerdote hará arder esto sobre el altar; vianda es de ofrenda que se quema en olor grato a Jehová; toda la grosura es de Jehová.  
Lev.3:17 Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.  

Capítulo 4

Ofrendas por el pecado  

Lev.4:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:  
Lev.4:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas;  
Lev.4:3 si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación.  
Lev.4:4 Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová.  
Lev.4:5 Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión;  
Lev.4:6 y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario.  
Lev.4:7 Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová; y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión.  
Lev.4:8 Y tomará del becerro para la expiación toda su grosura, la que cubre los intestinos, y la que está sobre las entrañas,  
Lev.4:9 los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado,  
Lev.4:10 de la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar del holocausto.  
Lev.4:11 Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol,  
Lev.4:12 en fin, todo el becerro sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; en donde se echan las cenizas será quemado.  
Lev.4:13 Si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo, y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables;  
Lev.4:14 luego que llegue a ser conocido el pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por expiación, y lo traerán delante del tabernáculo de reunión.  
Lev.4:15 Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová, y en presencia de Jehová degollarán aquel becerro.  
Lev.4:16 Y el sacerdote ungido meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de reunión,  
Lev.4:17 y mojará el sacerdote su dedo en la misma sangre, y rociará siete veces delante de Jehová hacia el velo.  
Lev.4:18 Y de aquella sangre pondrá sobre los cuernos del altar que está delante de Jehová en el tabernáculo de reunión, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión.  
Lev.4:19 Y le quitará toda la grosura y la hará arder sobre el altar.  
Lev.4:20 Y hará de aquel becerro como hizo con el becerro de la expiación; lo mismo hará de él; así hará el sacerdote expiación por ellos, y obtendrán perdón.  
Lev.4:21 Y sacará el becerro fuera del campamento, y lo quemará como quemó el primer becerro; expiación es por la congregación.  
Lev.4:22 Cuando pecare un jefe, e hiciere por yerro algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su Dios sobre cosas que no se han de hacer, y pecare;  
Lev.4:23 luego que conociere su pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío sin defecto.  
Lev.4:24 Y pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Jehová; es expiación.  
Lev.4:25 Y con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto,  
Lev.4:26 y quemará toda su grosura sobre el altar, como la grosura del sacrificio de paz; así el sacerdote hará por él la expiación de su pecado, y tendrá perdón.  
Lev.4:27 Si alguna persona del pueblo pecare por yerro, haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer, y delinquiere;  
Lev.4:28 luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra, una cabra sin defecto, por su pecado que cometió.  
Lev.4:29 Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación, y la degollará en el lugar del holocausto.  
Lev.4:30 Luego con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.  
Lev.4:31 Y le quitará toda su grosura, de la manera que fue quitada la grosura del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar en olor grato a Jehová; así hará el sacerdote expiación por él, y será perdonado.  
Lev.4:32 Y si por su ofrenda por el pecado trajere cordero, hembra sin defecto traerá.  
Lev.4:33 Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de expiación, y la degollará por expiación en el lugar donde se degüella el holocausto.  
Lev.4:34 Después con su dedo el sacerdote tomará de la sangre de la expiación, y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto, y derramará el resto de la sangre al pie del altar.  
Lev.4:35 Y le quitará toda su grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio de paz, y el sacerdote la hará arder en el altar sobre la ofrenda encendida a Jehová; y le hará el sacerdote expiación de su pecado que habrá cometido, y será perdonado.  


Capítulo 20

Prov.20:1 El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora,  
Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.  
Prov.20:2 Como rugido de cachorro de león es el terror del rey;  
El que lo enfurece peca contra sí mismo.  
Prov.20:3 Honra es del hombre dejar la contienda;  
Mas todo insensato se envolverá en ella.  
Prov.20:4 El perezoso no ara a causa del invierno;  
Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.  
Prov.20:5 Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre;  
Mas el hombre entendido lo alcanzará.  
Prov.20:6 Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad,  
Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?  
Prov.20:7 Camina en su integridad el justo;  
Sus hijos son dichosos después de él.  
Prov.20:8 El rey que se sienta en el trono de juicio,  
Con su mirar disipa todo mal.  
Prov.20:9 ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón,  
Limpio estoy de mi pecado?  
Prov.20:10 Pesa falsa y medida falsa,  
Ambas cosas son abominación a Jehová.  
Prov.20:11 Aun el muchacho es conocido por sus hechos,  
Si su conducta fuere limpia y recta.  
Prov.20:12 El oído que oye, y el ojo que ve,  
Ambas cosas igualmente ha hecho Jehová.  
Prov.20:13 No ames el sueño, para que no te empobrezcas;  
Abre tus ojos, y te saciarás de pan.  
Prov.20:14 El que compra dice: Malo es, malo es;  
Mas cuando se aparta, se alaba.  
Prov.20:15 Hay oro y multitud de piedras preciosas;  
Mas los labios prudentes son joya preciosa.  
Prov.20:16 Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño,  
Y toma prenda del que sale fiador por los extraños.  
Prov.20:17 Sabroso es al hombre el pan de mentira;  
Pero después su boca será llena de cascajo.  
Prov.20:18 Los pensamientos con el consejo se ordenan;  
Y con dirección sabia se hace la guerra.  
Prov.20:19 El que anda en chismes descubre el secreto;  
No te entremetas, pues, con el suelto de lengua.  
Prov.20:20 Al que maldice a su padre o a su madre,  
Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.  
Prov.20:21 Los bienes que se adquieren de prisa al principio,
No serán al final bendecidos.  
Prov.20:22 No digas: Yo me vengaré;  
Espera a Jehová, y él te salvará.  
Prov.20:23 Abominación son a Jehová las pesas falsas,  
Y la balanza falsa no es buena.  
Prov.20:24 De Jehová son los pasos del hombre;  
¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?  
Prov.20:25 Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración,  
Y después de hacerlo, reflexionar.  
Prov.20:26 El rey sabio avienta a los impíos,  
Y sobre ellos hace rodar la rueda.  
Prov.20:27 Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,  
La cual escudriña lo más profundo del corazón.  
Prov.20:28 Misericordia y verdad guardan al rey,  
Y con clemencia se sustenta su trono.  
Prov.20:29 La gloria de los jóvenes es su fuerza,  
Y la hermosura de los ancianos es su vejez.  
Prov.20:30 Los azotes que hieren son medicina para el malo,  
Y el castigo purifica el corazón.

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