“Daniel… dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros”. (Daniel 5:17).
“¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” (Santiago 4:4).-
El rey Ezequías y la visita fatal
Los mensajeros del rey de Babilonia vienen a Ezequías con presentes para felicitarle por su convalecencia. “Y se regocijó con ellos Ezequías” (Isaías 39:2). En lugar de cerrar prudentemente sus puertas, las abre muy grandes. Se puede ser capaz de rechazar los ataques del león y dejarse seducir por la serpiente. Dios habla a Ezequías por medio del profeta: “Qué dicen esos hombres y de dónde han venido a ti? ¿Qué han visto en tu casa? Preguntas cortantes a las que el rey no se puede sustraer. “Todo lo que hay en mi casa han visto”, responde él. La sentencia cae, abrumadora: “Será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa”: En su gracia Dios demorará la ejecución del juicio. La falta de Ezequías puede parecernos insignificante y el juicio severo, pero para Dios no hay pecado insignificante. Del mundo que crucificó a nuestro Señor no podemos aceptar ninguna alabanza ni pactar con él. Nuestro único deber es el de dar testimonio con fidelidad. La amistad del mundo es el más grande peligro que podamos correr. Ezequías sucumbió en esa prueba, pero el Dios de gracia no lo abandonó sino que lo restauró. Hasta en su muerte le dio un lugar honorífico, no ocupado por ninguno de los hijos de David” (2 Crónicas 32:33). ¡Qué Dios es el nuestro!. El da gracia y gloria y, si el hombre tuviera algo que ver con esto, sería para no merecer la primera ni alcanzar la segunda.
“¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” (Santiago 4:4).-
El rey Ezequías y la visita fatal
Los mensajeros del rey de Babilonia vienen a Ezequías con presentes para felicitarle por su convalecencia. “Y se regocijó con ellos Ezequías” (Isaías 39:2). En lugar de cerrar prudentemente sus puertas, las abre muy grandes. Se puede ser capaz de rechazar los ataques del león y dejarse seducir por la serpiente. Dios habla a Ezequías por medio del profeta: “Qué dicen esos hombres y de dónde han venido a ti? ¿Qué han visto en tu casa? Preguntas cortantes a las que el rey no se puede sustraer. “Todo lo que hay en mi casa han visto”, responde él. La sentencia cae, abrumadora: “Será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa”: En su gracia Dios demorará la ejecución del juicio. La falta de Ezequías puede parecernos insignificante y el juicio severo, pero para Dios no hay pecado insignificante. Del mundo que crucificó a nuestro Señor no podemos aceptar ninguna alabanza ni pactar con él. Nuestro único deber es el de dar testimonio con fidelidad. La amistad del mundo es el más grande peligro que podamos correr. Ezequías sucumbió en esa prueba, pero el Dios de gracia no lo abandonó sino que lo restauró. Hasta en su muerte le dio un lugar honorífico, no ocupado por ninguno de los hijos de David” (2 Crónicas 32:33). ¡Qué Dios es el nuestro!. El da gracia y gloria y, si el hombre tuviera algo que ver con esto, sería para no merecer la primera ni alcanzar la segunda.
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un año
Mat.26:26 Y mientras
comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y
dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Mat.26:27 Y tomando la
copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
Mat.26:28 porque esto
es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los
pecados.
Mat.26:29 Y os digo que
desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo
beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Jesús anuncia la
negación de Pedro - (Mr. 14. 26-31; Lc.
22. 31-34; Jn. 13. 36-38)
Mat.26:30 Y cuando
hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
Mat.26:31 Entonces
Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque
escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.
Mat.26:32 Pero después
que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
Mat.26:33 Respondiendo
Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
Mat.26:34 Jesús le
dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás
tres veces.
Mat.26:35 Pedro le
dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los
discípulos dijeron lo mismo.
Jesús ora en
Getsemaní - (Mr. 14. 32-42; Lc. 22.
39-46)
Mat.26:36 Entonces
llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus
discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
Mat.26:37 Y tomando a
Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en
gran manera.
Mat.26:38 Entonces
Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo.
Mat.26:39 Yendo un poco
adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Mat.26:40 Vino luego a
sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis
podido velar conmigo una hora?
Mat.26:41 Velad y orad,
para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero
la carne es débil.
Mat.26:42 Otra vez fue,
y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa
sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Mat.26:43 Vino otra vez
y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
Mat.26:44 Y dejándolos,
se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
Mat.26:45 Entonces vino
a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la
hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
Mat.26:46 Levantaos,
vamos; ved, se acerca el que me entrega.
Libro Quinto de Moisés
DEUTERONOMIO
Capítulo 1
Moisés recuerda a
Israel las promesas de Jehová en Horeb
Deut.1:1 Estas son las
palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto,
en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y
Dizahab.
Deut.1:2 Once jornadas
hay desde Horeb, camino del monte de Seir, hasta Cades-barnea.
Deut.1:3 Y aconteció
que a los cuarenta años, en el mes undécimo, el primero del mes, Moisés habló a
los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová le había mandado
acerca de ellos,
Deut.1:4 después que
derrotó a Sehón rey de los amorreos, el cual habitaba en Hesbón, y a Og rey de
Basán que habitaba en Astarot en
Edrei.
Deut.1:5 De este lado
del Jordán, en tierra de Moab, resolvió Moisés declarar esta ley,
diciendo:
Deut.1:6 Jehová nuestro
Dios nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este
monte.
Deut.1:7 Volveos e id
al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los
valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al
Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates.
Deut.1:8 Mirad, yo os
he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros
padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia
después de ellos.
Nombramiento de
jueces - (Ex.18.13-27)
Deut.1:9 En aquel
tiempo yo os hablé diciendo: Yo solo no puedo llevaros.
Deut.1:10 Jehová
vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí hoy vosotros sois como las estrellas
del cielo en multitud.
Deut.1:11 ¡Jehová Dios
de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga,
como os ha prometido!
Deut.1:12 ¿Cómo llevaré
yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y vuestros pleitos?
Deut.1:13 Dadme de
entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos,
para que yo los ponga por vuestros jefes.
Deut.1:14 Y me
respondisteis y dijisteis: Bueno es hacer lo que has dicho.
Deut.1:15 Y tomé a los
principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes
sobre vosotros, jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y
gobernadores de vuestras tribus.
Deut.1:16 Y entonces
mandé a vuestros jueces, diciendo: Oíd entre vuestros hermanos, y juzgad
justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero.
Deut.1:17 No hagáis
distinción de persona en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis; no
tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere
difícil, la traeréis a mí, y yo la oiré.
Deut.1:18 Os mandé,
pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer.
Misión de los doce
espías - (Num. 13.1-33)
Deut.1:19 Y salidos de
Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que habéis visto, por el
camino del monte del amorreo, como Jehová nuestro Dios nos lo mandó; y llegamos
hasta Cades- barnea.
Deut.1:20 Entonces os
dije: Habéis llegado al monte del amorreo, el cual Jehová nuestro Dios nos
da.
Deut.1:21 Mira, Jehová
tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el
Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.
Deut.1:22 Y vinisteis a
mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros que nos
reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan razón del camino por donde
hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar.
Deut.1:23 Y el dicho me
pareció bien; y tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada
tribu.
Deut.1:24 Y se
encaminaron, y subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol, y
reconocieron la tierra.
Deut.1:25 Y tomaron en
sus manos del fruto del país, y nos lo trajeron, y nos dieron cuenta, y
dijeron: Es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da.
Deut.1:26 Sin embargo,
no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro
Dios;
Deut.1:27 y
murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha
sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para
destruirnos.
Deut.1:28 ¿A dónde
subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este
pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas
hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac.
Deut.1:29 Entonces os
dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos.
Deut.1:30 Jehová
vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme
a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros
ojos.
Deut.1:31 Y en el
desierto has visto que Jehová tu Dios te
ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado,
hasta llegar a este lugar.
Deut.1:32 Y aun con
esto no creísteis a Jehová vuestro Dios,
Deut.1:33 quien iba
delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde habíais de
acampar, con fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y
con nube de día.
Dios castiga a
Israel - (Nm. 14.20-35)
Deut.1:34 Y oyó Jehová
la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo:
Deut.1:35 No verá
hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que
había de dar a vuestros padres,
Deut.1:36 excepto Caleb
hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos;
porque ha seguido fielmente a Jehová.
Deut.1:37 También
contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás
allá.
Deut.1:38 Josué hijo de
Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a
Israel.
Deut.1:39 Y vuestros
niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no
saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos
la heredarán.
Deut.1:40 Pero vosotros
volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.
La derrota en
Horma - (Nm. 14.39-45)
Deut.1:41 Entonces
respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra Jehová; nosotros subiremos y
pelearemos, conforme a todo lo que Jehová nuestro Dios nos ha mandado. Y os
armasteis cada uno con sus armas de guerra, y os preparasteis para subir al
monte. Deut.1:42 Y Jehová me dijo:
Diles: No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis
derrotados por vuestros enemigos.
Deut.1:43 Y os hablé, y
no disteis oído; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo
con altivez subisteis al monte.
Deut.1:44 Pero salió a
vuestro encuentro el amorreo, que habitaba en aquel monte, y os persiguieron
como hacen las avispas, y os derrotaron en Seir, hasta Horma.
Deut.1:45 Y volvisteis
y llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escuchó vuestra voz, ni os
prestó oído.
Deut.1:46 Y estuvisteis
en Cades por muchos días, los días que habéis estado allí.
Capítulo 2
Los años en el
desierto
Deut.2:1 Luego volvimos
y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como Jehová me había dicho; y
rodeamos el monte de Seir por mucho
tiempo.
Deut.2:2 Y Jehová me
habló, diciendo:
Deut.2:3 Bastante
habéis rodeado este monte; volveos al norte.
Deut.2:4 Y manda al
pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio de vuestros hermanos los
hijos de Esaú, que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas
vosotros guardaos mucho.
Deut.2:5 No os metáis
con ellos, porque no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un
pie; porque yo he dado por heredad a Esaú el monte de Seir.
Deut.2:6 Compraréis de
ellos por dinero los alimentos, y comeréis; y también compraréis de ellos el
agua, y beberéis;
Deut.2:7 pues Jehová tu
Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran
desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha
faltado.
Deut.2:8 Y nos alejamos
del territorio de nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitaban en Seir,
por el camino del Arabá desde Elat y Ezión-geber; y volvimos, y tomamos el
camino del desierto de Moab.
Deut.2:9 Y Jehová me
dijo: No molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en guerra, porque no te daré
posesión de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad a los hijos de
Lot.
Deut.2:10 (Los emitas
habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de
Anac.
Deut.2:11 Por gigantes
eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman
emitas.
Deut.2:12 Y en Seir
habitaron antes los horeos, a los cuales echaron los hijos de Esaú; y los
arrojaron de su presencia, y habitaron en lugar de ellos, como hizo Israel en
la tierra que les dio Jehová por posesión.)
Deut.2:13 Levantaos
ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo de Zered.
Deut.2:14 Y los días
que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron
treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de
guerra de en medio del campamento, como Jehová les había jurado.
Deut.2:15 Y también la
mano de Jehová vino sobre ellos para destruirlos de en medio del campamento,
hasta acabarlos.
Deut.2:16 Y aconteció
que después que murieron todos los hombres de guerra de entre el pueblo,
Deut.2:17 Jehová me
habló, diciendo:
Deut.2:18 Tú pasarás
hoy el territorio de Moab, a Ar.
Deut.2:19 Y cuando te
acerques a los hijos de Amón, no los molestes, ni contiendas con ellos; porque
no te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues a los hijos de Lot
la he dado por heredad.
Deut.2:20 (Por tierra
de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo,
a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos;
Deut.2:21 pueblo grande
y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a los cuales Jehová destruyó
delante de los amonitas. Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su
lugar,
Deut.2:22 como hizo
Jehová con los hijos de Esaú que habitaban en Seir, delante de los cuales
destruyó a los horeos; y ellos sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar
hasta hoy.
Deut.2:23 Y a los aveos
que habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos que salieron de Caftor los
destruyeron, y habitaron en su lugar.)
Deut.2:24 Levantaos,
salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey
de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra
en guerra con él.
Deut.2:25 Hoy comenzaré
a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, los
cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti.
Israel derrota a
Sehón - (Num. 21.21-30)
Deut.2:26 Y envié
mensajeros desde el desierto de Cademot a Sehón rey de Hesbón con palabras de
paz, diciendo:
Deut.2:27 Pasaré por tu
tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme ni a diestra ni a
siniestra.
Deut.2:28 La comida me
venderás por dinero, y comeré; el agua también me darás por dinero, y beberé;
solamente pasaré a pie,
Deut.2:29 como lo hicieron
conmigo los hijos de Esaú que habitaban en Seir, y los moabitas que habitaban
en Ar; hasta que cruce el Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro
Dios.
Deut.2:30 Mas Sehón rey
de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios
había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu
mano, como hasta hoy.
Deut.2:31 Y me dijo
Jehová: He aquí yo he comenzado a entregar delante de ti a Sehón y a su tierra;
comienza a tomar posesión de ella para que la heredes.
Deut.2:32 Y nos salió
Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza.
Deut.2:33 Mas Jehová
nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus
hijos, y a todo su pueblo.
Deut.2:34 Tomamos
entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres
y niños; no dejamos ninguno.
Deut.2:35 Solamente
tomamos para nosotros los ganados, y los despojos de las ciudades que habíamos
tomado.
Deut.2:36 Desde Aroer,
que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en el
valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entregó
Jehová nuestro Dios en nuestro poder.
Deut.2:37 Solamente a
la tierra de los hijos de Amón no llegamos; ni a todo lo que está a la orilla
del arroyo de Jaboc ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová
nuestro Dios había prohibido.
Capítulo 4
Elifaz reprende a
Job
Job 4:1 Entonces
respondió Elifaz temanita, y dijo:
Job 4:2 Si probáremos a
hablarte, te será molesto;
Pero ¿quién podrá detener las palabras?
Job 4:3 He aquí, tú
enseñabas a muchos,
Y fortalecías las manos débiles;
Job 4:4 Al que
tropezaba enderezaban tus palabras,
Y esforzabas las rodillas que decaían.
Job 4:5 Mas ahora que
el mal ha venido sobre ti, te desalientas;
Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
Job 4:6 ¿No es tu temor
a Dios tu confianza?
¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?
Job 4:7 Recapacita
ahora; ¿qué inocente se ha perdido?
Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?
Job 4:8 Como yo he
visto, los que aran iniquidad
Y siembran injuria, la siegan.
Job 4:9 Perecen por el
aliento de Dios,
Y por el soplo de su ira son consumidos.
Job 4:10 Los rugidos
del león, y los bramidos del rugiente,
Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
Job 4:11 El león viejo
perece por falta de presa,
Y los hijos de la leona se dispersan.
Job 4:12 El asunto
también me era a mí oculto;
Mas mi oído ha percibido algo de ello.
Job 4:13 En imaginaciones
de visiones nocturnas,
Cuando el sueño cae sobre los hombres,
Job 4:14 Me sobrevino
un espanto y un temblor,
Que estremeció todos mis huesos;
Job 4:15 Y al pasar un
espíritu por delante de mí,
Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo.
Job 4:16 Paróse delante
de mis ojos un fantasma,
Cuyo rostro yo no conocí,
Y quedo, oí que decía:
Job 4:17 ¿Será el
hombre más justo que Dios?
¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?
Job 4:18 He aquí, en
sus siervos no confía,
Y notó necedad en sus ángeles;
Job 4:19 ¡Cuánto más en
los que habitan en casas de barro,
Cuyos cimientos están en el polvo,
Y que serán quebrantados por la polilla!
Job 4:20 De la mañana a
la tarde son destruidos,
Y se pierden para siempre, sin haber quien repare en
ello.
Job 4:21 Su hermosura,
¿no se pierde con ellos mismos?
Y
mueren sin haber adquirido sabiduría.
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