“No desmaye vuestro corazón, ni temáis a causa del rumor que se oirá por la tierra… habrá violencia en la tierra”. (Jeremías 51:46).-
Lo que se ve en la tierra
En enero de 1971, una revista publicó seis dibujos que ilustran, de una manera simplificada pero llamativa, los hechos salientes del año anterior:
1º: Negros enflaquecidos, muertos de hambre y yaciendo en el suelo. Más atrás, bananeros y chozas que arden en llamas.
2º: Cuerpos humanos en medio de escombros de paredes derrumbadas por un terremoto; en el fondo, la cordillera de los Andes.
3º: Después del combate, soldados muertos en medio de sus armas dispersadas. Escena en un desierto del Orienté Medio.
4º: Una gran expansión de agua sobre la que flotan cuerpos humanos y árboles arrancados. Cuadro dé desolación después de un maremoto.
5º: Cadáveres de soldados asiáticos esparcidos en el suelo; pagodas que arden; unos bombarderos que se alejan después de haber sembrado la muerte.
6º: Debajo de un techo decorado con farolitos valencianos y guirnaldas, una mesa cargada con botellas vacías y restos de abundante comida. En el suelo yacen los comensales, víctimas de los excesos de comida y bebida.
Aunque la mayoría de nosotros hayamos sido guardados de las calamidades ocurridas aquel año, hoy día la tierra entera continua igual o peor, la tierra está enlutada por escenas que hablan claramente del desorden introducido en la creación por el pecado. Y ¡cuán tristemente elocuente es el último cuadro! A ese ambiente de violencia, de muerte y de pecado se acerca el juicio divino. ¿Cómo escapar a la angustia que oprime el corazón?: Volviéndose hacia Aquel “que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
Todavía está la Iglesia con el Espíritu Santo en la tierra para interceder por todas las desgracias que se sufren y también por los que se revuelvan en medio de las miserias morales... Dios nos guarde del presente siglo malo y corramos a las fuentes de la misericordia y del amor.-
Lo que se ve en la tierra
En enero de 1971, una revista publicó seis dibujos que ilustran, de una manera simplificada pero llamativa, los hechos salientes del año anterior:
1º: Negros enflaquecidos, muertos de hambre y yaciendo en el suelo. Más atrás, bananeros y chozas que arden en llamas.
2º: Cuerpos humanos en medio de escombros de paredes derrumbadas por un terremoto; en el fondo, la cordillera de los Andes.
3º: Después del combate, soldados muertos en medio de sus armas dispersadas. Escena en un desierto del Orienté Medio.
4º: Una gran expansión de agua sobre la que flotan cuerpos humanos y árboles arrancados. Cuadro dé desolación después de un maremoto.
5º: Cadáveres de soldados asiáticos esparcidos en el suelo; pagodas que arden; unos bombarderos que se alejan después de haber sembrado la muerte.
6º: Debajo de un techo decorado con farolitos valencianos y guirnaldas, una mesa cargada con botellas vacías y restos de abundante comida. En el suelo yacen los comensales, víctimas de los excesos de comida y bebida.
Aunque la mayoría de nosotros hayamos sido guardados de las calamidades ocurridas aquel año, hoy día la tierra entera continua igual o peor, la tierra está enlutada por escenas que hablan claramente del desorden introducido en la creación por el pecado. Y ¡cuán tristemente elocuente es el último cuadro! A ese ambiente de violencia, de muerte y de pecado se acerca el juicio divino. ¿Cómo escapar a la angustia que oprime el corazón?: Volviéndose hacia Aquel “que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.
Todavía está la Iglesia con el Espíritu Santo en la tierra para interceder por todas las desgracias que se sufren y también por los que se revuelvan en medio de las miserias morales... Dios nos guarde del presente siglo malo y corramos a las fuentes de la misericordia y del amor.-
Saludo con la Paz de nuestro Señor Jesucristo
LECTURA BÍBLICA DE HOY
La Biblia en un Año.-
Capítulo 25
Parábola de las diez
vírgenes
Mat.25:1 Entonces el
reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,
salieron a recibir al esposo.
Mat.25:2 Cinco de ellas
eran prudentes y cinco insensatas.
Mat.25:3 Las insensatas,
tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
Mat.25:4 mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Mat.25:5 Y tardándose
el esposo, cabecearon todas y se durmieron.
Mat.25:6 Y a la
medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
Mat.25:7 Entonces todas
aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.
Mat.25:8 Y las
insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan.
Mat.25:9 Mas las
prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras,
id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Mat.25:10 Pero mientras
ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con
él a las bodas; y se cerró la puerta.
Mat.25:11 Después
vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
Mat.25:12 Mas él,
respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Mat.25:13 Velad, pues,
porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.
Parábola de los
talentos
Mat.25:14 Porque el
reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y
les entregó sus bienes.
Mat.25:15 A uno dio
cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad;
y luego se fue lejos.
Mat.25:16 Y el que
había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco
talentos
Mat.25:17 Asimismo el
que había recibido dos, ganó también otros dos.
Mat.25:18 Pero el que
había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su
señor.
Mat.25:19 Después de
mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con
ellos.
Mat.25:20 Y llegando el
que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor,
cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre
ellos.
Mat.25:21 Y su señor le
dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor.
Mat.25:22 Llegando
también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.
Mat.25:23 Su señor le
dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré; entra en el gozo de tu señor.
Mat.25:24 Pero llegando
también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres
hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;
Mat.25:25 por lo cual
tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es
tuyo.
Mat.25:26 Respondiendo
su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré,
y que recojo donde no esparcí.
Mat.25:27 Por tanto,
debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo
que es mío con los intereses.
Mat.25:28 Quitadle,
pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
Mat.25:29 Porque al que
tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado.
Mat.25:30 Y al siervo
inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes.
Capítulo 30
Ley de los votos
Num.30:1 Habló Moisés a
los príncipes de las tribus de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que
Jehová ha mandado.
Num.30:2 Cuando alguno
hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no
quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca.
Num.30:3 Mas la mujer,
cuando hiciere voto a Jehová, y se ligare con obligación en casa de su padre,
en su juventud;
Num.30:4 si su padre
oyere su voto, y la obligación con que ligó su alma, y su padre callare a ello,
todos los votos de ella serán firmes, y toda obligación con que hubiere ligado
su alma, firme será.
Num.30:5 Mas si su
padre le vedare el día que oyere todos sus votos y sus obligaciones con que
ella hubiere ligado su alma, no serán firmes; y Jehová la perdonará, por cuanto
su padre se lo vedó.
Num.30:6 Pero si fuere
casada e hiciere votos, o pronunciare de sus labios cosa con que obligue su
alma;
Num.30:7 si su marido
lo oyere, y cuando lo oyere callare a ello, los votos de ella serán firmes, y
la obligación con que ligó su alma, firme será.
Num.30:8 Pero si cuando
su marido lo oyó, le vedó, entonces el voto que ella hizo, y lo que pronunció
de sus labios con que ligó su alma, será nulo; y Jehová la perdonará.
Num.30:9 Pero todo voto
de viuda o repudiada, con que ligare su alma, será firme.
Num.30:10 Y si hubiere
hecho voto en casa de su marido, y hubiere ligado su alma con obligación de
juramento,
Num.30:11 si su marido
oyó, y calló a ello y no le vedó, entonces todos sus votos serán firmes, y toda
obligación con que hubiere ligado su alma, firme será.
Num.30:12 Mas si su
marido los anuló el día que los oyó, todo lo que salió de sus labios cuanto a
sus votos, y cuanto a la obligación de su alma, será nulo; su marido los anuló,
y Jehová la perdonará.
Num.30:13 Todo voto, y
todo juramento obligándose a afligir el alma, su marido lo confirmará, o su
marido lo anulará.
Num.30:14 Pero si su
marido callare a ello de día en día, entonces confirmó todos sus votos, y todas
las obligaciones que están sobre ella; los confirmó, por cuanto calló a ello el
día que lo oyó.
Num.30:15 Mas si los
anulare después de haberlos oído, entonces él llevará el pecado de ella.
Num.30:16 Estas son las
ordenanzas que Jehová mandó a Moisés entre el varón y su mujer, y entre el
padre y su hija durante su juventud en casa de su padre.
Capítulo 31
Venganza de Israel
contra Madián
Num.31:1 Jehová habló a
Moisés, diciendo:
Num.31:2 Haz la
venganza de los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a
tu pueblo.
Num.31:3 Entonces
Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y
vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en Madián.
Num.31:4 Mil de cada
tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviaréis a la guerra.
Num.31:5 Así fueron
dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de
guerra.
Num.31:6 Y Moisés los
envió a la guerra; mil de cada tribu envió; y Finees hijo del sacerdote Eleazar
fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano
para tocar.
Num.31:7 Y pelearon
contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón.
Num.31:8 Mataron
también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur,
Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a
espada.
Num.31:9 Y los hijos de
Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas
sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes,
Num.31:10 e incendiaron
todas sus ciudades, aldeas y habitaciones.
Num.31:11 Y tomaron
todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias.
Num.31:12 Y trajeron a
Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los
cautivos y el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que
están junto al Jordán frente a Jericó.
Num.31:13 Y salieron
Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a
recibirlos fuera del campamento.
Num.31:14 Y se enojó
Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de
centenas que volvían de la guerra,
Num.31:15 y les dijo
Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?
Num.31:16 He aquí, por
consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen
contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la
congregación de Jehová.
Num.31:17 Matad, pues,
ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que
haya conocido varón carnalmente.
Num.31:18 Pero a todas
las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con
vida.
Num.31:19 Y vosotros,
cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera que haya tocado muerto,
permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al tercer día y
al séptimo, vosotros y vuestros cautivos.
Num.31:20 Asimismo
purificaréis todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de
cabra, y todo utensilio de madera.
Repartición del
botín
Num.31:21 Y el
sacerdote Eleazar dijo a los hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es
la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a Moisés:
Num.31:22 Ciertamente
el oro y la plata, el bronce, hierro, estaño y plomo,
Num.31:23 todo lo que
resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las
aguas de purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que
no resiste el fuego.
Num.31:24 Además
lavaréis vuestros vestidos el séptimo día, y así seréis limpios; y después
entraréis en el campamento.
Num.31:25 Y Jehová
habló a Moisés, diciendo:
Num.31:26 Toma la
cuenta del botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y
el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación;
Num.31:27 y partirás
por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra, y
toda la congregación.
Num.31:28 Y apartarás
para Jehová el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; de
quinientos, uno, así de las personas como de los bueyes, de los asnos y de las
ovejas.
Num.31:29 De la mitad
de ellos lo tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová.
Num.31:30 Y de la mitad
perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de las
personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas y de todo animal, y los
darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová.
Num.31:31 E hicieron
Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mandó a Moisés.
Num.31:32 Y fue el
botín, el resto del botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas
setenta y cinco mil ovejas,
Num.31:33 setenta y dos
mil bueyes,
Num.31:34 y sesenta y
un mil asnos.
Num.31:35 En cuanto a
personas, de mujeres que no habían conocido varón, eran por todas treinta y dos
mil.
Num.31:36 Y la mitad,
la parte de los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas
treinta y siete mil quinientas ovejas;
Num.31:37 y el tributo
de las ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco.
Num.31:38 De los
bueyes, treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y
dos.
Num.31:39 De los asnos,
treinta mil quinientos; y de ellos el tributo para Jehová, sesenta y uno.
Num.31:40 Y de las
personas, dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová, treinta y dos
personas.
Num.31:41 Y dio Moisés
el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo
mandó a Moisés.
Num.31:42 Y de la mitad
para los hijos de Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la
guerra
Num.31:43 (la mitad
para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete mil
quinientas;
Num.31:44 de los
bueyes, treinta y seis mil;
Num.31:45 de los asnos,
treinta mil quinientos;
Num.31:46 y de las
personas, dieciséis mil);
Num.31:47 de la mitad,
pues, para los hijos de Israel, tomó Moisés uno de cada cincuenta, así de las
personas como de los animales, y los dio a los levitas, que tenían la guarda
del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
Num.31:48 Vinieron a
Moisés los jefes de los millares de aquel ejército, los jefes de millares y de
centenas,
Num.31:49 y dijeron a
Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que están en
nuestro poder, y ninguno ha faltado de nosotros.
Num.31:50 Por lo cual
hemos ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de oro,
brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por
nuestras almas delante de Jehová.
Num.31:51 Y Moisés y el
sacerdote Eleazar recibieron el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas.
Num.31:52 Y todo el oro
de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de centenas fue
dieciséis mil setecientos cincuenta siclos.
Num.31:53 Los hombres
del ejército habían tomado botín cada uno para sí.
Num.31:54 Recibieron,
pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de
centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de
Israel delante de Jehová.
JOB
Capítulo 1
Las calamidades de
Job
Job 1:1 Hubo en tierra
de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de
Dios y apartado del mal.
Job 1:2 Y le nacieron
siete hijos y tres hijas.
Job 1:3 Su hacienda era
siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas
asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los
orientales.
Job 1:4 E iban sus
hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar
a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.
Job 1:5 Y acontecía que
habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y
se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos.
Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra
Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
Job 1:6 Un día vinieron
a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino
también Satanás.
Job 1:7 Y dijo Jehová a
Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la
tierra y de andar por ella.
Job 1:8 Y Jehová dijo a
Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la
tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Job 1:9 Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
Job 1:10 ¿No le has cercado
alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has
dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
Job 1:11 Pero extiende
ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu
misma presencia.
Job 1:12 Dijo Jehová a
Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu
mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
Job 1:13 Y un día
aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el
primogénito,
Job 1:14 y vino un
mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo
cerca de ellos,
Job 1:15 y acometieron
los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente
escapé yo para darte la noticia.
Job 1:16 Aún estaba
éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que
quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para
darte la noticia.
Job 1:17 Todavía estaba
éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y
arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a
filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia.
Job 1:18 Entre tanto
que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y
bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
Job 1:19 y un gran
viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la
cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la
noticia.
Job 1:20 Entonces Job
se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y
adoró,
Job 1:21 y dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y
Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
Job 1:22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a
Dios despropósito alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario