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"Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud." -- Salmo 110:3.

El Rey de Reyes y sus subditos

 "El Salmo es una especie de Salmo de coronación. Se le dice a Cristo que tome Su trono. "Siéntate a mi diestra." El cetro es colocado en Su mano. "Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder." Y luego se hace una pregunta: "¿Dónde está Su pueblo?" Pues un rey no sería rey sin sus súbditos. Aun el título más elevado de realeza no es sino algo vacío, si no hay súbditos que constituyan su plenitud. ¿Dónde, entonces, encontrará Cristo eso que será la plenitud de Él, que lo llena todo en todo? La gran ansiedad que tenemos no es acerca de si Cristo es rey o no; sabemos que lo es. Él es Señor de la creación y de la Providencia. Nuestra ansiedad es acerca de Sus súbditos. A menudo nos preguntamos: "oh, Señor, ¿dónde encontraremos a Tus súbditos?" Cuando hemos predicado a corazones endurecidos y hemos profetizado a huesos secos, nuestra incredulidad dice a veces: "¿dónde encontraremos hijos para Cristo? ¿Dónde encontraremos a las personas que van a constituir los súbditos de Su imperio?" Todos nuestros temores son apaciguados por este pasaje: "Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad, desde el seno de la aurora." Y por la segunda promesa: "Tienes tú el rocío de tu juventud." - Estos pensamientos son puestos aquí para mitigar las ansiedades del pueblo creyente de Dios y para permitirle que vea cómo Cristo será ciertamente rey y que nunca le faltará una multitud de súbditos. 
 En primer lugar, aquí hay una promesa relativa a Su pueblo. Y en segundo lugar, aquí hay una promesa relativa al propio Cristo. Que Él será un Cristo tan fuerte, tan lozano, tan nuevo y tan poderoso como lo ha sido siempre. (Seleccionado del Sermón Nº 74 de C.H. Spurgeon del año 1856).-
 Como le amaremos!!! Esos subditos entre los cuales queremos contarnos, quizá no hayamos sido los mejores, al contrario fuimos la resaca de la humanidad, lo vil del mundo, ah!, si Señor, tu sabes que no somos los mejores, pero también sabes que te amamos, que mientras mas reconocemos nuestras bajezas, nuestro amor hacia Ti aumenta, por que al que reconoce su deuda y sabe aproximadamente cual es el incalculable monto, cuanto mas reconozca, mas le amará, porque al que mucho se le perdona, mucho ama, y allí, librados de las ligaduras y limitaciones de la carne, "... entonces conoceré, como he sido conocido..." Que súbditos!!! los de mi Cristo, todos amándole entrañablemente, enamorados e incondicionalmente dispuestos para lo que sea, porque se lo hemos demostrado con cuerpos de barro, que es lo que no haríamos cuando no necesitemos dormir o comer, cuando no haya mas dolores de entrañas, músculos y huesos, con un cuerpo glorificado semejante al del Cordero que esta en El Trono que gobierna el universo... Oh! Si, Tu pueblo, si Señor tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente, sin que nadie le indique, sin que nadie le exhorte, sin que nadie le obligue, voluntariamente y de todo corazón, "...al que nos amó y nos compró con Su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para nuestro Dios..." Gloria por siempre a su santísimo Nombre, ante el cual se dobla toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, Amen y Amen.-

Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo





LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-

Capítulo 16

La demanda de una señal  - (Mr. 8. 11-13; Lc. 12. 54-56) 

Mat.16:1 Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. 
Mat.16:2 Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. 
Mat.16:3 Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! 
Mat.16:4 La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.

La levadura de los fariseos  - (Mr. 8. 14-21) 

Mat.16:5 Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. 
Mat.16:6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
Mat.16:7 Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. 
Mat.16:8 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? 
Mat.16:9 ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? 
Mat.16:10 ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? 
Mat.16:11 ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?
Mat.16:12 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. 

La confesión de Pedro  - (Mr. 8. 27-30; Lc. 9. 18-21)

Mat.16:13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 
Mat.16:14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Mat.16:15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Mat.16:16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Mat.16:17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 
Mat.16:18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 
Mat.16:19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Mat.16:20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. 

Jesús anuncia su muerte  - (Mr. 8. 31--9.1; Lc. 9. 22-27)

Mat.16:21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. 
Mat.16:22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 
Mat.16:23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Mat.16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
Mat.16:25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Mat.16:26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 
Mat.16:27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
Mat.16:28 De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.


Libro Cuarto de Moisés
NÚMEROS

Capítulo 1

Censo de Israel en Sinaí
 
Num.1:1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo: 
Num.1:2 Tomad el censo  de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas. 
Num.1:3 De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos. 
Num.1:4 Y estará con vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres. 
Num.1:5 Estos son los nombres de los varones que estarán con vosotros: De la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeur. 
Num.1:6 De Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. 
Num.1:7 De Judá, Naasón hijo de Aminadab. 
Num.1:8 De Isacar, Natanael hijo de Zuar. 
Num.1:9 De Zabulón, Eliab hijo de Helón. 
Num.1:10 De los hijos de José: de Efraín, Elisama hijo de Amiud; de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. 
Num.1:11 De Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. 
Num.1:12 De Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. 
Num.1:13 De Aser, Pagiel hijo de Ocrán. 
Num.1:14 De Gad, Eliasaf hijo de Deuel.
Num.1:15 De Neftalí, Ahira hijo de Enán. 
Num.1:16 Estos eran los nombrados de entre la congregación, príncipes de las tribus de sus padres, capitanes de los millares de Israel. 
Num.1:17 Tomaron, pues, Moisés y Aarón a estos varones que fueron designados por sus nombres, 
Num.1:18 y reunieron a toda la congregación en el día primero del mes segundo, y fueron agrupados por familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, de veinte años arriba. 
Num.1:19 Como Jehová lo había mandado a Moisés, los contó en el desierto de Sinaí. 
Num.1:20 De los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:21 los contados de la tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos. 
Num.1:22 De los hijos de Simeón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, fueron contados conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:23 los contados de la tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos. 
Num.1:24 De los hijos de Gad, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:25 los contados de la tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta. 
Num.1:26 De los hijos de Judá, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:27 los contados de la tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos. 
Num.1:28 De los hijos de Isacar, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:29 los contados de la tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. 
Num.1:30 De los hijos de Zabulón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de sus nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:31 los contados de la tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos. 
Num.1:32 De los hijos de José; de los hijos de Efraín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:33 los contados de la tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos. 
Num.1:34 Y de los hijos de Manasés, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:35 los contados de la tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.
Num.1:36 De los hijos de Benjamín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:37 los contados de la tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos. 
Num.1:38 De los hijos de Dan, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:39 los contados de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos. 
Num.1:40 De los hijos de Aser, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:41 los contados de la tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos. 
Num.1:42 De los hijos de Neftalí, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; 
Num.1:43 los contados de la tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos. 
Num.1:44 Estos fueron los contados, los cuales contaron Moisés y Aarón, con los príncipes de Israel, doce varones, uno por cada casa de sus padres. 
Num.1:45 Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel, 
Num.1:46 fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 

Nombramiento de los levitas 

Num.1:47 Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos; 
Num.1:48 porque habló Jehová a Moisés, diciendo: 
Num.1:49 Solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel, 
Num.1:50 sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo. 
Num.1:51 Y cuando el tabernáculo haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando el tabernáculo haya de detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá. 
Num.1:52 Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos; 
Num.1:53 pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre la congregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán la guarda del tabernáculo del testimonio. 
Num.1:54 E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés; así lo hicieron. 

Capítulo 2

Campamentos y jefes de las tribus 

Num.2:1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: 
Num.2:2 Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera, bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán. 
Num.2:3 Estos acamparán al oriente, al este: la bandera del campamento de Judá, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Judá, Naasón hijo de Aminadab. 
Num.2:4 Su cuerpo de ejército, con sus contados, setenta y cuatro mil seiscientos. 
Num.2:5 Junto a él acamparán los de la tribu de Isacar; y el jefe de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar. 
Num.2:6 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. 
Num.2:7 Y la tribu de Zabulón; y el jefe de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.
Num.2:8 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y siete mil cuatrocientos. 
Num.2:9 Todos los contados en el campamento de Judá, ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, por sus ejércitos, marcharán delante. 
Num.2:10 La bandera del campamento de Rubén estará al sur, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Rubén, Elisur hijo de Sedeur. 
Num.2:11 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y seis mil quinientos. 
Num.2:12 Acamparán junto a él los de la tribu de Simeón; y el jefe de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. 
Num.2:13 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y nueve mil trescientos. 
Num.2:14 Y la tribu de Gad; y el jefe de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Reuel. 
Num.2:15 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta. 
Num.2:16 Todos los contados en el campamento de Rubén, ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, por sus ejércitos, marcharán los segundos. 
Num.2:17 Luego irá el tabernáculo de reunión, con el campamento de los levitas, en medio de los campamentos en el orden en que acampan; así marchará cada uno junto a su bandera. 
Num.2:18 La bandera del campamento de Efraín por sus ejércitos, al occidente; y el jefe de los hijos de Efraín, Elisama hijo de Amiud. 
Num.2:19 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta mil quinientos. 
Num.2:20 Junto a él estará la tribu de Manasés; y el jefe de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. 
Num.2:21 Su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y dos mil doscientos. 
Num.2:22 Y la tribu de Benjamín; y el jefe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. 
Num.2:23 Y su cuerpo de ejército, con sus contados, treinta y cinco mil cuatrocientos. 
Num.2:24 Todos los contados en el campamento de Efraín, ciento ocho mil cien, por sus ejércitos, irán los terceros. 
Num.2:25 La bandera del campamento de Dan estará al norte, por sus ejércitos; y el jefe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai. 
Num.2:26 Su cuerpo de ejército, con sus contados, sesenta y dos mil setecientos. 
Num.2:27 Junto a él acamparán los de la tribu de Aser; y el jefe de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. 
Num.2:28 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cuarenta y un mil quinientos. 
Num.2:29 Y la tribu de Neftalí; y el jefe de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. 
Num.2:30 Su cuerpo de ejército, con sus contados, cincuenta y tres mil cuatrocientos. 
Num.2:31 Todos los contados en el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos tras sus banderas. 
Num.2:32 Estos son los contados de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 
Num.2:33 Mas los levitas no fueron contados entre los hijos de Israel, como Jehová lo mandó a Moisés. 
Num.2:34 E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus padres.


Capítulo 3

Todo tiene su tiempo 

Ecl.3:1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 
Ecl.3:2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 
Ecl.3:3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 
Ecl.3:4 tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 
Ecl.3:5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 
Ecl.3:6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 
Ecl.3:7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 
Ecl.3:8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 
Ecl.3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? 
Ecl.3:10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 
Ecl.3:11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. 
Ecl.3:12 Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 
Ecl.3:13 y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.  
Ecl.3:14 He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. 
Ecl.3:15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.  


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