Prov.25:28 Como ciudad derribada y sin muro
Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
espíritus no sujetados...
El espíritu humano es la parte incorpórea del hombre. La Biblia dice que el espíritu humano es el aliento de Dios Todopoderoso, y que Dios lo sopló en la nariz del hombre al principio de la creación: "Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis 2:7). Es el espíritu que nos da una conciencia de nosotros mismos, y otras notables, aunque limitadas cualidades "como Dios". El espíritu humano incluye nuestro intelecto, emociones, miedos, pasiones y creatividad. Es este espíritu el que nos proporciona la capacidad única de comprender y entender como dice en Job 32:8 "Ciertamente espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda".
Las palabras espíritu y aliento son traducciones de la palabra hebrea neshamah y la palabra griega pneuma. Las palabras significan "viento fuerte, ráfaga o inspiración." Neshamah es la fuente de vida que vitaliza la humanidad como dice Job 33:4 "El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida". Es el espíritu humano intangible e invisible que gobierna la existencia mental y emocional del hombre. El apóstol Pablo dijo: "Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?" (1 Corintios 2:11). Después de la muerte "el espíritu vuelve a Dios que lo dio" (Eclesiastés 12:7; y podemos corroborar esta doctrina con los versículos siguientes, Job 34:14 y 15 "Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento", "Toda carne perecería juntamente, Y el hombre volvería al polvo". Sal.104:29 y 30 "Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo". "Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra".
Cada ser humano tiene un espíritu, y por ello es diferente a los animales que son un "anima..." alma subalterna (sede de los afectos), por ello encontramos en los animales gestos de afecto muy notables. Dios hizo al hombre diferente de los animales ya que Él nos creó "a la imagen de Dios" (Génesis 1:26-27). Por lo tanto, el hombre es capaz de pensar, sentir, amar, diseñar, crear y disfrutar de música, humor y arte. Y es por el espíritu humano que tenemos cierto "libre albedrío" que ninguna otra criatura en la tierra posee.
El espíritu humano fue dañado en la caída. Cuando Adán pecó, su capacidad de comunión con Dios quedó rota; no murió ese día físicamente, pero murió espiritualmente (muerte = separación) se separó de la comunión con Dios. Desde entonces, el espíritu humano ha soportado los efectos de la caída. Antes de la salvación, una persona se caracteriza como espiritualmente "muerta" como dice en Ef.2:1 "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados", y tambien en Col.2:13 "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados". En cambio una relación con Cristo, revitaliza nuestros espíritus y nos renueva día a día... 2° Cor.4:16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
Curiosamente, así como el espíritu humano fue insuflado divinamente en el primer hombre, así el Espíritu Santo fue insuflado en los primeros discípulos como dice en Juan 20:22: "Y habiendo dicho esto, [Jesús] sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo". Adán fue vivificado por el aliento de Dios, y nosotros, como "nuevas creaciones" en Cristo, estamos vivificados espiritualmente por el "Aliento de Dios," el Espíritu Santo que esta con nosotros como lo manifiesta en Jn.14:17 "el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros". "Estará en..." por el bautismo, llenura o sello.-
Cuando permitimos que el Espíritu de Dios guíe nuestras vidas, el "Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16). Como hijos de Dios, somos ya no guiados por nuestro propio espíritu, sino por el Espíritu de Dios, que nos lleva a la vida eterna.
La Biblia está llena de enseñanzas sobre el dominio propio y sus efectos, la visión que nos presenta de una "ciudad derribada y sin muros..." es una visión de desastre total. El alma del hombre se encuentra en un centro de batalla continuo entre el espíritu y la carne, los pensamientos deben tener un muro para que sea su limite cuando piensan el mal porque de no ser así, el potencial para hacer el mal será muy grande, y el diablo por medio de los demonios entra y sale sin ninguna restricción...
Pero si le clamamos al Señor de todo corazón, el mismo Cristo clama por nosotros como dice en Neh.2:5 "y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré". Así es como podemos lograr la bendición que dice: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” (Proverbios 16:32).
El hombre debe actuar con cordura, permitiendo que Dios obre en su corazón, y no dar lugar a la ira, por falta de dominio propio, “La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa.” (Proverbios 19:11). Así que ya no andemos como los otros gentiles. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” (Efesios 5:1-2).-
El hombre debe actuar con cordura, permitiendo que Dios obre en su corazón, y no dar lugar a la ira, por falta de dominio propio, “La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa.” (Proverbios 19:11). Así que ya no andemos como los otros gentiles. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” (Efesios 5:1-2).-
Oh, Señor, Dios amado, que mi espíritu este siempre en comunión con el Espíritu Santo para que pueda escuchar tu vos que dice: "He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros". "Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y tus asoladores saldrán de ti". Is.49:16 y 17.- Amen y amen.-
PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL
Capítulo 31
Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab (Ex. 35.30—36.1)
Ex.31:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
Ex.31:2 Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá;
Ex.31:3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte,
Ex.31:4 para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce,
Ex.31:5 y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.
Ex.31:6 Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado;
Ex.31:7 el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio que está sobre ella, y todos los utensilios del tabernáculo,
Ex.31:8 la mesa y sus utensilios, el candelero limpio y todos sus utensilios, el altar del incienso,
Ex.31:9 el altar del holocausto y todos sus utensilios, la fuente y su base,
Ex.31:10 los vestidos del servicio, las vestiduras santas para Aarón el sacerdote, las vestiduras de sus hijos para que ejerzan el sacerdocio,
Ex.31:11 el aceite de la unción, y el incienso aromático para el santuario; harán conforme a todo lo que te he mandado.
El día de reposo como señal
Ex.31:12 Habló además Jehová a Moisés, diciendo:
Ex.31:13 Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.
Ex.31:14 Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo.
Ex.31:15 Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá.
Ex.31:16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo.
Ex.31:17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.
El becerro de oro (Dt. 9.6-29)
Ex.31:18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.
Capítulo 32
Ex.32:1 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
Ex.32:2 Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.
Ex.32:3 Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
Ex.32:4 y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
Ex.32:5 Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.
Ex.32:6 Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.
Ex.32:7 Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.
Ex.32:8 Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.
Ex.32:9 Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.
Ex.32:10 Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.
Ex.32:11 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?
Ex.32:12 ¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.
Ex.32:13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.
Ex.32:14 Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
Ex.32:15 Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas.
Ex.32:16 Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.
Ex.32:17 Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea hay en el campamento.
Ex.32:18 Y él respondió: No es voz de alaridos de fuertes, ni voz de alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo.
Ex.32:19 Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las quebró al pie del monte.
Ex.32:20 Y tomó el becerro que habían hecho, y lo quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y lo dio a beber a los hijos de Israel.
Ex.32:21 Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado?
Ex.32:22 Y respondió Aarón: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
Ex.32:23 Porque me dijeron: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.
Ex.32:24 Y yo les respondí: ¿Quién tiene oro? Apartadlo. Y me lo dieron, y lo eché en el fuego, y salió este becerro.
Ex.32:25 Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había permitido, para vergüenza entre sus enemigos,
Ex.32:26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.
Ex.32:27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.
Ex.32:28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.
Ex.32:29 Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.
Ex.32:30 Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado.
Ex.32:31 Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,
Ex.32:32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.
Ex.32:33 Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.
Ex.32:34 Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.
Ex.32:35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.
Capítulo 33
La presencia de Dios prometida
Ex.33:1 Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré;
Ex.33:2 y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo
Ex.33:3 (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.
Ex.33:4 Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.
Ex.33:5 Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer.
Ex.33:6 Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.
Ex.33:7 Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento.
Ex.33:8 Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo.
Ex.33:9 Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés.
Ex.33:10 Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba.
Ex.33:11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.
Ex.33:12 Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos.
Ex.33:13 Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo.
Ex.33:14 Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Ex.33:15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
Ex.33:16 ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
Ex.33:17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.
Ex.33:18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
Ex.33:19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
Ex.33:20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
Ex.33:21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
Ex.33:22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.
Ex.33:23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.
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