“Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante del Señor… y lloraste en mi presencia, también yo te he oído”. (2 Reyes 22:18-19).-
Lágrimas
Se dice que los indios bosquimanos del África del Sur consideraban las lágrimas como una debilidad, razón por la cual no se consentía que los hombres adultos lloraran. Ni la pérdida de sus rebaños, ni la muerte de la esposa o de los hijos, ni ningún dolor debía humedecer sus párpados. Sólo las mujeres podían llorar.
Pero llegó un día, cuando en el cual, por primera vez, se vio brillar lágrimas sobre las mejillas morenas de esos salvajes guerreros. Se habían enterado de que por ellos, malos y miserables como eran, el gran Dios del cielo había dado a su propio Hijo; que Jesús había soportado la ira divina sobre la cruz a causa de los pecados de ellos, que El les había adquirido el perdón de Dios; que morir no era entrar en un más allá desconocido, sino que era irse cerca de Jesús. Y estos hombres, insensibles a los más grandes dolores, lloraban sobre sus pecados; lloraron confundidos al sentirse objetos del amor de Dios: ¡benditas lágrimas de arrepentimiento y de adoración...!, que Dios seguramente recogió en su “redoma” y anotó en su “libro” (Salmo 56:8).
¿Permanecerán insensibles nuestros corazones? ¿No tendremos motivos para llorar sobre nuestros pecados? ¿No nos conmueve hasta lo más profundo del alma la maravillosa historia de la cruz, de los sufrimientos y de la muerte de Jesús? “No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? "Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor”, es la pregunta profética que hallamos en las Lamentaciones de Jeremías.
“María estaba fuera llorando junto al sepulcro” y, mientras lloraba, Jesús se acercó a ella, la llamó por su nombre y le confió su más precioso mensaje.
Así, llorando por el conocimiento profundo de nuestro corazón y de las terribles oscuridades que se encuentran en él, llorando por la salvación de las almas, llorando por todas las miserias de la sociedad que nos rodea, alcanzaremos aquella bendita bienaventuranza, "Bienaventurados los que lloran por que ellos recibirán consolación...". Muchos cristianos buscan diferentes Dones, peligrosos para el ego humano de quitar la gloria al Hacedor, pero hay un don que no tiene en si peligro y es muy seguro para nuestra alma, por lo que clamamos: Danos Señor el "Don del llanto" y que, sin figurar ante los que nos rodean, nos sean concedidas grandes peticiones y celebraremos en el secreto de la recamara del Rey... Aleluya...!!!.- "Mientras el Rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor..." (Cantar de los Cantares 1:12).-
Lágrimas
Se dice que los indios bosquimanos del África del Sur consideraban las lágrimas como una debilidad, razón por la cual no se consentía que los hombres adultos lloraran. Ni la pérdida de sus rebaños, ni la muerte de la esposa o de los hijos, ni ningún dolor debía humedecer sus párpados. Sólo las mujeres podían llorar.
Pero llegó un día, cuando en el cual, por primera vez, se vio brillar lágrimas sobre las mejillas morenas de esos salvajes guerreros. Se habían enterado de que por ellos, malos y miserables como eran, el gran Dios del cielo había dado a su propio Hijo; que Jesús había soportado la ira divina sobre la cruz a causa de los pecados de ellos, que El les había adquirido el perdón de Dios; que morir no era entrar en un más allá desconocido, sino que era irse cerca de Jesús. Y estos hombres, insensibles a los más grandes dolores, lloraban sobre sus pecados; lloraron confundidos al sentirse objetos del amor de Dios: ¡benditas lágrimas de arrepentimiento y de adoración...!, que Dios seguramente recogió en su “redoma” y anotó en su “libro” (Salmo 56:8).
¿Permanecerán insensibles nuestros corazones? ¿No tendremos motivos para llorar sobre nuestros pecados? ¿No nos conmueve hasta lo más profundo del alma la maravillosa historia de la cruz, de los sufrimientos y de la muerte de Jesús? “No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? "Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor”, es la pregunta profética que hallamos en las Lamentaciones de Jeremías.
“María estaba fuera llorando junto al sepulcro” y, mientras lloraba, Jesús se acercó a ella, la llamó por su nombre y le confió su más precioso mensaje.
Así, llorando por el conocimiento profundo de nuestro corazón y de las terribles oscuridades que se encuentran en él, llorando por la salvación de las almas, llorando por todas las miserias de la sociedad que nos rodea, alcanzaremos aquella bendita bienaventuranza, "Bienaventurados los que lloran por que ellos recibirán consolación...". Muchos cristianos buscan diferentes Dones, peligrosos para el ego humano de quitar la gloria al Hacedor, pero hay un don que no tiene en si peligro y es muy seguro para nuestra alma, por lo que clamamos: Danos Señor el "Don del llanto" y que, sin figurar ante los que nos rodean, nos sean concedidas grandes peticiones y celebraremos en el secreto de la recamara del Rey... Aleluya...!!!.- "Mientras el Rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor..." (Cantar de los Cantares 1:12).-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un año
Arresto de Jesús - (Mr. 14. 43-50; Lc. 22. 47-53; Jn. 18.
2-11)
Mat.26:47 Mientras
todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas
y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del
pueblo.
Mat.26:48 Y el que le
entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es;
prendedle.
Mat.26:49 Y en seguida
se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó.
Mat.26:50 Y Jesús le
dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le
prendieron.
Mat.26:51 Pero uno de
los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un
siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja.
Mat.26:52 Entonces
Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada,
a espada perecerán.
Mat.26:53 ¿Acaso
piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce
legiones de ángeles?
Mat.26:54 ¿Pero cómo
entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?
Mat.26:55 En aquella
hora dijo Jesús a la gente:¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y
con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el
templo, y no me prendisteis.
Mat.26:56 Mas todo esto
sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los
discípulos, dejándole, huyeron.
Jesús ante el concilio
- (Mr. 14. 53-65; Lc. 22. 54, 63-71; Jn. 18. 12-14, 19-24)
Mat.26:57 Los que
prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban
reunidos los escribas y los ancianos.
Mat.26:58 Mas Pedro le
seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los
alguaciles, para ver el fin.
Mat.26:59 Y los
principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso
testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,
Mat.26:60 y no lo
hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron
dos testigos falsos,
Mat.26:61 que dijeron:
Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.
Mat.26:62 Y
levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican
éstos contra ti?
Mat.26:63 Mas Jesús
callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente,
que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
Mat.26:64 Jesús le
dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del
Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del
cielo.
Mat.26:65 Entonces el
sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más
necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su
blasfemia.
Mat.26:66 ¿Qué os
parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!
Mat.26:67 Entonces le
escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,
Mat.26:68 diciendo:
Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.
Pedro niega a Jesús -
(Mr. 14. 66-72; Lc. 22. 55-62; Jn. 18. 15-18, 25-27)
Mat.26:69 Pedro estaba
sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también
estabas con Jesús el galileo.
Mat.26:70 Mas él negó
delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.
Mat.26:71 Saliendo él a
la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con
Jesús el nazareno.
Mat.26:72 Pero él negó
otra vez con juramento: No conozco al hombre.
Mat.26:73 Un poco
después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente
también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
Mat.26:74 Entonces él
comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el
gallo.
Mat.26:75 Entonces
Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho:Antes que cante el
gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Capítulo 3
Israel derrota a Og rey
de Basán - (Num. 21.31-35)
Deut.3:1 Volvimos,
pues, y subimos camino de Basán, y nos salió al encuentro Og rey de Basán para
pelear, él y todo su pueblo, en Edrei.
Deut.3:2 Y me dijo
Jehová: No tengas temor de él, porque en tu mano he entregdo a él y a todo su
pueblo, con su tierra; y harás con él como hiciste con Sehón rey amorreo, que
habitaba en Hesbón.
Deut.3:3 Y Jehová
nuestro Dios entregó también en nuestra mano a Og rey de Basán, y a todo su
pueblo, al cual derrotamos hasta acabar con todos.
Deut.3:4 Y tomamos
entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta
ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán.
Deut.3:5 Todas estas
eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar
otras muchas ciudades sin muro.
Deut.3:6 Y las
destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a
hombres, mujeres y niños.
Deut.3:7 Y tomamos para
nosotros todo el ganado, y los despojos de las ciudades.
Deut.3:8 También
tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo de Arnón hasta el monte de
Hermón, de manos de los dos reyes amorreos que estaban a este lado del
Jordán.
Deut.3:9 (Los sidonios
llaman a Hermón, Sirión; y los amorreos, Senir.)
Deut.3:10 Todas las
ciudades de la llanura, y todo Galaad, y todo Basán hasta Salca y Edrei,
ciudades del reino de Og en Basán.
Deut.3:11 Porque
únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama,
una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella
es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un
hombre.
Rubén, Gad y la media
tribu de Manasés se establecen al oriente del Jordán.-
(Num. 32.1-42)
Deut.3:12 Y esta tierra
que heredamos en aquel tiempo, desde Aroer, que está junto al arroyo de Arnón,
y la mitad del monte de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los
gaditas;
Deut.3:13 y el resto de
Galaad, y todo Basán, del reino de Og, toda la tierra de Argob, que se llamaba
la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés.
Deut.3:14 Jair hijo de
Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta el límite con Gesur y Maaca, y la
llamó por su nombre, Basán- havot-jair, hasta hoy.
Deut.3:15 Y Galaad se
lo di a Maquir.
Deut.3:16 Y a los
rubenitas y gaditas les di de Galaad hasta el arroyo de Arnón, teniendo por
límite el medio del valle, hasta el arroyo de Jaboc, el cual es límite de los
hijos de Amón;
Deut.3:17 también el
Arabá, con el Jordán como límite desde Cineret hasta el mar del Arabá, el Mar
Salado, al pie de las laderas del Pisga al oriente.
Deut.3:18 Y os mandé
entonces, diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado esta tierra por heredad;
pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos los hijos
de Israel.
Deut.3:19 Solamente
vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho
ganado), quedarán en las ciudades que os he dado,
Deut.3:20 hasta que
Jehová dé reposo a vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos
también la tierra que Jehová vuestro Dios les da al otro lado del Jordán;
entonces os volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado.
Deut.3:21 Ordené
también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová
vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos
a los cuales pasarás tú.
Deut.3:22 No los
temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.
No se le permite a
Moisés entrar a Canaán
Deut.3:23 Y oré a
Jehová en aquel tiempo, diciendo:
Deut.3:24 Señor Jehová,
tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque
¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las
tuyas?
Deut.3:25 Pase yo, te
ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen
monte, y el Líbano.
Deut.3:26 Pero Jehová
se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me
dijo Jehová: Basta, no me hables más de este asunto.
Deut.3:27 Sube a la
cumbre del Pisga y alza tus ojos al oeste, y al norte, y al sur, y al este, y
mira con tus propios ojos; porque no pasarás el Jordán.
Deut.3:28 Y manda a
Josué, y anímalo, y fortalécelo; porque él ha de pasar delante de este pueblo,
y él les hará heredar la tierra que verás.
Deut.3:29 Y paramos en
el valle delante de Bet-peor.
Capítulo 4
Moisés exhorta a la
obediencia
Deut.4:1 Ahora, pues,
oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis,
y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres
os da.
Deut.4:2 No añadiréis a
la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los
mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordene.
Deut.4:3 Vuestros ojos
vieron lo que hizo Jehová con motivo de Baal- peor; que a todo hombre que fue
en pos de Baal-peor destruyó Jehová tu Dios de en medio de ti.
Deut.4:4 Mas vosotros
que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.
Deut.4:5 Mirad, yo os
he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis
así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella.
Deut.4:6 Guardadlos,
pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia
ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán:
Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.
Deut.4:7 Porque ¿qué
nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová
nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?
Deut.4:8 Y ¿qué nación
grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo
pongo hoy delante de vosotros?
La experiencia de
Israel en Horeb
Deut.4:9 Por tanto,
guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas
que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida;
antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Deut.4:10 El día que
estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el
pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para
temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus
hijos;
Deut.4:11 y os
acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en
medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad;
Deut.4:12 y habló
Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas
a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis.
Deut.4:13 Y él os
anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los
escribió en dos tablas de piedra.
Deut.4:14 A mí también
me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para
que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de
ella.
Advertencia contra la
idolatría
Deut.4:15 Guardad,
pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló
con vosotros de en medio del fuego;
Deut.4:16 para que no
os corrompáis y hagáis para vosotros escultura,imagen de figura alguna, efigie
de varón o hembra,
Deut.4:17 figura de
animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por
el aire,
Deut.4:18 figura de
ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en
el agua debajo de la tierra.
Deut.4:19 No sea que
alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el
ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová
tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.
Deut.4:20 Pero a
vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para
que seáis el pueblo de su heredad como
en este día.
Deut.4:21 Y Jehová se
enojó contra mí por causa de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán, ni
entraría en la buena tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
Deut.4:22 Así que yo
voy a morir en esta tierra, y no pasaré el Jordán; mas vosotros pasaréis, y
poseeréis aquella buena tierra.
Deut.4:23 Guardaos, no
os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y
no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha
prohibido.
Deut.4:24 Porque Jehová
tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.
Deut.4:25 Cuando hayáis
engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os
corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo
malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo;
Deut.4:26 yo pongo hoy
por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la
tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis
en ella largos días sin que seáis destruidos.
Deut.4:27 Y Jehová os
esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a
las cuales os llevará Jehová.
Deut.4:28 Y serviréis
allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni
oyen, ni comen, ni huelen.
Deut.4:29 Mas si desde
allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón
y de toda tu alma.
Deut.4:30 Cuando
estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros
días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz;
Deut.4:31 porque Dios
misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará
del pacto que les juró a tus padres.
Deut.4:32 Porque
pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día
que creó Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro
se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como
ella.
Deut.4:33 ¿Ha oído
pueblo alguno la voz de Dios, hablando de en medio del fuego, como tú la has
oído, sin perecer?
Deut.4:34 ¿O ha
intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con
pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo
extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová
vuestro Dios en Egipto ante tus ojos?
Deut.4:35 A ti te fue
mostrado, para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él.
Deut.4:36 Desde los
cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran
fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego.
Deut.4:37 Y por cuanto
él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de
Egipto con su presencia y con su gran poder,
Deut.4:38 para echar de
delante de tu presencia naciones grandes y más fuertes que tú, y para introducirte
y darte su tierra por heredad, como hoy.
Deut.4:39 Aprende pues,
hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo
en la tierra, y no hay otro.
Deut.4:40 Y guarda sus
estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien
a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que
Jehová tu Dios te da para siempre.
Las ciudades de refugio
al oriente del Jordán
Deut.4:41 Entonces
apartó Moisés tres ciudades a este lado del Jordán al nacimiento del sol,
Deut.4:42 para que
huyese allí el homicida que matase a su prójimo sin intención, sin haber tenido
enemistad con él nunca antes; y que huyendo a una de estas ciudades salvase su
vida:
Deut.4:43 Beser en el
desierto, en tierra de la llanura, para los rubenitas; Ramot en Galaad para los
gaditas, y Golán en Basán para los de Manasés.
Moisés recapitula la
promulgación de la ley
Deut.4:44 Esta, pues,
es la ley que Moisés puso delante de los hijos de Israel.
Deut.4:45 Estos son los
testimonios, los estatutos y los decretos que habló Moisés a los hijos de
Israel cuando salieron de Egipto;
Deut.4:46 a este lado
del Jordán, en el valle delante de Bet-peor, en la tierra de Sehón rey de los
amorreos que habitaba en Hesbón, al cual derrotó Moisés con los hijos de
Israel, cuando salieron de Egipto;
Deut.4:47 y poseyeron
su tierra, y la tierra de Og rey de Basán; dos reyes de los amorreos que
estaban de este lado del Jordán, al oriente.
Deut.4:48 Desde Aroer,
que está junto a la ribera del arroyo de Arnón, hasta el monte de Sion, que es
Hermón;
Deut.4:49 y todo el
Arabá de este lado del Jordán, al oriente, hasta el mar del Arabá, al pie de
las laderas del Pisga.
Capítulo 5
Job 5:1 Ahora, pues, da
voces; ¿habrá quien te responda?
¿Y a cuál de los santos te volverás?
Job 5:2 Es cierto que
al necio lo mata la ira,
Y al codicioso lo consume la envidia.
Job 5:3 Yo he visto al
necio que echaba raíces,
Y en la misma hora maldije su habitación.
Job 5:4 Sus hijos estarán
lejos de la seguridad;
En la puerta serán quebrantados,
Y no habrá quien los libre.
Job 5:5 Su mies comerán
los hambrientos,
Y la sacarán de entre los espinos,
Y los sedientos beberán su hacienda.
Job 5:6 Porque la
aflicción no sale del polvo,
Ni la molestia brota de la tierra.
Job 5:7 Pero como las
chispas se levantan para volar por el aire,
Así el hombre nace para la aflicción.
Job 5:8 Ciertamente yo
buscaría a Dios,
Y encomendaría a él mi causa;
Job 5:9 El cual hace
cosas grandes e inescrutables,
Y maravillas sin número;
Job 5:10 Que da la
lluvia sobre la faz de la tierra,
Y envía las aguas sobre los campos;
Job 5:11 Que pone a los
humildes en altura,
Y a los enlutados levanta a seguridad;
Job 5:12 Que frustra
los pensamientos de los astutos,
Para que sus manos no hagan nada;
Job 5:13 Que prende a
los sabios en la astucia de ellos,
Y frustra los designios de los perversos.
Job 5:14 De día
tropiezan con tinieblas,
Y a mediodía andan a tientas como de noche.
Job 5:15 Así libra de
la espada al pobre, de la boca de los impíos,
Y de la mano violenta;
Job 5:16 Pues es
esperanza al menesteroso,
Y la iniquidad cerrará su boca.
Job 5:17 He aquí,
bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga;
Por tanto, no menosprecies la corrección del
Todopoderoso.
Job 5:18 Porque él es
quien hace la llaga, y él la vendará;
El hiere, y sus manos curan.
Job 5:19 En seis
tribulaciones te librará,
Y en la séptima no te tocará el mal.
Job 5:20 En el hambre
te salvará de la muerte,
Y del poder de la espada en la guerra.
Job 5:21 Del azote de
la lengua serás encubierto;
No temerás la destrucción cuando viniere.
Job 5:22 De la
destrucción y del hambre te reirás,
Y no temerás de las fieras del campo;
Job 5:23 Pues aun con
las piedras del campo tendrás tu pacto,
Y las fieras del campo estarán en paz contigo.
Job 5:24 Sabrás que hay
paz en tu tienda;
Visitarás tu morada, y nada te faltará.
Job 5:25 Asimismo
echarás de ver que tu descendencia es mucha,
Y tu prole como la hierba de la tierra.
Job 5:26 Vendrás en la
vejez a la sepultura,
Como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.
Job 5:27 He aquí lo que
hemos inquirido, lo cual es así;
Oyelo, y conócelo tú para tu provecho.
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