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“Manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio…, celos, iras, contiendas, disensiones…, envidias…, borracheras y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
(Gálatas 5:19-21).-

¿Heredará usted el reino de Dios?

 Pido disculpas por hacer esta pregunta, solemne y con todo respeto.- Me gustaría que tomemos un lápiz y de la lista de las obras de la carne mencionadas más arriba comencemos a tachar todas las que no nos conciernen y de las cuales nunca hayamos sido culpables. Francamente… ¿no está sorprendido Ud. de las pocas palabras que ha podido tachar y de todos los pecados acusadores que permanecen ahí, negro sobre blanco, como permanecen ante Dios en la reseña de la vida nuestra que El tiene rigurosamente al día?
 Y aunque quedara una sola palabra de esa sombría lista: la ira, por ejemplo, o la envidia, sentimientos a los cuales muy pocos escapan, la conclusión se aplica a usted: no heredará el reino de Dios.
 “Bien —dirá usted a modo de consolación— en estas condiciones, nunca nadie entrará en él cielo”. Es verdad, nadie entrará en el cielo sobre la base de lo que ha hecho. El acceso al reino de Dios es posible con una sola condición que la Escritura nos hace conocer: el nuevo nacimiento. “El que no naciere de nuevo —dijo el Señor Jesús— no puede ver el reino de Dios”. Se entra en la familia de Dios exactamente como en una familia terrestre: por medio del nacimiento. El que cree, recibe la vida divina; Dios llega a ser su Padre y los creyentes, sus hermanos.
 Prosigamos con esta analogía: en un país de monarquía hereditaria, ni las cualidades, ni los esfuerzos de un súbdito le darán derecho al trono. Pero si nace un pequeño príncipe en la familia real, sin ningún mérito alguno, ese bebe tiene derecho a heredar el reino. Si por la fe usted es hijo de Dios, por ese mismo derecho es heredero del reino de Dios.

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo



           

LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

La fe de la mujer cananea  - (Mr. 7. 24-30) 

Mat.15:21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 
Mat.15:22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 
Mat.15:23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 
Mat.15:24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Mat.15:25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 
Mat.15:26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
Mat.15:27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 
Mat.15:28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. 



Jesús sana a muchos 

Mat.15:29 Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. 
Mat.15:30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; 
Mat.15:31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. 

Alimentación de los cuatro mil  - (Mr. 8. 1-10)

Mat.15:32 Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino. 
Mat.15:33 Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande? 
Mat.15:34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 
Mat.15:35 Y mandó a la multitud que se recostase en tierra. 
Mat.15:36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. 
Mat.15:37 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.
Mat.15:38 Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 
Mat.15:39 Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la región de Magdala.


Capítulo 26

Bendiciones de la obediencia    (Dt. 7.12-24; 28.1-14) 

Lev.26:1 No haréis para vosotros ídolos, ni escultura,  ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios. 
Lev.26:2 Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová. 
Lev.26:3 Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, 
Lev.26:4 yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto. 
Lev.26:5 Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra. 
Lev.26:6 Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país. 
Lev.26:7 Y perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros. 
Lev.26:8 Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros. 
Lev.26:9 Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros. 
Lev.26:10 Comeréis lo añejo de mucho tiempo, y pondréis fuera lo añejo para guardar lo nuevo. 
Lev.26:11 Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; 
Lev.26:12 y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 
Lev.26:13 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido. 

Consecuencias de la desobediencia    (Dt. 28.15-68) 

Lev.26:14 Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, 
Lev.26:15 y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, 
Lev.26:16 yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán. 
Lev.26:17 Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga. 
Lev.26:18 Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. 
Lev.26:19 Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce. 
Lev.26:20 Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de la tierra no darán su fruto. 
Lev.26:21 Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados. 
Lev.26:22 Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos. 
Lev.26:23 Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición, 
Lev.26:24 yo también procederé en contra de vosotros, y os heriré aún siete veces por vuestros pecados. 
Lev.26:25 Traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y si buscareis refugio en vuestras ciudades, yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo. 
Lev.26:26 Cuando yo os quebrante el sustento del pan, cocerán diez mujeres vuestro pan en un horno, y os devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os saciaréis. 
Lev.26:27 Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición, 
Lev.26:28 yo procederé en contra de vosotros con ira, y os catigaré aún siete veces por vuestros pecados. 
Lev.26:29 Y comeréis la carne de vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas.
Lev.26:30 Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará. 
Lev.26:31 Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume. 
Lev.26:32 Asolaré también la tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren; 
Lev.26:33 y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades. 
Lev.26:34 Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo. 
Lev.26:35 Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella. 
Lev.26:36 Y a los que queden de vosotros infundiré en sus corazones tal cobardía, en la tierra de sus enemigos, que el sonido de una hoja que se mueva los perseguirá, y huirán como ante la espada, y caerán sin que nadie los persiga. 
Lev.26:37 Tropezarán los unos con los otros como si huyeran ante la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir delante de vuestros enemigos. 
Lev.26:38 Y pereceréis entre las naciones, y la tierra de vuestros enemigos os consumirá. 
Lev.26:39 Y los que queden de vosotros decaerán en las tierras de vuestros enemigos por su iniquidad; y por la iniquidad de sus padres decaerán con ellos. 
Lev.26:40 Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición, 
Lev.26:41 yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado. 
Lev.26:42 Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham  me acordaré, y haré memoria de la tierra. 
Lev.26:43 Pero la tierra será abandonada por ellos, y gozará sus días de reposo, estando desierta a causa de ellos; y entonces se someterán al castigo de sus iniquidades; por cuanto menospreciaron mis ordenanzas, y su alma tuvo fastidio de mis estatutos. 
Lev.26:44 Y aun con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo Jehová soy su Dios. 
Lev.26:45 Antes me acordaré de ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo Jehová. 
Lev.26:46 Estos son los estatutos, ordenanzas y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés. 

Capítulo 27

Cosas consagradas a Dios 

Lev.27:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 
Lev.27:2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así: 
Lev.27:3 En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. 
Lev.27:4 Y si fuere mujer, la estimarás en treinta siclos.
Lev.27:5 Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos. 
Lev.27:6 Y si fuere de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata.  
Lev.27:7 Mas si fuere de sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos. 
Lev.27:8 Pero si fuere muy pobre para pagar tu estimación, entonces será llevado ante el sacerdote, quien fijará el precio; conforme a la posibilidad del que hizo el voto, le fijará precio el sacerdote. 
Lev.27:9 Y si fuere animal de los que se ofrece ofrenda a Jehová, todo lo que de los tales se diere a Jehová será santo. 
Lev.27:10 No será cambiado ni trocado, bueno por malo, ni malo por bueno; y si se permutare un animal por otro, él y el dado en cambio de él serán sagrados. 
Lev.27:11 Si fuere algún animal inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehová, entonces el animal será puesto delante del sacerdote, 
Lev.27:12 y el sacerdote lo valorará, sea bueno o sea malo; conforme a la estimación del sacerdote, así será. 
Lev.27:13 Y si lo quisiere rescatar, añadirá sobre tu valuación la quinta parte. 
Lev.27:14 Cuando alguno dedicare su casa consagrándola a Jehová, la valorará el sacerdote, sea buena o sea mala; según la valorare el sacerdote, así quedará. 
Lev.27:15 Mas si el que dedicó su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella, y será suya. 
Lev.27:16 Si alguno dedicare de la tierra de su posesión a Jehová, tu estimación será conforme a su siembra; un homer  de siembra de cebada se valorará en cincuenta siclos de plata. 
Lev.27:17 Y si dedicare su tierra desde el año del jubileo, conforme a tu estimación quedará. 
Lev.27:18 Mas si después del jubileo dedicare su tierra, entonces el sacerdote hará la cuenta del dinero conforme a los años que quedaren hasta el año del jubileo, y se rebajará de tu estimación. 
Lev.27:19 Y si el que dedicó la tierra quisiere redimirla, añadirá a tu estimación la quinta parte del precio de ella, y se le quedará para él. 
Lev.27:20 Mas si él no rescatare la tierra, y la tierra se vendiere a otro, no la rescatará más; 
Lev.27:21 sino que cuando saliere en el jubileo, la tierra será santa para Jehová, como tierra consagrada; la posesión de ella será del sacerdote. 
Lev.27:22 Y si dedicare alguno a Jehová la tierra que él compró, que no era de la tierra de su herencia, 
Lev.27:23 entonces el sacerdote calculará con él la suma de tu estimación hasta el año del jubileo, y aquel día dará tu precio señalado, cosa consagrada a Jehová. 
Lev.27:24 En el año del jubileo, volverá la tierra a aquél de quien él la compró, cuya es la herencia de la tierra. 
Lev.27:25 Y todo lo que valorares será conforme al siclo  del santuario; el siclo tiene veinte geras. 
Lev.27:26 Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará; sea buey u oveja, de Jehová es. 
Lev.27:27 Mas si fuere de los animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre ella la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a tu estimación. 
Lev.27:28 Pero no se venderá ni se rescatará ninguna cosa consagrada, que alguno hubiere dedicado a Jehová; de todo lo que tuviere, de hombres y animales, y de las tierras de su posesión, todo lo consagrado  será cosa santísima para Jehová. 
Lev.27:29 Ninguna persona separada como anatema podrá ser rescatada; indefectiblemente ha de ser muerta. 
Lev.27:30 Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. 
Lev.27:31 Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. 
Lev.27:32 Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. 
Lev.27:33 No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. 
Lev.27:34 Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.


La experiencia del Predicador 

Ecl.1:12 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. 
Ecl.1:13 Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. 
Ecl.1:14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 
Ecl.1:15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
Ecl.1:16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. 
Ecl.1:17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. 
Ecl.1:18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor. 

Capítulo 2

Ecl.2:1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. 
Ecl.2:2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? 
Ecl.2:3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. 
Ecl.2:4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; 
Ecl.2:5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. 
Ecl.2:6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. 
Ecl.2:7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. 
Ecl.2:8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.
Ecl.2:9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 
Ecl.2:10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 
Ecl.2:11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. 
Ecl.2:12 Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. 
Ecl.2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. 
Ecl.2:14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. 
Ecl.2:15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. 
Ecl.2:16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. 
Ecl.2:17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. 
Ecl.2:18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. 
Ecl.2:19 Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad. 
Ecl.2:20 Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. 
Ecl.2:21 ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande. 
Ecl.2:22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? 
Ecl.2:23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. 
Ecl.2:24 No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. 
Ecl.2:25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo? 

Ecl.2:26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.

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