T R A S L A T E - Traducir esta Pagina

OCTUBRE 11

2° Cor.4:8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 

Angustias constantes, todos los días aparece una nueva preocupación, atribulados en TODO, en lo físico, en lo económico, en lo familiar, en lo laboral, en lo social, en lo ministerial, en lo espiritual, especialmente en lo espiritual, pero no angustiados, porque hemos puesto nuestra confianza en El que todo lo puede y El es nuestro horizonte mas allá de los montes, de donde viene, VIENE nuestro socorro.-

En apuros?, Si, pero esperamos en quien no miente, nos ama, nos oye, tiene un poder por el cual puede sujetar a si mismo todas las cosas, por ello no desesperamos ni aun cuando la muerte está a la siniestra del lecho, siempre hay victoria en Cristo…

JORGE MATHESON, el gran predicador escocés, escribió las siguientes palabras cuando supo por intermedio de un oculista que se iba a quedar ciego:

¡Oh amor que no me dejarás,

descansa ,ni alma siempre en ti;

Es tuya y tú lo guardarás

y en el océano de tu amor,

más rica al fin será!

Él escribió también lo siguiente: Hay momentos cuando las cosas me parecen muy oscuras, tan oscuras que aún tengo que esperar la esperanza. Una promesa que demora en cumplirse trae consigo dolor, pero esperar la esperanza, no tener el menor vislumbre de esperanza, sin desesperar; no tener sino noche oscura delante de la ventana, pero mantenerla abierta para ver las posibles estrellas; tener un vacío en el alma, pero reservarlo para que no lo llene una presencia indigna, ¡es la más grande paciencia del mundo! Es Job en medio de la tormenta; es Abraham caminando hacia Moriha; es Moisés en el desierto de Madián; es Juan el Bautista en la cárcel; es el Hijo del Hombre en el jardín de Getsemani.

Se necesita verdadera fe para ver el arco iris en medio de la lluvia; pero se necesita una nube con agua para que se forme el arco. Jorge Matheson aprendió a tener una confianza infantil en Dios, y su testimonio ha bendecido a millones de personas desde su generación.

¿Qué hacer entonces? ¿Sentarnos y decir:

La noche llegó, tu día ha pasado?

Pero cuando la luz del crepúsculo vemos disminuir

Las estrellas, invisibles en el día.

el cielo van llenando.

¿Por qué te abates? ¡Espera en Dios! Yo aún le alabaré. (Manantiales en el Desierto II.- 2 de Abril)

Luc.7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;




PLAN DE LECTURA BÍBLICA ANUAL


Capítulo 3

El hombre de la mano seca  (Mt. 12. 9-14; Lc. 6. 6-11)

Mar.3:1 Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. 
Mar.3:2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. 
Mar.3:3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
Mar.3:4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 
Mar.3:5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. 
Mar.3:6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle. 


La multitud a la orilla del mar  

Mar.3:7 Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, 
Mar.3:8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él. 
Mar.3:9 Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen. 
Mar.3:10 Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.
Mar.3:11 Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. 
Mar.3:12 Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen. 


Elección de los doce apóstoles  - (Mt. 10. 1-4; Lc. 6. 12-16)

Mar.3:13 Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. 
Mar.3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, 
Mar.3:15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 
Mar.3:16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; 
Mar.3:17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; 
Mar.3:18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, 
Mar.3:19 y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa. 


La blasfemia contra el Espíritu Santo  - (Mt. 12. 22-32; Lc. 11. 14-23) 

Mar.3:20 Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan. 
Mar.3:21 Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí. 
Mar.3:22 Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
Mar.3:23 Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
Mar.3:24 Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. 
Mar.3:25 Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. 
Mar.3:26 Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. 
Mar.3:27 Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. 
Mar.3:28 De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 
Mar.3:29 pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. 
Mar.3:30 Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo. 


La madre y los hermanos de Jesús  - (Mt. 12. 46-50; Lc. 8. 19-21) 

Mar.3:31 Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. 
Mar.3:32 Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. 
Mar.3:33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 
Mar.3:34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 
Mar.3:35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. 


Capítulo 4

Parábola del sembrador  - (Mt. 13. 1-23; Lc. 8. 4-15)

Mar.4:1 Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar. 
Mar.4:2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: 
Mar.4:3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; 
Mar.4:4 y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. 
Mar.4:5 Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. 
Mar.4:6 Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 
Mar.4:7 Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. 
Mar.4:8 Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. 
Mar.4:9 Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga. 
Mar.4:10 Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. 
Mar.4:11 Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; 
Mar.4:12 para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
Mar.4:13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? 
Mar.4:14 El sembrador es el que siembra la palabra. 
Mar.4:15 Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. 
Mar.4:16 Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; 
Mar.4:17 pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. 
Mar.4:18 Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, 
Mar.4:19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 
Mar.4:20 Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. 


Nada oculto que no haya de ser manifestado  - (Lc. 8. 16-18)

Mar.4:21 También les dijo: ¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?
Mar.4:22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.
Mar.4:23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Mar.4:24 Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. 
Mar.4:25 Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.


Parábola del crecimiento de la semilla  

Mar.4:26 Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; 
Mar.4:27 y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. 
Mar.4:28 Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; 
Mar.4:29 y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado. 


Parábola de la semilla de mostaza  - (Mt. 13. 31-32; Lc. 13. 18-19) 

Mar.4:30 Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos? 
Mar.4:31 Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; 
Mar.4:32 pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra. 


El uso que Jesús hace de las parábolas  (Mt. 13. 34-35)

Mar.4:33 Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. 
Mar.4:34 Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo. 


Jesús calma la tempestad  - (Mt. 8. 23-27; Lc. 8. 22-25) 

Mar.4:35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 
Mar.4:36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 
Mar.4:37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 
Mar.4:38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 
Mar.4:39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. 
Mar.4:40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
Mar.4:41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen? 

No hay comentarios: