“Manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio…, celos, iras, contiendas, disensiones…, envidias…, borracheras y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
(Gálatas 5:19-21).-
¿Heredará usted el reino de Dios?
Pido disculpas por hacer esta pregunta, solemne y con todo respeto.- Me gustaría que tomemos un lápiz y de la lista de las obras de la carne mencionadas más arriba comencemos a tachar todas las que no nos conciernen y de las cuales nunca hayamos sido culpables. Francamente… ¿no está sorprendido Ud. de las pocas palabras que ha podido tachar y de todos los pecados acusadores que permanecen ahí, negro sobre blanco, como permanecen ante Dios en la reseña de la vida nuestra que El tiene rigurosamente al día?
Y aunque quedara una sola palabra de esa sombría lista: la ira, por ejemplo, o la envidia, sentimientos a los cuales muy pocos escapan, la conclusión se aplica a usted: no heredará el reino de Dios.
“Bien —dirá usted a modo de consolación— en estas condiciones, nunca nadie entrará en él cielo”. Es verdad, nadie entrará en el cielo sobre la base de lo que ha hecho. El acceso al reino de Dios es posible con una sola condición que la Escritura nos hace conocer: el nuevo nacimiento. “El que no naciere de nuevo —dijo el Señor Jesús— no puede ver el reino de Dios”. Se entra en la familia de Dios exactamente como en una familia terrestre: por medio del nacimiento. El que cree, recibe la vida divina; Dios llega a ser su Padre y los creyentes, sus hermanos.
Prosigamos con esta analogía: en un país de monarquía hereditaria, ni las cualidades, ni los esfuerzos de un súbdito le darán derecho al trono. Pero si nace un pequeño príncipe en la familia real, sin ningún mérito alguno, ese bebe tiene derecho a heredar el reino. Si por la fe usted es hijo de Dios, por ese mismo derecho es heredero del reino de Dios.
(Gálatas 5:19-21).-
¿Heredará usted el reino de Dios?
Pido disculpas por hacer esta pregunta, solemne y con todo respeto.- Me gustaría que tomemos un lápiz y de la lista de las obras de la carne mencionadas más arriba comencemos a tachar todas las que no nos conciernen y de las cuales nunca hayamos sido culpables. Francamente… ¿no está sorprendido Ud. de las pocas palabras que ha podido tachar y de todos los pecados acusadores que permanecen ahí, negro sobre blanco, como permanecen ante Dios en la reseña de la vida nuestra que El tiene rigurosamente al día?
Y aunque quedara una sola palabra de esa sombría lista: la ira, por ejemplo, o la envidia, sentimientos a los cuales muy pocos escapan, la conclusión se aplica a usted: no heredará el reino de Dios.
“Bien —dirá usted a modo de consolación— en estas condiciones, nunca nadie entrará en él cielo”. Es verdad, nadie entrará en el cielo sobre la base de lo que ha hecho. El acceso al reino de Dios es posible con una sola condición que la Escritura nos hace conocer: el nuevo nacimiento. “El que no naciere de nuevo —dijo el Señor Jesús— no puede ver el reino de Dios”. Se entra en la familia de Dios exactamente como en una familia terrestre: por medio del nacimiento. El que cree, recibe la vida divina; Dios llega a ser su Padre y los creyentes, sus hermanos.
Prosigamos con esta analogía: en un país de monarquía hereditaria, ni las cualidades, ni los esfuerzos de un súbdito le darán derecho al trono. Pero si nace un pequeño príncipe en la familia real, sin ningún mérito alguno, ese bebe tiene derecho a heredar el reino. Si por la fe usted es hijo de Dios, por ese mismo derecho es heredero del reino de Dios.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
La fe de la mujer cananea - (Mr. 7. 24-30)
Mat.15:21 Saliendo Jesús de
allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
Mat.15:22 Y he aquí una mujer
cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de
David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un
demonio.
Mat.15:23 Pero Jesús no le
respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo:
Despídela, pues da voces tras nosotros.
Mat.15:24 El respondiendo,
dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Mat.15:25 Entonces ella vino y
se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
Mat.15:26 Respondiendo él,
dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
Mat.15:27 Y ella dijo: Sí,
Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus
amos.
Mat.15:28 Entonces respondiendo
Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija
fue sanada desde aquella hora.
Jesús sana a muchos
Mat.15:29 Pasó Jesús de allí y
vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.
Mat.15:30 Y se le acercó mucha
gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos
enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;
Mat.15:31 de manera que la
multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los
cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
Alimentación de los cuatro
mil - (Mr. 8. 1-10)
Mat.15:32 Y Jesús, llamando a
sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que
están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea
que desmayen en el camino.
Mat.15:33 Entonces sus
discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto,
para saciar a una multitud tan grande?
Mat.15:34 Jesús les dijo:
¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
Mat.15:35 Y mandó a la multitud
que se recostase en tierra.
Mat.15:36 Y tomando los siete
panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los
discípulos a la multitud.
Mat.15:37 Y comieron todos, y
se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.
Mat.15:38 Y eran los que habían
comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Mat.15:39 Entonces, despedida
la gente, entró en la barca, y vino a la región de Magdala.
Capítulo 26
Bendiciones de la
obediencia (Dt. 7.12-24; 28.1-14)
Lev.26:1 No haréis para
vosotros ídolos, ni escultura, ni os
levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para
inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
Lev.26:2 Guardad mis días de
reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová.
Lev.26:3 Si anduviereis en mis
decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra,
Lev.26:4 yo daré vuestra lluvia
en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su
fruto.
Lev.26:5 Vuestra trilla
alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis
vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra.
Lev.26:6 Y yo daré paz en la
tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra
tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.
Lev.26:7 Y perseguiréis a
vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros.
Lev.26:8 Cinco de vosotros
perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros
enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros.
Lev.26:9 Porque yo me volveré a
vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con
vosotros.
Lev.26:10 Comeréis lo añejo de
mucho tiempo, y pondréis fuera lo añejo para guardar lo nuevo.
Lev.26:11 Y pondré mi morada en
medio de vosotros, y mi alma no os abominará;
Lev.26:12 y andaré entre
vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
Lev.26:13 Yo Jehová vuestro
Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y
rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro
erguido.
Consecuencias de la
desobediencia (Dt. 28.15-68)
Lev.26:14 Pero si no me
oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos,
Lev.26:15 y si desdeñareis mis decretos,
y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis
mandamientos, e invalidando mi pacto,
Lev.26:16 yo también haré con
vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que
consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla,
porque vuestros enemigos la comerán.
Lev.26:17 Pondré mi rostro
contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os
aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os
persiga.
Lev.26:18 Y si aun con estas
cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros
pecados.
Lev.26:19 Y quebrantaré la
soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra
como bronce.
Lev.26:20 Vuestra fuerza se
consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de
la tierra no darán su fruto.
Lev.26:21 Si anduviereis
conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete
veces más plagas según vuestros pecados.
Lev.26:22 Enviaré también
contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan
vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean
desiertos.
Lev.26:23 Y si con estas cosas
no fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición,
Lev.26:24 yo también procederé
en contra de vosotros, y os heriré aún siete veces por vuestros pecados.
Lev.26:25 Traeré sobre vosotros
espada vengadora, en vindicación del pacto; y si buscareis refugio en vuestras
ciudades, yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano
del enemigo.
Lev.26:26 Cuando yo os
quebrante el sustento del pan, cocerán diez mujeres vuestro pan en un horno, y
os devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os saciaréis.
Lev.26:27 Si aun con esto no me
oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición,
Lev.26:28 yo procederé en
contra de vosotros con ira, y os catigaré aún siete veces por vuestros
pecados.
Lev.26:29 Y comeréis la carne
de vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas.
Lev.26:30 Destruiré vuestros
lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos
sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará.
Lev.26:31 Haré desiertas
vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de
vuestro suave perfume.
Lev.26:32 Asolaré también la
tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren;
Lev.26:33 y a vosotros os
esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y
vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.
Lev.26:34 Entonces la tierra
gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros
estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y
gozará sus días de reposo.
Lev.26:35 Todo el tiempo que
esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando
habitabais en ella.
Lev.26:36 Y a los que queden de
vosotros infundiré en sus corazones tal cobardía, en la tierra de sus enemigos,
que el sonido de una hoja que se mueva los perseguirá, y huirán como ante la
espada, y caerán sin que nadie los persiga.
Lev.26:37 Tropezarán los unos
con los otros como si huyeran ante la espada, aunque nadie los persiga; y no
podréis resistir delante de vuestros enemigos.
Lev.26:38 Y pereceréis entre
las naciones, y la tierra de vuestros enemigos os consumirá.
Lev.26:39 Y los que queden de
vosotros decaerán en las tierras de vuestros enemigos por su iniquidad; y por
la iniquidad de sus padres decaerán con ellos.
Lev.26:40 Y confesarán su
iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que
prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición,
Lev.26:41 yo también habré
andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus
enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su
pecado.
Lev.26:42 Entonces yo me
acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de
mi pacto con Abraham me acordaré, y haré
memoria de la tierra.
Lev.26:43 Pero la tierra será
abandonada por ellos, y gozará sus días de reposo, estando desierta a causa de
ellos; y entonces se someterán al castigo de sus iniquidades; por cuanto
menospreciaron mis ordenanzas, y su alma tuvo fastidio de mis estatutos.
Lev.26:44 Y aun con todo esto,
estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré
para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo Jehová soy su Dios.
Lev.26:45 Antes me acordaré de
ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos
de las naciones, para ser su Dios. Yo Jehová.
Lev.26:46 Estos son los
estatutos, ordenanzas y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de
Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés.
Capítulo 27
Cosas consagradas a Dios
Lev.27:1 Habló Jehová a Moisés,
diciendo:
Lev.27:2 Habla a los hijos de
Israel y diles: Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la
estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así:
Lev.27:3 En cuanto al varón de
veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el
siclo del santuario.
Lev.27:4 Y si fuere mujer, la
estimarás en treinta siclos.
Lev.27:5 Y si fuere de cinco
años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez
siclos.
Lev.27:6 Y si fuere de un mes
hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la
mujer en tres siclos de plata.
Lev.27:7 Mas si fuere de
sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en
diez siclos.
Lev.27:8 Pero si fuere muy
pobre para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien
fijará el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará
precio el sacerdote.
Lev.27:9 Y si fuere animal de
los que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová
será santo.
Lev.27:10 No será cambiado ni
trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por
otro, él y el dado en cambio de él serán sagrados.
Lev.27:11 Si fuere algún animal
inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehová, entonces el animal será puesto
delante del sacerdote,
Lev.27:12 y el sacerdote lo valorará,
sea bueno o sea malo; conforme a la estimación del sacerdote, así será.
Lev.27:13 Y si lo quisiere
rescatar, añadirá sobre tu valuación la quinta parte.
Lev.27:14 Cuando alguno
dedicare su casa consagrándola a Jehová, la valorará el sacerdote, sea buena o
sea mala; según la valorare el sacerdote, así quedará.
Lev.27:15 Mas si el que dedicó
su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de
ella, y será suya.
Lev.27:16 Si alguno dedicare de
la tierra de su posesión a Jehová, tu estimación será conforme a su siembra; un
homer de siembra de cebada se valorará
en cincuenta siclos de plata.
Lev.27:17 Y si dedicare su
tierra desde el año del jubileo, conforme a tu estimación quedará.
Lev.27:18 Mas si después del jubileo
dedicare su tierra, entonces el sacerdote hará la cuenta del dinero conforme a
los años que quedaren hasta el año del jubileo, y se rebajará de tu
estimación.
Lev.27:19 Y si el que dedicó la
tierra quisiere redimirla, añadirá a tu estimación la quinta parte del precio
de ella, y se le quedará para él.
Lev.27:20 Mas si él no
rescatare la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la rescatará más;
Lev.27:21 sino que cuando
saliere en el jubileo, la tierra será santa para Jehová, como tierra consagrada;
la posesión de ella será del sacerdote.
Lev.27:22 Y si dedicare alguno
a Jehová la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia,
Lev.27:23 entonces el sacerdote
calculará con él la suma de tu estimación hasta el año del jubileo, y aquel día
dará tu precio señalado, cosa consagrada a Jehová.
Lev.27:24 En el año del
jubileo, volverá la tierra a aquél de quien él la compró, cuya es la herencia
de la tierra.
Lev.27:25 Y todo lo que
valorares será conforme al siclo del
santuario; el siclo tiene veinte geras.
Lev.27:26 Pero el primogénito
de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará; sea
buey u oveja, de Jehová es.
Lev.27:27 Mas si fuere de los
animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre
ella la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a
tu estimación.
Lev.27:28 Pero no se venderá ni
se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de
todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión,
todo lo consagrado será cosa santísima
para Jehová.
Lev.27:29 Ninguna persona
separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser
muerta.
Lev.27:30 Y el diezmo de la
tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de
Jehová es; es cosa dedicada a Jehová.
Lev.27:31 Y si alguno quisiere
rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.
Lev.27:32 Y todo diezmo de
vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado
a Jehová.
Lev.27:33 No mirará si es bueno
o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio
serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados.
Lev.27:34 Estos son los mandamientos
que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.
La experiencia del
Predicador
Ecl.1:12 Yo el Predicador fui
rey sobre Israel en Jerusalén.
Ecl.1:13 Y di mi corazón a
inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo;
este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en
él.
Ecl.1:14 Miré todas las obras
que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de
espíritu.
Ecl.1:15 Lo torcido no se puede
enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
Ecl.1:16 Hablé yo en mi
corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría
sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido
mucha sabiduría y ciencia.
Ecl.1:17 Y dediqué mi corazón a
conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí
que aun esto era aflicción de espíritu.
Ecl.1:18 Porque en la mucha
sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
Capítulo 2
Ecl.2:1 Dije yo en mi corazón:
Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto
también era vanidad.
Ecl.2:2 A la risa dije:
Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?
Ecl.2:3 Propuse en mi corazón
agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con
retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los
hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su
vida.
Ecl.2:4 Engrandecí mis obras,
edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;
Ecl.2:5 me hice huertos y
jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.
Ecl.2:6 Me hice estanques de
aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.
Ecl.2:7 Compré siervos y
siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas
y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
Ecl.2:8 Me amontoné también
plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores
y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de
instrumentos de música.
Ecl.2:9 Y fui engrandecido y
aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto,
conservé conmigo mi sabiduría.
Ecl.2:10 No negué a mis ojos
ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi
corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.
Ecl.2:11 Miré yo luego todas
las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he
aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del
sol.
Ecl.2:12 Después volví yo a
mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá
hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.
Ecl.2:13 Y he visto que la
sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.
Ecl.2:14 El sabio tiene sus
ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que
un mismo suceso acontecerá al uno como al otro.
Ecl.2:15 Entonces dije yo en mi
corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he
trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también
esto era vanidad.
Ecl.2:16 Porque ni del sabio ni
del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será
olvidado, y también morirá el sabio como el necio.
Ecl.2:17 Aborrecí, por tanto,
la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por
cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.
Ecl.2:18 Asimismo aborrecí todo
mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que
vendrá después de mí.
Ecl.2:19 Y ¿quién sabe si será
sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en
que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad.
Ecl.2:20 Volvió, por tanto, a
desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que
había ocupado debajo del sol mi sabiduría.
Ecl.2:21 ¡Que el hombre trabaje
con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a
hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande.
Ecl.2:22 Porque ¿qué tiene el
hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo
del sol?
Ecl.2:23 Porque todos sus días
no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no
reposa. Esto también es vanidad.
Ecl.2:24 No hay cosa mejor para
el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También
he visto que esto es de la mano de Dios.
Ecl.2:25 Porque ¿quién comerá,
y quién se cuidará, mejor que yo?
Ecl.2:26 Porque al hombre que
le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo
de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es
vanidad y aflicción de espíritu.
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