2° Cor.5:19 que Dios
estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los
hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación.
La iniciativa de nuestra
total Salvación, pertenece a Dios.- El no tiene por qué
"reconciliarse..." con nosotros; somos nosotros, quienes sintiéndonos
culpables, no nos atrevíamos a creer en su amor.- Después de haber dado a su
Hijo como prenda de perdón, suscita mensajeros elegidos
"embajadores...", encargados de suplicar a los culpables que crean en
el increíble amor de ese Padre santo que anhela estrechar sobre su pecho a sus
hijos rebeldes.-
“Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo
a Si”.
SE CUENTA DE una tribu de
indios norteamericanos que vivía nómada en las proximidades del Niágara, que
cada año ofrecían una joven virgen en sacrificio al Espíritu del Poderoso Río.
A la sacrificada la llamaban “la novia de las cascadas”.
Un año la suerte cayó en
la hija única del cacique. Le llevaron la noticia mientras estaba sentado en su
tienda. Oyó la noticia y siguió fumando su pipa, sin revelar sus sentimientos.-
El día señalado para el
sacrificio, prepararon una canoa blanca llena de frutas maduras, y adornada con
hermosas flores. Allí estaba lista esperando la “novia”.
A la hora señalada, ella
se ubicó en la frágil barquilla. Ésta fue empujada hacia la corriente para que
fuera arrastrada rápidamente hacia poderosa catarata.
Ante el asombro de todos los
que se habían reunido a presenciar el sacrificio, en un punto más abajo de la
ribera apareció una segunda canoa. En ella estaba sentado el viejo cacique. Con
rapidez remó hasta alcanzar la canoa donde estaba su amada hija, se aferró
firmemente de ella. Los ojos de ambos se encontraron en una última mirada de
amor. Entonces, padre e hija juntos, fueron arrastrados por la rápida corriente
hasta perderse en la rugiente cascada y perecer juntos.
Dios estaba en Cristo,
reconciliando el mundo a si. No tenía por qué hacerlo. Nadie lo obligó. La
única fuerza detrás de su sacrificio era su profundo amor por un mundo perdido.
— Seleccionado.
Consideremos, creamos y
sigamos alegremente sus pasos hasta llegar al servicio que no se detiene ante
el sacrificio. Manantiales en el Desierto II.- 8 de Marzo y
Manantiales en el Desierto III – 7 de Junio.
“El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. (Apocalipsis 22:17).-
LA DÁDIVA DE DIOS
En ninguna parte la
Biblia dice que la salvación puede obtenerse por medio de la oración; sólo
habla de pecadores salvados de una única manera: mediante la simple fe en la
obra cumplida por el Señor Jesucristo. ¿Qué dijo el Señor a Nicodemo?: ¿Ora y
serás salvado? En absoluto. Le aseguró que “de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga vida eterna”. A la angustiosa pregunta del carcelero de
Filipos, ¿qué contesta el apóstol Pablo: ¿Ora sinceramente y obtendrás el
perdón? No, sino: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.
No es necesario que el
lector pida a Dios que le salve, ya que El mismo en este momento le pide que
acepte la salvación. “Dios… nos reconcilió consigo mismo por Cristo... os
rogamos en nombre de Cristo; Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:18-20). Si
usted espera ser salvo mediante la oración, quedará decepcionado. ¿Cómo se
atrevería a pedir a Dios la salvación mientras permanece culpable del
aborrecible pecado de hacer a Dios mentiroso? “El que no cree, a Dios le ha
hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca
de su Hijo. Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta
vida está en su Hijo” (1 Juan. 5:10-11).
No sirve, pues, orar por
obtener la salvación, pero se puede pedir a Dios la fe mediante la cual se
consigue la salvación. “Por gracia sois salvos por medio de la fe” (Efesios
2:8), esa fe que viene “del oír por medio de la palabra de Dios” (Romanos
10:17) Hermano/a, si no lo ha hecho aún, tome la mano traspasada del Señor
Jesús y recibirá gratuitamente la salvación eterna, pues “la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario