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SETIEMBRE 27

1ºTes.4:15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 

Los muertos en Cristo tienen una preeminencia de haber participado en Su muerte, (porque El Señor tomo nuestra maldición y la hizo suya, era nuestra la muerte, nuestra herencia, pero El la hizo suya) y esos mismos que duermen en El participan también de SU RESURRECCION.

La Escritura usa continuamente el término "dormir" para expresar la muerte. Nuestro Salvador también lo hizo; diciendo: "Nuestro amigo Lázaro duerme"; y tan bien, lo describió que los discípulos dijeron, si duerme sanará, “Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño”. Jn.11:13.- Con mucha frecuencia, incluso en el Antiguo Testamento, se dice que ciertas personas “dormían con sus padres y fueron sepultados en un sepulcro ”. Tampoco aludían en muchos casos que ese dormir fuese un final desesperado de la vida; David dice: “Estaré satisfecho cuando despierte, a tu semejanza” Sal 17:15.- Ellos esperaban despertar de ese sueño en el que creían que la muerte arrojaba sus cuerpos.

En el Nuevo Testamento, el mismo emblema se usa continuamente, y es muy agradable recordar que, en las antiguas catacumbas de Roma, donde fueron enterrados los cuerpos de muchos santos, se encuentran inscritos en sus tumbas, epitafios como: "Ella duerme"; "Duerme en Jesús;" "Un día se despertará"; y otros similares, que marcan la firme creencia de los cristianos, que el sueño era una imagen muy fina y hermosa de la muerte.

Hay una suposición maligna que suele surgir aquí. Cuando la muerte a la muerte se le llama sueño, no es porque el alma duerme a un estado inconsciente; la Sagrada Escritura nos revela que el alma sube de inmediato al cielo. El alma del santo es encontrado de inmediato ante el trono de Dios. Es solo del cuerpo del que se dice que duerme. El alma no duerme; el alma esta ausente del cuerpo y presente con el Señor; ella extiende sus alas y vuela hacia ese reino del gozo y del sublime deleite, bañándose en la dicha eterna, ella encuentra un descanso de la agitación de la tierra, infinitamente mejor que cualquier descanso que el sueño pueda brindar.

Es el cuerpo, entonces, que duerme, y solo el cuerpo y veremos el porque de esta comparación o metáfora del sueño

En primer lugar, podríamos decir que es porque el sueño es una suspensión de las facultades, pero no una destrucción del cuerpo. Cuando vemos a alguien naturalmente dormido, creemos que ese cuerpo se despertará de nuevo. No suponemos que esos ojos sean sellados en la oscuridad perpetua, que esos huesos y esa carne yacerán durmiendo, y nunca más sentirán la conciencia del ser, o que no volverá a agitarse con el impulso de vida.

No, por cierto que esperamos ver reanudadas las funciones de la vida, de aquel que esta durmiendo, creemos que esos párpados se abrirán para admitir los esplendores de la luz, y creemos que esas extremidades se vuelven nuevamente a la actividad.

Entonces, cuando enterramos a nuestros muertos en las tumbas, se nos enseña a creer que están dormidos. Nuestra fe (que está garantizada por la Palabra de Dios,) discierne en la corrupción de la muerte una suspensión de los poderes del cuerpo en lugar de una aniquilación de la materia en sí.

La casa terrenal de este tabernáculo (Templo del Espíritu Santo) puede ser disuelta, pero no puede ser destruido. Aunque los huesos o cenizas estén esparcidos a los cuatro vientos del cielo, sin embargo, al llamado del Señor Dios (Elohim-Adonai), volverán a reunirse, hueso a su hueso, célula a célula (Porque cada célula contiene naturalmente su ADN). Aunque los ojos se pongan vidriosos primero y luego sean devorados de sus cuencas, “De cierto, de cierto os digo…” que seguramente serán restauradas, para que cada santo en su propia carne pueda ver a Dios.

En esta confianza depositamos el cuerpo de cada santo difunto en la tumba como en una cama. No dudamos que Dios guardará el polvo de la hijos e hijas preciosos de Sion

Creemos que, en la resurrección habrá una perfecta identidad del cuerpo. Muchos pueden llamarlo poco filosófico, pero no pueden demostrar que no es bíblico. Dirán que la ciencia no puede demostrarlo, pero entonces tampoco la ciencia puede refutarlo. La razón se avergüenza, mientras que el apóstol dice: “He aquí, os muestro un misterio; No todos dormiremos, pero todos serán cambiados “…transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, en la última trompeta: porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles."

No miremos, entonces, el cadáver de nuestro hermano o hermana en Cristo, como una despedida eterna. Diga más bien: Diga mas bien: Estoy seguro, que este dormido heredero de la inmortalidad despierte al sonido de su reposo sepulcral en los albores del día de la Resurrección a la voz de “Viene el esposo, salid a recibirle…”

Asi como cuando nosotros nos recostamos en cansancio y nos despertamos en las primeras horas de la mañana decimos, parece que pasó una hora, me dormí profundamente, así será para los que duermen, muchas madres dirán: Levanté la tapa del ataúd y miré su querida carita sin vida y ahora estas conmigo en plena felicidad, pareciera que fue ayer… "fue sólo ayer que estaba en un cementerio, consternado con la vista de cráneos y huesos desnudos y ahora todo un ejército se levanta sobre la muerte en la resurrección de la Vida".-

Ahora bien, hermanos, no podré explicar esto para vuestro entendimiento, porque no es por el ejercicio de nuestro sentidos que será provechosa esta palabra, sino que será provechosa por el ejercicio de nuestra fe, y así es que vamos a obtener esta bendita esperanza.

El Señor dice: El que tenga oídos para oír, oiga… Porque si no tiene oídos para oír con fe ahora que su cuerpo esta habilitado de este lado del sol, tampoco tendrá oído para oír la aclamación, que vendrá “…con voz de arcángel, y con trompeta de Dios…”





PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


MALAQUIAS

Capítulo 01

Mal.1:1 Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías. 
Mal.1:2 Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, 
Mal.1:3 y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. 
Mal.1:4 Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Jehová de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Jehová está indignado para siempre. 
Mal.1:5 Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido más allá de los límites de Israel.
Mal.1:6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? 
Mal.1:7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. 
Mal.1:8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio,¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. 
Mal.1:9 Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. 
Mal.1:10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. 
Mal.1:11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. 
Mal.1:12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. 
Mal.1:13 Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. 
Mal.1:14 Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones. 


Capítulo 02

Mal.2:1 Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. 
Mal.2:2 Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón. 
Mal.2:3 He aquí, yo os dañaré la sementera, y os echaré al rostro el estiércol, el estiércol de vuestros animales sacrificados, y seréis arrojados juntamente con él. 
Mal.2:4 Y sabréis que yo os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho Jehová de los ejércitos. 
Mal.2:5 Mi pacto con él fue de vida y de paz, las cuales cosas yo le di para que me temiera; y tuvo temor de mí, y delante de mi nombre estuvo humillado. 
Mal.2:6 La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad. 
Mal.2:7 Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos. 
Mal.2:8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos. 
Mal.2:9 Por tanto, yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas.
Mal.2:10 ¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres? 
Mal.2:11 Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño. 
Mal.2:12 Jehová cortará de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela y al que responde, y al que ofrece ofrenda a Jehová de los ejércitos. 
Mal.2:13 Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. 
Mal.2:14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. 
Mal.2:15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. 
Mal.2:16 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.
Mal.2:17 Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia


Capítulo 03

Mal.3:1 He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. 
Mal.3:2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. 
Mal.3:3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia. 
Mal.3:4 Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos. 
Mal.3:5 Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.
Mal.3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Mal.3:7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 
Mal.3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 
Mal.3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 
Mal.3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 
Mal.3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 
Mal.3:12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
Mal.3:13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? 
Mal.3:14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? 
Mal.3:15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon. 
Mal.3:16 Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. 
Mal.3:17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. 
Mal.3:18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. 


Capítulo 04

Mal.4:1 Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. 
Mal.4:2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. 
Mal.4:3 Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Mal.4:4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. 
Mal.4:5 He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 
Mal.4:6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. 

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